El régimen de Trump y Pence clava una daga en el corazón de DACA

Actualizado 8 de septiembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El martes 5 de septiembre, el régimen de Trump y Pence puso fin al programa de Acción Diferida por los Llegados en la Infancia (DACA), así imponiéndoles un nuevo nivel de miedo y peligro a millones de personas en Estados Unidos. Inmediatamente después de que Jeff Sessions hizo el anuncio, fuertes protestas estallaron en ciudades por todo el país. (Vea “Protestas en las calles por todo Estados Unidos denuncian la decisión sobre DACA del régimen de Trump”).

Desde 2012, DACA ha moldeado el estatus migratorio de 800.000 “Dreamers” (Soñadores), inmigrantes indocumentados llevados a Estados Unidos como niños, algunos como bebés. Para la mayoría de los Dreamers, esta sociedad es la única que han conocido. Bajo una orden ejecutiva emitida por Barack Obama, estaban elegibles para permisos renovables de trabajo de dos años para vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos.

Esta decisión significa que el gobierno ha dejado de aceptar solicitudes para DACA. Aquellos cuyos permisos de trabajo vencerán dentro de los próximos 6 meses tendrán un mes —hasta el 5 de octubre— para renovarlos. Pero a partir del 5 de marzo de 2018, no se renovarán los permisos de trabajo. Eso significa que a partir de esa fecha, cada día se les vencerán a unos 1.400 Dreamers el permiso de trabajo de dos años y estarán en riesgo de ser deportados en cualquier momento. Para el marzo de 2020, cada Dreamer se convertirá en un “criminal” a los ojos de este régimen, y en la mira de ICE.

Para calificar para el programa DACA, los solicitantes tuvieron que darle a ICE todos sus datos vitales, residencia, empleo, y los nombres y condición migratoria de sus parientes; les dieron a las autoridades información que puede ser y será usada en su contra, y en contra de sus seres queridos. Cuando solicitaban la protección de DACA, les dijeron que no se usará esta información para deportarlos. Pero luego recibieron un correo electrónico de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estado Unidos que dijo que esa política “puede ser modificada, reemplazada o rescindida en cualquier momento sin previo aviso”, lo que quiere decir que en estos momentos seis millones de familias de mixta condición migratoria en este país viven momentos de intensa preocupación, y alto riesgo.

Ahora se promueve la idea de que de alguna manera el Congreso podría aprobar alguna versión legislativa de DACA en los próximos seis meses. Pero en la rueda de prensa en la Casa Blanca después del anuncio de que iba a terminar DACA, quedó claro que van a abordar DACA como parte de un ataque mucho más drástico a los inmigrantes: “El presidente quiere que DACA sea permanente como parte de una legislación ‘abarcadora’ de inmigración que ponga fin a la inmigración ilegal, impida estancias después del vencimiento de la visa y cree un sistema de inmigración ‘basado en el mérito’”.

Los conflictos dentro en la clase dominante… y lo que nosotros tenemos que hacer ahora

Los trompistas gritan: “¡Son ilegales! ¡Rompieron la ley!” ¿Y qué carajo importa? La ley estadounidense sobre la inmigración es obscena. La esclavitud era legal, liberar a un esclavo era ilegal. Las leyes de segregación racial de Jim Crow mandaban por mucho tiempo — la integración era ilegal. El aborto era ilegal (y hoy se mantiene de un hilo). Los “matrimonios mixtos” eran ilegales… Casi nada positivo ha surgido en la historia de Estados Unidos sin implicar romper leyes injustas.

DACA ni se asemeja a representar la justicia para los inmigrantes que no tienen papeles. Y solo califica un pequeño porcentaje de las personas sin papeles. Pero el ataque contra DACA es una intensificación en la satanización, criminalización e intentos de expulsar a los inmigrantes. Es parte íntegra del programa entero del fascista régimen de Trump y Pence: apabullar a la población para convertir a esta sociedad en una abiertamente supremacista blanca (y brutalmente patriarcal y xenofóbica), y aplastar la capacidad del pueblo para resistirse. Están determinados a cohesionar de nuevo a la sociedad estadounidense como una sociedad que sea abiertamente blanca y cristiana que pone “en su lugar” violenta y firmemente a la gente de color, a las mujeres, a las personas LGBTQ, a pensadores críticos, y a los oprimidos. O, en el caso de los inmigrantes, expulsarlos.

Hay un sector de la clase dominante que se opone a que Trump deporte a los Dreamers. Este sector considera el aspecto multicultural (aunque ferozmente desigual) de la sociedad estadounidense como un factor positivo para la supervivencia a largo plazo y la “ventaja competitiva” del imperio yanqui que encabeza un mundo de explotación y opresión. Los demócratas defienden DACA. Capitalistas monopolistas como los cabecillas de General Motors, Facebook y Hewlett Packard han girado declaraciones en las que se oponen fuertemente a cancelar el programa DACA. Unos legisladores republicanos han propuesto una versión parecida a DACA, aunque parece que ese propuesto es aún peor que las reglas actuales de la DACA.

Estas diferencias son parte de una falla mayor al interior de la clase dominante sobre el programa del régimen de Trump y Pence de hacer añicos las formas a través de las cuales este sistema de explotación y opresión ha operado. Pero al encarar y oponerse a las maniobras para acabar con DACA, el punto de partida tienen que ser los intereses de la humanidad. Entre las justas acusaciones en contra del régimen de Trump y Pence que ha presentado Rechazar el Fascismo está la posición moral definitoria de que Los inmigrantes son plenos seres humanos, y no “ilegales” o criminales para ser satanizados, aterrorizados, cazados, encarcelados y expulsados.

Las amenazas de Trump contra DACA son indignantes. Todos los que repudian con ira los pretendidos ataques contra los Dreamers tienen que oponerse a esto. Al mismo tiempo, estos ataques son parte íntegra, y a la vez otra intensificación del rumbo e ímpetu hacia el fascismo. Es necesario reconocer la realidad identificada en el Llamamiento original de Rechazar el Fascismo:

Esta resistencia se justifica y se necesita, pero no es suficiente. Debemos reconocer que el carácter del fascismo abarca la capacidad de absorber actos separados de resistencia al mismo tiempo que desequilibra constantemente a la oposición al impulsar velozmente su programa. El régimen de Trump y Pence lanzará repetidamente nuevas medidas altamente represivas para finalmente suprimir toda resistencia y rehacer la ley… A MENOS QUE SEAN EXPULSADOS DEL PODER.

A la luz de eso, Rechazar el Fascismo ha emitido este llamamiento:

EL 4 DE NOVIEMBRE DE 2017:

Nos reuniremos en las calles y las plazas públicas de ciudades y pueblos por todo Estados Unidos, al inicio con muchos miles declararemos que este régimen en su conjunto es ilegítimo y que no nos detendremos hasta que se cumpla nuestra demanda sola y única: Esta pesadilla tiene que terminar: ¡El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!

Nuestra protesta tiene que crecer día tras día y noche tras noche —en que los miles llegan a ser cientos de miles, y de ahí millones— decididos a actuar para ponerle fin al grave peligro que el régimen de Trump y Pence representa para el mundo, exigiendo que este régimen en su conjunto sea sacado del poder.

¡A todos! ¡En todas partes! Únanse a eso, desde ya. El llamamiento, el plan, y lo que se necesita para organizarse están en refusefascism.org.

 

 

 

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