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<TITLE>LA NETA DEL OR:Algunos puntos acerca de la cuesti&oacute;n de la jefatura revolucionaria y los individuos que la desempe&ntilde;an</TITLE>
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<H2>Algunos puntos acerca de la cuesti&oacute;n de la jefatura revolucionaria y los individuos que la desempe&ntilde;an</H2>
<P><I>Obrero Revolucionario #825, 1 de octubre, 2001</I>, <A HREF="../../../">en rwor.org</A>

<P>Una de las cuestiones de mayor importancia para las fuerzas revolucionarias en cualquier parte, y para sus aliados y simpatizantes, es la de los l&iacute;deres y la jefatura. ¿<em>Necesita</em> dirigentes individuales el pueblo revolucionario? ¿Qu&eacute; es lo que define a un <em>dirigente</em> revolucionario? ¿Qu&eacute; hace que un dirigente sea "mejor" que otros en cuanto a dirigir? ¿Cu&aacute;l debe ser nuestro criterio para evaluar a los dirigentes y los papeles que desempe&ntilde;an? Dado el hecho de que los dirigentes como individuos no son superhombres o supermujeres y que pueden tener deficiencias y cometer errores, ¿es recomendable promoverlos? ¿Es cierto que la mayor&iacute;a de los dirigentes terminan por capitular, quebrarse o morir a manos del enemigo? ¿Por qu&eacute; promover dirigentes si esto puede llevar a que las masas los vean como dioses y a que despu&eacute;s se decepcionen y paralicen ante la captura, traici&oacute;n o aniquilaci&oacute;n de los mismos? Promover dirigentes, ¿no termina por impedir que las masas reconozcan la necesidad de tomar conciencia e iniciativa y de ser <em>ellas mismas</em> militantes revolucionarios conscientes y dirigentes? Si abogamos por la <em>colectividad</em> en nuestros m&eacute;todos de trabajo y nos esforzamos para encarnar un esp&iacute;ritu y forma de vida <em>comunistas</em>, ¿por qu&eacute; destacamos a dirigentes individuales? En cuanto a la iniciativa en el seno del mismo Partido, ¿promover y reconocer a dirigentes particulares tiende a trabar la iniciativa y plena participaci&oacute;n de los miembros de base y de los cuadros de niveles inferiores? ¿Cu&aacute;l es la relaci&oacute;n correcta entre la jefatura y los dirigidos?
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<P>Todos estos interrogantes merecen discutirse m&aacute;s a fondo. Cada quien suele contestarlos de acuerdo con la capa social de la que proviene y la experiencia que tenga (sobre todo, con su nivel de experiencia <em>pol&iacute;tica</em>).
<P>La mayor&iacute;a de la gente que seriamente quiere hacer la revoluci&oacute;n reconoce la necesidad de que haya cierta estructura, organizaci&oacute;n y jefatura para guiar, coordinar y desarrollar el trabajo revolucionario en forma sistem&aacute;tica, y para tomar el Poder y empezar a construir una sociedad totalmente nueva. La gente b&aacute;sica, sobre todo, por su experiencia con la mano represiva del enemigo, dice sin vacilar que no se puede desafiar ni derrotar el poder&iacute;o de las autoridades sin una organizaci&oacute;n disciplinada que cuente con canales precisos de direcci&oacute;n. Pero al mismo tiempo existe entre las masas (especialmente de un pa&iacute;s como Estados Unidos, pero no solamente aqu&iacute;) un grado significativo de desconfianza acerca de los dirigentes revolucionarios: la idea de que los dirigentes "se venden", o si no, el enemigo los agarra, y no hay mucho que se pueda hacer al respecto. Eso se debe combatir trazando la relaci&oacute;n que existe entre las masas b&aacute;sicas y la jefatura, y las responsabilidades que cada uno tiene con respecto al otro.
<P>Las personas de las capas medias, sobre todo los intelectuales, generalmente son las que tienen muchas "dudas" acerca de si inclusive es "correcto" o no escoger y promover a dirigentes espec&iacute;ficos en un movimiento comunista revolucionario. Suelen considerar esta cuesti&oacute;n un tanto en el vac&iacute;o o de forma abstracta, divorciada de la realidad y las necesidades <em>materiales</em> de la &eacute;poca hist&oacute;rica en que vivimos. Es un hecho de la realidad material que la humanidad todav&iacute;a no ha alcanzado la etapa en que podr&aacute; deshacerse de una divisi&oacute;n de trabajo estructurada ni de estructuras y jerarqu&iacute;as de direcci&oacute;n. La pregunta m&aacute;s bien deber&iacute;a ser: <em>¿Cu&aacute;l es el car&aacute;cter de estas estructuras y a cu&aacute;les intereses sirven?</em>
<P>A veces, un n&uacute;mero muy reducido de personas puede deliberar y actuar respecto a unas pocas cuestiones de alcance limitado por medio del "consenso general", sin una estructura de direcci&oacute;n y sin nombrar dirigentes. Pero tan pronto se expanden los objetivos m&aacute;s all&aacute; del patio trasero, abarcando cambios sociales fundamentales y cabales y asumiendo la responsabilidad para efectuarlos, la necesidad de una divisi&oacute;n formal de trabajo, una estructura y jefatura salta a la vista, muy especialmente si se trata de lograr la transformaci&oacute;n revolucionaria de la organizaci&oacute;n de toda la sociedad, y a escala mundial, y ¡m&aacute;xime dado que los que actualmente tienen el Poder no se quedar&aacute;n de brazos cruzados!
<P>Se lo anterior es cierto, entonces es algo muy positivo que surjan ciertos revolucionarios individuales como un <em>producto concentrado</em> de este proceso, que sean una expresi&oacute;n concentrada de las mejores cualidades de la jefatura revolucionaria: la dedicaci&oacute;n desinteresada a la causa revolucionaria y el amor profundo para con las masas, as&iacute; como una comprensi&oacute;n profunda de la metodolog&iacute;a cient&iacute;fica que se requiere para desencadenar a las masas y trazar el camino de la revoluci&oacute;n de acuerdo con sus intereses objetivos. Esto es muy bueno. ¡No debemos lamentar que exista tal dirigente o tales dirigentes! Al contrario, ¡es motivo de celebraci&oacute;n! Tales dirigentes son un elemento de la fortaleza del pueblo.
<P>Parad&oacute;jicamente, las fuerzas medias que tienen m&aacute;s dudas acerca de "aceptar" la direcci&oacute;n revolucionaria muchas veces no perciben el grado en que ya son "dirigidas" en toda esfera de la vida y la sociedad por la din&aacute;mica subyacente del sistema y sus autoridades e instituciones represivas y opresivas. Es necesario que reconozcan que para liberarse de todo <em>esto</em>, la &uacute;nica alternativa viable es escoger una forma de direcci&oacute;n radicalmente diferente, con objetivos radicalmente diferentes, y que ellos mismos aprendan a desempe&ntilde;ar esa clase de direcci&oacute;n.
<P>Esas personas generalmente no toman suficientemente en cuenta las implicaciones pr&aacute;cticas del <em>hecho</em> de que en todo proceso, toda cosa y toda persona se da un desarrollo <em>desigual</em>. Esto se da en las fuerzas de la vanguardia y tambi&eacute;n en las masas populares en general. ¿C&oacute;mo podr&iacute;a ser de otra forma? Pero ese desarrollo desigual no es malo: si lo entendemos correctamente desde la perspectiva del materialismo dial&eacute;ctico, <em>el desequilibrio en s&iacute;</em> es una fuente de crecimiento y desarrollo y estimula el avance.
<P>Pero todo esto no quiere decir que no deban discutirse seriamente los interrogantes planteados por muchos intelectuales acerca de la jefatura y la promoci&oacute;n de dirigentes en los partidos y movimientos revolucionarios. Por ejemplo, en el movimiento revolucionario se plantean problemas pr&aacute;cticos (y que tienen que ser resueltos reiteradamente por medio de la pr&aacute;ctica), como es el caso de c&oacute;mo desencadenar m&aacute;s cabalmente la iniciativa consciente de las masas y combatir las tendencias que pueden presentarse de preferir "dejar que otros conduzcan". Asimismo, en las filas revolucionarias es importante conjurar que surja una "mentalidad mercenaria" por parte de personas que prefieren aceptar pasivamente las l&iacute;neas o pol&iacute;ticas que vengan desde arriba sin esp&iacute;ritu cr&iacute;tico y sin entusiasmo.
<P>Al respecto es importante acordarnos de un punto que el Camarada Avakian ha recalcado reiteradamente: all&iacute; donde existe una aut&eacute;ntica jefatura <em>revolucionaria</em>, y cuanto m&aacute;s desempe&ntilde;e su papel correctamente y de acuerdo con los principios del MLM, <em>tanto mayor</em> ser&aacute; la iniciativa consciente de las masas populares.
<P>Tambi&eacute;n existen importantes interrogantes acerca de la mejor forma de forjar unidad con una base revolucionaria, entre las masas y dentro de las fuerzas revolucionarias organizadas. Siempre van a existir desarrollo desigual y discrepancias en torno a muchas cuestiones, y el terreno se complica a&uacute;n m&aacute;s por los ataques del enemigo y los riesgos de sufrir reveses y derrotas.
<P>Para manejar correctamente la cuesti&oacute;n de la direcci&oacute;n (igual que toda cuesti&oacute;n), tenemos que basarnos firmemente en la ciencia y metodolog&iacute;a del MLM: con <em>esa base</em>, y no otra, debemos evaluar l&iacute;neas y pol&iacute;ticas, y determinar qu&eacute; impulsar&aacute; positivamente la situaci&oacute;n, distingui&eacute;ndolo de lo que no lo har&aacute;. Y despu&eacute;s tenemos que buscar los medios de promover las l&iacute;neas y pol&iacute;ticas que impulsen la situaci&oacute;n en un sentido revolucionario, y apoyar en forma concreta a los individuos y organizaciones que las concentren y encarnen en un momento dado.
<P>Nadie nace listo para ser dirigente revolucionario, y no existe una f&oacute;rmula &uacute;nica y preestablecida para forjarse como tal. Cada dirigente revolucionario es producto de una mezcla compleja de sus propias experiencias y de la experiencia social, sobre todo del movimiento revolucionario. Los dirigentes revolucionarios pueden ser de cualquier raza o nacionalidad, hombres o mujeres, y tener antecedentes muy diversos. Debe aplicarse el mismo criterio objetivo a todos para determinar si un individuo dado es particularmente apto para desempe&ntilde;ar el papel y aceptar las responsabilidades de la jefatura revolucionaria: lo esencial es que demuestre la m&aacute;s alta capacidad de captar y aplicar la posici&oacute;n, la concepci&oacute;n del mundo y la metodolog&iacute;a del proletariado internacional. Todo esto ha sido comprobado por la experiencia del movimiento comunista internacional; hoy d&iacute;a los partidos MLM de todo el mundo han producido, y seguir&aacute;n produciendo, numerosos dirigentes, que son una gran fuerza para el avance de la revoluci&oacute;n proletaria mundial.
<P>Debido a su propia profunda experiencia, las masas b&aacute;sicas generalmente saben que el poder concentrado del enemigo no puede desafiarse seriamente simplemente con "buenas ideas" y "buenas intenciones", ni con un vago "consenso general" en las filas revolucionarias. Se requiere una organizaci&oacute;n muy disciplinada y una aut&eacute;ntica jefatura pol&iacute;tica, ideol&oacute;gica y org&aacute;nica para desatar, guiar y manejar la energ&iacute;a y combatividad embrionarias del pueblo.
<P>As&iacute; que las masas revolucionarias reconocen la necesidad de tener dirigentes. Pero esto no es suficiente. Los aut&eacute;nticos dirigentes revolucionarios son producidos, desarrollados, nutridos y sostenidos por el pueblo revolucionario, y ese mismo pueblo debe comprender m&aacute;s cabalmente tal conexi&oacute;n. Los dirigentes revolucionarios realmente son la flor y el fruto del pueblo revolucionario, que a su vez constituye las ra&iacute;ces y los reto&ntilde;os de la revoluci&oacute;n.
<P>Los dirigentes no son nada sin el pueblo revolucionario. Y sin dirigentes revolucionarios aut&eacute;nticos para trazar el sendero por el campo minado, el pueblo no encontrar&aacute; c&oacute;mo lograr verdaderos avances revolucionarios cuando se presenten las condiciones necesarias. Si el pueblo carece de direcci&oacute;n revolucionaria, su resistencia ser&aacute; aplastada una y otra vez y no lograr&aacute; "cruzar el r&iacute;o".
<P>Los dirigentes no son dioses ni seres sobrehumanos. Tienen sus deficiencias como todo el mundo y cometer&aacute;n errores aun cuando en general desempe&ntilde;en un buen papel en la direcci&oacute;n de la revoluci&oacute;n.
<P>Algunos inclusive har&aacute;n algo peor, quebr&aacute;ndose en un momento dado o capitulando ante el enemigo, traicionando a la revoluci&oacute;n. Y el enemigo arrebatar&aacute; a algunos, encarcel&aacute;ndolos o asesin&aacute;ndolos.
<P>Todos debemos entender que estas cosas pueden suceder y debemos prepararnos para tales eventualidades con el fin de minimizar la posibilidad de que esos golpes puedan desviar fundamentalmente un proceso revolucionario. Pero no podemos permitir que esas posibilidades nos hagan pensar que la revoluci&oacute;n es imposible porque la fortaleza esencial de la revoluci&oacute;n es la <em>base</em> revolucionaria, el pueblo revolucionario. Y es cierto que mientras exista la opresi&oacute;n, el pueblo con el tiempo producir&aacute; nuevos dirigentes revolucionarios, quienes llenar&aacute;n los puestos de los que han ca&iacute;do o han sido arrebatados. Pero tambi&eacute;n debe recalcarse que en un sentido muy real, le corresponde al partido, junto con las masas revolucionarias, la responsabilidad <em>no solo</em> de hacer frente a la situaci&oacute;n cuando tales p&eacute;rdidas ocurran, sino tambi&eacute;n de evitarlas en la medida posible.
<P>Los mismos dirigentes revolucionarios deben prestar atenci&oacute;n a fomentar la mayor colectividad revolucionaria y el mayor crecimiento y desarrollo posibles de las filas revolucionarias y de muchos dirigentes veteranos y nuevos, con el fin de asegurar al mayor grado posible que otros est&eacute;n listos a tomar su lugar si ellos nos son arrebatados.
<P>Pero por otro lado, no se puede negar: la p&eacute;rdida de un dirigente revolucionario aut&eacute;ntico es como si se nos arrancara el coraz&oacute;n del pecho colectivo, m&aacute;s a&uacute;n cuando este individuo ha jugado un papel clave y cr&iacute;tico en la jefatura. Cuando suceden estas cosas, hay que hacer frente a la situaci&oacute;n: nuevos dirigentes deben pasar al frente y desarrollarse para seguir conduciendo la causa revolucionaria. Pero antes que nada, debemos hacer todo lo que est&eacute; a nuestro alcance para <em>impedir</em> que eso suceda.
<P>Los dirigentes revolucionarios claves deben ser defendidos y protegidos con todo lo que tengamos a nuestra disposici&oacute;n. De hecho, representan al pueblo revolucionario en una forma concentrada. Encarnan lo mejor de lo mejor del pueblo, lo que el pueblo ha creado y producido en un momento dado de la historia. Respetar, proteger y defender a estos dirigentes revolucionarios es respetar, proteger y defender al mismo pueblo.
<P>Dentro de las filas revolucionarias siempre habr&aacute; (y debe de haber) discusi&oacute;n y debate sobre muchas cosas y acerca del camino que llevar&aacute; adelante. Esto es muy bueno e importante y es un reflejo de la l&iacute;nea de masas dentro de las filas revolucionarias. En muchos sentidos este proceso ser&aacute; la fuente de energ&iacute;a que impulsar&aacute; toda la revoluci&oacute;n y la futura sociedad que construiremos.
<P>Pero ante el enemigo, cerramos fuertemente nuestras filas present&aacute;ndole un muro impenetrable de unidad y lealtad hacia la jefatura. Esto le dificulta abrir brecha en nuestras filas.
<P>Al enemigo hay que hacerle sentir en forma muy contundente: perseguir a nuestros dirigentes revolucionarios implica enfrentarse primero con nosotros y con el pueblo revolucionario. Es cosa seria y lo tomamos muy en serio.
<P>¿Qu&eacute; significa ser un dirigente comunista revolucionario? El partido revolucionario tiene muchos dirigentes de diferentes niveles y capacidades. Encarnan una gama de puntos fuertes. Todos ellos son tanto visionarios como practicantes de la lucha revolucionaria, pero ninguno puede encarnar <em>todas</em> las mejores caracter&iacute;sticas del pueblo revolucionario hoy y de la futura sociedad nueva que luchamos por crear. Esto es otro reflejo del hecho de que la energ&iacute;a y la fuerza del partido se expresan mejor por medio de su colectividad.
<P>Sin embargo, todos y cada uno de los dirigentes representan una parte importante del proceso de dar a luz la revoluci&oacute;n y la nueva sociedad. Cada uno contribuye su propia mezcla de puntos fuertes y capacidades. Cada uno lucha por estudiar y aplicar la metodolog&iacute;a cient&iacute;fica del materialismo dial&eacute;ctico e hist&oacute;rico a los problemas pr&aacute;cticos de la revoluci&oacute;n. Cada uno hace muchas cosas correctas y algunas cosas incorrectas, e igual que todas las personas, aprende por medio de la experiencia a fortalecerse y mejorar la capacidad de aplicar el arte de hacer la revoluci&oacute;n.
<P>Cada uno se motiva por la visi&oacute;n de c&oacute;mo podr&iacute;a ser el mundo para satisfacer mejor las necesidades de la gran mayor&iacute;a de la humanidad, y no por intereses mezquinos y ego&iacute;stas. Cada uno se cansa a veces, pero brega para volver a trabajar arduamente. Cada uno tiene miedo a veces, pero brega por recuperar su valent&iacute;a y osad&iacute;a.
<P>Sobre todo el rasgo m&aacute;s fundamental de todo dirigente comunista revolucionario es el siguiente: la confianza estrat&eacute;gica que mantiene para con las masas, basada en el materialismo dial&eacute;ctico.
<P>La vida de un dirigente revolucionario es de sacrificio y trabajo arduo, frustraciones frecuentes, dudas de s&iacute; mismo y riesgos significativos, pero al mismo tiempo de dedicaci&oacute;n desinteresada a las masas y a la lucha por un mundo mejor. Y hay m&aacute;s: sobre todo en esos momentos cuando las masas dejan atr&aacute;s su desconfianza, su miedo y su desesperaci&oacute;n, y avanzan con entusiasmo y con desaf&iacute;o vital sum&aacute;ndose al movimiento revolucionario, ¡en esos momentos el esp&iacute;ritu indomable, la poderosa unidad del pueblo y su expresi&oacute;n revolucionaria late por las filas revolucionarias y levanta el esp&iacute;ritu de todo revolucionario genuino como ninguna otra cosa! Es algo maravilloso, que el fr&iacute;o y desalmado burgu&eacute;s, que vive de chupar la sangre a la gente b&aacute;sica pero que jam&aacute;s puede nutrirse o sostenerse por su creciente emancipaci&oacute;n, nunca podr&aacute; disfrutar y que de hecho le infunde terror. Pero para nosotros es lo que hace que todo valga la pena.
<P>Camaradas revolucionarios: debemos defender, apoyar y <em>celebrar</em> nuestro Partido, nuestros dirigentes revolucionarios, nuestro pueblo revolucionario y nuestra visi&oacute;n de un futuro revolucionario. ¡Porque de hecho son indesligables!
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<H4>Acerca de Bob Avakian, el Presidente del Comit&eacute; Central de nuestro Partido:</H4>
<P>¿C&oacute;mo sabemos a ciencia cierta que el Camarada Avakian, el Presidente del Comit&eacute; Central, es un gran dirigente revolucionario? Esta pregunta es buena y la debemos responder abierta y francamente.
<P>Sabemos que en &uacute;ltima instancia la historia y las acciones de las masas dar&aacute;n la respuesta definitiva. ¡Pero mientras tanto los indicios no faltan!
<P>Por ejemplo, es significativo que el organismo colectivo del Comit&eacute; Central de nuestro Partido, que representa en su forma mejor y m&aacute;s concentrada la colectividad del Partido en su conjunto, a lo largo de muchos a&ntilde;os lo sigue escogiendo para dirigir al C.C. y, a trav&eacute;s de este, al Partido en su conjunto.
<P>Tambi&eacute;n es significativo que ha acumulado tantos a&ntilde;os de pr&aacute;ctica revolucionaria, en una sociedad y un mundo cambiantes. Que no se ha rendido ni se ha vendido, nunca ha perdido el camino revolucionario. Cualesquiera que hayan sido las circunstancias en un momento dado, siempre ha sabido identificar las cuestiones pol&iacute;ticas e ideol&oacute;gicas claves, as&iacute; como el sentir de las masas, y lo ha hecho precisamente bas&aacute;ndose en el Partido.
<P>Es significativo que ha sido probado y comprobado en varias coyunturas claves: ha resistido el hostigamiento y las amenazas del enemigo burgu&eacute;s. Ha resistido ataques personales y pol&iacute;ticos de elementos oportunistas y fuerzas contrarrevolucionarias en el seno del movimiento revolucionario. De hecho, estos ataques lo &uacute;nico que han logrado es fortalecerlos a &eacute;l y al Partido que dirige.
<P>Su puesto en la jefatura no le ha dado arrogancia; jam&aacute;s ha perdido su amor profundo para con las masas populares ni ha olvidado el hecho de que la calidad y la profundidad de un dirigente revolucionario, as&iacute; como de la misma revoluci&oacute;n, son determinadas por el pueblo que las genera.
<P>Pero nunca ha abdicado sus responsabilidades. En los momentos dif&iacute;ciles algunos se rinden, chillan o le echan la culpa a otros--ya sea a los dirigentes, a las masas o a ambos--por las dificultades que existen. El Camarada Avakian no lo hace: cuando hay problemas, su m&eacute;todo es, primero, mantener su confianza estrat&eacute;gica en el Partido y en las masas y, segundo, esforzarse m&aacute;s para aplicar la metodolog&iacute;a del MLM para definir con mayor claridad los pasos a seguir. ¡Todo mundo puede aprender de eso!
<P>En tiempos de alzamientos de masas y avances revolucionarios, el Camarada Avakian aplica tremenda energ&iacute;a y entusiasmo, buscando llevar al m&aacute;ximo los logros, tanto en las batallas inmediatas como especialmente para las metas estrat&eacute;gicas a largo plazo; al mismo tiempo, en los momentos de pleno auge y avances siempre busca reflexionar y examinar profundamente las tendencias generales y las cuestiones mayores que plantea o agudiza un levantamiento dado. De esto tambi&eacute;n debemos aprender.
<P>Dirigir la revoluci&oacute;n en gran medida se asemeja a navegar un barco en un arrecife de coral o a conducir un pelot&oacute;n a trav&eacute;s de un campo minado. Cada nuevo d&iacute;a presenta alternativas y decisiones: cu&aacute;les son las prioridades, d&oacute;nde est&aacute;n las trampas, d&oacute;nde las aperturas. C&oacute;mo rechazar los ataques del enemigo y a la vez avanzar al m&aacute;ximo y fortalecer las fuerzas revolucionarias, fijando los ojos en el futuro con la visi&oacute;n m&aacute;s amplia posible.
<P>En varias ocasiones (repetimos, han sido coyunturas <em>cr&iacute;ticas</em> para el desarrollo del camino revolucionario tanto en Estados Unidos como a nivel internacional), el Camarada Avakian se ha destacado con su capacidad de aplicar la metodolog&iacute;a del MLM para analizar correctamente las condiciones cambiantes y en consecuencia dar orientaci&oacute;n y direcci&oacute;n a las fuerzas revolucionarias. Inmarcesible bot&oacute;n de muestra: el an&aacute;lisis que hizo del car&aacute;cter contrarrevolucionario de los sucesos de China despu&eacute;s de la muerte de Mao, y de la inevitable restauraci&oacute;n del capitalismo en lo que era una plazafuerte de la revoluci&oacute;n, dio gran claridad en un momento de gran confusi&oacute;n, desaliento y desorden en el seno de las fuerzas revolucionarias del movimiento internacional.
<P>En otras ocasiones, el Camarada Avakian ha sabido conducir las fuerzas revolucionarias evitando minas mortales, que han tomado la forma de economicismo, reformismo de diversa &iacute;ndole, aventurismo, socialchovinismo y una variedad de formas m&aacute;s de capitulaci&oacute;n, por un lado ante el enemigo visible, y por otro lado ante las l&iacute;neas y tendencias pol&iacute;ticas contrarrevolucionarias que han surgido dentro de las filas de la revoluci&oacute;n.
<P>Pero el Camarada Avakian no ha logrado esto con "magia" de ninguna suerte. Lo ha hecho aplicando en forma sistem&aacute;tica y consecuente su capacidad especial de destilar y concentrar las lecciones de la historia y de aplicar los principios fundamentales y la metodolog&iacute;a cient&iacute;fica del MLM al an&aacute;lisis de las condiciones objetivas y subjetivas siempre cambiantes, y especialmente de las nuevas necesidades del movimiento revolucionario. Aplicando su capacidad especial de <em>conectar</em> una visi&oacute;n hist&oacute;rica amplia y metodolog&iacute;a MLM bien afianzada con su conocimiento profundo del sentir de las masas y su profunda comprensi&oacute;n de los problemas pr&aacute;cticos que enfrenta el movimiento revolucionario, el Camarada Avakian repetidas veces nos ha dirigido a distinguir las l&iacute;neas y tendencias revolucionarias de las contrarrevolucionarias y a <em>fijar los pasos a seguir en la pr&aacute;ctica</em> para avanzar hacia las metas estrat&eacute;gicas generales. Aplicando la posici&oacute;n, la concepci&oacute;n del mundo y la metodolog&iacute;a del MLM, el Camarada Avakian en muchas ocasiones se ha lanzado contra corrientes err&oacute;neas, sin importar la fuerza que tengan en un momento dado, y ha dirigido a las fuerzas revolucionarias de nuestro Partido a librar la lucha de dos l&iacute;neas y a forjar unidad con todos los que se pueden unir en torno a la l&iacute;nea correcta.
<P>Nadie lo hace mejor que el Camarada Avakian.
<P>Es por esta raz&oacute;n, quiz&aacute;s m&aacute;s que nada, que recibe gran amor y respeto dentro de nuestro Partido. No hay exageraci&oacute;n al decir que &eacute;l es el recurso y arma individual m&aacute;s potente de nuestro Partido. A la vez &eacute;l entiende, y ha dirigido a los dem&aacute;s para que entiendan, que esas cualidades tienen sus ra&iacute;ces en la colectividad del Partido y en &uacute;ltima instancia en las masas populares, a quienes deben servir.
<P><HR>
<P>Este art&iacute;culo se puede encontrar en espa&ntilde;ol e ingl&eacute;s en La Neta del Obrero Revolucionario en:<BR><A HREF="../../../">rwor.org</A><BR>
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