La evidencia, y no lo que desea el “hombre fuerte” fascista, determina lo que es cierto…
¡Y la evidencia dice que Trump PERDIÓ!
| revcom.us
Ante el hecho de que Trump perdió por seis millones en el voto popular y por 74 votos en el Colegio Electoral, Trump y sus secuaces están confeccionando una fantasía de que las elecciones fueron “robadas” mediante un “fraude” masivo. Su propósito es azuzar a la base de núcleo duro de Trump (la que en su mayoría cree esa locura), propagar confusión y dudas en un sector grande más amplio de la población y servir de pretexto para las artimañas con que intentan quedarse en el poder por medios ilegítimos, ilegales y quizás violentos, como explica el artículo: “La ridícula declaración de Trump de haber amarrado una ‘victoria’ no es motivo de risa: Un ataque mortalmente serio al MODO de pensar de la gente... con daños duraderos”.
Pero una y otra vez la realidad los echa por tierra. Veamos un muestreo de lo que ha pasado cuando las impugnaciones mezquinas, impulsadas por fantasías y lunáticas de Trump han puesto a prueba la evidencia material — el conteo del voto.
Observadores objetivos así como partidarios y nominados de Trump afirman el proceso electoral y sus resultados
Chris Krebs, director de la Agencia de Seguridad Infraestructural y Ciberseguridad (nominado por Trump), estaba a cargo de impedir la intervención extranjera o interna en el proceso electoral. El 17 de noviembre, Krebs tuiteó una declaración de lo que AP describió como proveniente de una “amplia coalición de altos funcionarios de gobierno e industria”, que dice que: “No existe evidencia de que ningún sistema de votación haya eliminado o perdido votos, haya cambiado votos o haya resultado afectado de alguna manera” y que estas elecciones fueron “las más seguras en la historia de Estados Unidos”. Krebs también creó un portal para refutar información falsa — generada en buena parte por Trump y sus aliados. Trump despidió a Krebs el 17 de noviembre.
Brad Raffensperger, secretario de Estado de Georgia, quien se describe como un partidario de Trump y un “republicano cristiano conservador”, estuvo a cargo de las elecciones en Georgia que Trump y sus aliados están impugnando. Él ha recibido amenazas de muerte, y demandas de que dimita por insistir en que las elecciones se celebraran sin problema. Le pusieron tanta presión de modo que ordenara un recuento, pero luego no dio resultados la presión del senador Lindsey Graham para inclinar las cosas a favor de Trump. Cuando terminó el conteo Raffensperger dijo: “Quisiera que él hubiera que ganado, y especialmente en Georgia. Yo sí vote por él, pero los resultados son lo que son… al fin del día nuestra oficina tiene que cerciorarse de que se celebraran las elecciones de forma justa y acertada, y eso es lo que hemos hecho”.
El New York Times se comunicó con los secretarios de Estado de los 50 estados, tanto demócratas como republicanos, y ninguno de ellos informó de ningún fraude electoral de importancia. El secretario de estado republicano de Ohio dijo: “La capacidad humana de inventarse cosas sobre las elecciones que no son ciertas es enorme. Proliferan sin control las teorías de conspiración y los rumores y todas esas cosas”.
Casos judiciales sin evidencia
Las fuerzas pro Trump han presentado más de 30 casos para impugnar diferentes aspectos de las elecciones en los estados donde Trump perdió, y hasta la fecha han ganado exactamente un caso — un caso menor que afectó muy poco el conteo de votos. Una y otra vez, los jueces han amonestado a los abogados de Trump por no presentar evidencia o por hacer alegaciones de “fraude” en conferencias de prensa, pero luego ni se atreven a repetir esas alegaciones falsas ante la corte (donde semejantes alegaciones falsas pueden meter a un abogado en muchos líos).
En el más importante de los casos, en Pennsylvania un juez federal que también es un republicano conservador, desestimó una demanda “con pérdida de derecho a nuevo juicio”1. El juez dijo que la demanda peticionaba a la corte para que “suprimiera [descalificara las balotas de] casi siete millones de votantes”, sin presentar evidencia de corrupción, y que se basa en “argumentos jurídicos forzados y sin mérito e imputaciones especulativas”.
En Arizona, se presentó una demanda basada en la teoría de conspiración de que los votantes republicanos recibieron marcadores Sharpie para marcar las balotas y que luego no se registraron esos votos. Completamente falso, se desestimó el caso.
En Detroit y Georgia, las alegaciones de que las balotas por correo postal fueron contadas aunque llegaron después de la fecha límite, fueron desestimadas por falta de evidencia.
Los esfuerzos por validar el tuit de Trump del 11 de noviembre —“…Pensilvania y Michigan no permitieron que nuestros observadores electorales y/u observadores de la votación miraran u observaran. Eso resultó en que se contaran cientos de miles de votos que no debieron haber sido contados. Por lo tanto, yo gano ambos estados fácilmente”— también naufragaron y se incendiaron debido a la realidad de que grandes cantidades de observadores electorales de ambos partidos estuvieron presentes durante el conteo de los votos.
Abogados fascistas y sus teorías lunáticas
Un resultado de esto ha sido que algunos de los bufetes de abogados talentosos con buena reputación y que cobran altas tarifas como Porter Wright que han asesorado y colaborado con Trump por años ahora lo están abandonando, dejando que únicamente los disparates de las teorías de conspiración de gente como Rudy Giuliani y Sidney Powell sigan persiguiendo el programa fascista en los tribunales. Entre otras cosas, Powell alegaba que las elecciones estaban amañadas mediante el “Sistema de Votación Dominion, el software de la tecnología de Smartmatic, y que el software que también se utiliza en Estados Unidos en otros sistemas computarizados de votación, no sólo de Dominion, fueron creados en Venezuela bajo la dirección de Hugo Chávez”. Unos días después, Powell emitió un afidávit extensamente redactado de un oficial militar venezolano que “estuvo con Chávez cuando presenciaba la manera en que funcionaba [la máquina de votación]”.
Pero uno de los problemas con esta teoría: ¡Hugo Chávez murió hace siete años! [Desde el escándalo surgió sobre esta teoría, Giuliani empezó a alegar que Powell no era parte del equipo jurídico de Trump.]
1. Se refiere a una opinión de la corte que estima que se presentó la demanda con mala fe o al menos sin ningún fundamento creíble, y que no se permite volver a presentarla. [volver]
¿Trump está tratando de mantenerse en el poder? ¡PARA NADA, CARAJOS!!
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(Vídeo en inglés)