Hace 150 años: La Comuna de París

Hace 150 años, en 1871, en medio de una guerra entre “su” gobierno y el de Alemania, el pueblo trabajador de la capital de Francia, explotado, empobrecido y degradado desde hace mucho tiempo, se levantó para tomar el poder y establecer una nueva forma de asociación entre las personas. Esta fue la Comuna de París, que sólo existió en esa única parte de Francia y que duró sólo dos cortos meses, pero que representó, en forma embrionaria, una sociedad comunista en la que las distinciones de clase y las divisiones opresivas entre las personas serían finalmente abolidas. La Comuna fue aplastada por el peso y la fuerza del viejo orden, miles de personas masacradas en un valiente pero en última instancia vano intento de mantener viva a la Comuna. Pero se habían dado los primeros pasos hacia un nuevo mundo, se había abierto la senda, se había mostrado el camino, aunque fuera fugazmente.

Incluso antes de los acontecimientos de la Comuna de París, la posibilidad de un mundo radicalmente nuevo, sin explotación ni opresión, se había establecido científicamente a través de la obra de Karl Marx, junto con su contemporáneo y colaborador, Federico Engels, los fundadores del movimiento comunista. Como dijo el propio Marx, sólo unos años antes de la Comuna:

“Una vez se ha penetrado en la conexión de las cosas, se viene abajo toda la fe teórica en la necesidad permanente del actual orden de cosas, se viene abajo antes de que dicho estado de cosas se desmorone prácticamente”.

La Comuna de París fue un primer gran intento de escalar las alturas de la emancipación humana, y fue un presagio del futuro, pero carecía de la dirección necesaria y no estaba guiada por la comprensión científica necesaria para poder resistir los inevitables embates contrarrevolucionarios de las fuerzas del viejo orden y luego llevar a cabo una transformación profunda de la sociedad, en todas las esferas: económica, social, política, cultural e ideológica. Algunos que abordan la experiencia de la Comuna con una visión y un método románticos, en lugar de científicos, gustan de citar como una de las virtudes de la Comuna la falta de una dirección de vanguardia organizada que se unificara basándose en un punto de vista científico y marxista. Pero el hecho es que ésta fue una de sus mayores debilidades y uno de los principales factores que contribuyeron a su derrota, después de un período muy corto de existencia. La falta de esa dirección —y el intento de aplicar inmediatamente medidas que eliminaran esencialmente cualquier dirección institucionalizada— es una de las principales razones por las que la Comuna no suprimió suficientemente las fuerzas organizadas que estaban decididas a acabar con la Comuna y a garantizar que el espectro de la revolución comunista —tan terrible desde el punto de vista de los explotadores y opresores— jamás volviera a surgir. En particular, como señaló Marx, los comuneros no marcharon inmediatamente sobre el bastión de la contrarrevolución, en la cercana ciudad de Versalles; por lo que la contrarrevolución pudo reunir sus fuerzas, marchar sobre París y asestar el golpe mortal a la Comuna, masacrando a miles de sus más decididos combatientes en el proceso.

Pero más allá de las consecuencias inmediatas que se derivaron, en gran medida, de las deficiencias y limitaciones de la Comuna de París, la realidad es ésta: Si la Comuna hubiera derrotado los ataques de la contrarrevolución y hubiera sobrevivido, se habría enfrentado al reto aún mayor de reorganizar y transformar toda la sociedad, y no sólo la capital, París, donde tuvo el poder durante un periodo brillante pero demasiado breve. Habría tenido que crear una economía radicalmente nueva y diferente, una economía socialista, en un país todavía formado en gran parte por pequeños agricultores (campesinos), y habría tenido que superar una desigualdad y una opresión profundas y arraigadas en la tradición, en particular las cadenas que han atado a las mujeres durante miles de años. Y aquí también destacan las debilidades y limitaciones de la Comuna: Las mujeres desempeñaron un papel vital y heroico en la creación de la Comuna y en la lucha por defenderla, pero sin embargo se las mantuvo en una posición subordinada dentro de la Comuna.

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