Nuevos informes revelan qué tan cerca Trump llegó a movilizar las fuerzas armadas contra las protestas por George Floyd

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Nuevos informes de la CNN y el New York Times arrojan luz sobre los esfuerzos de Donald Trump por ahogar en sangre a las protestas en contra del asesinato de George Floyd. Y estos informes revelan que en torno a esto estallaron intensas luchas intestinas en los niveles superiores del régimen fascista de Trump y Pence y en las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Floyd fue asesinado el 25 de mayo de 2020. Poderosas manifestaciones estallaron rápidamente en Minneapolis y se extendieron a nivel nacional. Enormes protestas en Chicago, Portland, Seattle y otras ciudades importantes se convirtieron en noticias internacionales. El 29 de mayo, las protestas estaban tan cerca de la Casa Blanca que el Servicio Secreto metió a Trump y a su familia en un búnker en el sótano, algo que se difundió ampliamente en los medios de comunicación.

Trump estaba furioso, echando humo porque todo esto hacía que Estados Unidos (y el propio Trump) “parecieran débiles”. El New York Times informa —basándose en las versiones de “dos altos funcionarios de la administración Trump”— que las cosas llegaron a un punto crítico durante una reunión del 1º de junio en la Casa Blanca en la que participaron el procurador general Barr, el secretario de Defensa Esper y el jefe del Estado Mayor Conjunto Mark Milley. (Los tres eran personas nombradas por Trump).

Trump quería invocar la Ley de Insurrección de 1807, una ley raramente empleada que le permitiría despachar a las tropas federales contra los manifestantes1. Trump quería desplegar 10.000 soldados de inmediato, y no sólo como una “demostración de fuerza”, sino para llevar a cabo una represión sangrienta. Un nuevo libro del periodista del Wall Street Journal, Michael Bender, afirma que Trump les dijo a los altos funcionarios de las fuerzas del orden y altos oficiales militares en múltiples ocasiones que “les rompieran el cráneo”, que “les dieran una maldita paliza” a los manifestantes y que “simplemente les dispararan”.

Las cosas fueron tan lejos ese día de junio de 2020 que los ayudantes de Trump redactaron los documentos necesarios para invocar la Ley de Insurrección para la firma de Trump. Finalmente, parece que se convenció a Trump de que no invocara la Ley2. A cambio, Trump tuvo que “conformarse” con desatar a la Guardia Nacional y a la Policía de Parques para despejar el parque Lafayette (frente a la Casa Blanca) de manifestantes pacíficos, utilizando gas lacrimógeno y balas de goma.

Trump también alentó repetidamente la máxima violencia, tanto de parte de los cerdos policías oficiales como de las bandas fascistas, en contra de las manifestaciones en todo Estados Unidos, con el resultado de que a muchos manifestantes los apalearon, arrestaron e incluso mataron. Y Trump continuó reavivando la posibilidad de invocar la Ley de Insurrección a lo largo de las protestas, así como de desatar a otros policías federales (no militares) para aplastar las protestas en Portland y Seattle.

Para obtener más información acerca de las divisiones entre los gobernantes, y las implicaciones para el movimiento para una revolución real, echa un vistazo a “Una declaración, un llamamiento a que se organice ahora para una revolución real” de los revcom, y la Declaración de Año Nuevo de Bob Avakian, “Un año nuevo, la necesidad urgente de un mundo radicalmente nuevo — para la emancipación de toda la humanidad”.

De: “UNA DECLARACIÓN,
UN LLAMAMIENTO A QUE SE ORGANICE AHORA
PARA UNA REVOLUCIÓN REAL

1. El sistema bajo el cual vivimos, el sistema del capitalismo-imperialismo, destruye vidas y pulveriza espíritus. Es la fuente de un sinfín de horrores para la mayoría de las personas en Estados Unidos y todo el mundo, y cada vez más amenaza a la existencia misma de la humanidad. Las fuerzas armadas estadounidenses no están cumpliendo un “servicio honorable” — y no son una fuerza “dura y valiente” a la cual la gente debe respetar. Hacen lo mismo alrededor del mundo, a una escala masiva, que la policía hace aquí: matando cobardemente y aterrorizando a la gente al servicio de los opresores más grandes del mundo, los gobernantes de Estados Unidos. Además, son una causa importante de la destrucción del medio ambiente.

Se trata de una verdad dura pero básica: para las masas de personas, y en última instancia para la humanidad en su conjunto, no existe ningún futuro, o ningún futuro que valga la pena vivir, bajo este sistema.

Pero sí existe un camino hacia un mundo y hacia un futuro que vale la pena vivir, por el cual vale la pena luchar ahora mismo: una revoluciónuna revolución real, y no entretenerse con uno que otro ajuste que deja el sistema intacto y en el poder mientras unos pocos se benefician. Una revolución implica una fuerza de millones de personas, de muchos diferentes sectores de la sociedad y organizadas para una lucha total para derrocar este sistema y reemplazarlo por un sistema económico y político radicalmente diferente y mucho mejor, un sistema socialista, que se base en satisfacer las necesidades de la gente y en llevar adelante la lucha por un mundo comunista donde por fin se ponga fin, por todas partes, a la explotación, la opresión y la destrucción del medio ambiente que están integradas en este sistema del capitalismo-imperialismo. Cualquier cosa menos que esta revolución no lidiará para nada con la raíz de todos los problemas ni conducirá hacia la verdadera solución.

2. No siempre son posibles las revoluciones sino por lo general solamente son posibles en momentos y circunstancias poco comunes, especialmente en un país poderoso como Estados Unidos. La actualidad presenta uno de estos momentos y circunstancias poco comunes. Este sistema está metido en verdaderos problemas, se encuentra enredado en crisis y conflictos por los cuales no tiene soluciones fáciles ni duraderas. En todas partes de Estados Unidos, el funcionamiento de este sistema ha generado profundas divisiones que no se pueden resolver bajo este sistema. La sociedad está desgarrándose. Aquellos que gobiernan están trabados en un combate feroz entre sí mismos y no pueden mantener las cosas a flote de la manera en que lo han hecho en el pasado. Aunque hay muchas cosas malas relacionadas con esta situación y es posible que ésta podría llevar a algo realmente terrible, también es posible que podríamos arrancarle algo realmente positivo — una revolución, para poner fin a este sistema y hacer nacer algo mucho mejor.

Hemos visto el potencial para la revolución manifestado poderosamente en el verano de 2020 cuando millones de personas, de todas las razas y géneros, en todas partes de Estados Unidos y en todo el mundo, se alzaron hombro a hombro contra la opresión racista y el asesinato policial. Hemos visto este potencial en los brotes de rebelión de masas de mujeres, en países por todo el mundo, negándose a conformarse con el abuso y la degradación. También se revela este potencial en la profunda angustia la que expresan científicos así como millones de personas comunes, en torno a la crisis climática cada vez peor y el peligro que encierra para el futuro de la humanidad — una crisis que este sistema no puede resolver, sino que sólo puede agravar. Sin embargo, con todo esto, ahora mismo sólo un pequeño número de personas hemos reconocido la necesidad de esta revolución y estamos actuando para conseguir que se dé. Así que hay trabajo crucial que hay que hacer ahora para convencer a las personas a que entiendan la necesidad de una revolución y a que actúen para hacerla realidad — para convertir el potencial para la revolución en un movimiento poderoso y en una fuerza organizada para una revolución real.

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1. El uso de efectivos militares regulares en territorio interno estadounidense está generalmente prohibido por la Ley Posse Comitatus de 1878. La aprobación original de esta ley formaba parte del fin de la era de la Reconstrucción tras la Guerra Civil y la traición a los negros. Decretó que las tropas federales ya no se podían utilizar en los antiguos estados de la Confederación esclavista para hacer cumplir los nuevos derechos legales de los negros. (Para obtener otra información sobre esos años, véase “Bob Avakian sobre la opresión del pueblo negro y la lucha revolucionaria para eliminar toda opresión”). Más recientemente, esta ley ha servido hasta cierto punto de protección contra el uso presidencial de las tropas federales dentro de Estados Unidos. Pero la Guardia Nacional se ha empleado regularmente dentro de Estados Unidos, y ha habido casos de uso de las tropas militares regulares en el territorio interno de Estados Unidos, como en la movilización de las tropas de la Infantería de la Marina durante la Rebelión de Los Ángeles de 1992. [volver]

2. No está claro cuál fue la verdadera naturaleza de las discusiones en la reunión del 1º de junio en la Casa Blanca, y qué papel jugaron Barr, Esper y Milley en la decisión final de no invocar la Ley de Insurrección. [volver]


Ataque de elementos de la Guardia Nacional a los manifestantes cerca de la Casa Blanca el 3 de junio de 2020. Foto: AP

 

 

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