Del Club Revolución de Chicago:

Otro día en el barrio… hasta que…

9 de julio de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El domingo del fin de semana del 4 de julio, tres miembros del Club Revolución llegaron a un barrio del sur de Chicago para volver a conectarnos con unos vecinos para hablar sobre el picnic anti 4 de julio que se acercaba. En una cuadra que por lo normal está llena de gente no había nadie, y unos policías merodeaban en el patio de una casa abandonada. Los revcoms empezaron a soplar sus silbatos y unos vecinos se reunieron y otros observaban de lejos.

Los puercos policías se voltearon para ver de dónde venía el sonido de los silbatos y se acercaron a los revcoms, saliendo del patio. Trataron de fingir que se reían como si nada mientras regresaban a la radiopatrulla para irse. A los vecinos les encantó que los silbatos afectaran a la policía. Los puercos decidieron quedarse. Se sentaron en la radiopatrulla y uno de ellos empezó a gritarle a la gente amenazas de que algo peor le podría pasar si los silbatos continuaran.

Algunos les dijeron a los revcoms que deberían dejar de hacer sonar los silbatos, para que se fueran los policías. Unos dijeron que si ustedes continuaran haciendo esto, después de que se vayan los policías regresarían y los joderían. Otros nos dijeron que siguieramos con los silbatos, que los policías siempre los hostigan, y unos que tenían silbatos los soplaban de vez en cuando. Los revcoms hicieron agitación y conversaron con la gente: si, regresarán, si ustedes se plantan ante ellos, tratarán de hacerles pagar, porque esa es la esencia de su papel: están aquí par imponer y mantener las condiciones en las que tienen ustedes, son los capataces a cargo de la plantación, están aquí para mantener a ustedes en su lugar y quieren que se agachen ante ellos, que les obedezcan, que huyan de ellos. No quieren que se pongan de pie, no quieren que se unan a la revolución. Pero no se puede alcanzar la libertad sin pagar un precio, no hay manera de luchar para acabar con este sistema sin LIDIAR CON ELLOS. Los revolucionarios estarán con ustedes, y cada vez que ataquen, movilizaremos a más fuerzas para la revolución y para fortalecer la capacidad de la gente para oponer resistencia, y dirigiremos a la gente por todo el camino en la lucha hasta deshacernos de todo el sistema que estos puercos defienden.

Los puercos habían pedido que esté presente un sargento y se empezaron a formar como si iban a atacar a los revcoms. Había unas 20 personas — nadie se había ido y un par de personas más había llegado, pero la gente seguía indecisa sobre que posición a tomar ante esto. Entonces, dos tipos conocidos y respetados en el barrio se acercaron directo a los revcoms, a un metro más o menos de donde se habían alineado los policías, y uno de ellos le dio un abrazo a uno de los revcoms, le llamó por su nombre y le agradeció por lo que hacían. Eso cambió todo. Estos dos tipos bien sabían que al tomar esa posición se habían convertido en blancos de la policía, pero en esa situación se vieron obligados a tomar partida con los revolucionarios. Y al hacerlo, pusieron el ejemplo para los demás. Los puercos decidieron redoblar la amenaza, pero al mismo tiempo los vecinos se acercaron más a los revolucionarios y demostraron que los apoyaban.

Uno de los puercos en particular, el que las masas apodaron GI Joe, empezó a decir: “Desde hoy en adelante no hay favores para nadie”, pero para entonces cuanto más refunfuñaban tanto menos intimidantes parecían. Su postura de brabucón se veía más y más ridícula a medida que miró con ceño a uno de los revolucionarios y no funcionó tal truco de niño. Después, uno de los jóvenes se mofó de ese puerco diciendo que se creía Denzel Washington en la película Training Day (para quienes no han visto la película, a pesar de todas las amenazas del policía que Denzel representaba no consiguió que la gente lo obedeciera).

En fin, los puercos tuvieron que retroceder sin nada más que hacer sino que gruñir y amenazar entre dientes mientras se marchaban, prometiendo regresar con cualquier pretexto —o sin pretexto— para desquitarse y darle duro a la gente allí. Aunque algunos decían que “alguien acabará en la cárcel esta noche”, reinaba un ambiente celebratorio al ver a los puercos marcharse. Salieron vecinos pidiendo silbatos y playeras de ¡Revolución, y nada menos!, las que se pusieron en el instante. A lo largo de la cuadra los vecinos estaban hablando con los revolucionarios — hablando de lo que hay que hacer para organizarse y estar listos para hacer frente a las represalias de los puercos, y hablando de qué se trata la revolución y qué quiere decir organizarse para la revolución. Otros veían cortos de video de Bob Avakian familiarizándose con la dirección que tenemos para cómo luchar, cómo ganar, y cómo hacer una revolución que valga la pena ganar, y avanzar hacia la emancipación de toda la humanidad.

Eso es prometedor. Pero los revcoms saben que no es para dormirse sobre sus laureles — hay que organizarse concretamente, y no es solo para los vecinos de este barrio, es algo que se tiene que difundir por toda la ciudad.

Los revcoms también saben que los puercos tratarán de llevar a cabo sus amenazas. Pero está claro, lo dijo claramente los puercos mismos, que cualquier arresto que lleven a cabo será para desquitarse por el hecho de que los vecinos ejercieron su derecho a reunirse y escuchar un discurso, y los revcoms se mantendrán al lado de las masas para combatir cualquier maldito arresto ilegítimo. De hecho, esta semana regresaremos al barrio para cumplir con la petición y deseo popular de organizarse, y de ponernos de pie a su lado para hacer frente a cualquier ataque por haber atrevido a levantarse la cabeza.

 

 

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