Algunos puntos iniciales sobre el asesinato de Jamal Khashoggi…

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Nota de la redacción: La tormenta en torno al asesinato del periodista Jamal Khashoggi por Arabia Saudita es una situación que se desarrolla con velocidad. Consideramos que los siguientes puntos iniciales serían útiles para nuestros lectores.

Actualización de la redacción al 23 de octubre: Si bien este artículo subraya la naturaleza injusta e ilegítima de la agresión de Estados Unidos contra Irán y el potencial sufrimiento de las masas debido a la reimposición de las sanciones programadas para el 4 de noviembre, adolece de una desafortunada omisión en estos puntos iniciales, pues no saca a la luz y enfatiza lo suficiente que el régimen iraní es un régimen teocrático y opresivo. Desde la formación del régimen iraní en 1979, se han dado brotes de resistencia y rebelión en su contra, algunos de ellos dirigidos por auténticos comunistas revolucionarios, y además de la oposición a todo acto de agresión encabezada por Estados Unidos, también hay que apoyar a los actos justos de resistencia de masas contra el régimen.

El 2 de octubre, Jamal Khashoggi ingresó al consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía, por asuntos personales. Mientras estuvo allí, lo atacaron y asesinaron agentes de alto rango del gobierno saudí. El asesinato de Jamal Khashoggi desató una gran crisis internacional. En este artículo, analizaremos lo que sabemos sobre lo que sucedió; el escenario y las posibles razones; y donde figuran los intereses de la humanidad en todo esto.

Como resumen básico:

Uno: El horroroso asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado de Arabia Saudita representa un nefando crimen en sí, una violación de las normas internacionales de conducta y representa una fuerte escalada de un embate mundial contra los periodistas. El hecho de que Trump en particular haya lanzado dimes y diretes y solamente ha hecho unas denuncias indecisas, y al mismo tiempo fue al extremo de felicitar a un congresista republicano por agredir a un reportero, prende candela a la indignación... y al peligro. El asesinato de 51 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación ya en la primera mitad de 2018 (según Reporteros sin Fronteras) es un ataque intolerable en sí y un ataque peligroso a la capacidad de la gente de conocer y debatir la verdad.

Dos: El asesinato de Khashoggi ha puesto los reflectores sobre el respaldo de Estados Unidos a Mohámed bin Salmán (MBS), el príncipe gobernante de Arabia Saudita y en general, a Arabia Saudita. Arabia Saudita ha sido un pilar de la dominación estadounidense de la región durante décadas. MBS ha lanzado una guerra injusta contra el vecino país de Yemen, al matar a miles de personas y conducir a millones de personas al borde de la inanición; en otros sentidos ha violado las normas internacionales, como el secuestro del primer ministro de El Líbano en cierto momento; y ha maniobrado para aplastar el disentimiento interno. Pero debido a que MBS se ha hecho pasar por modernizador de un país que es un eje de la dominación estadounidense en el Medio Oriente y es en sí extremadamente inestable a la vez, muchas fuerzas importantes en la clase dominante estadounidense, los republicanos y los demócratas por igual, lo han respaldado hasta ahora, y apoyaron o se hicieron de la vista gorda a lo que en algunos casos ahora están criticando. Aunque algunas personas quizás estén genuinamente asqueadas por lo que conocieron acerca de los detalles de este crimen, las divergencias que ahora están agudizándose al interior de la clase dominante de Estados Unidos sobre cómo manejar esta crisis de fondo se centran en la mejor manera de apuntalar los intereses del imperialismo estadounidense en el Medio Oriente y conservar el gobierno brutalmente opresivo de la familia real de Arabia Saudita.

Tres: El asesinato de Khashoggi ocurre en un contexto en el que Estados Unidos está preparando una maniobra importante contra Irán. Estados Unidos tiene la intención de imponer sanciones draconianas contra la economía iraní el 4 de noviembre, las cuales, entre otras cosas, resultarán en gran sufrimiento para las masas iraníes. Se trata de una apuesta agresiva de alto riesgo y, de nuevo, es totalmente injusta y peligrosa para los intereses de la gente. El asesinato de Khashoggi complica las cosas para los gobernantes de Estados Unidos en la consecución de su camino reaccionario: tal vez algunas fuerzas en la clase dominante estadounidense piensen que se haya demostrado que MBS sea demasiado temerario, que esté demasiado dispuesto a violar las normas internacionales y que ahora se haya quedado tan al descubierto en términos políticos como para poder confiar en él, a la vez que otras fuerzas tal vez se sientan presionadas a cerrar filas y respaldar a MBS a fin de poder seguir adelante. Cabe mantenerse al tanto de la situación. Por otro lado, en todo esto los intereses de la humanidad quedan en claro: Es Estados Unidos el que es el opresor y agresor número uno del mundo, no tiene ningún derecho en absoluto a dictar el comportamiento de Irán, y los esfuerzos de hacer eso constituyen una maniobra agresiva al que hay que oponerse.

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“¿Una ‘pelea a puños’ que salió mal”?

Jamal Khashoggi era una importante figura pública del establecimiento saudita que había trabajado para los organismos de inteligencia sauditas y para algunos diplomáticos sauditas de peso y había sido director de importantes periódicos. Pero últimamente, luego de tener desavenencias con la actual facción gobernante de la sociedad saudí, especialmente con Mohámed bin Salmán (MBS), el príncipe gobernante y gobernante de facto de Arabia Saudita, Khashoggi se mudó a Estados Unidos y empezó a trabajar como columnista de opinión del Washington Post, publicando críticas a los gobernantes saudíes por lo que él percibía como un autoritarismo creciente.

Después de semanas de negativas y obstruccionismo por parte de las autoridades sauditas, ahora han admitido que personal de seguridad saudí de alto rango mató Khashoggi en su consulado, diciendo que se dio una “pelea a puños” que se salió de control, en que Khashoggi, de más de 59 años de edad, resultó ser un paquete muy grande como para que más de una docena de elementos de seguridad saudíes lo lograran someter sin matarlo. Esta historia salió tras dos semanas de filtraciones continuas de lo que los organismos de inteligencia turcos alegan que ocurrió dentro de la embajada. Los medios de comunicación turcos han venido publicando estas filtraciones día a día bajo lo que parece ser la batuta de su gobernante, el presidente Recep Erdoğan. Las afirmaciones que se filtraron a los medios informativos turcos son espeluznantes, con referencias a la tortura, el cercenamiento de los dedos y el rebanamiento de su cuerpo con una sierra forense para hueso.

Ante el silencio de las autoridades saudíes frente a estas filtraciones y dado que Khashoggi tampoco había aparecido por ninguna parte, a pesar de las afirmaciones de Arabia Saudita de que él se había ido del consulado de buena salud posteriormente ese día, se prendió una ola de presión internacional. Al cierre de esta edición, las autoridades sauditas ahora han presentado una explicación alterna de lo que sucedió y quién es responsable. Dicen que se dio una pelea entre Khashoggi y al menos una docena de elementos de seguridad, la cual que se salió de control. Según su versión, si bien han señalado a unas personas líder de su establecimiento de seguridad nacional, no han tocado el papel y la participación de MBS en esta muerte.

El Washington Post ha llamado oficialmente la situación un “encubrimiento”, y no una explicación, haciéndose eco de otras reacciones de todo el mundo. Esta versión se ha topado con mucho escepticismo debido a lo que se sabe sobre la manera en que opera el estado saudí. MBS es reconocido como “gobernante supremo” después de una campaña de varios años de aplastamiento de la oposición interna, incluido el encarcelamiento de otras figuras de la clase dominante mientras él ascendía al poder. Khashoggi, con su plataforma en el Washington Post, bien se podía haber considerado una amenaza a los intereses de MBS en el fortalecimiento de su imagen en la élite de Estados Unidos y/o alguien que pudiera representar una potencial figura de movilización para aquellas fuerzas en Arabia Saudita inconformes con MBS. En todo caso, claramente alguien de alto nivel en los círculos gobernantes saudíes consideró que era tanto necesario como posible correr muchos riesgos en lo que parece haber sido, al mínimo, una tentativa de secuestrar a Khashoggi y lo que bien pudo haber sido un plan directo para matarlo en el acto.

Estados Unidos, como principal aval de Arabia Saudita en el escenario internacional, a la fecha se ha mantenido al lado del régimen saudí, y el régimen de Trump ha estado jugando un papel importante en esfuerzos para manejar lo que objetivamente consideran que es más bien un problema de “relaciones públicas” que una atrocidad. Trump envió a su secretario de Estado, Mike Pompeo, a Arabia Saudita. En las oportunidades fotográficas de Pompeo, MBS y su padre [el rey saudí], MBS le dijo a Pompeo: “Arabia Saudita, somos aliados realmente fuertes y de larga trayectoria, juntos enfrentamos nuestros retos del pasado, de hoy y de mañana”. Pompeo respondió: “Definitivamente”.

Al cierre de esta edición, y esta es una situación en rápido desarrollo con giros, curvas y vaivenes, el Washington Post cita a Trump diciendo que “obviamente ha habido engaño y ha habido mentiras”, mientras que a la vez, dice que Arabia Saudita es un “aliado increíble” y dice que no se ha precisado el papel de MBS, declarando: “Nadie me ha dicho que él es responsable. Nadie me ha dicho que él no es responsable. No hemos llegado a ese punto... Me encantaría que él no fuera responsable”. Si bien Trump y su administración claramente quieren tapar esta situación, lo que precisamente cundirá a continuación es mucha incertidumbre.

 

“Un aliado increíble”

La cita de Trump sobre Arabia Saudita, como un “aliado increíble”, capta una relación histórica y actual basada en la necesidad real y percibida de la clase dominante de Estados Unidos, incluido este sector en el régimen de Trump y Pence del “Estados Unidos Ante Todo”. Así que examinemos el panorama más amplio de algunas de las dimensiones esenciales de esta situación.

El Medio Oriente representa una concentración de contradicciones hirvientes en una de las partes de mayor importancia estratégica del mundo. Se ubica en la confluencia geográfica de Asia, África y Europa, también posee algunas de las reservas de petróleo más grandes del mundo, y Arabia Saudita en sí es el mayor exportador de petróleo en el mundo actual. En este sistema del capitalismo-imperialismo, en que los bloques de capital y estados-nación se ven impelidos a competir entre sí por el control de los recursos naturales, las fuentes de energía y los mercados para sus bienes y servicios, el Medio Oriente ha emergido como el lugar para una importante rivalidad entre los imperialistas.

Desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se ha esforzado por dominar y ejercer control sobre esta parte del mundo, desplazando a Gran Bretaña como la principal potencia imperialista en la región, al declarar el presidente estadounidense Roosevelt en 1943 que “la defensa de Arabia Saudita es vital para la defensa de Estados Unidos”. Esta ha sido una alianza estratégica que ha perdurado hasta el día de hoy, a lo largo de los presidentes republicanos y demócratas1.

Al mismo tiempo, esta situación no ha estado exenta de contradicciones, incluido el continuo apoyo de Arabia Saudita al fundamentalismo islámico en todo el mundo, derivado de su legado histórico y de lo que perciben como necesario para su estabilidad social y legitimidad. Sin embargo, la continua dominación y control de una de las mayores fuentes de petróleo del mundo se considera como una necesidad importante para las potencias imperialistas. En el contexto actual, por esto Estados Unidos cuenta con una mayor influencia sobre las emergentes potencias capitalistas rivales como China, la que depende fuertemente de la importación de petróleo del Medio Oriente para sostener e impulsar su crecimiento económico. En este contexto, la dominación de esa parte del mundo sigue siendo un imperativo vital.

Por esto, se han gestado múltiples golpes de estado y guerras de agresión imperialista en este período posterior a la Segunda Guerra Mundial, y el tremendo y horrible sufrimiento de las masas de personas de esa región, de Palestina a los millones de migrantes obligados a huir en los últimos años de Siria e Irak.

Desde hace muchísimo ya es hora de que este sistema sea borrado de la faz de este planeta por medio de la revolución comunista, en Estados Unidos y por todo el mundo.

 

Estados Unidos prepara maniobras agresivas contra Irán

Hoy, estas contradicciones en el Medio Oriente se centran y se agudizan en torno a Irán; Trump rompió con el acuerdo nuclear suscrito en los años de Obama, y por lo tanto se impondrán de nuevo las sanciones horrorosas y punitivas contra Irán, programadas para entrar en vigor a partir del 4 de noviembre. Estas sanciones podrían resultar en un fuerte y desestabilizador aumento del precio del petróleo, como resultado de un fuerte recorte de la exportación de petróleo iraní. Así que, al enfrentarse a Irán, Trump cuenta con que Arabia Saudita aumente su producción de petróleo para mantener el abastecimiento mundial y el actual nivel de precios. Este sector de la clase dominante considera que Irán ha cobrado considerable influencia en el Medio Oriente desde la guerra contra Irak y principios del milenio. Irán ganó mucha influencia en Irak, irónicamente como resultado de la guerra de Estados Unidos contra el régimen de Sadam Husein y el derrocamiento de él, lo que barrió con uno de los rivales de Irán y le abrió el camino para ejercer su influencia en el nuevo estado iraquí dominado por chiítas. Irán tiene tremenda influencia sobre la poderosa Hezbolá en El Líbano, y con Hezbolá, salió en el lado “ganador” de la guerra civil en Siria al lado de Bashar al-Ásad y de Rusia. Irán también tiene influencia sobre los hutíes chiítas en Yemen que están empeñados en defenderse contra una guerra genocida que está librando la Arabia Saudita dominada por los sunitas con el apoyo de Estados Unidos. Las fuerzas que están en torno a Trump consideran que esto es un desafío inaceptable a su dominación y están redoblando de manera considerable las amenazas de agresión empezando con estas sanciones. Como parte de una ofensiva general en el Medio Oriente, y con Irán como centro de atención especial en este momento, las fuerzas de Trump han fortalecido considerablemente la alianza estadounidense con Arabia Saudita e Israel, sus dos aliados estratégicos e históricos en la región, quienes por su parte, también se sienten amenazados por la creciente influencia iraní.

Todos los sectores de la clase dominante de Estados Unidos están unidos en que no se puede permitir que Irán tenga armas nucleares. Como Bob Avakian dijo en Forjar otro camino2 , una obra perspicaz de gran alcance de 2006: “A los imperialistas estadounidenses les causaría problemas que Irán lograra conseguir una o dos armas nucleares. No sería que Irán pudiera bombardear a la Ciudad de Nueva York, Chicago u otra ciudad. Pero cambiaría en cierta medida la ecuación del Medio Oriente —o podría hacerlo— de una manera que obrara en contra de los intereses del imperialismo estadounidense. … un cambio importante de la ‘correlación de fuerzas’ en la región, de una manera que sería inaceptable no sólo para Israel sino para la potencia imperialista que lo apuntala, Estados Unidos”. Esto es inaceptable para la clase dominante estadounidense en su conjunto.

Pero Trump y las fuerzas de su entorno, junto con Israel y Arabia Saudita, consideran que, con el acuerdo nuclear firmado por Obama con Irán, se empeoró la necesidad que enfrenta Estados Unidos, con el crecimiento iraní de poder económico, legitimidad e influencia en la región. Están obrando para lidiar con la situación de otra manera, mucho más agresiva, con sanciones para estrangular a la economía iraní, cortar su capacidad de exportar petróleo, y esto quizá hasta suscite agitación por el mayor sufrimiento de las masas de personas de la sociedad iraní, y podría incitar un cambio de régimen. Los detonadores en este proceso podrían conducir a una guerra total, con consecuencias devastadoras.

Durante la administración de Obama, el dirigente israelí, Bibi Netanyahu, hizo un llamamiento directo al Congreso republicano a que rompiera con este acuerdo nuclear con Irán, acompañado de un gran “al carajo” a Obama, sumándose a un coro de fuerzas de la clase dominante de Estados Unidos. Obama no pudo conseguir que el Congreso ratificara el acuerdo. Los sauditas, especialmente bajo el liderato de MBS, también han sido promotores de esta manera de abordar la situación, lo que incluye su guerra genocida contra Yemen, y junto con Israel, se les consideraba como el bastión contra la creciente influencia de Irán en la región.

Es en este contexto, y en víspera de la reanudación de las sanciones contra Irán, que Arabia Saudita ha asesinado a Khashoggi, lo que provocó un escandalazo internacional contra esta atrocidad y agudizó las contradicciones con los regímenes de Turquía y Estados Unidos, con el resultante cambio en la manera en que diferentes fuerzas de la región y el mundo, incluido Irán, ven su necesidad y libertad. Es difícil de decir, y de predecir, en qué terminará todo esto y cómo esto afectará las agresivas maniobras encabezadas por Estados Unidos contra Irán.

Una vez más: Las sanciones encabezadas por Estados Unidos son completamente ilegítimas e injustas, una descarada violación de la soberanía internacional y causarán el enorme sufrimiento de las masas iraníes, y por lo tanto hay que oponérseles y resistirlas.

 

Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo…

A un nivel, los grandes jugadores de las clases dominantes en este drama, Trump, MBS, Erdoğan, et al., son como gánsteres, quienes se cooperan y contienden según lo que estiman sean sus necesidades, retos e intereses en general, en toda situación y contexto específico. Con su retórica y en algunos cases, con sus acciones, estas figuras específicas tienen una afinidad: no les importa mucho respetar o acatar las normas democrático burguesas liberales de “derechos humanos”, “democracia”, etc., establecidas en la pos Segunda Guerra Mundial.

Para los expertos liberales que lamentan que Arabia Saudita no sea un régimen democrático, o que a Trump no le importe esto, cabe ver esta realidad importante y científica de Bob Avakian (BA):

La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.

Lo BAsico 1:3

Sobre esta base, en Forjar otro camino BA agrega esta descripción:

Esa, una vez más, es la esencia de lo que difunden por todo el mundo. Las estructuras para imponer ese imperialismo podrían ser la familia real de Arabia Saudita — o podría implicar barrer con la realeza saudí e instaurar una forma de gobierno más democrático-burgués ahí. ¿Pero cuál es la esencia? ¿Cuáles son las fuerzas impulsoras? Es el imperialismo —el sistema capitalista en la etapa del imperialismo— un sistema mundial de explotación bajo el dominio general del capital y regido por las leyes de la acumulación capitalista, al estar condicionada por el predominio de los monopolios, la inversión/exportación internacional de capital, el reparto del mundo entre los países imperialistas así como la gran división del mundo en un puñado de países imperialistas y una enorme cantidad de naciones colonizadas y oprimidas.

Trump, en representación del sector fascista “Estados Unidos Ante Todo” de la clase dominante estadounidense, sentado en la cima de un sistema imperialista e impelido por los desafíos que enfrenta, ha redoblado su apoyo a MBS, un príncipe temerario con un amplio programa respaldado por Estados Unidos para obtener una influencia saudí mucho más agresiva en la región, lo que se manifiesta y se desarrolla en estos momentos mediante masacres genocidas y el sufrimiento de la gente en la guerra contra Yemen, uno de los países más pobres del mundo. Esto se está desenvolviendo en el contexto de contradicciones que se agudizan en el Medio Oriente en su conjunto.

Existe el potencial de que este asesinato también intensifique una contradicción real en Arabia Saudita, una sociedad cuya estabilidad social es una vulnerabilidad estratégica para el imperialismo estadounidense. En Arabia Saudita, como BA describe en Forjar otro camino: “[H]ay mucha inestabilidad y mucha potencial volatilidad: debajo del trono hay fuertes estremecimientos, por así decirlo — y existe el creciente potencial de ‘terremotos sociales’ que podrían amenazar con tumbar, o de hecho tumbar, a esos regímenes”. Al escribir esto en 2006, el otro país que Avakian ubica en esa categoría es Egipto, que cinco años después en 2011 vivió una tumultuosa Primavera Árabe que sí tumbó al régimen en el poder, en ese entonces encabezado por Hosni Mubarak, y que solo se logró restaurar un gobierno militar amigable con Estados Unidos tras una despiadada represión del pueblo y de otras fuerzas gobernantes como la Hermandad Musulmana. Avakian contrasta esto con Israel, que es distinto en este aspecto, y por lo tanto es un aliado estratégico más confiable del imperialismo estadounidense: Israel, “[a]demás de actuar en aras de sus propios intereses, también es una guarnición armada e instrumento de aplicación de los mandatos del imperialismo estadounidense”.

Todo esto, tal como BA lo describe en otro contexto tras el 11 de septiembre de 2001, es un caldero de contradicciones, y una parte de la necesidad que se ha agudizado debido al asesinato de Khashoggi el que quizá fuera un acto temerario e impulsivo, o tal vez un acto con consideraciones mucho más estratégicas de parte de aquellos que sí lo cometieron, y de mayor importancia, que lo ordenaran. Sea cual fuere, se dio en una cultura de mayores ataques a la prensa por todo el mundo, y en este caso, bajo la batuta de Trump.

 

La guerra contra los periodistas

Este acto de matar a un periodista es escalofriante, con el propósito de sembrar temor y horror.

El asesinato de Jamal Khashoggi, un columnista de opinión de un diario en el momento de su muerte, se da en el contexto de mayores ataques a los periodistas a nivel mundial; el Washington Post ha informado: “El año pasado fue el más peligroso para los periodistas. En 2017, en todo el mundo, 18 periodistas fueron asesinados, un número récord fue encarcelado y parece que las amenazas a la prensa se han vuelto comunes, incluso en el Oeste” (Jason Rezaian, “2017 was the most dangerous year ever for journalists. 2018 may be even worst” [El 2017 fue el año más peligroso en la historia para los periodistas. Es posible que 2018 quizá sea peor], Washington Post, 1º de febrero de 2018). Y como ya se mencionó, en la primera mitad de 2018, 47 periodistas y trabajadores de los medios ya han sido asesinados.

En un reciente mitin en Montana, Trump alabó al congresista estatal Greg Gianforte por haberle lanzado al suelo con una maniobra de lucha libre a un reportero del periódico Guardian por haberle hecho una pregunta. Trump ha escalado los ataques a la prensa y ha movilizado a chusmas fascistas bajo la consigna “noticias falsas”, diciendo que la prensa “es enemiga del pueblo”. Estos ataques, que tienen una amplia afinidad ideológica en este frente con MBS, Erdoğan y otra gente de su calaña, crean y fomentan una cultura de complicidad, y es realmente cierto que, si no se hace justicia en relación a los asesinos materiales de Jamal Khashoggi, eso establecerá un nuevo y muy peligroso precedente. Se especula que las intrigas de Erdoğan, que desprenden de la libertad que él percibe ante esta situación, tienen el propósito de amarrar un “pacto” con el régimen saudita con medidas para aliviar la deuda externa turca, a cambio de ayudar a avalar un encubrimiento orquestado por los sauditas, y ¡esto establecerá una norma nueva y más nefanda de regateo internacional sobre los cadáveres de los muertos! (El propio Erdoğan tiene muchos antecedentes de encerrar a periodistas cuyos informes no son del agrado del régimen.)

En resumen, todos los que anhelan un mundo mejor tienen que condenar este asesinato por el crimen que es. Hay que poner bajo los reflectores la asquerosa naturaleza del régimen saudita, en todas sus manifestaciones y la aún más asquerosa naturaleza del patrón estadounidense que lo respalda. También hay que oponerse a los esfuerzos de distintas potencias imperialistas por maniobrar al interior de este caldero e imponer con mayor fuerza sus dictados a los pueblos y naciones de la región, incluida la amenaza de agresiones armadas y el peligro de una guerra franca. Y cabe que los que anhelan un mundo mejor presten continua atención a la situación general.


1. Bajo Obama, Estados Unidos hizo algunas declaraciones hipócritas sobre la promoción del humanitarismo en Yemen mientras ayudaba a Arabia Saudita en sus agresiones en Yemen, con inteligencia militar, aceleradas remesas de armamento, el despliegue de buques de guerra de Estados Unidos y denuncias a la influencia iraní. Para obtener más información sobre el papel de Estados Unidos en Arabia Saudita, consulte “Bajo el pretexto de proteger a los civiles, Estados Unidos certifica la escalada de crímenes de guerra en Yemen”.  [ regresa ]

2. Forjar otro camino es un discurso que pronunció Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ante un grupo de partidarios del Partido en 2006 y que se publicó a principios de 2007. Este análisis pionero, hecho durante los años del mandato de George W. Bush, sigue siendo muy relevante, especialmente en el contexto de la agudización de las contradicciones centradas en el Medio Oriente y las maniobras agresivas encabezadas por Estados Unidos en contra de Irán.  [ regresa ]

 

Bringing Forward Another Way

Forjar otro camino es un discurso que pronunció Bob Avakian, el presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, ante un grupo de partidarios en 2006 y que se publicó a principios de 2007. Este análisis pionero, hecho durante los años del mandato de George W. Bush, sigue siendo muy relevante, especialmente en el contexto de la agudización de las contradicciones centradas en el Medio Oriente y las maniobras agresivas encabezadas por Estados Unidos en contra de Irán. Esta obra es una ilustración de la aplicación del método científico para abordar los conflictos internacionales y comprender las contradicciones sociales y políticas — e identificar dónde estriban los intereses fundamentales de la humanidad, dando una dirección y guía concreta para la repolarización estratégica para la revolución y una orientación plenamente internacionalista. Dada la situación actual en el mundo, instamos a nuestros lectores a que vuelvan a estudiar esta importante obra o que la estudien por primera vez. Lea más

Map of the Middle East

 

Trump respalda a los elementos más brutales de un régimen que ya es brutal, en Arabia Saudita.

Hay que oponérsele y resistir a esto, pero, en lo más fundamental, hace falta una revolución comunista para liberar a la humanidad de la agonía de las guerras reaccionarias y las dictaduras brutales respaldadas por el imperialismo estadounidense para conservar sus intereses, del que Trump es el principal representante y comandante en este momento. Lo que hace falta es una revolución en todo el mundo y, especialmente, AQUÍ MISMO en Estados Unidos, donde se inicia gran parte de esta agonía.

Lo BAsico 1:28

 

¡ALTO! ¡ALTO a las guerras de imperio, ejércitos de ocupación y crímenes contra la humanidad!

 

Jamal Khoshoggi
Jamal Khashoggi (Foto: AP)

 

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