Washington, D.C.:
“Se parecía a un festival, un festival de desafío”
| revcom.us
De un miembro del Club Revolución:
El sábado 6 de junio, después de días de implacables y desafiantes protestas en ciudades de todo Estados Unidos, que se intensificaron después de que el bolo de heces fascistas gaseó y brutalizó a los manifestantes en el parque Lafayette en frente de la Casa Blanca, muchos miles de personas se reunieron todo el día en Washington, D.C., Ciudad de Nueva York y en todos los estados de Estados Unidos. Rechazar el Fascismo había llamado a celebrar protestas a nivel nacional a partir de las 4 pm el 6 de junio, para que hubiera una resonante “¡TRUMP Y PENCE FUERA YA!” como parte del día. Además, el Club Revolución neoyorquino se unió a los capítulos de Rechazar el Fascismo de Nueva York y Filadelfia y asumió el llamamiento.
En Washington, D.C., fue la mayor multitud que habíamos presenciado desde que empezó la sublevación, con diferentes marchas y reuniones espontáneas que se sostenían por todas partes y la gente se reunió en la Avenida “La Vida de los Negros Importa” y en el parque Lafayette todo el día. Para las 4 pm ya era una hermosa escena de muchos miles de personas, y muchas de las personas que acudían desde Nueva York comentaron la manera en que la escena no era lo mismo en lo que habían participado antes. Se parecía a un festival, un festival de desafío, un festival con un profundo anhelo de algo radicalmente diferente para los negros, con la convicción de que esta “generación no lo estaba aguantando más, carajo” y una verdadera seriedad en el debate de las implicaciones de lo que esto significa. Algunos hablaron de la forma en que la escena debe haber sido lo que se sentía en los años 1960.
El día se caracterizó por una variedad de protestas no violentas, pero no se parecía a una protesta como de costumbre. Aunque hubo múltiples acciones organizadas en la ciudad, también hubo muchas marchas espontáneas y muchos círculos que se formaron alrededor de diferentes agitadores y otras actividades en curso. El muro construido por el régimen de Trump y Pence para separar la Casa Blanca del parque Lafayette se convirtió en un lienzo para que todas las diferentes políticas y el arte del momento encontraran expresión. Las calles mismas, así como todas las tablas de madera que cubrían las ventanas de los edificios que rodeaban la zona, también se convirtieron en una extensión de eso, en que la gente colgaba todo tipo de arte con pegamento, pintura, tiza y demás que hablaban del momento. A lo largo del día, cientos de personas, adrede, acudieron para trepar postes y edificios tomarse fotos con la señala de la Avenida “La Vida de los Negros Importa” y algunos eligieron hacer agitación desde esa percha. Era una señal de la alegría, la intrepidez, la comunidad y el desafío del momento. Por la noche hubo un concierto y miles de personas bailaron en la calle; los artistas sacaron pegatinas “Fuera Ya” y corearon “¡Que se joda Trump!”.
Más que lo que hemos presenciado en Nueva York, las multitudes incluían a muchos jóvenes de las comunidades marginadas de la ciudad, así como los amplios sectores de jóvenes de diferentes razas y orígenes que hemos venido presenciando en todo Estados Unidos. Y en las protestas en Washington, D.C. los participantes en su inmensa mayoría era personas negras (un informe dijo que del 60 al 70 por ciento eran personas negras). Las acciones contaron con gente de todas las generaciones, y algunos inmigrantes de diferentes países que querían que se supiera que estaban con los negros — vimos carteles de Sijs por La Vida de los Negros Importa por ejemplo, así como jóvenes latinos y asiáticos, jóvenes inmigrantes de segunda generación. Muchos grupos de amigos acudieron en bola, entre ellos algunas personas que montaron puestos de agua. También hubo un enorme apoyo de muchos sectores sociales diferentes para los manifestantes: una iglesia abrió sus puertas para que la gente descansara cuando hacía mucho calor y utilizara los baños, una cadena de pizzerías cerró dos de sus restaurantes para hacer y entregar pizzas exclusivamente para los manifestantes. No todos sintieron que querían estar en las primeras líneas de la batalla, pero muchas personas que no estaban listas para eso hicieron saber de palabra y actos que estaban con los manifestantes y no querían que esto se retrasara.
Una cosa que cabe señalar es que qué tan prevalente lo era la noción de que el silencio es complicidad y que no vale sentarse en los márgenes. También cabe señalar qué tan frecuente lo era que salía la palabra fascismo en los letreros. Principalmente los blancos tenían estos letreros, la gente mayor tenían letreros que hacían comparaciones históricas y los jóvenes tenían cosas como “No a un Estados Unidos fascista”.
Desde Nueva York, el Club Revolución y Rechazar al Fascismo se juntaron junto con los miles de personas que llenaban apretadamente a lo largo de la avenida. Encontramos una buena esquina donde podíamos reunirnos y reunir a la gente y poder atraer a la gente para escuchar y cantar juntos. Y mientras algunos hacía agitación, otros se distribuían entre la gente reunida para repartir folletos de la declaración de BA “Nada menos” y el articulo “Qué hacer ahora” de revcom.us, así como pegatinas de “¡Trump y Pence FUERA YA!” y para hablar con la gente. Mientras la gente del Club Revolución de Nueva York hacía agitación, otros sostenían ejemplares de “CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución” y la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte de la autoría de Bob Avakian. Cuando hacían agitación diciendo que es el sistema del imperialismo estadounidense el que ha tenido su rodilla en el cuello del pueblo negro y explicando las formas en que la supremacía blanca y el capitalismo están entrelazados en el tejido de este sistema y no es posible separarlos sin desgarrar ese tejido, la gente tenía sed de adentrarse en él. También explicaron la manera en que el fascista supremacista blanco en jefe sentado en la Casa Blanca, Trump, fue impulsado por este mismo sistema y lo que significaría para el pueblo negro, así como para otros en Estados Unidos y en todo el mundo, si este movimiento fascista fuera capaz de suprimir esta sublevación. Se podía ver que las personas escuchaban porque no vitoreaban de inmediato, sino después de un rato — había algunas señales de afirmación de la multitud, algunas personas vitoreaban, los coros comenzaron a cobrar más fuerza y desafío. Uno de nosotros dijo que era miembro del Club Revolución de la Ciudad de Nueva York y llamó a la gente que se hiciera miembro también, porque lo que se necesita es poner fin al racismo institucionalizado y al asesinato por parte de la policía. Habló de Bob Avakian, y por qué la gente necesita saber de este líder. Y cuando él hizo agitación, sobre la base del artículo “Nada menos” de BA sobre el tipo de sociedad que podríamos crear, una en la que ninguna persona negra jamás tendría que caminar por la calle con temor, en la que cada mujer podría mantener la cabeza en alto, en la que los inmigrantes no tendrían que temer que los aterroricen, salieron los más fuertes vítores. Cuando la vista de las personas se elevara a una visión de una sociedad diferente, sin toda la mierda con la que tienen que lidiar día tras día, la que parece permanente, la que se podría hacer nacer concretamente por medio de lo que hacemos.
Mientras el puñado de revcom ahí recorrían la multitud, la gente hacía preguntas sobre quién es Bob Avakian, cuál es su historia, qué queríamos decir con una revolución real, por qué pensábamos que había una oportunidad de siquiera ganar. Otra cosa que resonó en la gente es que con esta rebelión, el pueblo ha sacudido y puesto a la defensiva al sistema. Que esto realmente le ha quitado la iniciativa a este sistema y a sus fuerzas de represión, y es posible empezar a ver que no son todopoderosos y hay profundas grietas en la manera en que nos mantienen atrapados en su estilo de vida. Otra cosa que un Revcom mencionó después es que no es simplemente que la gente está dispuesta a forcejear sobre diferentes soluciones y caminos a seguir que normalmente ni siquiera considerarían, sino que la gente está muy dispuesta a bregar sobre lo que piensa y está dispuesta a realmente examinar la realidad. Y si nosotros dirigimos con la realidad y lo que realmente está pasando, en la gente hay una verdadera receptividad de cambiar la forma en que piensan acerca de las cosas. Aunque mucha gente espontáneamente asumió el coro “Que se joda Trump”, al final del día se había generalizado mucho más y las pegatinas “¡TRUMP Y PENCE FUERA YA!” estaban literalmente por todas partes.
Una cosa importante que ocurrió esa noche se dio en respuesta a la agitación del Club Revolución de la Ciudad de Nueva York, varios jóvenes de los barrios —negros, latinos, del sur de Asia, hombres y mujeres— hicieron un “acto de agravios” en el que sacaron a la luz para todos la brutalidad diaria e implacable que enfrentan. Una joven de 17 años de edad habló sobre el temor que siente cada día que su hermano sale a la calle. Hablaron con un profundo sentimiento de que ya no van a vivir con esto: “Se metieron con la generación equivocada”. La gente tenía la convicción de que tenía la razón de su lado, y muchos tenían en sentimiento y lucharon con otros de que no se puede dejar que la cosa se pongan en marcha atrás, que esto no era una oportunidad de “tomarse una foto”, o una fiesta, sino algo mortalmente serio.
Un gran desafío en torno al que hemos venido trabajando es cómo ejercer un impacto y cómo visualizar hablar a los millones de personas de formas concretas cuando objetivamente nuestras fuerzas son pequeñas. Donde montamos nuestro puesto, ejercimos un gran impacto en esos cientos de personas que se reunieron ahí y en aquellos que pasaron por ahí. Pero estamos bregando con lo que significa utilizar las fuerzas que tenemos, y cómo, de modo que ¡Revolución, y Nada Menos! se anuncie y provoque, desafíe e inspire mucho más allá de los que nos rodean.