El discurso del
Estado de la Unión de Trump…
Un mitin al estilo de los nazis
2 de febrero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us
El martes por la noche, Donald Trump comenzó su primer mensaje sobre el Estado de la Unión declarando, “Cada día desde [que asumió el mando], hemos avanzado con una visión clara y una misión justa — para hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza para todos los estadounidenses”.
De ahí, durante 80 minutos beligerantes, puso en claro lo que eso significa.
Trump amenazó con desatar el “poder inigualable” estadounidense y un arsenal nuclear reconstruido contra terroristas, “regímenes díscolos”, y rivales globales como Rusia y China. Amenazó a Irán y advirtió ominosamente que quizás tenga que lidiar “muy pronto” con el régimen “depravado” de Corea del Norte. Dijo que su régimen ahora etiquetará a sus enemigos de “combatientes ilegales”, y los “aniquilará” o los capturará, al diablo con el derecho internacional. Anunció que mantendrá abierto el centro de tortura en Guantánamo, odiado a nivel internacional.
A Trump, sólo le importa la vida de los estadounidenses
Trump dijo que era su “deber sagrado” proteger a ciudadanos estadounidenses y puso en claro que son los únicos que importan entre los más de siete mil millones de seres humanos sobre la Tierra.
Atacó implacablemente a millones de inmigrantes, equivaliéndolos con pandilleros del MS-13, delincuentes, y terroristas, que “irrumpen en nuestro país”, inundan las comunidades con drogas, y matan a estadounidenses inocentes. Ofrecía apenas una posibilidad de crear un camino hacia la ciudadanía para 1.8 millones de inmigrantes traídos a Estados Unidos de niños, siempre y cuando acaten las normas y se atengan a los requisitos trumpistas para ser un estadounidense merecido. Pero, como revcom.us analizó en “Puntos de orientación: Al traste el “trato” migratorio racista: ¡NO a la nota de chantaje supremacista blanca!”, él ofreció este “trato” con el fin de atacar a millones más y transformar radicalmente la política migratoria estadounidense sobre una base racista y de hacer que Estados Unidos vuelva a ser blanco.
Para Trump, los estadounidenses “merecidos” son aquellos ciudadanos patrióticos que enarbolen la bandera y teman a dios, leales y obedientes a su programa supremacista blanco estadounidense.
Desechar las ilusiones, prepararse para la lucha
Cualquier persona que siga creyendo que Trump no tiene ninguna ideología ni programa o que simplemente está loco, debe escuchar el discurso de Trump y hacer frente a la realidad. Trump es un FASCISTA. Su fascismo está arraigado en la supremacía blanca, el patriarcado, el fundamentalismo religioso extremo, y el chovinismo “Estados Unidos Ante Todo”. Es un fascismo que brota de la historia de Estados Unidos y de las contradicciones que confrontan su clase dominante capitalista-imperialista en este momento. Su programa es una versión estadounidense de la consigna de Hitler, “Deutschland Uber Alles”—Alemania por encima de todos— excepto que Hitler nunca poseía armas nucleares.
La noche del martes, Trump apostó aún más duro en ese programa. Puso en claro que su régimen fascista es decidido arrollar todo obstáculo que sus oponentes de la clase dominante se le ponga en el camino, y a llevar a cabo la reorganización fascista de toda la sociedad. Los Republicanos vitorearon a voz en cuello durante todo el discurso y concluyeron el evento gritando en coro, “¡USA! ¡USA! ¡USA!”.
La mayoría del tiempo, los Demócratas “opositores” se quedaron sentaditos y calladitos durante este espectáculo de horror, pero aplaudieron, hasta se pusieron de pie, tras cada mención de la policía, los militares, el heroísmo estadounidense, o cualquier cosa con la que podían unirse, como más empleos estadounidenses o la reconstrucción de la infraestructura. ¿Por qué? Porque, como dijo Obama, están en el “mismo equipo” con Trump, y representan el mismo sistema opresor. Los desacuerdos que tienen los Demócratas con Trump tratan cómo avanzar los intereses de ese sistema. Sus palabras y obras encubren y normalizan el fascismo de Trump, y en muchas maneras aceleran la consolidación de ello.
El régimen de Trump y Pence avanza a todo volumen — Trump puso eso en claro anoche. Urge que la gente haga frente al fascismo de este régimen y al peligro grave que plantea para la humanidad. Pero aún es posible que las acciones decididas y valientes de millones de personas que se lanzan a las calles en protestas políticas no violentas y exigen que “El régimen de Trump y Pence tiene que marcharse”, expulsen a estos monstruos e impidan una catástrofe global inimaginable. El discurso de Trump sobre el Estado de la Unión debe servir como un fuerte despertador y toque de clarín a millones de personas para que se sumen a este esfuerzo histórico.
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