El títere de Estados Unidos, Hernández, acusado de fraude electoral: ¡El pueblo hondureño se subleva en protesta!

13 de deciembre de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

9 de diciembre de 2017. El gobierno hondureño declaró un estado de sitio de 10 días la noche del viernes 1 de diciembre, en respuesta al estallido de protestas en masa de cientos de miles de personas, día y noche, contra lo que se ve ampliamente como un flagrante fraude electoral por parte del dictador títere de Estados Unidos, Juan Orlando Hernández, y su Partido Nacional. La gente ha desafiado valientemente el estado de sitio y el toque de queda de las 6 p.m. a las 6 a.m. desde que fue declarado.

Salvador Nasralla, un personaje de radio y reportero deportivo que representaba la Alianza de Oposición contra la Dictadura, una coalición de varios partidos, tenía una ventaja del cinco por ciento en el primer recuento de votos. Sin embargo, pronto aparecieron supuestas fallas informáticas y otros “misterios” electorales, y Hernández de repente tomó la delantera. Los resultados de las elecciones aún no se han anunciado 12 días después de la votación. Nasralla se ha negado a conceder la derrota y pide una segunda vuelta o un recuento completo de la votación. Esta confusión política ha creado una apertura para que la ira reprimida del pueblo hondureño derrame en las calles.

Un observador informó desde Tegucigalpa, la capital de Honduras, en Democracy Now! (2 de diciembre): “[L]a primera noche del toque de queda se ha llamado la Noche Negra, debido a la cantidad de muertos, debido a la cantidad de sangre que se derramó. Al día siguiente, hubo lo que se llama el cacerolazo, el golpeteo de ollas y sartenes. Y al ir afuera en Tegucigalpa, parecía que no había un solo hogar en toda la ciudad que no golpeaba ollas y sartenes. Era una sinfonía de ollas y sartenes, de alegría, de gritos, de desafío. En muchos barrios, las personas estaban saliendo en masa de sus hogares en abierto desafío a los niveles extremos de militarización, y dejando muy claro que la voluntad del pueblo hondureño no se ha roto. Y el día después de eso, había más de 100,000 en las calles...”.

Hernández desplegó unidades de policía militar adiestradas por los yanquis, llamadas TIGRES y Cobras, para llevar a cabo la represión contra los manifestantes. Han detenido y deportado a periodistas. Es difícil averiguar informes acertados de las detenciones en masa, las muertes y las lesiones de manifestantes a manos de la policía y el ejército. Hasta el 5 de diciembre, han salido informes de que la policía había rociado de gases lacrimógenos a barrios enteros, lesionando a cientos de personas que inundaron los hospitales locales y deteniendo a cientos de personas. Hay al menos 16 muertos, incluida Kimberly Fonseca, de 19 años, disparada en la cabeza por los militares mientras protestaba en las primeras horas del sábado 2 de diciembre.

El 4 de diciembre, la policía hondureña, incluidos los TIGRES y las Cobras, anunciaron que ya no impondrían el toque de queda y la represión contra los manifestantes. Un vocero de los TIGRES dijo: “Estamos cansados. Y nuestro trabajo es dar paz y seguridad al pueblo hondureño, no reprimirlos. Queremos que todos los hondureños estén a salvo”. La gente celebró este anuncio. Sin embargo, a pesar de sus palabras melifluas, los TIGRES incluyen a graduados de la (ahora rebautizada) “Escuela de las Américas” en Fort Benning, Georgia, Estados Unidos, una “escuela para asesinos en masa y torturadores”, como lo describe un artículo en la serie de revcom.us, Crimen Yanqui. Ya sea que este paro sea temporal o más prolongado, no se puede olvidar que estas fuerzas son entrenadas por los militares yanquis y actúan en servicio a los intereses del imperialismo estadounidense, que no tiene intención de perder el control de Honduras.

Hernández fue elegido presidente en 2014. La constitución hondureña prohibía que un presidente fuera elegido para un segundo mandato. Pero eso no detuvo a Hernández; dirigió la acción de despedir a cuatro miembros de la Corte Suprema y reemplazarlos por sus compinches, y la corte modificó la constitución para que fuera “legal” que él se postulara para la reelección.

Hernández llegó al poder a través de un golpe en el 2009 que eliminó al entonces presidente Manuel Zelaya, llevado a cabo bajo la justificación de que Zelaya estaba violando la constitución al pensar en postularse nuevamente. Zelaya se había aliado de cerca con Hugo Chávez de Venezuela, así como con Bolivia y Cuba, todos vistos por Estados Unidos como obstáculos para su dominio de la región. El entonces presidente Obama y la secretaria de Estado Hillary Clinton sabían con días de antelación que el golpe hondureño estaba en marcha, y Clinton desempeñó un papel crucial en facilitarlo.

El golpe de estado de 2009 puso en el poder a un régimen más cabalmente pro-yanqui y abiertamente fascista, sumiendo al pueblo hondureño aún más profundamente en el infierno del dominio estadounidense, los asesinatos políticos y el terrorismo patrocinados por el estado, y la intensificación de la violencia, la pobreza y la opresión que continúa en la actualidad. Se calcula con veracidad que en los últimos años las fuerzas estatales, guardias de seguridad y sicarios han asesinado a 200 activistas por los derechos de personas LGBT, a 100 periodistas, y a una decena de activistas ambientalistas, incluida la reconocida Berta Cáceres. Un informe a principios de este año del grupo británico Global Witness puso en evidencia pública que han asesinado a más de 120 personas en Honduras desde 2010 por “oponerse a compañías que se apoderan de la tierra y destrozan el medio ambiente”.

El régimen de Trump y Pence tiene mucho en juego al tratar de restaurar el orden en Honduras, bajo su control, antes de que la rebelión del pueblo se profundice. Durante mucho tiempo Honduras ha sido un área que Estados Unidos utilice para para dirigir campañas de asesinato y caos en América Central, y ha recibido grandes cantidades de ayuda militar y de otro tipo. El jefe de gabinete de Donald Trump, John Kelly, quien como jefe del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos trabajó con Hernández, lo llamó recientemente “un buen tipo y un gran amigo”. Hernández acaba de hacer un viaje a Washington, D.C., regresando a Honduras para anunciar el estado de sitio. Y solo dos días después de las elecciones impugnadas, el secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, dio luz verde a millones de dólares más para la instrucción de las fuerzas armadas y la policía de Honduras.

El ejército imperialista yanqui ha dirigido de cerca las acciones de los ejecutores armados de la violencia reaccionaria en Honduras. Hay que oponerse a cualquier derramamiento de sangre a manos del régimen respaldado por Estados Unidos, y las personas en Estados Unidos en especial deben oponérselo. Si los militares estadounidenses intervienen más directamente en Honduras, tienen que surgir protestas en las calles de Estados Unidos y en todo el mundo.

 

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