De Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org):

Ya es hora de dejar de esperar a un héroe

Sarah Roark, grupo editorial, Rechazar el Fascismo

| Periódico Revolución | revcom.us

 

Este artículo de Sarah Roark, ex voluntaria de la campaña de Hillary y voluntaria actual de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org), le da voz a una de las muchas perspectivas sobre por qué es tan peligroso confiar en los demócratas para detener a Kavanaugh o en las elecciones a mitad de mandato para detener a Trump. El artículo fue escrito antes de que el Senado confirmara a Kavanaugh para la Corte Suprema, pero los temas centrales siguen siendo muy oportunos y, con tanto en juego, los instamos a leer, compartir y considerar profundamente sus argumentos.

Nuestras “instituciones” no han impedido que este régimen metiera a miles de niños refugiados en campos de concentración. La dirigencia demócrata no pudo bloquear a Gorsuch y no puede bloquear a Kavanaugh. Por fin debemos aceptar la sencilla verdad: ahora únicamente la gente puede salvar a la gente.

Esto no es un sueño. Si fuera un sueño, ya nos habríamos despertado para encontrar que todo se había marchado afortunadamente.

Esto no es una película. Si fuera una película, podríamos estar seguros de que todo saldrá bien en el carrete final, no importa qué tan jodido que pareciera estar nuestro héroe en el segundo acto.

Y por más que a algunos de nuestros medios de comunicación les guste pensar lo contrario, este no es un programa de telerrealidad. Es la realidad.

Esto se recalcó una vez más para un pueblo estadounidense que ya se va venido tambaleando durante las últimas dos semanas. Todos nos hemos resultado un poco golpeados desde muchos ángulos desde que el régimen de Trump y Pence llegó al poder, pero para muchos, el golpe de la inminente confirmación de Kavanaugh se abrió brecha a porrazos incluso en esa bruma. Particularmente el 27 de septiembre, cuando parecía que Brett Kavanaugh, un candidato nominado específicamente por su hostilidad a los derechos civiles y su voluntad manifiesta de acomodar la codicia de este régimen fascista para cada vez más poder ejecutivo, podría transitar por sus audiencias en el Senado sin siquiera ninguna pretensión de investigar las fuertes denuncias penales en su contra.

Pero seamos honestos aquí: la única diferencia esta semana es que ahora hay una pretensión. Y es poco probable que dure mucho tiempo.

De hecho, seamos aún más honestos. Una buena parte de nuestra angustia por los ires y venires de esta nominación no proviene realmente de la asqueante incertidumbre que vivimos día a día. En cierto modo, dejar que nos anudemos los estómagos con esto es un escape (aunque no se siente como uno) de la conciencia aún más asqueante de una certeza:

Que aunque esta confirmación sea de alguna manera derrotada, la misma espada permanecerá colgando sobre nuestras cabezas. Si no es Brett Kavanaugh, habrá otra persona de la lista amiga de los fascistas de la Fundación Heritage. Y una corte de 5 a 4 donde Roberts es el moderado puede revertir y revertirá las victorias de derechos humanos más duramente ganadas en los últimos cincuenta años.

Y es poco probable que las elecciones de noviembre cambien eso. No solo porque el Partido Republicano está claramente empecinado a meter a algunos lacayos de la derecha religiosa y trumpista antes de eso, sino también porque los demócratas están batallando contra un mapa altamente desfavorable en el Senado. Y eso se dará aunque las elecciones sean libres y justas en primer lugar, algo sobre lo que hay una duda lamentablemente sustancial.

La certeza cuyo temor bien fundado actualmente nos tiene por la garganta es el simple y aterrador hecho de que nada de esto puede mejorar mientras este régimen permanezca en el poder. En todo caso, las cosas ya están preparadas y encaminadas a empeorar. Olvídese de sobrevivir hasta las elecciones de 2020: ¿cuántas cosas y personas más habrán sido destruidas por Trump en el mes que viene, usando únicamente sus poderes ejecutivos?

Y, no obstante, aquí nos encontramos, jugando a ganar tiempo, en este caso una semana, en otro caso unos meses, conscientes que no podemos seguir quitando bloques a una torre para siempre antes de que por fin haya un último bloque que hace que toda la cosa ya no pueda aguantar más en pie y… ¡PUM!

Pero jugar a ganar tiempo solo tiene sentido cuando uno está esperando un rescate.

Piénselo. ¿Quién cree que acudirá a salvarnos? ¿Qué héroe del cine está esperando para darle permiso para salir de sus límites y seguir su brillante liderazgo hasta donde ya sabe que debe estar? ¿Es Beto O'Rourke? ¿Bernie Sanders? ¿Elizabeth Warren? ¿Alejandría Ocasio-Cortés? ¿Robert Mueller?

(Ciertamente espero que no sea Jeff Flake.)

Ellos no vendrán, mis amigos. No están dispuestos a darnos ese permiso, y seguirán estando así. No es que no quieran lo que creen que es lo mejor para nosotros, o que no trabajen muy duro para lograrlo; yo personalmente creo que sí lo hacen. Pero debemos entender que están totalmente comprometidos a librar esta batalla o desde dentro del sistema o no lo harán en absoluto. Porque por supuesto que lo están haciendo adentro. Porque eso es lo que les mandamos a hacer.

En otras palabras, la naturaleza misma de su trabajo, su trabajo en el gobierno, los limita a trabajar dentro de las mismas estructuras democráticas tradicionales que este régimen está desmantelando progresivamente desde debajo de los pies de todos nosotros mientras hablamos. ¡Incluidos a los suyos!

Este es un mecanismo bien conocido del fascismo histórico. No surge de otros autoritarismos. El fascismo siempre es una dolencia de las democracias en quiebra, porque la forma en que llega al poder es mediante el uso de los procesos democráticos de un país en contra de ese mismo país, hasta que haya hecho pudrir la superestructura por completo y puede reemplazarla con el sistema más descaradamente tiránico que anhela.

Esta es la razón por la que Chuck Schumer no tiene poder para detener a este nominado de Trump, ni a ningún nominado de Trump. E incluso si una poderosa Ola Azul caiga a sacudidas sobre el Congreso en unas pocas semanas, los demócratas matemáticamente no pueden ganar una mayoría lo suficientemente grande como para aprobar leyes en contra de un veto de Trump, por no hablar de juicios de destitución.

(En teoría, podrían mantener libre el lugar en la Corte Suprema si se tomaran el Senado, pero a) eso es poco probable, y b) ¿cómo nos han ido las cosas con la Corte Suprema dividida de 4 contra 4 la que tenemos ahora? En la mayor parte, no ha servido como un freno real sobre Trump y Pence, y de hecho, a menudo los ha ayudado: devastando nuestros sindicatos con su fallo de Janus, eviscerando los derechos de la gente LGBTQ al permitir que las leyes de “conciencia religiosa” vuelvan a legalizar discriminación, instituyendo la tercera versión de la prohibición a los musulmanes, etc.)

Así que incluso con el escenario del “mejor de los casos” de triunfos demócratas, ¿dónde en realidad espera que nos encontremos por la mañana del 7 de noviembre? ¿Salvo donde nos encontramos aproximadamente ahora, pero con menos tiempo en el reloj?

No. No se aproxima ningún salvador. Nadie que podría darle a uno un permiso oficial para que se ponga de pie junto con otros millones de personas y exija que termine esta pesadilla YA. Una vez más, nuestros funcionarios están limitados a hacer esto mediante los procesos normales, y sabemos que los procesos normales se han vuelto demasiado débiles para detener la ampliación de la destrucción. Esto lo sabemos por lógica y por los adentros agitados de nuestras panzas.

Al final, en realidad ellos no tienen ningún permiso para dar. Es tuyo. Es mío. Es nuestro. Las únicas personas que pueden salvar a nuestro país y al mundo de un régimen fascista en metástasis... son las personas. Como dice el poema, “Somos los que hemos estado esperando”.

Únicamente un verdadero movimiento de masas de la gente, no violento y no sumiso, tiene alguna esperanza de sacar a este régimen antes de que miles de niños más resulten traumados y aterrorizados en los campos de concentración. Antes de que Jim Crow sea completamente re-implementado. Antes de que un iracundo hombre-niño de la escuela preparatoria, un misógino comprobado y probablemente un agresor sexual de mujeres también, deje su cerveza tan sólo el tiempo suficiente para destruir el control de las mujeres sobre sus propios cuerpos.

¿Y qué no tiene sentido al respecto? ¿Se ha ganado alguna gran victoria para los derechos humanos o el estado de derecho sin la presión de un movimiento de masas desde abajo? Eso es lo que fue necesario en los años 1960. Eso es lo que fue necesario en la Revolución de Terciopelo y la Primavera Árabe. Y eso es lo que fue necesario en Corea del Sur en 2016. No deberíamos esperar que esto requiera menos.

Nadie nos dará permiso para hacer esto. Pero podemos concedérnoslo a nosotros mismos. No hay un sabio experto o un héroe valiente que nos guíe a todos de manera segura en medio de todo esto (temo que la mayoría de los expertos estén igual de perdidos que nosotros en este momento), pero podemos conjuntar nuestras cabezas, aportando la sabiduría y la creatividad de todos nuestros diferentes orígenes y perspectivas. Y un número de nosotros, de modo que podamos incidir lo suficiente para ganar adherentes, cada uno cuidando a los demás, somos nuestros mejores defensores contra el horror de un fascismo resurgente.

Podemos hacerlo, y Rechazar el Fascismo tiene el análisis, la comprensión y el plan para hacerlo. ¿Quiere conocer más? Lea el Llamamiento a la Acción de RefuseFascism.org.

Septiembre de 2018: Más de 1.600 hijos de migrantes fueron embarcados a un campo de concentración en Texas a altas horas de la noche.

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¡Esta pesadilla tiene que terminar: El Régimen de Trump y Pence tiene que marcharse!

 

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