Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

El nuevo gobierno fascista de Italia abre fuego contra los migrantes

4 de julio de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

11 de junio de 2018. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La salva inaugural del nuevo gobierno italiano fue ordenar que se cerraran los puertos del país a la embarcación de una oenegé que transportaba a 629 personas rescatadas del Mediterráneo, casi un centenar de ellas niños. Esto demuestra lo que en verdad significa el lema “Primero los italianos”.

Este es el primero, y casi sin duda no el último, resultado de las elecciones parlamentarias de marzo pasado, y los tres meses de negociaciones posteriores. Sucedió lo que mucha gente pensaba (o esperaba) que nunca pudiera suceder: el Movimiento 5 Estrellas, un partido joven supuestamente “vanguardista” que plantea reemplazar a todos los partidos políticos por una “democracia directa” se unió a los golpeadores neonazis de la vieja guardia de la Liga con un programa conjunto y formaron un gobierno de coalición. Lo vergonzoso de esta alianza no es que 5 Estrellas, con amplia base en el sur pobre de Italia, se haya asociado con lo que antes se llamaba Liga Norte, un partido fundado a partir de la idea de que los italianos del sur del país son menos que italianos, sino que ambas fuerzas se han unido alrededor de la posición, potencialmente genocida, de que ciertos no italianos son menos que humanos.

El primer intento de la coalición por formar un gobierno fracasó cuando, en una movida insólita, el presidente, que normalmente es una figura decorativa no elegido por voto directo, vetó un gabinete que incluía en un ministerio clave a un representante anti Unión Europea (UE). El segundo intento triunfó cuando ambos partidos reiteraron su compromiso de mantener a Italia en la UE y en la zona euro. El  presidente de la Liga, Matteo Salvini, y el líder de 5 Estrellas, Luigi di Maio, se convirtieron en vicepresidentes con un primer ministro supuestamente neutral. Y pese a que 5 Estrellas superó a la Liga en las elecciones, la Liga y sus políticas se han puesto al frente.

Salvini se convirtió en ministro del Interior, a cargo de la represión estatal, y hasta el momento ha sido la voz más fuerte del gobierno. En sus virulentamente antinmigrantes discursos de toma de posesión, amplió su blanco e incluyó a la población roma (gitanos) y a los practicantes del islam. El nuevo ministro de Familia, un católico fundamentalista, declaró su oposición de línea dura al divorcio y al aborto y adoptó como objetivo inmediato acabar con el matrimonio entre personas del mismo género. Es necesario, dijo, para impedir que “nuestro pueblo” sea “borrado”. Al parecer no importó el hecho de que esto horrorizaría a los partidarios más seculares de 5 Estrellas. Di Maio, de 5 Estrellas, logró ser ministro de Trabajo y Desarrollo Económico. La Liga acordó postergar su propuesto impuesto único que buscaba favorecer a su base social más acomodada, y 5 Estrellas hizo lo mismo con sus políticas emblemáticas como ingreso garantizado para todos los ciudadanos italianos y una jubilación temprana, medidas que supuestamente aliviarían el sufrimiento del desempleo. Las dos fuerzas terminaron uniéndose bajo una prioridad: expulsar, lo más pronto posible, a medio millón de personas, prácticamente todos los que estén en Italia que cruzaron el Mediterráneo en los últimos años.

El resultado fue un programa de gobierno y un gabinete los cuales pudieran aceptar, y sí aceptaron, poderosas fuerzas de la clase dominante italiana, tras bambalinas, y los partidos tradicionales de Italia. Como lo aceptaron también muchas de tales fuerzas en el exterior, incluyendo el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuya principal preocupación durante las negociaciones era la amenaza a la estabilidad del chupasangre sistema financiero internacional. Esta amenaza se evitó felizmente cuando los dos partidos, antes marginales, se alejaron de declaraciones iniciales sobre presupuestos equilibrados y el euro.

Pero la amenaza a la estabilidad de Europa no se ha evitado. Aunque, como siempre, las mismas fuerzas de clase están principalmente a cargo, el nuevo gobierno italiano sí representa un cambio dramático. En Italia, al igual que en país tras país en toda Europa, la pérdida de la confianza en los tan odiados partidos “del sistema”, el “centro-derecha” y el “centro-izquierda” que se han alternado el gobierno desde la Segunda Guerra Mundial, ha sido apropiada por un “populismo” en el que “la voluntad del pueblo” (o al menos expresiones cuidadosamente escogidas de los sentimientos más atrasados y reaccionarios de diferentes sectores de la población) se está usando para justificar los ataques a los derechos democráticos establecidos. Esto va acompañado de un descarado chovinismo nacional sin rastro de pretensiones “humanistas”, además de misoginia y violencia racista intensificadas y abiertas.

Este “populismo” con su “primero mi pueblo” solo puede significar “primero mi país”: unir a los explotadores gobernantes con los explotados y oprimidos. El “pueblo” ya no se define como todos los habitantes de un territorio, el distintivo de los estados nación de hoy día surgidos de las revoluciones contra el feudalismo, sino según una visión mística de “un pueblo” unido por su “sangre” (que excluye incluso a los hijos de los migrantes). Esto se ejemplificó en la ideología nazi como “verdaderos alemanes” versus “no alemanes” como los judíos, los roma, la gente que no se conforma con los géneros convencionales, los discapacitados, etc., todos los cuales debían ser exterminados. Hoy vemos una vez más la política basada en llamados al resentimiento de un “volk” (la palabra favorita de los nazis, aplicada no a la gente en general sino a una etnia particular, que debía “defenderse” en oposición a los demás) definido de forma mítica, al que supuestamente se le ha negado su “legítimo” lugar en la cima de la cadena alimenticia imperialista global. Es claro que el principal ejemplo hoy es el lema y programa supremacista blanco “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. No todo movimiento populista ha recorrido todo ese camino, pero es ahí a donde lleva ese camino.

El Movimiento 5 Estrellas ha agregado su propia idea distintiva a esta mezcla: trasladar la política de las calles al internet, decantar la voluntad del pueblo por medio de frecuentes referendos por internet… Lo que aducen básicamente es que lo justo y correcto es lo que la mayoría de la gente expresa en un momento o lugar dado. Lo ruinoso de esta filosofía se puso al descubierto en la manera en que 5 Estrellas zanjó el debate sobre la inmigración en sus propias filas la víspera de formar el nuevo gobierno de coalición. Un 94% de la gente que votó en su sitio web (no tienen miembros formales) expresó la opinión que la sociedad, los medios de comunicación y las propias autoridades del movimiento les enseñaron. De esta manera les dieron el visto bueno a los lunáticos fascistas homicidas a punto de desmandarse.

El ideólogo fascista estadounidense Steve Bannon, hace poco entrevistado por la CNN en su nuevo segundo hogar en Roma, dijo que el nuevo gobierno de Italia demuestra la posibilidad y la necesidad de tener alianzas en muchos países entre fuerzas de tipo trumpista y parte de lo que según él es la “izquierda”. En cuanto a Estados Unidos, llamó a la unión entre los “trumpistas” y algunos partidarios del candidato presidencial  “populista” Bernie Sanders sobre la base de lo que él llamó un “nacionalismo económico”, un término utilizado para describir aspectos del Movimiento 5 Estrellas en Italia. Podría aplicarse también a fuerzas “izquierdistas” y “socialistas” nacionalistas similares en otros países, como el movimiento liderado por Jean-Luc Melenchon en Francia e incluso el Partido Laborista de Jeremy Corbin en el Reino Unido.

¿Qué está primero, “mi pueblo”, “mi país”, o los intereses de la gente del mundo, de la humanidad? Lo que ninguno de los principales partidos de Italia, sean fascistas o de la política tradicional, está dispuesto a reconocer es la verdad de lo que en primer lugar ha llevado a millones de migrantes a abandonar sus hogares: que las desesperadas condiciones de sus países de origen están ligadas a la antigua división entre los países opresores del Occidente y los países oprimidos de África, Asia y Latinoamérica. O, como reza una popular consigna en las manifestaciones a favor de los refugiados: “Ellos están aquí porque nosotros estamos allá”.

Lo que está pasando en Italia muestra la verdad y la fuerza de esta línea divisoria y la necesidad de emprender una lucha ideológica y política contra el atraso de la gente sobre esta cuestión, y al mismo tiempo la necesidad de intensificar vigorosa y urgentemente la oposición a los movimientos y regímenes fascistas y sus colaboradores, sean conscientes o involuntarios.

 

El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.

 


La salva inaugural del nuevo gobierno italiano fue ordenar que se cerraran los puertos del país a la embarcación de una oenegé que transportaba a 629 personas rescatadas del Mediterráneo, casi un centenar de ellas niños. Esto demuestra lo que en verdad significa el lema “Primero los italianos”. Italia envió dos embarcaciones (vea una en la imagen superior) para transportar a los migrantes varados a España. Foto: AP

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