El proyecto de ley sobre la “reforma penitenciaria”

Una minúscula curita para tapar una puñalada en las entrañas

| Periódico Revolución | revcom.us

 

Si usted leyó un diario la mañana después de que Trump firmara su “proyecto de ley de reformas penitenciarias” fraudulento, quizá vio a Van Jones actuando como un adorno del capo de la máquina monstruosa inexorable fascista, de pie prominente entre la gente que rodea al escritorio de Trump.

De hecho, el proyecto de ley otorga algunas concesiones relativamente pequeñas mientras oculta lo que tal vez resulte en un gran ataque. Y hablaremos de la concesión y del ataque en un minuto.

Pero el significado más grande de este proyecto de ley, y el ataque más grande, se encuentra en la colaboración con el fascismo que ejercen personas como Jones, junto con las nociones ilusas y engañosas que provienen de personas como la autora Michelle Goldberg.

Primero, veamos el proyecto de ley. En sí, según las proyecciones de incluso sus partidarios más firmes, reduciría las condenas de no más de cuatro mil prisioneros en el sistema penitenciario federal. La reducción es lo principal que se promociona. Esa reducción se aplicaría a poco más del dos por ciento de los prisioneros federales, y cuando se compara con los 2.3 millones de personas detenidas en todas las prisiones, cárceles y “centros de detención”, de hecho representa menos de uno de cada 500 prisioneros, los cuales en su mayoría ya habrán cumplido condenas muy largas por farsas de “delito”, como posesión de drogas. E incluso esta mezquina reforma tiene dos grandes trampas: primero, no se permitiría que ningún migrante se beneficiara de la liberación anticipada Y ADEMÁS, segundo, ProPublica ha denunciado al llamado algoritmo “neutral” que determinaría exactamente quién entre los elegibles sí se beneficiara de la libertad por ocultar criterios decididamente racistas en sus pautas supuestamente neutrales.

De hecho, oculto al interior de esta concesión extremadamente menor es un gran ataque. Y eso no debería sorprender. Después de todo, cuando el Senado aprueba un proyecto de ley de 87 a 12, cuando importantes defensores de la reforma en las prisiones se le oponen y cuando un racista de larga trayectoria convertido en el fascista en jefe Donald Trump lo firma, ¿no deberíamos de hacer algunas preguntas sobre quiénes se beneficiaran de todo esto y por qué?

Primero, tenga en cuenta que las dos “empresas privadas de prisiones” más grandes ahora se han “rebautizado” a sí mismas como compañías de “reingreso”. La cía. Corrections Corporation of America [Corporación de Centros Correccionales de Estados Unidos], por ejemplo, cambió su nombre a CoreCivic [Núcleo de Civismo] (¡cómo suena el espíritu de servir al público!). No solo tiene planes para un uso mucho más amplio de pulseras de tobillo, sino también para otras formas de vigilancia aún más intrusivas. Así que, dado que los estados hoy tienen restricciones presupuestarias y quieren reducir al menos un poco sus poblaciones carcelarias, pero la clase dominante en su conjunto todavía quiere aumentar su vigilancia y control de los negros, latinos e indígenas en Estados Unidos, podríamos tener en ciernes toda una nueva fase de encarcelamiento en masa y cosas peores.

El segundo ataque es, en ciertos sentidos, aún más insidioso: darle cobertura a Trump para emprender su embate fascista. Fíjese, conocemos a Trump y conocemos a Estados Unidos, y aunque él ha hecho numerosas amenazas, aún no ha desatado el embate total contra los negros tal como lo ha hecho, por ejemplo, contra los inmigrantes, cabe entender que esto no es una cuestión de si lo va a hacer, pero de cuándo lo va a hacer. Bien, por otro lado, los oportunistas como Van Jones (así como los lamentables limpiabotas como Kanye West) le han dado a Trump una valiosa cobertura política. Van Jones ganó su asquerosa sesión de fotos al hacer toda una entrevista de la CNN con Jared Kushner. Lea esta rastrera entrevista aquí (en inglés) y pregúntese si hay alguna pregunta que Kushner no pudiera haber ensayado por adelantado. Jones ha usado la credibilidad que hubiera pillado de su asociación con el movimiento “radical” de los años 1990 para legitimar a un régimen que es el enemigo a muerte de las masas, y le ha dicho a la gente que el camino a seguir NO es una resistencia masiva sino la conciliación y colaboración directa.

A aquellos como la designada columnista “despierta” del New York Times, Michelle Goldberg, quien escribió una columna titulada “¿Donald Trump está haciendo algo... bueno?”, que dice que este proyecto de ley podría ser el primer paso para hacer retroceder la marea de la encarcelación en masa: Despiértese, carajo, ¿de acuerdo? Esta es principalmente una forma de engañar y embaucar a personas como usted para que bajen la guardia y crean los cuentos de hadas, y se mantengan al margen cuando caiga la represión, como seguramente ocurrirá a menos que la impida una masiva lucha en las calles.

Vea la realidad. Pregúntese POR QUÉ esto está sucediendo. Y así actúe en consecuencia y a la altura de la amenaza que enfrentamos.

 


 

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