Jueza porcina suelte a cerdos policías de Chicago por mentir y encubrir el asesinato policial de Laquan McDonald

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Justo el día antes de que un juez dictara al policía de Chicago, Jason Van Dyke, una condena escandalosamente leve por el asesinato de Laquan McDonald, una jueza dictó otra decisión indignante: un veredicto de “no culpables” para tres ex y actuales policías de Chicago acusados de conspirar para encubrir ese asesinato. La declaración de una hora que leyó la jueza no solo fue una exoneración completa de los tres policías acusados sino una defensa vehemente de lo que la policía hizo a Laquan McDonald. Constituye un veredicto de “no culpable” para el código de silencio de los cerdos en todo Estados Unidos.

Los tres policías estaban entre al menos ocho policías presentes en el lugar del asesinato la noche del octubre de 2014 cuando Van Dyke mató a Laquan. Un grupo de policías habían estado siguiendo a Laquan por un tiempo, evidentemente no viendo ninguna amenaza inmediata, cuando Van Dyke llegó, saltó de su patrulla y en cuestión de segundos comenzó a disparar a Laquan, sin ninguna justificación concebible. Aun después de que Laquan cayó al suelo del disparo inicial, Van Dyke continuó disparando, 16 disparos en total. Ninguno de los policías allí brindó ayuda a Laquan ni siquiera intentó averiguar su condición.

A pocas horas de asesinar a Laquan, Van Dyke y otros oficiales que estaban en el lugar, junto con el detective a cargo de “investigar” el incidente, se reunieron en las oficinas policiales donde hablaron sobre los disparos y vieron el video grabado desde la patrulla, el cual —como millones de personas vieron después de que se les obligó a hacerlo público mucho más tarde— mostró que Laquan estaba alejándose de la policía, con los brazos a los costados, cuando Van Dyke le disparó. Solo después de esa reunión en las oficinas policiales, los policías que habían estado en la escena escribieron sus informes y fueron entrevistados por el detective “investigador”, David March. Dos de los informes —del compañero de Van Dyke, Joseph Walsh, y de Thomas Gaffney— se hicieron eco de la mentira de Van Dyke de que actuaba en defensa propia cuando le disparó a McDonald. Los informes usaban un lenguaje básicamente idéntico: McDonald había cometido “agresión” justo antes de que Van Dyke le disparara y estaba “agresivamente” moviendo la mano con el cuchillo hacia la policía... y que después de que se le disparó y yacía en el suelo, seguía siendo una “amenaza” porque seguía tratando de levantarse con el cuchillo en la mano.

La jueza absolvió a March, Walsh y Gaffney, los tres policías, a pesar de que no cabía duda de que eran culpables de mentir y encubrir el asesinato de Laquan McDonald. Pero la verdad es que es escandaloso que, en primer lugar, estos tres policías fueran los únicos que siquiera acusaron del encubrimiento.

El informe de March que concluyó que la acción de Van Dyke estaba justificada lo revisó y firmó un subjefe de alto rango (a quien luego se le permitió jubilarse con una pensión completa). Eso fue solo el comienzo. Toda la administración de la ciudad participó en proteger a la policía asesina y ocultar la verdad. El jefe de policía vio el video de la patrulla, y lo habían visto o fueron informados de su contenido preciso la Autoridad “Independiente” de Revisión de la Policía, el fiscal de distrito, el abogado de la ciudad, y todos hasta el alcalde, Rahm Emanuel, quien había luchado en la corte para evitar que el video se hiciera público. Todos sabían de las mentiras y el encubrimiento de la verdad, y conspiraron sobre ello. ¡Se debía haber acusado a todos los involucrados en este encubrimiento criminal por su rol en ayudar y defender el asesinato de Laquan!

La jueza, ex fiscala, da luz verde al asesinato y mentiras policiales

Durante el transcurso del juicio, una parte importante de la defensa de los tres policías fue, al igual como en el juicio de Van Dyke, la de satanizar a Laquan McDonald y pintarlo como responsable de su propia muerte. A estos policías, que mentían sistemáticamente en sus informes, la jueza les dio rienda suelta para mantener que el asesinato de un joven negro de 17 años estaba justificado porque los policías afirmaban que sus vidas estaban en “peligro”.

En el juicio de Van Dyke, a pesar de la prosecución sin afán del caso por parte de la fiscalía, el jurado concluyó que el video grabado desde la patrulla mostró lo que realmente sucedió, y declaró a Van Dyke culpable de asesinato en segundo grado y 16 cargos de agresión agravada. March, Walsh y Gaffney optaron por un juicio sin jurado, solamente ante un juez. La jueza Domenica Stephenson no solo es una ex fiscala, como muchos jueces en los tribunales del Condado de Cook y Chicago (vea la barra lateral); cuando era fiscala ella había trabajado estrechamente con el abogado de uno de los acusados en este juicio.

Además de permitir que los abogados de los cerdos atacaran a Laquan, la jueza Stephenson permitió ataques a lo loco e infundados por parte de la defensa contra el carácter e integridad personal de los testigos contra los policías:

  • Uno de los abogados de los policías interrogó a un hombre latino, el Sr. Torres, quien, junto con su hijo, conducía por el lugar del asesinato de Laquan y se detuvo y vio a los policías disparar al joven negro. Cuando estos dos testigos oculares se habían presentado a la policía para ofrecerse para contar lo que habían visto, les dijeron que se fueran. En el juicio, el abogado porcino exigió saber por qué el Sr. Torres no había llamado al 911, y él le respondió que cuando uno llama al 911, está llamando a la policía, la que ya estaba presente.
  • Una policía que estaba presente en el lugar del asesinato de Laquan testificó que el detective March la presionó para que mintiera en su informe sobre lo que ella había visto, y cuando ella se negó a hacerlo, él redactó el informe que ella había escrito sin su conocimiento para que pareciera que Laquan era una amenaza. La defensa atacó salvajemente a esta policía denunciante, acusándola de mentir para salvar su trabajo para que no tuviera que volver a trabajar en un restaurante de comida rápida. Ella testificó que, como resultado de negarse a participar en el encubrimiento, la tacharon de soplona en el departamento de policía y la asignaron a trabajar en la oficina por temor a que sus compañeros cerdos la pondrían en peligro en la calle.

El veredicto de la jueza no solo exoneró totalmente a los tres únicos policías acusados en el encubrimiento del asesinato de Laquan McDonald (entre todos los que participaron en este encubrimiento dentro del departamento de policía y la jerarquía del gobierno de la ciudad) sino que respaldó completamente las mentiras de los policías para justificar el asesinato. Hizo grandes esfuerzos, en un tono de burla apenas disfrazado, para atacar el testimonio de la única policía que no había cooperado completamente con el encubrimiento. La jueza dictaminó (en refutación directa de lo que decidió el jurado en el juicio de Van Dyke) que el video de la patrulla no mostraba los acontecimientos “desde la posición” (“show the vantage point”) de los policías y, por lo tanto, no contradice lo que escribieron los policías en sus informes que aseveraban que Laquan representaba una amenaza a sus vidas. Ella justificó la afirmación de los policías de que eran las “víctimas” (!) de “agresión” y que Laquan era el “delincuente” .

Esta exoneración constituye una brillante luz verde para la policía de Estados Unidos, para que continúe e incluso aumente la brutalidad, asesinato, mentiras y terror que cometen contra el pueblo negro.

Video, de la cámara de patrulla, del policía Jason Van Dyke disparando a Laquan McDonald

Police murder Laquan McDonald at 5 minute mark

 

Bob Avakian: Sí, hay una conspiración para que siempre salgan impunes los policías."

“Sí, hay una conspiración para que siempre salgan impunes los policías” es un corto de Revolución: Porqué es necesaria, porqué es posible, qué es, un discurso filmado de Bob Avakian, dada en 2003 en Estados Unidos. Más sobre Bob Avakian aquí

 

Los jueces del Condado de Crook

En su libro de 2016 Crook* County [Condado de Crook], Nicole González Van Cleve sacó a la luz el racismo e injusticia en las cortes del Condado de Cook en Chicago, conocidas como “el juzgado de lo penal más grande de Estados Unidos”. En un artículo de opinión del New York Times publicado más o menos cuando salió el libro, Van Cleve escribió que las desenfrenadas prácticas racistas en el departamento de policía de Chicago “se extienden ampliamente en los tribunales penales, de hecho son la base misma de los casos que entran en el sistema judicial. Las manos de muchos jueces y fiscales están tan sucias como las de los racistas en uniformes azules”. Cuando Van Cleve trabajaba como una secretaria del tribunal en la oficina de la fiscalía del Condado de Cook, la policía solía decir cosas muy racistas en el Palacio de Justicia con regularidad, como llamar a los hombres negros “perros”. Escribió: “Los fiscales y jueces a menudo participaban en esta cultura. Hablaban de manera abiertamente racista en el tribunal, se burlaban de los nombres afroamericanos de los acusados, o imitaban de forma degradante el ebánico [el dialecto del inglés de muchos afroamericanos] para mofarse de los acusados, familias y víctimas negros. A sus ojos, los acusados tenían la culpa de su propia pobreza, una ideología que justificaba una gran cantidad de abusos de los acusados, víctimas, testigos o cualquier persona de piel negra o de color que se encontrara en la corte”. En su libro, Van Cleve notó los estrechos lazos entre los jueces del Condado de Cook y los fiscales en particular: “Tres cuartas partes [de los jueces] habían sido fiscales.... Como resultado, los jueces... vienen de la comunidad interna, acatan las normas y prácticas de sus colegas y amigos de larga data. Un abogado privado describió esta cultura insular como un club de compinches racistas donde los jueces no solo rinden cuentas a sus ex compañeros, sino que desean estar en el círculo íntimo de la fiscalía”.

* Un juego de palabras. En inglés “crook” quiere decir “ladrón”.

 

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