La caravana de refugiados alcanza la frontera estadounidense: “Exigimos que se respeten nuestros derechos como seres humanos, migrantes y refugiados”

4 de mayo de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

30 de abril de 2018. Cuando escribimos este informe, la caravana de casi 200 refugiados centroamericanos, bajo repetido ataque de Trump, ha llegado a la frontera estadounidense en Tijuana para solicitar el asilo. Mientras se acercaron marchando a la frontera, manifestantes de ambos lados se unieron con ellos. Un grupo, Marcha Sin Fronteras, caminaron 143 millas (230 kilómetros) en ocho días de Los Ángeles a la frontera para forjar apoyo.

La caravana entró a México un mes antes con más de 1.000 refugiados que emprendieron una caminata de 3200 kilómetros a través de México hacía Estados Unidos, entre ellos unos 300 menores de la edad de un mes a 11 años, 20 jóvenes que se identifican como LGBT, y aproximadamente 400 mujeres. El gobierno mexicano otorgó asilo a algunos y permisos por 20 días de estar en México a otros, pero deportó a 400 de ellos, afirmando que violaban las leyes migratorias mexicanas.

La caravana es organizada cada año por Pueblos Sin Fronteras, que ha dirigido caravanas de migrantes a la frontera estadounidense en busca de asilo durante los últimos 15 años para que pudieran viajar de modo seguro frente a criminales y la intemperie, así como a los agentes migratorios mexicanos. Un organizador dijo al noticiero de NBC que al comienzo de la caravana 80% de los que iban a solicitar el asilo era gente de Honduras obligada a huirse por el conflicto que siguió las “elecciónes” fraudulentas de un títere respaldado por Estados Unidos.

Estas caravanas son en parte una declaración simbólica para atraer atención a los procesos injustos de asilo tanto en México como Estados Unidos y a la humanidad de aquellos obligados a hacer esta travesía. Cada uno de estos refugiados tiene una historia que relatar que es horrible y valiente al mismo tiempo, una experiencia y una condena de los crímenes de este sistema monstruoso capitalista-imperialista.

Unos periodistas del Washington Post hablaron con una mujer de 47 años de El Salvador cuyos hijo e hija se casaron con sus parejas esa mañana en el Parque de la Amistad / Friendship Park en la frontera. Ella dijo, “Espero que los agentes migratorios consideren que el caminar de Chiapas hasta aquí, y huir de nuestros países, sean un castigo suficiente”. Hace cinco años su casa fue rodeada por miembros armados de la pandilla MS-13. Cuando su hijo se negó a ser reclutado, hombres armados irrumpieron en su casa en la madrugada, forzaron a toda la familia a salir y los tiraron al suelo amenazándolos con armas. Huyeron a Guatemala y después a México, pero todavía no pudieron escaparse de las amenazas de la pandilla. Ella dijo, “Ha sido una pesadilla que me sigue día y noche, y aunque espero que se haya acabado, continúa regresando”.

“¿Y si no nos dan asilo, y nos regresan a nuestro país?” dijo una muchacha de 15 años de la capital de Honduras quien huyó después que un miembro de una pandilla violó a su amiga de la preparatoria, y entonces le dijo a ella que también iba a pasar a ella. Otro joven huyó de El Salvador después de que amenazaron su vida por negarse a afiliarse a una pandilla local. Lo que describen estos refugiados son condiciones en sus países creadas durante décadas de ser devastados por el imperialismo estadounidense y los tíranos, escuadrones de la muerte, y sus asesinas máquinas de matar que representan los intereses yanquis.

Al final de su travesía, la caravana hizo pública una declaración poderosa:

Durante el mes pasado, hemos realizado una travesía larga y difícil a través de México, luchando por una vida segura y digna. La unidad que hemos fraguado en esta caravana ha sido la única manera de encontrar paz, que no teníamos antes. Ya que nuestra travesía está terminando, exigimos que se respeten nuestros derechos como seres humanos, migrantes y refugiados.

Esta es la gente de que Trump —con toda su repugnante hostilidad xenófoba— ha venido mintiendo al fin de generar odio y miedo entre los “ciudadanos” estadounidenses. Trump emitió una directiva que dirige al Departamento de Seguridad Nacional a “PARAR la caravana de inmigrantes ilegales que intentan cruzar nuestra FRONTERA MUY ABIERTA” de la que está tan orgulloso que la menciona en sus cartas para recaudar fondos. Ha enviado cientos de tropas de la Guardia Nacional para reforzar la militarización de la frontera.

Ahora estos refugiados enfrentan la batalla por el asilo bajo el régimen de Trump y Pence. Los adultos quienes pasan la primera prueba en el proceso de asilo podrían ser encarcelados —“detenidos”— por varios meses o incluso años esperando su audiencia de asilo. Las familias podrían ser separadas en diferentes centros de detención. Todo el mundo, en todas partes, necesita apoyar a estas personas tan valientes y determinadas quien están exigiendo que “se respeten derechos como seres humanos, migrantes y refugiados,” y oponer resistencia activa a las medidas del gobierno de Estados Unidos para atacar y deshumanizarlos.

 

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