Stephen Miller es un NAZI, y no un llamado “nacionalista blanco”, y muestra lo tarde que es la hora el hecho de que millones de personas no están en las calles ni exigiendo su destitución

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Esta semana, un ex socio del asesor de alto nivel de la Casa Blanca, Stephen Miller, dio a conocer más de 900 correos electrónicos racistas escritos por Miller, el cerebro detrás de la política migratoria de Trump. En estos correos electrónicos Miller se queja de que estuvieran sacando banderas de la Confederación después de que un supremacista blanco mató a nueve parroquianos en una iglesia negra. Miller promueve un artículo que insiste en que el gobierno deje de considerar a los latinos como víctimas de crímenes de odio y en vez considerarlos perpetradores. Recomienda artículos en un portal que mantiene que hay razas inferiores y que hay que suprimir su crecimiento, y otro portal que dice que la “raza blanca” es la víctima de “genocidio” perpetrado por gente de color y supuestamente ideado por judíos.

Este cerdo promueve la novela The Camp of the Saints (El campamento de los santos, 1973) que pinta una Europa y un Estados Unidos abrumados por enormes hordas de migrantes subhumanos que saquean y violan y terminan en aniquilar a la “raza” blanca y su “gloriosa” civilización. Al cierre de esta edición, ha surgido muy poca indignación, y el régimen de Trump no solo lo está defendiendo, sino que acusa de antisemitas (Miller es judío) a los que siquiera llamaron atención a esto.

Primero, cualquiera que sea su religión, Miller es un NAZI. Los que lo critican solo por ser un “nacionalista blanco” ocultan la realidad de su verdadero programa, que en mínimo es la “limpieza étnica” de migrantes no europeos y ya ha resultado en el horror de la detención bajo las condiciones subhumanas de campos de concentración a más de 80.000 migrantes (decenas de miles de estos siendo niños arrebatados a sus familias). Hay que dejar de usar términos inventados y suavizados como “nacionalistas blancos” para referirse a sanguinarias y genocidas personas y fuerzas.

Segundo, el hecho de que estos correos electrónicos han sido dados a conocer no es ninguna revelación sorpresa. Concuerdan completamente con toda la carrera de Miller. Sin embargo, años después de que estas políticas se establecieron, y ahora a pocos días de la revelación de esta porquería NAZI, este cerdo sigue trabajando como si nada. El hecho de que días después de que se dieron a conocer estas pruebas irrefutables, no se han dado protestas masivas exigiendo que se lo bote, solo demuestra el grado en que la gente se ha dejado acostumbrar… lo cómplice que han llegado a ser.

Tercero, si bien unos politiqueros twitiaron indignados (¡oh, qué valentía!), y la representante Alexandria Ocasio-Cortez circuló una debil petición pidiendo que Miller dimita, nadie ha hecho nada real para sacar a este NAZI. Y hasta el 17 de noviembre, solo 80 de los 235 demócratas de la cámara de representantes habían firmado la petición inefectiva de Ocasio-Cortez, y nadie de la dirigencia demócrata la ha firmado, como Nancy Pelosi, Adam Schiff, Chuck Schumer, Hakim Jeffries o Jerry Nadler.

La dirigencia del Partido Demócrata está más que dispuesta a esperar que esto pase al olvido. No quieren hablar de inmigración porque ellos, al igual que Miller, representan el mismo sistema de capitalismo-imperialismo, pero con un programa más refinado. Piénsenlo: Obama fue de hecho el “Deportador en Jefe” y todavía tiene el récord de deportaciones; Bill Clinton inició la militarización de la frontera sur, causando miles de muertes al obligar a miles de migrantes a cruzar en medio del desierto en su odisea a la seguridad añorada: y Nancy Pelosi encabezó la votación de los demócratas a favor de financiar el muro fronterizo y los campos de concentración de Trump.

Aun el autoproclamado socialista Bernie Sanders dijo el año pasado:

“[S]i lo que quieres decir es que hay que abrir las fronteras, Dios mío, hay muchísima pobreza en este mundo, y va a llegar gente de todas partes del mundo. Y no creo que eso es algo que podemos hacer ahora. No lo podemos hacer”.

Y más recientemente Sanders dijo:

“Necesitamos seguridad de las fronteras, claro que sí. ¿Quién argumenta lo contrario? Eso huelga decir. Yo creo que hay formas más baratas de hacerlo en lugar de simplemente construir un muro”.

Estas demócratas no hacen más que fingir y hacer promesas huecas porque no tienen respuestas y no pueden tenerlas. ¿Por qué? Porque su sistema, el que defienden y se postulan para “servir y proteger” (y sí, alguien como el falso “socialista” BS asimismo tendría que servir y protegerlo, si de alguna manera lograra asumir la presidencia), no tiene respuestas — a no ser una versión suavizada de las “comunidades encerradas” en contra de los cientos de millones de personas que este sistema ha saqueado, y que ahora buscan refugio. Los demócratas hacen mucha bulla de que se oponen a Trump, y unos hasta prometen que abolirán a ICE —y que no haya confusión, estas políticas fascistas de Trump llevan lo que ya era intolerable y doloroso en esta situación a niveles más horrorosos— pero, repetimos, los demócratas no tienen respuestas alguna.

Dicho sea de paso, la razón por la que no le llaman a cerdos como Miller (ni tampoco a Trump) lo que en realidad son —NAZIs— es porque si enfrentas esa realidad, entonces queda claro que un día de poder NAZI es sumamente peligroso y sumamente intolerable y habría que oponerlo con medidas poderosas, como con protestas masivas, no violentas, pero absolutamente resueltas, como las que se ve en muchos otros países cuyos gobernantes son mucho menos peligrosos que el loco fascista con el dedo sobre el botón nuclear y su pandilla de lunáticos teócratas cristianos de fin de tiempos como Pence y matones racistas como Miller. Así que los demócratas le llaman un “nacionalista blanco”, emiten una declaración de prensa, y cambian el tema para hablar del próximo debate de los candidatos.

El hecho de que esto es todo lo que ha pasado demuestra lo tarde que es, lo grave que es la situación, y lo urgente que es que la gente deje de estar de brazos cruzados y se lance a las calles.

 


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Los demócratas no tienen respuestas para la inmigración…. Pero la revolución sí

La Constitución Para la Nueva República Socialista en América del Norte toma la siguiente posición sobre la inmigración: (de la Sección 3, H3)

La Constitución Para la Nueva República Socialista en América del Norte

La Nueva República Socialista en América del Norte tiene la orientación de darle la bienvenida a los inmigrantes de todo el mundo quienes tengan un deseo sincero de contribuir a las metas y objetivos de esta República, según lo establecido en la presente Constitución y en las leyes y políticas que se establezcan y se promulguen en conformidad con la presente Constitución. A partir del establecimiento de la Nueva República Socialista en América del Norte, cualquiera que vive fuera del territorio de esta República que quiera entrar a su territorio y cualquier persona que desee ser ciudadano o residente permanente de esta República debe observar las leyes y procedimientos pertinentes que se hayan establecido sobre la base de la presente Constitución. Cualquiera que solicite el asilo en esta República y al cual se determine, por medio de los procedimientos pertinentes que se hayan establecido para este fin, que ha sido víctima de la persecución o que tiene un temor fundado de persecución por haber participado en justas luchas contra los estados imperialistas y reaccionarios u otras fuerzas reaccionarias o por haber realizado actividades científicas, artísticas o de otro tipo que han causado que entrara en conflicto con los poderes e instituciones de la reacción, podrá valerse del asilo en la Nueva República Socialista en América del Norte, siempre y cuando jure observar la Constitución de esta República y obre en consecuencia. Siempre que no incurran en ninguna violación seria de las leyes de esta República, las personas que reciben asilo tienen el derecho de permanecer en el territorio de esta República por el tiempo que elijan y se les concederá los mismos derechos que los ciudadanos, a excepción de que, mientras no hayan conseguido la ciudadanía, no podrán votar en las elecciones ni ser elegidos o nombrados a cargos públicos. Después de cierto plazo estipulado por ley, tendrán el derecho a ser ciudadanos de esta República, con los mismos derechos y responsabilidades que los demás ciudadanos. Se llevará a cabo el proceso de obtener ciudadanía así como la evaluación del status de asilo de todos aquellos a los cuales se les otorgue asilo, conforme a las leyes y los procedimientos establecidos para estos fines.

 

 

 

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