¿“Después de Hitler, nosotros”?, o
¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!
Lecciones de la Escuela de la Revolución de la Gira Nacional
| revcom.us
Estas notas surgen de una reflexión sobre algunas experiencias en la reciente Escuela de la Revolución la que convocaron la Gira Nacional “Revolución” y el Club Revolución en Chicago.
En uno de los artículos en la compilación La guerra civil que se perfila..., Bob Avakian hace la observación de que, “[c]uando Hitler se afianzó en el poder se requirió toda una guerra mundial para hacerlo caer, y no lo hicieron caer la dinámica y lucha de la sociedad alemana”.
Hace esta observación aleccionadora en el contexto de establecer una orientación general de que no debemos ser deterministas en relación con la experiencia histórica del pasado ni los desafíos actuales, junto con más observaciones sobre lo extremadamente desfavorable que sería la situación mundial si estallara otra Guerra Mundial debido a la necesidad y la contienda entre los imperialistas a nivel internacional, y de recalcar la necesidad urgente de que el movimiento para la revolución busque activamente las maneras para repolarizar la sociedad hacia una situación que sea cada vez más positiva para la revolución. Para nosotros, esto significa aplicar la estrategia de “Acelerar mientras se aguarda” como parte del Quehacerismo enriquecido (una parte del cual está concentrada en la cita de Lo BAsico citada en adelante).
Hablemos derecho: Trump es un Hitler estadounidense, aunque esto es una comparación limitada y no se debe interpretar en un sentido simplista de “la historia se repite, de manera exacta”. Hay abundantes particularidades y matices horribles de las cuales tenemos que estar al tanto. Pero, a un nivel, esta es una comparación válida la que, a mi parecer, podemos afirmar como una analogía básica. Y en otro pasaje de un discurso reciente, Avakian critica a los comunistas alemanes en los años 1930, cuyo enfoque se resume en la consigna, “‘Nach Hitler, Uns’ (que significa: ‘Después de Hitler, nosotros)”. Luego, BA pone al descubierto la forma en que diferentes representantes de otros puntos de vista de clase están asumiendo y promoviendo activamente ese mismo enfoque en el período actual del ascenso del fascismo en Estados Unidos (ni hablar de aquellos que extienden esto a un enfoque de “¡Después de la burguesía, nosotros!”).
Cabe repetir, de nuestra parte, tenemos mejor criterio (o debemos tener mejor criterio), y debemos estar firmemente decididos a no repetir esos mismos errores, y al contrario a luchar fuertemente con los que llevan a las masas por ese camino pésimo y fatal. Todo esto recalca la tarea principal de este período: librar una guerra política contra el fascismo uniendo ampliamente a todos los que se pueda unir para dirigir la protesta sostenida, no violenta y de masas para expulsar al régimen de Trump y Pence, antes de que éste pueda consolidar el poder plenamente, tal como llama a hacer Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org), y que en el caso de los comunistas revolucionarios, debemos hacer esto basándonos en “¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!” y no en “¡Después de Hitler, nosotros!”.
Esta necesidad se nos presentó en medio de la Escuela de la Revolución la que la Gira Nacional “Revolución” patrocinó con objeto de imbuir a los partidarios de la revolución a varios niveles con un entendimiento más profundo de la relación a la teoría y práctica (del nuevo comunismo), y —vinculado a esa base— entrenarnos a trabajar como un equipo de científicos que constantemente sondea, investiga y experimenta con la realidad con el fin no solamente de conocerla, sino de más importancia, de cambiarla. Desde el primer día, teníamos la orientación de que, en relación con el aspecto de profundizar nuestro conocimiento de la teoría, esto no es algo que está desconectado de lo que pasa “afuera” en el mundo objetivo fuera de nuestra subjetividad relativa. Es importante entender que al “no estar desconectado”, esto reconoce que de hecho opera la contradicción aquí, y como tal esto bien podría convertirse en su opuesto: era posible que pudiéramos haber llegar a desconectarnos del mundo objetivo y “a aferrarnos a nuestros planes”. Ahí es donde la dirección desempeñó un papel decisivo para impedir que eso ocurriera.
Un día en el cual teníamos cierto programa para el estudio y actividades de propagación, organizados antes de ocurrir estos ultrajes recientes, aquellos que habían asumido un papel dirigente para esta escuela emprendieron una lucha. Se inició con la lectura y discusión de Lo BAsico 3:30:
Algunos principios para forjar un movimiento para la revolución
En cada momento, tenemos que estar buscando las concentraciones importantes de las contradicciones sociales y los métodos y las formas que puedan fortalecer la conciencia política de las masas, así como su capacidad combativa y organización para emprender la resistencia política contra los crímenes de este sistema; que para una cantidad cada vez mayor de personas, puedan darle vida a la necesidad y la posibilidad de un mundo radicalmente diferente; y que puedan fortalecer la comprensión y la determinación de las masas avanzadas de inclinaciones revolucionarias en particular de modo que asuman nuestros objetivos estratégicos como cosas por las cuales luchar de manera enérgica y hacia las cuales aspirar, y no solamente como metas (o ideales) lejanos y en esencia abstractas.
Es necesario que el objetivo y orientación sea el de llevar a cabo el trabajo que, junto con el desarrollo de la situación objetiva, pueda transformar el terreno político, de modo que en un sentido agudo y activo en toda la sociedad se ponga en tela de juicio la legitimidad del orden establecido y el derecho y la capacidad de la clase dominante de gobernar; de modo que la resistencia a este sistema cobre cada vez más amplitud, profundidad y determinación; de modo que se fortalezcan muchísimo el “polo” y la fuerza de vanguardia organizada del comunismo revolucionario; y de modo que, en el momento decisivo, esta fuerza avanzada pueda liderar la lucha de millones y decenas de millones de personas para hacer la revolución.
— Lo BAsico 3:30, Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
Con eso se nos presentó un reto. En esencia, era: “Miren, hay indignación sobre esa matanza que ocurrió en El Paso, entre amplios sectores de la sociedad y entre nosotros. Lo ocurrido surgió de la base material para la revolución (los 5 ALTOS) y es una expresión abierta del terror supremacista blanco que el régimen fascista en el poder está azuzando. Esto es una sacudida en la sociedad: algo que la gente se niega a aceptar y algo sobre el cual hay que liderar a las masas para aprovechar para poder hacer avanzar la revolución y aumentar sus fuerzas organizadas. ¿Debemos cambiar nuestros planes, salir en la sociedad para actuar en respuesta a esto, o debemos ceder esto a los demócratas o a otras formas de espontaneidad?” O, para expresarlo en otros términos: En este momento, ¿vamos a tener un enfoque de “Después de Hitler, nosotros”, o al contrario… “¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!”?
Se aceptó ese reto de inmediato con poca o nada de lucha, según lo que yo vi, pero luego surgió mucha contienda con respecto a cómo actuar de acuerdo con nuestra estrategia (en particular la Segunda parte de CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución). Hemos visto cómo nuestro “actuar para incidir en” este ultraje se manifestó en que lideramos a las masas para bloquear el malecón Lakeshore Drive como protesta dos días después. Fue una acción sumamente importante, y no hubiera ocurrido si “nos hubiéramos aferrado a nuestra agenda”. El otro aspecto de eso, como me lo mencionó un(a) camarada, es que si no hubiéramos dado ese giro, de hecho hubiéramos hecho daño a las masas de personas al incumplir nuestras responsabilidades como comunistas revolucionarios. Nunca, jamás, deberíamos dejar que nos entreguemos a nosotros mismos a las masas en la pira funeraria de la espontaneidad: estas son, en realidad, luchas de vida o muerte no sólo para la propia humanidad sino especialmente para los que enarbolan el estandarte de la emancipación humana y las tareas que eso conlleva.
Entre las muchísimas lecciones que aprendí en la Escuela de la Revolución, esta es la que me ha acosado más constantemente desde ese entonces. ¿Cuáles otras crisis y otros ultrajes hemos abordado, o incluso los que no hemos reconocido en absoluto, cediendo al “Después de Hitler, nosotros”? Lo muchísimo que está en juego, de consolidar completamente el mando un fascismo estadounidense, ya ha sido evaluado correctamente como un peligro existencial para la humanidad, y aun así, los horrores que surgieran en ese proceso podrían ser mucho peores de lo que podemos delinear en este momento. Así que, al cumplir con nuestra tarea principal de expulsar a este régimen, más vale aprender a dominar la relación dialéctica con nuestra tarea fundamental de construir un movimiento para la revolución sobre la base del método y enfoque del nuevo comunismo.
Para concluir en pocas palabras y alentar a que estudiemos más estas cuestiones, es imposible separar todo esto de la tarea de llevar a cabo la Revolución Cultural al interior del Partido Comunista Revolucionario, a la que debemos retomar y sobre la que debemos reflexionar todos los que ya nos hemos convencido de una revolución real (o los que estamos empezando a elevar la vista a eso).
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