Indianápolis: Cientos salen a las calles para protestar contra los asesinos desmanes de la policía

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Desde la tarde del 6 de mayo hasta la mañana del 7 de mayo, la policía de Indianápolis mató a tres personas.

A Sean Reed, un hombre negro de 21 años conocido por su familia y amigos como Dreasjon, lo persiguieron por la ciudad dos patrullas particulares que transportaban a Randal Taylor, el jefe de la policía de Indianápolis, y su subjefe. Los dos cerdos afirman que Dreasjon excedía el límite de velocidad y no obedecía las señales de tráfico. Después de unos minutos Taylor llamó a otras patrullas para que continuaran la persecución.

Dreasjon transmitió la persecución en Facebook, y muchas personas en Indianápolis sabían que estaba en marcha. Cuando detuvo su auto, se puede escuchar al descamisado Dreasjon diciéndole a alguien: “¡Por favor, vengan por mí!” Pero un número desconocido de policías se le acercó rápidamente. La policía afirma que Dreasjon tenía un arma y les disparó. No hay ninguna prueba de eso, sólo las afirmaciones de estos policías.

Cerca de una docena de disparos resonaron mientras la grabadora de Dreasjon seguía funcionando. Cuando Dreasjon Reed yacía fatalmente herido y desangrándose, uno de los cerdos que se le acercó se mofó: “Creo que será un ataúd cerrado, mi cuate”.

Ocho horas más tarde y a dos millas de distancia, asesinaron a tiros a McHale Rose, un hombre negro de 19 años, cuatro policías de Indianápolis que dicen que respondían a una llamada acerca de un robo en domicilio. Una vez más, los policías afirmaron que Rose les disparó primero. El jefe de policía Taylor dijo que es posible que Rose intentaba “emboscar” a los policías que lo mataron. Los medios de comunicación locales repitieron y difundieron todas estas afirmaciones, sin ningún fundamento o evidencia.

Y en las horas entre estos asesinatos, un policía de Indianápolis atropelló y mató a Ashlynn Lisby, una mujer blanca de 23 años. Los informes de la televisión local reportaron que estaba embarazada en el momento de su muerte y que “padecía la falta de hogar”.

No se ha acusado a ningún policía de ninguna de estas muertes.

Un día de ira justa y protesta

Al día siguiente, “los disturbios y la ira llenaron las calles de Indianápolis”, según informó la cadena de televisión RTV6. La gente celebró un mitin y marchó frente a la estación de policía y por el centro de Indianápolis. Esa noche, cientos de personas se tomaron la intersección donde asesinaron a Dreasjon.

Taylor, que es negro, llegó y dijo a la gente que tendría que esperar a que se hiciera “una investigación”, y luego hizo la afirmación infundada de que “efectivamente había un arma”. Un amigo de Dreasjon respondió a un reportero: “¡La fuerza mortal que usaron, eso fue simplemente inaceptable, tuviera un arma o no!”

Jamie Reed, el padre de Dreasjon, le dijo a Taylor que el asesinato de su hijo “sólo me muestra que en realidad no estamos ni protegidos ni servidos. Nos están cazando.... ¡Ustedes han venido asesinando a los negros por años! ¿Qué van a hacer ustedes al respecto?” Jazmine Reed, la angustiada hermana de Dreasjon, le gritó a Taylor: “¡Le dispararon a mi hermanito cuando ya estaba caído! No llevaba arma. ¡No hay justicia para eso!”

Hay que ponerle ALTO a esto — hay que derrocar a este sistema

El terror racista perpetrado por la policía y por los envalentonados supremacistas blancos se ha extendido como un virus por todo Estados Unidos. Es el producto de un sistema con relaciones profundamente opresivas integradas en su meollo mismo. Las protestas como las de Indianápolis son justas y hay que apoyarlas. Más aún, hay que transformarlas y desarrollarlas para contribuir a un movimiento con el fin de hacer una revolución y derrocar este asqueroso sistema tan pronto como sea posible.


Indianápolis, 7 de mayo, una vigilia de protesta por Dreasjon Reed, de 21 años de edad, quien grabó su propio asesinato a manos de la policía en FaceBook livestream. (Foto: AP)

 

 

 

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