El sabotaje de agua salvavidas por la patrulla fronteriza aumenta muertes de migrantes
El gobierno acusa a 9 defensores de migrantes

1° de febrero de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De unos lectores:

La semana pasada, los grupos basados en Arizona, No More Deaths [No Más Muertes] y la Coalición de Derechos Humanos, publicaron la segunda entrega de un informe de tres partes titulado “La muerte y la desapareción en la frontera entre Estados Unidos y México”. “Parte 2: Injerencia en la ayuda humanitaria” documenta la intervención sistemática de parte del gobierno contra la ayuda humanitaria para los migrantes, y específicamente las acciones de la Patrulla Fronteriza yanqui para aumentar la cantidad de los miles de personas muertas o heridas al intentar cruzar la frontera de México a Estados Unidos.  La Patrulla Fronteriza destruye la comida y agua que voluntarios dejan para evitar muertes en el viaje al norte.

Horas después de publicar el informe, Scott Warren, uno de los líderes de No More Deaths e instructor en la Universidad Estatal de Arizona, fue arrestado por los cerdos de la Patrulla Fronteriza que tumbaron una puerta en un santuario en que se quedan migrantes en Ajo, Arizona. Scott encara 5 años en la cárcel por hospedar a dos personas sin documentos. A otros ocho voluntarios de No More Deaths les han acusado del delito menor de “abandonar pertenencias personales en una reserva natural nacional” (es decir, dejar agua y alimentos), así como de otros cargos.

Cada año, cientos de miles de personas de México y países más al sur se han encontrado obligadas a abandonar sus tierras para ir a Estados Unidos en un intento de sobrevivir dado el masivo desempleo, el hambre y la creciente violencia y trastornos impuestos sobre sus países por la explotación y destrucción capitalista-imperialista.

El viaje al norte es sumamente peligroso. Estados Unidos ha construido muros en la frontera, intensificado la vigilancia electrónica y de drones, y aumentado la cantidad de agentes y retenes de la Patrulla Fronteriza. Desde los tiempos de la administración de Clinton, los migrantes se han visto obligados a buscar lugares cada vez más remotos para tratar de cruzar. Uno de estos está en el desierto Sonora en el sur de Arizona, donde las temperaturas oscilan entre 50 C / 120 F en el verano y muy debajo de 0 F / -18 C en el invierno.

Los profesionales médicos recomiendan que cualquiera que haga el viaje al norte consuma entre 5 a 12 litros de agua al día, según las condiciones. Las fuentes de agua en el trayecto son muy escasas y a veces están contaminadas, por lo que los viajantes cuentan con el agua que pueden cargar. Pero por lo general, solo pueden cargar unos 7.5 litros para todo el viaje, el que podría durar semanas.

Por varios años, los voluntarios de No More Deaths han dejado alimentos y agua en zonas remotas a lo largo de la frontera y senderos que migrantes usan al intentar cruzar el desierto. Tales suministros literalmente pueden significar la diferencia entre vivir o morir. Un informe del periódico USA Today de diciembre de 2017 informa que, según los propios informes de la Patrulla Fronteriza, en los últimos 20 años por lo menos 7209 personas han muerto de calor y frio extremos y de deshidratación por falta de agua en el intento de cruzar la frontera. Pero el artículo concluye que la verdadera cantidad de muertes es mucho más alta porque las autoridades federales por lo general no cuentan los cadáveres recuperados por las autoridades locales. Además, solo encuentran a una fracción de los que mueren; a los demás los declaran “missing”: extraviados.

Se calcula que casi 90% del agua dejada por las organizaciones humanitarias ha sido recogida por ellos que cruzaron la frontera, lo cual indudablemente ha salvado un sinnúmero de vidas. Pero No More Deaths y la Coalición de Derechos Humanos han documentado que entre marzo de 2012 y diciembre de 2015, por lo menos 3586 jarros de cuatro litros de agua fueron destruidos en 415 incidentes distintos en solo un corredor de 2100 kilómetros cuadrados del desierto entre Nogales, México y Tucson, Arizona. Tomando en cuenta quién tiene acceso a la zona, la temporada de caza y otros factores, el informe concluye que los más responsables de la destrucción son los agentes de la Patrulla Fronteriza, algunos de ellos capturados en video. Los agentes también han abierto y vaciado latas de frijoles, o las han pinchado para que se pudieran, han destruido cobijas, y han cortado los cinturones de mochillas para hacerlas inútiles.

Estas medidas de la Patrulla Fronteriza son pensadas y deliberadas, parte de una estrategia que llama Prevención Mediante la Disuasión. Como dice el informe “Parte 2: Injerencia en la ayuda humanitaria”: “La práctica de destrucción e injerencia en la ayuda no es la conducta desviada de unos cuantos agentes malos de la Patrulla Fronteriza, es una característica sistemática de las prácticas policiales en los territorios fronterizos”.

El informe cita a un señor de Sinaloa, México sobre lo que vio las veces que cruzó la frontera: “Yo vi las botellas de agua acuchilladas. Rompen las botellas así que no puedes siquiera llenarlas en los tanques. Yo necesitaba agua, otros del grupo necesitaban agua, pero las encontramos destruidas. [Sentí] impotencia, furia. Ellos [la Patrulla Fronteriza estadounidense] deben de odiarnos. Es su trabajo capturarnos, pero somos humanos, y no nos tratan como seres humanos”.

Carrot Quinn, periodista y fotógrafa que se enfoca en asuntos de la frontera entre Estados Unidos y México, comentando su entrevista a Scott Warren de No More Deaths, dijo en el Guardian: “Me dijo que una vez caminó por el desierto a la noche, solo para ver lo que ven los que cruzan la frontera. Le abrumó la soledad del gran vacío, y vio las estrellas y pensó que esas mismas estrellas son lo último que muchos ven antes de morir, ya sea en un arroyo o debajo de un árbol palo verde, cientos o miles de millas de sus seres queridos. Y que luego se acostó en el suelo, en la oscuridad del desierto, y lloró por mucho tiempo”.

La promesa del régimen de Trump y Pence de construir a lo largo de la frontera más muros físicos, de poner más aparatos para la vigilancia electrónica de la zona fronteriza, y de contratar muchísimos más agentes, solo empeorará la situación. Este es nada menos que el asesinato racista en masa. Y es pieza clave de la consolidación y mayor imposición del reino fascista en Estados Unidos.

Los agentes de la Patrulla Fronteriza han hostigado, intimidado y detenido a los voluntarios de No More Deaths, como en un enfrentamiento de tres días del junio pasado cuando allanaron uno de sus campamentos y arrestaron a un grupo de migrantes que recibían atención médica urgente. La semana pasada cuando arrestaron a Scott Warren, lo acusaron de proveer alimentos, agua, ropaje y cobijas a dos migrantes.

Todo esto sucede al mismo tiempo que están arrestando y amenazando con deportar a activistas, entre ellos líderes de la resistencia contra la represión de los inmigrantes, como el reciente arresto y amenaza de deportación a dos reconocidos líderes del movimiento pro inmigrante de la Ciudad de Nueva York. El gobierno también se ha enfocado en atacar a los recipientes de DACA y en eliminar el programa TPS (Estatus de Protección Temporal) para cientos de miles de inmigrantes que han estado en Estados Unidos porque su vida peligra en sus países, y en intensificar las redadas en puestos de trabajo y el transporte público. Y funcionarios del régimen de Trump y Pence han amenazado abiertamente con que todo eso va a aumentar dramáticamente.

¡Basta Ya! Cualquier persona que tenga una onza de humanidad tiene que salir a la ayuda y defensa de los inmigrantes y quienes se están arriesgando para ayudarlos, siendo arrestados por hacerlo. Tenemos que oponernos a los ataques contra los inmigrantes y quienes los defienden, ¡y tenemos que expulsar a todo el régimen!

 

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