A pesar de la prohibición, la Ciudad de Nueva York sigue sometiendo a la tortura a los y las jóvenes presos

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Hace tres años, la Ciudad de Nueva York prohibió que se pusiera en aislamiento a presos menores de 22 años, pero en la actualidad la ciudad todavía encuentra una manera de someter a los jóvenes a este confinamiento completamente inhumano.

A nivel internacional, grupos de derechos humanos han condenado el aislamiento como tortura. Los psicólogos dicen que los efectos sobre los jóvenes son particularmente devastadores porque los cerebros de los adolescentes están experimentando un gran crecimiento estructural. El psiquiatra de Boston, Stuart Grassian, señala que “es previsible que incluso unos pocos días de confinamiento en aislamiento cambiarán el patrón del EEG hacia un patrón anormal característico del estupor y el delirio”. Esto puede literalmente causar la demencia en un adulto. Para los jóvenes es aún más devastador.

Pero la Ciudad de Nueva York ha encontrado una manera de evadir a su propia supuesta prohibición del aislamiento de jóvenes: trasladar a muchos prisioneros jóvenes a instalaciones que no tienen esta restricción. Tales traslados han aumentado desde 2015, y solo este año se han traslado al menos 10 jóvenes, ocho de los cuales terminaron en aislamiento en una cárcel del norte del estado de Nueva York.

La prohibición se produjo después de que sacó a la luz lo que le estaba pasando a los jóvenes en régimen de aislamiento en Rikers Island, la enorme cárcel de la Ciudad de Nueva York que alberga un promedio de 14.000 prisioneros todos los días, la abrumadora mayoría siendo negros y latinos, cientos de ellos adolescentes, y más del 40 por ciento que sufren de enfermedades mentales diagnosticadas. Uno de los casos más horribles fue el de Kalief Browder, quien en 2010, a la edad de 16 años, terminó en Rikers tras ser acusado de robar una mochila. Browder pasó tres años en Rikers a la espera de un juicio, gran parte en aislamiento. Los fiscales finalmente tuvieron que liberarlo por falta de pruebas. Dos años más tarde, Browder se suicidó como resultado de haber sufrido abuso mental y físico en prisión.

Al Sr. “Reforma” de Blasio y otros demócratas les gusta pintarse a sí mismos como tratando de hacer algo con respecto la encarcelación en masa. Primero, Bill Clinton presidió la “guerra contra las drogas” que condenó a tantas personas negras y latinas a décadas, si no cadena perpetua, en prisión, y aceleró el fenómeno de la encarcelación en masa. Obama no hizo absolutamente nada para lidiar con la encarcelación en masa, mientras que de modo simbólico perdonó a unos pocos presos al final de su segundo mandato. Contribuyó a la continua satanización de la juventud negra, comenzando con su sermón a la juventud afroamericana sobre “abrocharse los pantalones” y abogando por la política de responsabilidad personal y declarando que “no hay más excusas” (vea “Barack (y Michelle) Obama, nadie menos, le hicieron más daño al pueblo negro durante los últimos ocho años”). Respecto al horror relacionado del asesinato policial de jóvenes negros y latinos, su Departamento de Justicia no presentó ningún cargo en contra de los policías que asesinaron a Tamir Rice, Sandra Bland, Michael Brown, Freddie Gray y los muchísimos otros asesinados por policías durante su administración.

Ahora, el alcalde Bill de Blasio, que dice que las reformas carcelarias se inspiraron en parte en lo que le pasó a Kalief Browder, defiende el traslado por parte de la ciudad de jóvenes para sufrir las mismas terribles condiciones que llevaron a la muerte de Browder.

Steven Espinal, de 19 años, dijo que después de ser trasladado de Rikers, los guardias de la nueva prisión lo golpearon tanto cuando llegó que perdió audición en un oído y le pasó sangre por la orina. Según Espinal, mientras los guardias lo golpeaban dijeron repetidamente: “Esto no es la Ciudad de Nueva York. Hacemos lo que nos dé la gana”. Después de hospitalizarlo, le sentenciaron a Espinal a 600 días en aislamiento. (New York Times, 22 de julio de 2018)

Esto no solo sucede en Nueva York. En efecto, a adolescentes, incluso a niños muy pequeños, los ponen en aislamiento en todo Estados Unidos.

La autora Nell Bernstein, que entrevistó a cientos de jóvenes encarcelados, dice que se ponen en aislamiento a alrededor de un tercio de los jóvenes encarcelados. Ella dijo: “Se llama ‘ad seg’ o ‘unidad especial de vivienda’ — o mi favorito personal, ‘cabañas de reflexión’. Pero lo que sucede en realidad, lo que los muchachos me describieron fue, por ejemplo, una chica dice que ella se siente suicida. El equivalente de un equipo SWAT irrumpe en su celda, la desnuda y la arroja a una celda aún más estéril con solo una manta áspera para cubrirla. Se utiliza para responder a las amenazas de suicidio. Se utiliza como castigo para los agresores. Se utiliza para proteger a aquellos que son acosados por agresores. Se puede utilizarlo porque hay escasez de maestros y no pueden dejar que los muchachos salgan de sus habitaciones.... Quince horas es el máximo para los adultos según sus normas. Pero conocí a muchachos que habían estado en solitario durante meses “. (NPR, Fresh Air, 4 de junio de 2014)

¿Qué tipo de sistema jodido pone a jóvenes en condiciones tan horrendas e inhumanas? Un sistema que no tiene ningún futuro para millones de jóvenes. Un sistema que lleva la supremacía blanca en la médula de sus huesos, que somete especialmente a los jóvenes negros y latinos al asesinato y brutalidad policial, que los pone en situaciones de pobreza y los encierra durante décadas. Hay millones de razones, pero esto por sí solo es argumento suficiente para barrer este sistema de la faz de este planeta.


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Vea también:

Kalief Browder

Declaración de Carl Dix
El sistema le robó la vida a Kalief Browder

11 de junio de 2015

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