Me atacaron por protestar contra el Día de la Bandera de Estados Unidos. Quemaré esa bandera el 4 de julio

Drea Shadburne

| revcom.us

 

Nota de la redacción: Reposteamos un artículo que salió originalmente en medium.com el 21 de junio, y que nos enviaron unos lectores y partidarios de Revcom.us en Filadelfia.

Unos fascistas me atacaron mientras protestaba contra el Día de la Bandera. La policía les estrechó la mano y los dejó seguir su camino. No voy a dejar de profanar la bandera de Estados Unidos.

Me llamo Drea Shadburne. Soy miembra del Club Revolución y soy partidaria del Partido Comunista Revolucionario (PCR). Nuestro objetivo es organizar a las personas ahora para el momento en que podamos derrocar este sistema mediante una revolución real, y construir una nueva sociedad basada en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría del líder de la revolución, Bob Avakian.

Aquí, en el “lugar de nacimiento de Estados Unidos”, yo y otros decidimos sostener una manifestación el Día de la Bandera en el centro en frente del Palacio Municipal a la hora pico. Tomé parte porque quería ayudar a abrir brecha en lo que considero el patriotismo asfixiante e injustificado en un país que está descendiendo rápidamente hacia el fascismo total. Quería ser parte de ayudar a la gente a reconocer la realidad de la fundación de Estados Unidos (que se fundó sobre la base de la esclavización de los africanos secuestrados de sus tierras natales, el genocidio de los pueblos indígenas y el robo masivo de tierras a México y de los territorios indígenas por medio de guerras de conquista) y los horrores interminables que todavía perpetúa contra las masas de personas en Estados Unidos y por todo el mundo. Quería luchar para ayudar a las personas a captar la realidad de todo esto e invitarlas a unírsenos para profanar el símbolo más sagrado de esta sociedad: la bandera estadounidense.

Comenzamos por desplegar la bandera en el suelo y pararnos encima de ella, mientras sosteníamos un cartel que decía: “¡Estados Unidos NUNCA ha tenido grandeza! ¡Tenemos que DERROCAR este sistema!”, y hacíamos agitación con un megáfono. Muchas personas nos apoyaron, algunos participaron pisoteando la bandera a patadas e incluso echándole escupitajos. Otros tenían una posición intermedia, tal vez confundidos por nuestras acciones pero, en algún sentido, respetaban nuestro derecho de protestar, aunque no estuvieran de acuerdo con nuestro mensaje. Y ciertamente, muchos otros nos reprendieron con vehemencia y odiaron lo que hacíamos. La mayoría de este último grupo estaba contenta con condenarnos verbalmente. Pero dos hombres decidieron que se debía atacarnos físicamente.

Un corpulento hombre blanco de mediana edad se acercó desde atrás y tacleó a un revolucionario que estaba a mi lado, empujándolo contra mí. El agresor agarró la bandera en la que estábamos parados y trató de escabullirse, todo lo que su cómplice grabó y luego posteó en su Facebook (que ha acumulado cientos de compartir, me gusta y comentarios). No postearon el video de lo que le siguió inmediatamente después, por razones que serán obvias.

Sin demora lo perseguimos y nos esforzamos por recuperar la bandera. Una multitud de espectadores se reunieron rápidamente alrededor de nosotros y sacaron sus celulares para grabar lo que estaba pasando. Muchos se conmocionaron al ver que este tipo y su compinche patriota comenzaron a darnos puñetazos en la cara, dado que tres de los cuatro manifestantes eran mujeres. Muchas personas de la multitud alzaron la voz con furia contra este acto flagrante de violencia misógina. Una minoría de la multitud incluso los vitoreó. El hombre que dirigió el asalto, lleno de rabia odiamujer roja, blanca y azul, comenzó a aullar de que nosotros no debiéramos faltarle el respeto a su bandera. No importaba que se tratara de una protesta pacífica, que él había iniciado el ataque de manera premeditada y que, de hecho, él se había robado algo que nos pertenecía. La policía llegó poco después, ¡les estrechó la mano a los hombres que nos habían agredido (vea alrededor de 1:28), los dejó irse por su propio camino y procedió a interrogarnos!

Quiero examinar el panorama más amplio. Para que quede claro, a mí me importa más hacer lo que es correcto que los “derechos” como tales que me concede una constitución creada por amos de esclavos y explotadores. Pero, ¿cómo es el estado actual del derecho de protestar en Estados Unidos, y por cuál rumbo parecen encaminadas las cosas? Trump ha llamado en repetidas ocasiones a revocar el precedente de la Corte Suprema que protege la profanación de la bandera como libertad de expresión protegida, precedente que se estableció en el caso de Texas contra Johnson en 1989, y se volvió a ratificar tan recientemente como hace dos días en un caso con el mismo Gregory Johnson. Trump ha llamado repetidamente a la violencia contra los manifestantes en sus muchos mítines al estilo de Núremberg. Mucho antes de lo que me pasó ese viernes, unos golpeadores fascistas leales a Trump han estado actuando de acuerdo a sus directrices por todo Estados Unidos. ¿Por qué no deberíamos protestar contra las injusticias que se están amontonándose a todo nuestro alrededor?

Se ha publicado un Llamamiento a la Acción en revcom.us (la voz del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos) titulado “4 DE JULIO DE 2019: IMAGINEMOS UN MUNDO SIN ESTADOS UNIDOS”, que proclama ante todo el mundo: “invitamos a usted a que no solamente ‘se imagine un mundo sin Estados Unidos’, sino a que luche y trabaje para ese mundo. Ese día, esta bandera tan empapada de la sangre de ‘barbarie e hipocresía’ arderá en lugares simbólicos de Estados Unidos. Esta será una declaración audaz de la verdad y una declaración de que ya estamos hartos; y un toque de clarín a la revolución y la emancipación de TODA la humanidad”.

Esa es la bandera por la que estos golpeadores estaban dispuestos a aporrear a mujeres de la mitad de su tamaño. Esa es la bandera que los revolucionarios como yo, que buscamos nada menos que la emancipación de toda la humanidad de toda opresión y explotación, vamos a quemar el 4 de julio. Todos aquellos que pueden atreverse a concebir un mundo sin Estados Unidos y todo lo que realmente representa, y que están trabajando para hacer nacer un mundo sin Estados Unidos, le prenderán candela a la bandera estadounidense.

No puedo sino luchar para poner fin a esta pesadilla en la que vivimos, y continuaré pisoteando y prendiendo candela a las reliquias sagradas de esta cruel bestia que es Estados Unidos. El 4 de julio de este año, ¿ustedes me acompañarán?

 

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