La pandemia del coronavirus: Preguntas frecuentes

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Nota de la redacción: Covid-19, la enfermedad causada por un nuevo coronavirus, se propagó velozmente por todo el mundo. Esta pandemia está interactuando con el estado del mundo y las enormes desigualdades y relaciones sociales opresivas del capitalismo-imperialismo, y tiene el potencial de tener un enorme impacto en la sociedad humana en su conjunto y en países individuales, mucho más allá incluso de lo que está sucediendo ahora. Las siguientes preguntas y respuestas abordan los conceptos básicos, al grado en que los entendemos en este momento, sobre cómo es la enfermedad, qué esperar y qué se puede hacer. Como se espera con un virus novel —nuevo—, que no se ha visto antes en los seres humanos, lo que sabemos y las cifras todavía están cambiando muchísimo.

 

¿Cómo es el coronavirus que causa la enfermedad Covid-19, y dónde se originó?

El nuevo coronavirus es uno de una gran familia de virus, incluidos los que causan el resfriado común y el que causó la mortal epidemia de SRAG de 2002-2003. No se sabe que los seres humanos hayan contraído este virus antes de noviembre de 2019, lo cual es importante porque implica que no le tenemos inmunidad natural, hay pocos tratamientos (los que son de eficacia limitada) y no se espera que las vacunas estén disponibles por al menos varios meses.

La mayoría de los científicos hoy creen que este coronavirus existió entre los animales de alguna forma estrechamente relacionada y que alguna pequeña mutación hizo posible que los seres humanos lo contrajeran. Este ha sido un patrón común para la aparición de nuevas enfermedades a lo largo de la historia humana.

En las últimas décadas, tales enfermedades se han vuelto más frecuentes y generalizadas, con nuevas enfermedades que aparecen periódicamente: el SRAG en 2002, la gripe aviar (brotes repetidos desde 2004), la gripe porcina (H1N1) en 2009 y otras. Una razón por la que este fenómeno se está dando con más frecuencia es que la sociedad humana está invadiendo los hábitats de los animales, por lo que hay un contacto más cercano entre las especies. Otra razón es que el mundo está altamente interconectado. A diferencia de hace 200 años, una persona que contrae un nuevo virus hoy puede viajar fácilmente a miles de kilómetros, propagando el virus incluso antes de saber que está contagiada.

Es importante señalar aquí que, debido a que hace tan sólo un año se observó este coronavirus en los seres humanos por primera vez, todavía hay muchas cosas sobre las cuales los científicos no saben, o no tienen mucha certeza o precisión. Y algunos aspectos de lo que creemos saber ahora pueden resultar incorrectos en adelante.


Modelo del coronavirus que causa la enfermedad Covid-19

 


 

¿Qué les pasará a las personas al infectarse con el coronavirus?

Según lo que entendemos ahora, la Covid-19 se inicia en el sistema respiratorio superior. Durante un promedio de cinco días después de infectarse, los pacientes no exhiben síntomas, pero los científicos creen  que tales personas pueden propagar la enfermedad [en inglés] en esta etapa. Los síntomas en general comienzan con manifestaciones leves, comúnmente fiebre, tos seca y fatiga. Y además, en esta etapa, muchas personas siguen con su vida normal, visitando con amigos y familiares y propagando la enfermedad.

Después, sobre todo si el sistema inmunológico de la persona no es fuerte, la infección migra hacia los pulmones y potencialmente causa neumonía. Si la neumonía se agrava, las personas necesitarán ayuda para respirar: oxígeno, respiradores mecánicos y otras intervenciones médicas1. Si no reciben esta ayuda, pueden morir, y un número importante de personas que llegan a esta etapa mueren incluso con ayuda médica adecuada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente el 80 por ciento de los casos confirmados, o sea, aquellos que dan positivo para el virus, experimentan síntomas “leves a moderados”, que duran una semana o más, que pueden variar desde síntomas similares a la gripe hasta una neumonía que no es lo suficientemente grave como para requerir la hospitalización. Luego se recuperan, aunque muchos pueden experimentar problemas respiratorios a largo plazo. El otro 20 por ciento tendrá una neumonía más severa con dificultades para respirar que requieren la hospitalización. De los hospitalizados, hasta uno de cada cuatro puede requerir tratamiento en la unidad de cuidados intensivos (UCI), que a menudo necesita respiradores, máquinas complejas que hace que el aire entre forzosamente en los pulmones de las personas que no pueden respirar bien con sus propios esfuerzos2.

Así que hoy se estima que hasta el 20 por ciento de los casos confirmados requieren de tratamiento que salva vidas el que únicamente los hospitales pueden proporcionar.

En términos de víctimas o muertes debido a la Covid-19, esto varía según la edad de la persona que lo contrae. Cuanto mayor sea una persona infectada, más peligroso lo es. Se estima que aproximadamente una persona de cada 100 personas cincuentonas, y aproximadamente 18 de cada 100 personas mayores de 80 años, morirán a causa del virus3.

Las tasas de mortalidad estimadas para diferentes grupos de edad se basan en los datos del primer brote en China, pero no está claro si los datos de brotes en otros países se desglosan exactamente de la misma manera. Pero podemos decir que las personas mayores corren el mayor riesgo, pero que para todos los adultos esto puede ser una enfermedad muy peligrosa: los Centros Estadounidenses para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informaron que durante el última semana de junio, más del 40% de las personas hospitalizadas con la Covid-19 tenían entre 18 y 49 años.

Aunado a la edad, un factor importante de mortalidad es la salud del paciente. Las personas con afecciones como diabetes, enfermedades cardíacas o enfermedades pulmonares graves o cuyos sistemas inmunes están comprometidos (tales como las personas con el VIH/SIDA o las personas que toman medicamentos que inhiben su sistema inmunológico como parte de los tratamientos contra el cáncer) tienen más probabilidades de morir que las personas de su grupo de edad que no tienen estas afecciones.

Otro factor importante que pesa en las tasas de mortalidad no es la salud del individuo, sino el funcionamiento de la sociedad en su conjunto. Si todos los que se enfermen gravemente enfermos con el Covid-19 reciben las intervenciones médicas necesarias, la tasa de mortalidad disminuye dramáticamente. Por ejemplo, en las primeras etapas de la epidemia en China, el virus azotó fuertemente a la ciudad de Wuhan y de repente, abrumó a los hospitales, los médicos no sabían cómo tratarla y la tasa de mortalidad fue de 5.8 por cada cien personas. Pero su propagación en otras partes de China fue mucho más lenta, los sistemas de atención médica no se vieron abrumados y la tasa de mortalidad se desplomó a aproximadamente nueve por mil personas contagiadas4.


Una médica india camina por entre los pacientes los que esperan un examen en busca de síntomas del coronavirus en un campamento de monitoreo gratuito en un hospital administrado por el gobierno en Nueva Delhi, India. Foto: AP


La gente espera en cola para que se les practique una prueba de Covid-19 en una Clínica de Cuidados Urgentes MD en la Ciudad de Nueva York, 13 de noviembre. (Foto: AP)

Dado que la mayoría de la gente no se enferma de manera grave, ¿por qué la Covid-19 es tan peligrosa? ¿Por qué tomar medidas tan drásticas como clausurar eventos deportivos, negocios y reuniones, incluso países enteros?

Primero, la Covid-19 se propaga muy rápidamente. Los científicos estiman que cada persona enferma contagiará entre dos y tres personas más. Si una persona contagia a tres personas, pues esas tres personas contagiarán a nueve personas, y luego esas nueve personas contagiarán a 27, y así sucesivamente. Por esa razón entre otras, vimos que el número de casos confirmados en Estados Unidos brincó de unos 500 el 8 de marzo [en inglés] a más de 3.000 casos solo una semana después [en inglés], ¡un aumento del 600 por ciento! Otra razón es el aumento de las pruebas, lo que implica que de hecho están contando más casos existentes.

Y debido a que no hay inmunidades naturales y actualmente no hay ninguna vacuna, todas las personas sobre el planeta son potencialmente susceptibles a esta enfermedad. Si no se tomaran medidas importantes, los epidemiólogos estiman que hasta el 70 por ciento de la población del mundo estaría en riesgo (¡o 5 mil millones de personas!), y a las tasas de mortalidad estimadas actualmente, esto podría implicar aproximadamente de 25 a 50 millones de muertes en todo el mundo en un corto período de tiempo.

Como advertencia del peligro y para tener una idea del alcance potencial de la enfermedad, en 1918 una epidemia de gripe (la llamada “gripe española”) dejó unos 50 millones de muertes [en inglés] en todo el mundo, y la población del mundo era mucho más pequeña en ese entonces.

Esto nos lleva al segundo problema, el que es la velocidad a la que se propaga la Covid-19, en combinación con el alto porcentaje de pacientes que requieren hospitalización y atención y equipos avanzados.

Los sistemas de atención médica en todo el mundo, especialmente en los países pobres, pero incluso en países ricos como Estados Unidos, para nada tienen una capacidad suficiente [en inglés] hacer frente a una afluencia potencial repentina de cientos de miles de pacientes. Por ejemplo, Estados Unidos tiene menos de un millón de camas de hospital y un total de 45.000 camas de UCI, y casi todas estaban en uso antes de esta pandemia.

En algunos escenarios posibles, incluso con medidas básicas de contención y mitigación, debido a la Covid-19 es posible que millones de personas tengan que acudir a los hospitales, con proporciones importantes de ellas que requieren tratamiento en una UCI (unidad de cuidados intensivos), respiradores, etc. Si esto ocurriera velozmente, abrumaría al sistema hospitalario en su conjunto. Las tasas de mortalidad por la Covid-19 no solo aumentarían dramáticamente, sino que los hospitales no tendrían la capacidad de tratar a otros pacientes adecuadamente —las víctimas de accidentes, las personas con ataques cardíacos, etc.— y la tasa de mortalidad de estas personas también aumentaría. Las personas infectadas estarían menos dispuestas a acudir a estos hospitales caóticos con insuficiente personal, lo que aumentaría la propagación del coronavirus en la comunidad. También podría resultar abrumada la capacidad de poner en cuarentena a las personas infectadas. Esto es lo que pasó en Italia, por ejemplo, a principios de marzo de 2020 cuando los casos aumentaron rápidamente de “tan sólo” unos 15.000 casos confirmados en cierto momento, a casi 98.000 casos en unas pocas semanas. Llegó al extremo en que un médico informó que “los médicos tienen que elegir a quiénes tratar ‘según la edad y el estado de salud, como en situaciones de guerra.... Si una persona entre 80 y 95 años de edad tuviera insuficiencia respiratoria grave, es probable que no continuaríamos [con intervenciones para salvarle la vida]’”. Al 29 de marzo de 2020, 10.800 personas habían muerto y al 15 de noviembre el total de muertos en Italia ha superado los 45.000.


¿Qué se puede hacer para prevenir este tipo de escenario “más adverso”?

Este tipo de grandes desastres de salud no son inevitables. Desde hace mucho tiempo los profesionales de la salud pública desarrollaron un enfoque básico para combatir las epidemias el que es efectivo, o al menos muy útil, al implementarlo temprano. Explicar este enfoque y las mejores prácticas rebasa el ámbito de este artículo, pero abarca al menos dos aspectos básicos:

El primer paso es la “contención”, cuyo objetivo es impedir que el virus se generalice en la población. Las organizaciones de salud pública usan pruebas para identificar quiénes tienen la enfermedad. Cuando encuentran a una persona infectada, le hacen una entrevista para averiguar la forma en que la contrajo y con quiénes ha entrado en contacto desde ese entonces. Luego buscan a todas esas personas, las someten a pruebas y, si están infectadas, pasan por el mismo proceso. Ponen en tratamiento a todas las personas infectadas, pero bajo cuarentena (aislamiento) hasta que se recuperen o mueran.

Si se lleva a cabo este proceso de inmediato, es posible parar la propagación del virus con relativa rapidez. Y algunos países aparentemente han logrado hacerlo con el coronavirus, hasta ahora.

Pero en China, donde apareció la Covid-19 por primera vez, al inicio intentaron encubrir y minimizar el brote, tardando semanas en informar la nueva enfermedad a la OMS. Pronto, las cosas se salieron de control, con decenas de miles de personas infectadas y miles de muertes en la provincia de Hubei y su capital, Wuhan. Cuando eso comenzó a darse, los funcionarios chinos tomaron medidas decisivas para detener la propagación. Combinaron estrategias masivas de “contención” (pruebas, rastreo, aislamiento de individuos infectados) con la segunda medida del control de la epidemia, que se conoce como la etapa de “mitigación”. Lo hicieron de una manera altamente represiva, según la naturaleza de este régimen, que no ha sido auténticamente socialista desde mediados de los años 19705.

“Mitigación” se refiere a hacer esfuerzos por frenar la propagación del virus mediante el “distanciamiento social” (que limita dramáticamente el contacto entre las personas) y promoviendo una buena higiene, como el lavado frecuente de manos. (Vea el cuadro “¿Qué pueden hacer las personas para evitar que contraigan o propaguen el virus?”). Con esfuerzos efectivos, se aumentará la capacidad del sistema de atención médica para manejar el menor número de personas enfermas, salvando más vidas y reduciendo aún más los nuevos contagios. “Mitigación” no detiene la enfermedad, pero lo hace más manejable y menos perjudicial. Y gana tiempo para que los científicos puedan desarrollar mejores tratamientos y vacunas.

Esto también abarca el potencial de acordonar zonas enteras, cerrar fábricas, tiendas, negocios y dar órdenes para que la gente permanezca en sus hogares durante muchas semanas. Esto se hizo en China, y ahora se están tomando medidas similares en Italia, Francia y otros países europeos, y en un número creciente de estados y ciudades en Estados Unidos, incluidos California, Nueva York e Illinois. Pero en cada caso las autoridades tardaron en tomar estas medidas hasta que el virus se hubiera generalizado. Y en Estados Unidos, después de que muchos (aunque no todos los) estados y ciudades tomaran medidas que comenzaron a aplanar la curva, el régimen de Trump y Pence “abrió” todo el país. Lanzaron una campaña de propaganda, presión política e incluso “protestas” de golpeadores fascistas armados contra gobernadores y alcaldes para anular o impedir toda medida seria para frenar la enfermedad. Como resultado, Estados Unidos ha vuelto a ser el epicentro mundial de la pandemia que sigue propagándose fuera de control, con más de 11 millones de casos a mediados de noviembre, alrededor de un cuarto de millón de muertes y unos 130.000 nuevos casos cada día.

Medidas como éstas son a menudo necesarias para la salud pública. También están susceptibles a abusos por parte de gobiernos opresivos y represivos, incluido el de Estados Unidos. Esta situación contradictoria requiere que las personas hagan preguntas críticas, hagan un análisis global y actúen sobre la base de las respuestas. Esas preguntas podrían incluir entre otras: ¿Existe una base científica sólida para la medida? ¿La medida es médicamente requerida? ¿Se está llevando a cabo de manera represiva? ¿Las desigualdades sociales y las relaciones sociales opresivas ya existentes se están reforzando y aumentando más?

Aunque la crisis de la Covid-19 brotó en China en diciembre de 2019, Estados Unidos casi no tomó ninguna medida para prepararse para la venidera epidemia. Durante las primeras seis semanas de la propagación del virus prácticamente no realizaron pruebas. Al 14 de marzo, habían hecho pruebas a menos de 20.000 personas en Estados Unidos, mientras que habían hecho pruebas a 248.000 personas en Corea del Sur, un país con el 16% de la población de Estados Unidos. La falta de pruebas hizo que fuera imposible realizar la etapa de “contención” en Estados Unidos — de no tener ninguna idea de quiénes tienen el virus, no es posible rastrear y aislar a aquellos que las personas enfermas hayan infectado. Así que, efectivamente, se ha permitido que el virus se propagara, sin impedimentos por medio de ninguna intervención seria.


Una madre con su hija, una alumna de primaria en Nueva Orleáns, después de que el gobernador de Luisiana clausuró todas las escuelas debido al coronavirus, 13 de marzo. Foto: AP


¿Qué pueden hacer las personas para evitar que contraigan o propaguen el virus?

Diferentes organizaciones de salud y sitios web están sacando lineamientos básicos para la higiene adecuada, el “distanciamiento social” y recomendaciones sobre cuándo buscar atención médica profesional. Los siguientes puntos del sitio web de la Organización Mundial de la Salud (OMS)6 ofrecen una orientación muy buena. Pero desde que la OMS los emitió, se ha desarrollado el análisis de la enfermedad, y la mayoría de los expertos en salud pública ahora dicen que el distanciamiento social debería ser de dos metros (no un metro como dijo la OMS); que esta distancia debería mantenerse independientemente de si usted u otras personas estuvieran tosiendo o estornudando; ese apretón de manos es una forma importante mediante la cual se transmite el virus; y que el lavado a fondo de manos es más efectivo que el desinfectante de manos (la OMS dicen que estas dos prácticas son igualmente efectivas).

Finalmente, queremos enfatizar que si una persona se percata de algún síntoma relevante, debe comunicarse rápidamente con los profesionales médicos.

Convierta el uso de la mascarilla en una parte normal de su interacción con otras personas.

Esto es especialmente importante cuando no es posible mantener el distanciamiento físico, en particular en los espacios cerrados abarrotados e insuficientemente ventilados.

¿Por qué? El uso de mascarillas es una parte importante de una estrategia integral de medidas para suprimir la propagación de la Covid-19 y salvar vidas.

Lávese las manos con frecuencia

¿Por qué? Lavarse las manos con agua y jabón o usando un desinfectante a base de alcohol mata los virus que pueda haber en sus manos.

Mantenga el distanciamiento social

Mantenga una distancia mínima de dos metros (6 pies) entre usted y cualquier persona que tosa o estornude.

¿Por qué? Cuando alguien tose o estornuda, despide por la nariz o por la boca unas gotículas de líquido que pueden contener el virus. Si usted está demasiado cerca, puede respirar las gotículas y con ellas el virus de la Covid-19, si la persona que tose tiene la enfermedad.

Evite tocarse los ojos, la nariz y la boca

¿Por qué? Las manos tocan muchas superficies y pueden recoger virus. Una vez contaminadas, las manos pueden transferir el virus a los ojos, la nariz o la boca. De allí, el virus puede entrar en su cuerpo y causarle la enfermedad.

Mantenga una buena higiene de las vías respiratorias

Tanto usted como las personas que lo rodean deben asegurarse de mantener una buena higiene de las vías respiratorias. Eso significa cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel al toser o estornudar. El pañuelo usado debe desecharse de inmediato.

¿Por qué? Los virus se propagan por medio de las gotículas. Al mantener una buena higiene respiratoria, usted está protegiendo a las personas que lo rodean contra los virus como del resfriado, la gripe y la Covid-19.

Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y llame con antelación.

Permanezca en casa si no se encuentra bien. Si tiene fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y llame con antelación. Siga las instrucciones de las autoridades sanitarias locales.

 


Notas

1. Vea “What does the coronavirus do to your body? Everything to know about the infection process” [¿Qué le hace el coronavirus a su cuerpo? Todo lo que hay que saber sobre el proceso de contagio], USA Today , 14 de marzo de 2020.  [volver]

2. Vea “Even ‘mild’ Covid-19 can be a lengthy, challenging illness,” CNN, 8 de octubre de 2020.  [volver]

3. Vea “Does the Corona Virus Think I’m Old” [¿Piensa el coronavirus que soy viejo?], revista New York, 12 de marzo de 2020.  [volver]

4. Vea “Coronavirus: Why You Must Act Now” [Coronavirus: Por qué usted debe actuar ahora], en Medium.com.  [volver]

5. Para obtener más información sobre la derrota del socialismo en China después de la muerte del líder revolucionario Mao Zedong en 1976 y el ascenso del capitalismo en ese país, vea el número especial de Revolución/revcom.us: “No sabes lo que crees que ‘sabes’ sobre… La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro, Una entrevista a Raymond Lotta”.  [volver]

6. Se pueden encontrar lineamientos más detallados en la página web de los CDC [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades].  [volver]

 

 

 

 

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