No existe ningún Santa Clós, y con la corrupción, NO se destituirá al régimen de Trump y Pence ni se detendrá el FASCISMO
| Periódico Revolución | revcom.us
Bob Avakian (BA) pinta la situación así al comienzo de su importante discurso filmado ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!
Lo que enfrentamos en este momento es que nos está gobernando un régimen fascista: ataca implacablemente los derechos y libertades civiles y promueve abiertamente la intolerancia y la desigualdad; actúa con total indiferencia o calculada malicia contra los que considera inferiores y un lastre o deshonra para el país; está en una misión de negarles atención médica a millones que sin ella, sufrirán, y muchos morirán; que degrada brutalmente a las mujeres, como objetos de saqueo, como reproductoras sin derecho al aborto o la anticoncepción, subordinadas al esposo y a los hombres en general; que rechaza la ciencia del cambio climático, ataca la ciencia de la evolución y repudia el método científico en general; un régimen que blande un arsenal de destrucción masiva y que amenaza con una guerra nuclear; que redobla el terror de estado contra los musulmanes, inmigrantes y gente de los barrios; azuza, anima y respalda a brutales golpeadores y su repugnante veneno de “Estados Unidos Ante Todo”, supremacía blanca, supremacía masculina y anti-LGBT — que alardea de todo esto y manifiesta su intención de hacer cosas peores.
Estos ultrajes del régimen —y no sus trastornos de las alianzas y enfoques de la política exterior imperialista tradicional, ni su supuesta “falta de patriotismo” (más sobre esto en adelante) ni la alcantarilla tapada de corrupción que ahora se está desbordando— son los crímenes centrales de este régimen y las razones centrales por las que hay que sacar del poder al régimen. Y nótese bien: BA habla de un régimen, y no de un individuo solito, porque si bien Trump ocupa un lugar crítico en la jerarquía del régimen, el quid del asunto es el régimen. Vea aquí (en inglés) un panorama de qué tan profunda y ampliamente que este régimen ya ha llevado a cabo sus cambios criminales y lo que tiene a la espera (y luego usen este material con otras personas que todavía no tienen una idea real de esto).
Además, como señalamos en otra parte de este número de Revolución: “Estos fascistas están en una misión y están haciendo sus desmanes, y no se disuadirá ni se detendrá a este régimen con imputaciones, audiencias, conflictos entre sí o informes especiales a solas; de hecho, redoblarán sus esfuerzos”. Esto se deriva del hecho de que este sistema está en una profunda crisis, con profundas raíces económicas pero que se extiende por todas las instituciones políticas, sociales y culturales de esta sociedad. Ahora, de costumbre, muchos comentaristas de todos los puntos del espectro político trazan analogías a la Guerra Civil estadounidense. Ni el régimen, ni el movimiento que lo respalda, ni las raíces que lo engendraron serán eliminados con deseos, o con votos. Por tanto, la conclusión del párrafo antes citado: “Debe haber una resistencia masiva, en las calles”.
Ha nacido la lucha que hace falta, pero aún se esfuerza por conseguir oxígeno. Todo lo siguiente es importante: La oposición masiva a la separación sádica y de hecho genocida de las familias migrantes, así como las acciones dramáticas de individuos (por ejemplo, la toma no violenta de la Estatua de la Libertad); la valiente oposición a las amenazas de los supremacistas blancos armados envalentonados por la escalada de burlas racistas de Trump y por la intensificación de los ataques del régimen contra el derecho a votar de las “minorías”, su defensa del asesinato y brutalidad policial, etc.; las manifestaciones contra Pence, quien concentra la embestida fascista-cristiana contra las mujeres, las personas LGBTQ, la ciencia y el pensamiento crítico más en general; y al cierre de esta edición, las manifestaciones en contra de la nominación del fascista cristiano Kavanaugh a la Corte Suprema. Hay que defender y extender la resistencia en la esfera cultural que se centra en estos ultrajes; El cuento de la criada es un ejemplo importante pero de ninguna manera el único. Todo esto tiene que crecer en amplitud y en combatividad. Todo esto tiene que cohesionarse cada vez más en torno a los intereses de toda la humanidad. Y es necesario que se oiga una voz más fuerte y más clara de los que denuncian de manera convincente al propio sistema por los monstruosos crímenes del régimen, vinculándolos con toda la historia y estructura social de Estados Unidos y señalando la necesidad de una revolución.
En este momento, sin embargo, mucha energía de la dirigencia del Partido Demócrata y de los grandes medios de comunicación se encamina por otro camino: centrarse en la corrupción de Trump en particular y en las personas de su entorno o en acusarlo de “traición” por la manera en que está trastornando las “alianzas tradicionales”. Existen tres peligros inmediatos:
- En primer lugar, centrarse en estos supuestos crímenes desvía la atención de lo que es más serio, tal como mencionamos al comienzo de este artículo. Centrarse en la corrupción o en la llamada traición refleja los intereses de las personas dentro del sistema que no quieren que se pongan en tela de juicio cosas esenciales acerca de este sistema que Trump “solamente” está haciendo mucho más monstruosas, y que no quieren que las víctimas principales de esos crímenes, junto con otras personas que odian uno u otro o todos esos crímenes serios se tomen las calles en formas que podrían salirse de su control.
- En segundo lugar, esto fortalece las ilusiones falsas. Si la gente no capta la verdadera profundidad de estas contradicciones y las maneras en que están arraigadas inextricablemente en este sistema, serán susceptibles a pensar que pronto y fácilmente se solucionará el problema del régimen mediante el funcionamiento normal de ese mismo sistema. Desafortunadamente, este punto de vista ha influenciado a muchas personas en el movimiento. Que quede claro para todos: Cuanto más estos fascistas se sientan realmente amenazados, tanto más se verán impelidos a intensificar sus esfuerzos para mantener y fortalecer su control.
- En tercer lugar, el efecto de centrarse en la corrupción pero también en la “cuestión de Rusia” en particular presenta esta batalla en términos de “¿quién es el mejor patriota?” Estos términos no sólo son erróneos moralmente (¿¡¿y qué de los intereses de toda la humanidad y qué de los enormes crímenes contra la humanidad cometidos por Estados Unidos a lo largo de su existencia, desde sus primeros días?!?), sino que llevarán a la muerte política. Estos términos del “patriotismo” allanan el camino muchísimo para Trump, o quien sea, para súbitamente trastornar la situación yendo a la guerra o de otra manera creando una crisis internacional y, sobre esa base, movilizando gente en torno al régimen, y los demócratas de peso lo vitorearían desde la derecha, con muchas gracias. Tenemos que entrenar a la gente ahora para que vea la esencia de esa mierda, y la única forma de hacerlo es poner al desnudo la realidad de lo que Estados Unidos de verdad hace y las raíces de ese horror. (Lea el corto “Libérese de la GFT (Gran Falsedad Tautológica)” de la película ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!)
¿Por qué es que el Partido Demócrata, la CNN, el New York Times y demás promueven e insisten en estos términos? Porque son instituciones imperialistas cuya existencia depende del imperio estadounidense (es decir, del sistema de dominación imperialista militar, política y económica mediante el cual Estados Unidos saca un botín increíble). ¡Estos NO son los intereses de la humanidad; de hecho, se oponen implacablemente a los intereses de la humanidad! Es cierto que algunos de los que están en la cúpula de este sistema tienen divergencias, divergencias serias, con el régimen fascista de Trump y Pence, pero son divergencias que se reducen a la mejor forma de conservar y proteger ese imperio.
En este momento, hay que librar una lucha en dos frentes. Uno, el frente principal, es una lucha con el régimen fascista de Trump y Pence. El objetivo de esta lucha no es solo luchar contra el régimen, sino que expulsarlo. El otro frente es una lucha sobre cuáles términos y cómo desarrollar la primera lucha; aunque no se trata de lo principal que la gente tiene que hacer, esta batalla incide muy directamente en si la gente sólo opondrá resistencia al régimen o si realmente luchará para expulsarlo. Si nosotros las masas intensificamos nuestra resistencia sobre la base correcta, podríamos imaginar y esperar que llegáramos al momento en que la gente estuviera en una posición lo suficientemente fuerte como para hacer uso de las contradicciones entre los dos sectores de la clase dominante. Tendríamos la capacidad de hacer avanzar la agenda de deshacernos de esta monstruosidad fascista así como avanzar hacia la revolución y un mundo completamente diferente, más allá del momento de constantemente alternar entre el fascismo y el funcionamiento “normal” del imperialismo (que, para repetir, requiere la trituración y opresión de miles de millones de seres humanos todos los días). Si no lo logramos, las masas una vez más serán utilizadas al servicio de los intereses de una pequeña camarilla y, para colmo, los intereses de la humanidad serán traicionados y el propio destino de la humanidad penderá de un hilo.
Y no podemos darnos el lujo de eso.
Corto (en inglés) “La línea directa de la Confederación a los fascistas de hoy”
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