Dos negros asesinados en Louisville, Kentucky, en un clima de fea supremacía blanca, azuzada desde la cúpula

| Periódico Revolución | revcom.us

 

En la tarde del 24 de octubre, un hombre blanco armado de 51 años intentó ingresar a la Primera Iglesia Bautista de Jeffersontown, una congregación predominantemente negra en las afueras de Louisville, Kentucky. Pero el servicio a mitad de semana ahí acababa de terminar, y la iglesia estaba cerrada. Luego el hombre fue a una tienda de abarrotes cercana, se acercó a Maurice Stallard, un hombre negro que había estado de compras con su nieto, y le disparó en la nuca. Continuó disparando a Stallard después de que este cayó al suelo. Luego salió y le disparó a Vickie Lee Jones, de 67 años, también negra. A Maurice Stallard y a Vickie Lee Jones los declararon muertos en el lugar de los hechos.

No todas las circunstancias en torno a los asesinatos son claras ni del conocimiento público. Si bien no se conocen los móviles del presunto tirador, algo de lo que ha salido a la luz potencialmente indica que estos asesinatos singularizaron a personas negras: el tirador había intentado ingresar a una iglesia negra (lo que los comentaristas mediáticos compararon con el horrible asesinato de nueve negros en 2015 en una iglesia en Charleston, Virginia); y un hombre que se enfrentó al presunto homicida en el estacionamiento de la tienda informó que el tirador le dijo: “No me dispares. No te dispararé. Los blancos no les disparamos a los blancos”. El hombre que presuntamente cometió los asesinatos no ha dicho en público, pero como parte del debido proceso, las autoridades han presentado cargos en su contra y él se ha declarado no culpable.

Cualesquiera que sean los móviles y las circunstancias específicas, estos asesinatos en Kentucky, y otros ataques a personas negras y otras personas oprimidas van en aumento en todo Estados Unidos, se dan en el contexto del azuzamiento de la supremacía blanca odiosa abierta desde los niveles más altos de la estructura de poder. Los asesinatos en Kentucky se dieron en la misma semana que otros dos acontecimientos importantes: artefactos explosivos improvisados fueron enviados a los hogares y oficinas de altos demócratas dirigentes, en particular prominente figuras negras, así como tres liberales acomodados que son judíos o de ascendencia judía, así como la CNN; un pistolero supremacista blanco mató a once judías en una sinagoga de Pittsburgh mientras gritaba, “Todos los judíos habrá de morir”.

La supremacía blanca: entretejida profundamente en la trama del sistema capitalista de Estados Unidos

Esta supremacía blanca ha sido parte integral del tejido económico y social de Estados Unidos desde sus orígenes: se construyó de tierras robadas producto del genocidio de los indígenas, su riqueza se acumuló en gran parte del trabajo agotador de los africanos esclavizados, impuestos mediante latigazos, cadenas y sabuesos. A lo largo de toda la existencia de Estados Unidos, desde la esclavitud al capitalismo hasta el imperio imperialista global, sus instituciones, leyes y cultura han llevado el sello de la supremacía blanca. A lo largo de todas las transformaciones en la forma en que se lleva a cabo y organiza la producción, y los cambios en la demografía de Estados Unidos, la supremacía blanca ha florecido y se han fortalecido las instituciones para reforzarla. Aun cuando la clase dominante hizo algunas modificaciones en las formas de opresión de los negros y otras personas de color, maniobró para establecer algunas formas nuevas para fortalecer y extender el dominio blanco, sobre la base de lo que ya existía.

La emancipación resultante de la Guerra Civil pronto fue seguida de la imposición del Jim Crow: 90 años de flagrante dominio blanco, la explotación implacable de los aparceros negros y las asesinas turbas de linchamientos.

El movimiento de derechos civiles, la lucha por la Liberación Negra y otras luchas de masas de los años 1950, 60 y 70 obligaron a la clase dominante a dar algunas concesiones. Estas luchas sostenidas contribuyeron a cambios positivos, pero parciales, en la sociedad. Por un lado, se prohibió la discriminación legal abierta contra los negros. Pero de los avances logrados por los poderosos trastornos de esa época pronto fueron seguidos de la “guerra contra las drogas” y el terror policial sin restricciones de jóvenes negros brutalizados y asesinados por policías que casi siempre permanecen libres, la demolición a gran escala de viviendas públicas en muchas ciudades, enormes recortes en el presupuesto de la educación y el encarcelamiento en masa de jóvenes negros, latinos y de color.

Y durante décadas, ha habido un creciente sector fascista en la sociedad, inclusive en los niveles más altos del poder, que han venido rabiando incluso por los limitados logros alcanzados por los negros y otras personas oprimidas (y también por las mujeres) ganadas mediante la lucha y otros cambios en la sociedad. Para estas fuerzas, Estados Unidos tenía “grandeza” cuando estaba inconfundiblemente claro que los hombres cristianos blancos llevaban la batuta y Estados Unidos estaba en la cima del mundo, y se ha venido yendo al pique desde que los negros se pusieron muy “desafiantes” y las mujeres se pusieron a romper las cadenas que los atan, y así sucesivamente. Las concesiones parciales por las que lucharon y ganaron las personas han sido una parte clave de lo que ha engendrado a estas fuerzas fascistas, lideradas por un sector entre los gobernantes, que básicamente quieren revertir todo eso, por la fuerza de ser necesario. La supremacía blanca está tan estrechamente tejida en la trama del capitalismo-imperialismo estadounidense que no es posible realmente eliminarla (y no es posible solo reformarla aquí y allá) sin destrozar completamente esa trama.

El ambiente fascista envalentona a los racistas a actuar según su odio

Y ahora los fascistas están en la Casa Blanca y están en control del Congreso y la Corte Suprema. Están maniobrando agresivamente para “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser blanco” como una parte crucial de todo su programa, y están azuzando aún más a las fuerzas sociales nazis-klanistas. El régimen de Trump y Pence está forjando medidas aún más represivas y avivando las llamas de un odio racista más intenso. Trump describió a los golpeadores supremacistas blancos como “personas muy buenas” y dijo que las personas que protestan contra los monumentos a la Confederación están “tratando de quitarnos nuestra herencia”. Su Departamento de Justicia inventó algo que llama “extremismo de identidad negra” para atacar a las personas que protestaban contra la brutalidad policial. Trump ha pedido que los policías traten “de manera no gentil” a aquellos a quienes arrestan, y su administración ha puesto fin a los decretos de consentimiento destinados a frenar la brutalidad policial más escandalosa en algunas ciudades. Ha ordenado que los fiscales federales presenten los cargos máximos contra los delincuentes no violentos relacionados con las drogas, cargos que meten a los negros a los penales federales a un ritmo cuatro a cinco mayor que a los blancos.

Este ambiente fascista ha envalentonado a los racistas en toda la sociedad para que actúen según su odio. Han organizado marchas de antorchas en Charlottesville y han agredido brutalmente a personas en el centro de Manhattan. Han matado a personas en Portland, Oakland y Charlottesville, y han salido armados hasta los dientes para oponerse a las marchas convocadas por Rechazar el Fascismo. Una y otra vez, los racistas han llamado a la policía contra los negros que consideran que están en “su” espacio: al jugar al golf, alquilar un Airbnb, hacer parrilladas en el parque, intentar entrar a su apartamento y quedarse dormida en la sala común de una residencia estudiantil. Una mujer en Brooklyn llamó a la policía contra un niño de nueve años al afirmar, con absoluta falsedad, que el niño la había tocado de una manera sexual inapropiada.

Y ahora en Kentucky —un antiguo estado esclavista, un estado que a un año del fin de la Guerra Civil, comenzó a aprobar las leyes del Jim Crow que impedían que las personas negras hicieran negocios con instituciones “blancas” o sirvieran a esas instituciones—, dos personas negras que iban de compras en un supermercado frecuentado por muchos blancos fueron asesinadas a plena luz del día.

Los horribles asesinatos a sangre fría de Maurice Stallard y Vickie Lee Jones casi no salieron en los noticieros nacionales. Trump ni siquiera daba la apariencia de que le importaran los dos negros mayores asesinados en un horrible asalto.

Este es el mundo en el que vivimos. Este es el sistema bajo el cual vivimos: un sistema imperialista capitalista. Un sistema que se ceba de la explotación implacable de miles de millones de personas en todo el mundo, y ha impuesto brutalmente la opresión de pueblos y naciones enteros, y de la mitad femenina de la humanidad, profundamente en su médula. Un sistema que continuamente genera asesinatos de personas de color por racistas y policías, y muchos otros horrores.

Se le ha acabado el tiempo para este sistema.

Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica.

Bob Avakian, Lo BAsico 1:1

Corto: “La línea directa de la Confederación a los fascistas de hoy” (en inglés)

Vea y comparta la película completa, el tráiler, las preguntas y respuestas y unos cortos selectos.

7 Talks (7 Charlas en inglés)

7 Talks
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Primera charla

Por qué estamos en esta situación… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución
Pista 1, Pista 2, Pista 3

 

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