Cuatro puntos sobre el retiro de Anthony Kennedy y las tormentas que ahora se ciernen

1° de julio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

1) Se llamaba a Anthony Kennedy un juez “moderado” de la Corte Suprema. Votó en contra del derecho al voto de los negros, en contra de los derechos sindicales, a favor de la financiación corporativa ilimitada de campañas políticas, así sucesivamente. En otras palabras, solo se podría llamarlo “moderado” en el contexto de los fascistas de la Edad Oscura que ahora conforman el núcleo sólido de la corte. Donde se diferenció más vívidamente del consenso cristiano-fascista era sobre el derecho de las mujeres al aborto y el derecho de las personas LGBTQ a la igualdad matrimonial. Dejados a la “política como de costumbre” de esperar pasivamente las elecciones, estos dos derechos ahora serán blancos directos de los teócratas.

2) El hecho de que Kennedy le dio a Trump la oportunidad de nombrar un nuevo juez mucho más fascista indica la aquiescencia de todo un sector de la clase dominante hacia el régimen fascista de Trump y Pence. El hecho adicional de que muchos jueces y profesores de derecho que se llaman liberales aconsejan a confiar en el proceso y en la responsabilidad de los que están en la corta lista de Trump y Pence de nominados (todos ya aprobados por los altos fascistas cristianos) indica lo mismo.

3) Históricamente, la Corte Suprema ha reflejado el consenso de la clase capitalista-imperialista que en lo fundamental gobierna esta sociedad. Fue un baluarte de la esclavitud durante la década de 1850 (cuando la clase dominante consistía en capitalistas y propietarios de esclavos), insistiendo en que la gente negra “no tenía ningún derecho que un hombre blanco esté obligado a respetar”. Después de la guerra de Secesión —como parte de la consolidación del “nuevo” orden de la segregación, la explotación de la aparcería y el terror de la turba de linchamiento—, la Corte defendió la segregación. Luego, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando las necesidades del imperialismo estadounidense exigieron una cara más “democrática”, revirtió las leyes que defendían la segregación escolar (aunque se negó a ordenar una aplicación concreta de esas decisiones, pidiendo en cambio “toda la velocidad deliberada”, laguna lo suficientemente amplia como para en realidad preservar y expandir la segregación). Después de un breve “período liberal”, la Corte ha adoptado una postura cada vez más derechista. Como han señalado muchas personas, si puede hacer lo que quiera, y dados los mitos de los “controles y equilibrios”, los “canales apropiados” y las reglas del juego, los imperativos del fascismo cristiano determinarán “la ley del país” por décadas.

4) Estamos a punto de no tener una Corte Suprema “conservadora” sino una Corte Suprema con una sólida mayoría fascista-cristiano. Esto no debe verse como un mero toque de atención, sino una sirena de ataque aéreo que chilla al caer la noche y acercarse los aviones.

En un momento como el presente, este pasaje (en inglés) del discurso de Bob Avakian de 2017 sobre el régimen fascista de Trump y Pence presenta el reto del momento:

 

 

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