Carta de un preso

“¿Puedes imaginar la transformación que la población carcelaria podría causar en la sociedad si todos a entráramos a la obra vital de Bob Avakian?”

26 de junio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Saludos revolucionarios.

En estos días, parece que la perspectiva de mi vida anterior se ha convertido en un sin sentido total. En poco menos de una semana, cumpliré treinta años, y es cada vez más difícil para mí relacionarme con las tonterías locas que pensaban que eran necesarias de adolescente y veinteañero. ¿Puedes imaginar a alguien que hace que sea normal el asesinato, la violencia y el tráfico de drogas? Pero la normalidad y la alabanza abierta al estilo de vida de los rufianes trabaron mis primeros años, de modo que sentí que era el único estilo de vida adecuado para gente como yo: una persona de color criada en el ghetto. Conocedor, o al tratar de ser conocedor, de esta doctrina venenosa que esclaviza a mis familiares desde las edades más tempranas. No puedo evitar sentir el dolor en mi corazón cuando oigo hablar de la fealdad de las circunstancias en las que nuestros hijos están obligados a desarrollarse.

Dado que me voy envejeciendo, y he aprendido en la escuela de los golpes (por homicidio estoy cumpliendo una cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional), no puedo dejar de sentirme obligado a hacer todo lo posible para mover a mi gente en el sentido correcto siempre que pueda. A veces oigo a los carnales, o a los camaradas, glorificando el barrio y su funcionamiento interno, y lo entiendo, pero tampoco apruebo esa mierda. Tengo ganas de decirles a los malditos que se despierten a las pesadillas de la encarcelación en masa y del autogenocidio sistémico. Pero, realmente, los entiendo por muy torcidos y trastornados que parezcan ser.

Cuando eres niño, tu mente es como una esponja, y cuando a todo tu alrededor, ves y experimentas el asesinato de amigos, la policía que se desmanda y las pandillas obligan a las mujeres a comprar droga, eso te deja una huella duradera en la mente. Mira, y en el barrio, los pandilleros son los héroes y los policías son los despreciados. Luego viene toda la violencia, que al comienzo duele hasta que finalmente aceptas que lo que hay que hacer para sobrevivir al ghetto es aceptarlo, y se muere una parte de tu esencia — tu corazón calloso. Cuando realmente ves el panorama más amplio, no puedes dejar de darte cuenta de que para tantos niños programados por las circunstancias del barrio, su futuro parece sombrío y desesperanzador. Te desprecia el sistema abrazado por el escenario pandillero que se traga enteros a tantos.

Hace diez años que estoy encarcelado. Experimenté la muerte de un amigo, Jesse, quien fue asesinado por L.A.P.D. [Departamento de Policía de Los Ángeles] en el Sur Centro, el juicio por el asesinato de Trayvon Martin y todos los otros crímenes de odio que han estado ocurriendo a manos de los agentes de la policía a quienes un lado del país aborrece y según los otros, no pueden hacer nada malo. Estoy viviendo la mierda todos los días. Estuve en el condado de Los Ángeles durante el reino de los Tres Mil Muchachos 1 y sus asaltos y asesinatos contra internos. Experimento a diario los actos corruptos y torcidos de estos agentes correccionales sin importar dónde, en qué penitenciaría me encuentro.

Hice un esfuerzo personal para entender la causa de las repugnantes semillas del ghetto. Yo, debido a las reglas de la prisión, casi no tengo la oportunidad de cotorrear con los hombres de ascendencia africana, pero cuando puedo, lo hago porque su cultura carcelaria está arraigada en la ideología Revolucionaria. No subestimo a los chikanos que toman el angosto camino de entender los obstáculos que enfrentamos las personas de color. De todos modos, me han conducido por muchos caminos, desde el anarquismo, el maoísmo y finalmente B.A. quien tiene el material más útil y perspicaz que existe. He estado leyendo todos los libros del Fondo de Literatura Revolucionaria para Presas y Presos, y debo admitir que me ha picado. Con todo este racismo de Donald Trump, la intolerancia y la misoginia, no puedo dejar de enfatizar la importancia de que la población penitenciaria se vuelva más conocedora, por medio de B.A., sobre qué es exactamente la Revolución.

Quiero decir que, durante demasiado tiempo, la ideología de la prisión se ha deteriorado al aceptar el adoctrinamiento atrasado e inmoral impuesto por el sistema. Es tan asqueroso, maldito sea. Pero algo es cierto: le agradecemos mucho a Donald Trump por haber puesto al descubierto que todas estas babosadas liberales de Nosotros Amamos a Todos es una pantalla, una pantalla que nos mantuvo dormidos en la mente. ¿Puedes imaginar la transformación que la población carcelaria podría causar en la sociedad si todos a entráramos a la obra vital de Bob Avakian? Toda esta mierda de los asesinatos de niños, los barrios agobiados de pobreza, las brutalidades policiales, el encarcelamiento en masa y las demás suciedades perpetradas por el sistema puede cambiar con un movimiento concentrado basado en el pensamiento de B.A. Pero primero hay que abordar la realidad antes de que podamos aprender a verla. Así que exhorto a todos aquellos que influencian a otros, al interior de este sistema penitenciario, a que levanten una Revista o un libro. Infórmense para que podamos convertirnos en líderes de algo justo y no sólo de toda la trillada mierda de pandillas.

1. La "pandilla" de los agentes del Sherifato del Condado de Los Ángeles que trabaja en la Cárcel Central para Hombres; tiene sus propios tatuajes, lenguaje, territorio, etc. [back]

 

Un preso de California
12 de mayo de 2017

 

Agradecemos mucho recibir estas cartas y alentamos a las y los presos y los animamos a continuar enviando correspondencia. Los autores de estas cartas expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables por las ideas publicadas en otras partes de nuestro periódico.

 

 

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