Con motivo de la muerte de Ruth Bader Ginsburg

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Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema, ha muerto.

Ruth Bader Ginsburg luchó por los derechos de las mujeres a lo largo de su carrera, incluso en la Corte Suprema. Millones de personas la vieron como una firme adversaria en la Corte contra los ataques fascistas cristianos al derecho al aborto.

Dentro de pocas horas del anuncio de su muerte, el líder de la mayoría del Senado Mitch McConnell anunció que ellos —los Nazi-republicanos— tienen la intención de nombrar inmediatamente a otro juez para la Corte Suprema, por medio de confirmar al candidato que Trump escoja. Trump rebuznó a sus públicos fascistas que nominará a una “mujer muy talentosa, muy brillante”. Las favoritas para la nominación, según la prensa, son fascistas cristianas acérrimas1. Al cierre de esta edición, aparte de Susan Collins de Maine y Lisa Murkowski de Alaska, ningún otro senador republicano ha anunciado que se opondría a confirmar a un nuevo juez antes del día de las elecciones. Se necesita que se opongan por lo menos tres para tener una posibilidad real de impedir una confirmación apresurada.

El hecho de que en 2016 McConnell se negó a permitir que el Senado siquiera considerara al candidato nominado por Barack Obama para una vacante2 en la Corte Suprema, con el argumento de que ni siquiera debían considerar semejantes candidatos durante un año electoral, revela la hipocresía de los fascistas y su implacable impulso para consolidar un Estados Unidos fascista. De hecho, Ted Cruz incluso dijo que el voto y el nombramiento deben llevarse a cabo antes del día de las elecciones para, según el New Yorker, “asegurar una mayoría conservadora sólida en la Corte y evitar la posibilidad de un empate en el caso de que se impugne el resultado de las elecciones”, lo que invocó la posibilidad de una crisis constitucional al no tener nueve jueces en la Corte Suprema.

Esta es parte de la lógica de los fascistas — llenar el máximo tribunal del país en preparación para las batallas judiciales relacionadas con las elecciones que se aproximen3, y asegurar la continuidad del régimen de Trump y Pence. Tampoco quieren arriesgarse a perder la posibilidad de una mayoría sólida fascista cristiana para las décadas venideras. Este nuevo juez sin duda votará para revocar completamente el derecho al aborto. Sin el derecho al aborto, se permitirá que las mujeres sean obligadas a tener hijos contra su voluntad —una forma de esclavización femenina— y uno de los pilares y puntas de lanza principales del programa fascista cristiano.

Primero, todo intento de este régimen fascista de hacer que el Senado apruebe apresuradamente a un nominado es totalmente ilegítimo y NO se debe permitir.

Fortalece el apretón fascista completamente ilegítimo sobre el poder, y hay que combatirlo con uñas y dientes por todos los medios apropiados no violentos — y brotes de resistencia y oposición de masas pueden ser positivos como parte de lo que SÍ hace falta con más urgencia: forjar y fortalecer la lucha a nivel nacional convocada por Rechazar el Fascismo para expulsar a este régimen fascista, con una lucha sostenida no violenta de masas, día tras día empezando en octubre, ¡FUERA YA!.

Segundo, esto necesariamente intensificará las escisiones entre los Nazi-republicanos y los demócratas, y entre sus bases sociales, como parte de la división entre los fascistas y los que se les oponen.

Es difícil predecir en esta etapa, al cierre de esta edición, cómo todo esto procederá y se desenvolverá, y hay una tremenda cantidad de incertidumbre e incógnitas. Pero es importante tener presentes algunos principios básicos de los intereses fundamentales de las masas de personas, y las dinámicas potenciales entre las escisiones en la cima de la sociedad y su interacción con las acciones de masas desde abajo:

Los demócratas, junto con el New York Times y el Washington Post, etc., están buscando resolver la crisis con la presidencia de Trump de acuerdo a los términos del sistema actual y al servicio de los intereses de la clase dominante del sistema actual, que representan. Nosotros, las masas de personas, debemos avanzar a todo vapor y millones de nosotros debemos movilizarnos para resolver esto al servicio de nuestros intereses, al servicio de los intereses de la humanidad, los que son fundamentalmente diferentes y contrarios a los intereses de la clase dominante.

Esto, por supuesto, no significa que la lucha entre los de arriba es irrelevante o no tiene importancia; más bien, la manera de entender y abordar esto (lo que hay que explicar repetidamente a la gente, incluido por medio de la lucha que se necesita y se lleva bien), está en términos de cómo se relaciona con “la lucha desde abajo” y cuáles oportunidades puede ofrecer, para la movilización de masas de personas en torno a la exigencia de que el régimen en su conjunto tiene que largarse, por su naturaleza y acciones fascistas y por lo que está en juego para la humanidad.

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1. Según informes noticiosos, una candidata principal la que Trump está considerando es Amy Coney Barrett — una jueza en el Tribunal de Apelaciones del Séptimo Circuito. Pertenece a un grupo fascista cristiano llamado People of Praise (Gente de Alabanza). Según el Daily Mail, “Los dogmas religiosos ultraconservadores del grupo eran parte del motivo de la autora Margaret Atwood para su publicación de El Cuento de la Criada, una historia sobre la toma del gobierno estadounidense por religiosos, que se ha convertido en un show de televisión muy exitoso, de acuerdo con una entrevista en 1986 con la autora. Miembros del grupo hacen un juramento de lealtad de por vida, llamado una alianza, entre sí. También se les designa un asesor personal, al cual rinden cuentas, conocido hasta recientemente como una ‘cabeza’ para hombres y una ‘criada’ para mujeres”. [volver]

2. Cuando el juez de la Corte Suprema Antonin Scalia murió el 13 de febrero de 2016, McConnell declaró casi de inmediato que el Senado controlado por los republicanos no iba a considerar a ningún nominado del entonces presidente Barack Obama para reemplazar a Scalia. Esto fue más de 11 meses antes de que el reemplazo de Obama tomara juramento. Cuando Obama siguió adelante y nominó a Merrick Garland, el juez presidente de la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Circuito del Distrito de Columbia, para ocupar la vacante de la Corte Suprema, McConnell y los republicanos bloquearon incluso cualquier audiencia sobre la nominación en el Senado y se quedó la vacante hasta que Trump ganara las elecciones y nombrara a Neil Gorsuch. Claramente, es una hipocresía extrema que McConnell declare ahora que seguirá adelante con cualquier candidato de Trump para reemplazar a Ginsburg, menos de dos meses antes de las elecciones. [volver]

3. Hay una buena posibilidad de que, si se celebraran las elecciones presidenciales y el conteo de votos fuera reñido, terminaría en la Corte Suprema. En las elecciones presidenciales de 2000, con comicios muy reñidos entre George W. Bush y Al Gore que se decidiera por un recuento de papeletas en Florida, los republicanos argumentaron con éxito ante la Corte Suprema por un alto al recuento en Florida. Esto en esencia le dio el triunfo electoral a Bush por el colegio electoral, aunque Gore había ganado el voto popular por un margen significativo. Brett Kavanaugh, un fascista cristiano al cual Trump nombró a la Corte Suprema, fue un miembro del equipo legal de Bush en 2000 que ganó el caso ante la Corte Suprema sobre el recuento en Florida. [volver]

 

 

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