En vista de las acusaciones de Tara Reade contra Joe Biden, puntos básicos de principio

Sunsara Taylor

| revcom.us

 

Hace varias semanas, Tara Reade acusó públicamente a Joe Biden, el presuntivo candidato presidencial demócrata, de asaltarla sexualmente hace 27 años cuando ella trabajaba para él como asistente en el Senado. Joe Biden niega que haya ocurrido tal asalto.

Desde ese entonces, esa acusación y la negación de él han sido tratadas como armas políticas arrojadizas en un escándalo político en escalada, en que algunas personas insisten en que hay que creer a ella con el hashtag #IBelieveTaraReade, y otras insisten en que hay que creer a él, con #IBelieveBiden. Varios progresistas plantean que hay que creerle a Reade, pero que, de todos modos, no obstante hay que apoyar a Biden como candidato presidencial1. Contadas personas han planteado cuestiones críticamente importantes sobre el debido proceso y la presunción de inocencia hasta que se demuestre la culpabilidad.

En ese contexto, es importante poner las cosas en perspectiva con unos puntos básicos de principio:

1. Las acusaciones no comprueban la culpabilidad. El estándar de “creerles a todas las mujeres” es un estándar incorrecto

Las acusaciones son parte de la evidencia, pero determinar la verdad y comprobarla requiere pasar por el tamiz la evidencia concreta con seriedad y ciencia, y someter el conjunto de la evidencia a un examen riguroso, especialmente tratándose de crímenes graves como la violación y el asalto sexual. Eso va en oposición a la posición de simplemente creerle a toda víctima a diestro y siniestro, lo que se ha convertido en un grito de batalla y una prueba de fuego — concentrado en la consigna específica de “#BelieveWomen” (Creerles a las mujeres) con relación a sus acusaciones de asalto sexual, acoso sexual y violación2.

La violación, el asalto sexual, el acoso sexual y la degradación sexual son generalizados en toda la sociedad, y han afectado la vida de la mayoría de las mujeres. Las instituciones y la cultura dominantes los han encubierto. Es preciso combatir y luchar contra eso. Muchas veces, cuando las mujeres que experimentan estos crímenes toman posición para denunciarlos, son calladas, son humilladas y son castigadas. Sin embargo, eso no quiere decir que sea cierta toda acusación ni cualquier acusación particular.

Como Bob Avakian escribió en una declaración que acogió y apoyó el torrente del movimiento #MeToo (Yo también) cuando éste venía brotándose al comienzo, una declaración que incluía puntos importantes de orientación:

Este auge de indignación completamente justa y suprimida por tanto tiempo no equivale a ninguna acusación particular. De hecho, se deben abordar esas acusaciones particulares a partir de una evaluación científica de la evidencia, lo que es especialmente importante donde las acusaciones no sólo alegan una mala conducta sino actos delictivos específicos, como la violación u otro asalto sexual. [énfasis agregado]

2. La “corte de la opinión pública” tiene poco que ver con la verdad ni la justicia.

Juicios y fallos sumarios en la “corte” de la opinión pública, en los medios de comunicación y en las redes sociales, son inapropiados y dañinos, precisamente por las razones indicadas arriba. La “corte” de la opinión pública no es un foro que le dé a la gente el necesario acceso al conjunto de evidencia ni la oportunidad de pasar por el tamiz y examinar con la ciencia la evidencia.

La veracidad de la acusación y la prueba de culpabilidad tienen que determinarse por un proceso científico sistemático y riguroso en el que la evidencia sea impugnada y sometida al contrainterrogatorio. Por el contrario, la “corte de la opinión pública” evalúa y pronuncia los veredictos por medio de la voluntad populista y la opinión mayoritaria, que carecen por completo de métodos científicos apropiados para analizar la evidencia, y son influenciadas y sesgadas muchísimo por la política y los prejuicios3. Eso ¡no tiene nada que ver con la verdad ni la justicia!

Recurrir a semejantes medios y la “justicia” de las turbas —lo que incluye destruir la reputación de una persona, expulsarla de la vida pública o “cancelarla” en general, sobre la base de acusaciones solamente, sin el debido proceso para determinar la verdad de la acusación y la oportunidad para la persona de defenderse a sí misma— viola los principios básicos de una sociedad justa y en última instancia deja a todos en peligro y vulnerables al cancel culture, a la moda de rechazar y “borrar” a personas por sus supuestos errores en el pasado.

3. El transcurso de tiempo vicia la evidencia y el proceso de determinar la verdad y la justicia.

A estas alturas, a casi tres décadas (27 años) del asalto alegado por Reade, es prácticamente imposible determinar qué es la verdad, especialmente porque evidencia clave ha sido contaminada o es imposible de refutar, por ejemplo, dónde estaban individuos en ciertas fechas/horas/lugares, el contexto y circunstancias de incidentes específicos, y especialmente los recuerdos de testigos potenciales, que por lo general se desvanecen o se tuercen con el paso del tiempo. Esto es evidente en esta instancia, también, donde testigos cruciales han cambiado sus versiones de lo occurido4.

Los crímenes de violación y asalto sexual figuran entre los más graves; hacen un tremendo daño no solamente a la víctima directa sino a todas las mujeres en todas partes. Al mismo tiempo, en vista de lo fuerte del castigo que estos crímenes frecuentemente conllevan, deben ser extremadamente rigurosos los estándares para determinar pruebas más allá de una duda razonable para tales convicciones y castigos.

 

SÍ ES posible un mundo sin la violación — ¡por medio de la revolución!

Poner fin a la violación y a todas formas de la opresión de las mujeres es posible, desencadenando la furia latente de las mujeres y de aquellos que toman posición con ellas como una fuerza social para la revolución. Como parte de esa revolución, es necesario unir a amplias fuerzas en la lucha de masas hoy contra todas las instituciones que protegen y refuerzan las muchas diferentes formas de la opresión de las mujeres. Una revolución, como Bob Avakian ha descrito y mostrado vívidamente, para derrocar el sistema del capitalismo-imperialismo en el cual la opresión de las mujeres está entretejida históricamente, para que la sociedad y las masas de personas puedan ponerse a trabajar sobre la eliminación de esta opresión como una parte de un proceso mundial, sin las cadenas y el funcionamiento del sistema subyacente que refuerza esta opresión. 

¡ALTO a la patriarcal denigración, deshumanización y subyugación de todas las mujeres por todos lados y toda la opresión por razones de género u orientación sexual!

¡A ROMPER LAS CADENAS! ¡DESENCADENAR LA FURIA DE LA MUJER COMO UNA FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!


1. Por ejemplo, “I Believe Tara Reade. I’m Voting for Joe Biden Anyway” (Yo le creo a Tara Read. De todos modos, voy a votar por Joe Biden), columna de opinión, Linda Hirshman, New York Times, 6 de mayo de 2020. [volver]

2. Este tema rebasa el ámbito de este artículo, pero este estándar también es extremadamente dañino. ¿Usted realmente quiere vivir en un mundo donde se puede destruirle la reputación a cualquier persona, en cualquier parte —hasta se puede extinguir su libertad— por una acusación, sin el necesario y riguroso proceso de determinar la verdad de la acusación? Piense en los muchos linchamientos de negros en Estados Unidos a causa de semejantes acusaciones, la mayoría de ellas sin prueba alguna. (Vea Lynching in America [Linchamiento en Estados Unidos], en inglés, de la Equal Justice Initiative.) [volver]

3. Un ejemplo clásico de esto es el artículo en la revista Nation titulado “I Believe Tara Reade. And You Should, Too” (Yo le creo a Tara Reade, y usted también debe hacerlo), de Kate Manne, que dice: “Ya sabíamos que Biden es el sujeto. Si nosotros como votantes y el Partido Demócrata hubiéramos tomado esto con seriedad, no estuviéramos en este lío ahora”. [volver]

4. Vea, por ejemplo, “The agonizing story of Tara Reade” (La historia angustiante de Tara Reade), Laura McGann, Vox.com, 7 de mayo de 2020. [volver]

Una cuestión de posición y orientación básica

Bob Avakian

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