Bob Avakian
Obrero Revolucionario #905, 4 de mayo, 1997
Este es el cuarto artículo de una nueva serie de comentarios de Bob Avakian sobre algunos aspectos de la economía imperialista y su efecto en el estado de ánimo de las masas. Aquí vuelve al tema de "Existe un verdadero proletariado" (OR No. 885) y comenta cómo están afectando al proletariado los cambios en la producción industrial.
Para hacer la revolución proletaria tiene que haber una clase proletaria, y esa clase revolucionaria existe.
Una manera de ver esto es recordar el artículo "El heartland...de la locura babilónica" de la serie Reflexiones, notas y retos; ese artículo habla del fenómeno de los intelectuales y artistas que intentaban, desde su punto de vista, abordar algunas de las contradicciones que afectan poderosamente a las capas sociales medias: granjeros, trabajadores industriales y otros que han sido afectados por las transformaciones en la economía, en la base material de la sociedad. Uno de los puntos de ese artículo, que es un tema muy importante, es: ¿dónde tienes los pies plantados?
No es incorrecto, de hecho es muy importante, estrechar lazos con esas capas sociales, pero, ¿dónde tiene uno los pies cuando lo hace? Si no está bien parado, se va a caer a un lado o al otro. Si no está bien parado—y aquí me refiero a nuestro Partido, tanto con respecto a nuestro trabajo en general como ideológicamente—si no estamos bien plantados entre el proletariado, sus intereses y punto de vista, no vamos a poder hablar correctamente a esas otras capas sociales. No vamos a poder abordar las contradicciones que encaran y movilizarlas para resolverlas, por no decir nada de resolver las contradicciones más profundas y centrales de la sociedad.
Una de las cosas que menciona ese artículo es la letra del rap de Melle Mel "III Guerra Mundial". Desde muchos ángulos, es un rap muy poderoso, muy interesante; es de los años 80. (También es interesante en cuanto demuestra que no éramos los únicos que pensábamos que existía un inminente peligro de una tercera guerra mundial.) En esa canción hay una línea sobre el estallido de una tercera guerra mundial que dice: "Con un solo colosal ¡PUM! mira lo que pasa. El mundo es un ghetto, de pe a pa". Y una de las cosas que señaló el artículo "El heartland...de la locura babilónica" no es que queremos que el mundo quede en escombros, sino que si se quiere una revolución proletaria, tiene que haber una capa social para quien el mundo (según dice otra canción) siempre es un ghetto y uno tiene que basarse en ella.
Además de eso, hay que comprender que hay diferentes capas sociales y estratos dentro del proletariado (como he mencionado en otros escritos). No es tan simple como decir que los que están en la peor situación son los más revolucionarios. Pero el ensayo sobre la moral* señaló algo muy importante; algo que los camaradas del Perú también han recalcado, lo que ellos llaman la organización científica de la pobreza. Me parece que se refieren al comentario de Marx en La miseria de la filosofía, donde critica a Proudhon por no reconocer el aspecto revolucionario de la pobreza y solo su miseria. No debe sorprender que ese sea un problema que tienen muchos intelectuales, incluso algunos que hacen muy buen trabajo, como Jonathan Kozol; ellos no ven el lado revolucionario y destructivo de la pobreza. Mejor dicho, no ven el potencial revolucionario ligado a las condiciones de pobreza en que viven las masas proletarias. Eso es lo que tenemos que ver, científicamente. De hecho, especialmente hoy, eso es algo que solo se puede ver, completa y consecuentemente, si se aplica nuestra ciencia.
Así que, tiene que haber una clase para la cual el mundo es un ghetto, pero también tiene que haber gente cuyos intereses materiales corresponden de una manera general—no de una manera abstracta, absoluta, "pura"-a la concepción del mundo y los intereses del proletariado. Y existe tal fuerza. A pesar de todos los desequilibrios y trastornos; con todas las consecuencias desastrosas para las masas y la desorientación y desmoralización que surge espontáneamente con eso, existe una clase, una clase cuyos intereses objetivos y concepción del mundo—junto con nuestro trabajo para dotarle expresión consciente de clase como una fuerza material—representa el puente sobre esa enorme brecha que divide lo que necesitamos para resolver las contradicciones, no solo en un país en particular, sino a nivel mundial, y las condiciones concretas hoy día y cómo golpean a las masas, a la gran mayoría de la humanidad.
En conexión con lo anterior, es importante decir algo sobre la socialización de la producción. Uno de los puntos que mencionan los que escriben sobre la muerte del comunismo, y las refutaciones más "sofisticadas" del "marxismo", es que una de las principales características del proletariado que destacaba Marx (o sea, su socialización y el fenómeno de la socialización de la producción) ya no existe, que la modernización de la tecnología, la "revolución tecnológica", etc., la han eliminado.
Ante eso, lo que me parece importante destacar, ante todo, es que la contradicción fundamental del capitalismo sigue imperante: la contradicción entre la producción socializada y la apropiación privada o acumulación privada. Es una contradicción que el capitalismo no ha resuelto y no podrá resolver. De hecho, los avances tecnológicos no hacen sino aumentarla e intensificarla. Marx o Engels, no recuerdo cuál de ellos y no pude ubicar la cita, pero creo que fue en uno de los tomos de El capital (o tal vez en las Teorías sobre la plusvalía o el Grundrisse o su correspondencia), escriben algo muy interesante sobre el hecho de que aun si el mundo entero, toda la producción, se mecanizara, si todo fuera hecho por máquinas y no por seres humanos, aun así, bajo el capitalismo, la producción seguiría operando y rigiéndose por las leyes de la producción de mercancías y la ley del valor. (No recuerdo lo que decía exactamente, pero eso es más o menos la esencia.) Mejor dicho, aunque no existiera el trabajo asalariado, aunque las máquinas reemplazaran a la mano de obra humana, la contradicción fundamental del capitalismo se acentuaría. Me parece que vale la pena pensar en eso; es un punto muy interesante y estratégicamente importante. Sin embargo, estamos muy lejos de eso.
Hay mucho trabajo asalariado y explotación de proletarios en condiciones socializadas en Estados Unidos y el resto del mundo. Así que uno de los aspectos esenciales que hay que destacar con respecto a los cambios tecnológicos asociados con la crisis actual y la importante transición en la economía estadounidense y mundial, es el hecho de que todavía existe un proletariado que trabaja en condiciones socializadas. Incluso los sectores del pueblo que están desempleados, pero que no poseen capital y dependen, en un sentido fundamental y general, de su capacidad de trabajo para sobrevivir, son parte de la clase proletaria. En este sistema, los desempleados son una parte muy importante e integral del proceso global de acumulación de la clase capitalista y de los esfuerzos del capital por sacar máximas ganancias.
Un ángulo importante es el siguiente: muchas de las características del proletariado y sus condiciones de explotación, en lo que se llama la "nueva mezcla" tecnológica y organización del trabajo, pueden ser diferentes de la producción socializada del siglo 20, y en particular diferentes de las primeras décadas después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, las condiciones del proletariado hoy evocan mucho de la descripción del proletariado y su condición fundamental que dan el Manifiesto comunista y otros escritos de Marx y Engels. Mejor dicho, en el Movimiento Comunista Internacional de los años 30 en adelante, ha habido una manera típica de definir o de ver el proletariado y la socialización, y es importante no confundir ese concepto con la contradicción fundamental del capitalismo y, en particular, con la forma de la socialización de la producción.
La composición de la fuerza de trabajo está experimentando importantes cambios. Se están operando grandes transformaciones en la industria de grandes fábricas; las que quedan se están tecnologizando más y están eliminando muchos empleos. Algo que para mí tipifica esos importantes cambios es el hecho de que la corporación U.S. Steel cerró sus enormes acerías de Chicago.
Me sorprendí cuando me contaron que ya no existía esa enorme acería en el sur de Chicago. Recuerdo que a mediados de los años 70, en una conversación con uno de nuestros camaradas que trabajaba ahí y que me estaba contando de las respuestas retrógradas que le daban algunos trabajadores, cosas como que les iba bien, que este es "un gran sistema" y cosas así, yo le dije: "Diles que tengan cuidado, que los están engordando como a los cerdos antes de matarlos". En ese entonces no capté cuánto se cumpliría eso.
Así que hay cambios importantes, pero no se debe confundir la socialización del proletariado con las formas precisas que ha tenido durante buena parte del siglo 20, y en particular en las décadas iniciales después de la II Guerra Mundial, en Estados Unidos y otros países imperialistas. La industria a gran escala tiene su importancia, pero no se debe identificar unilateralmente con la socialización. La producción socializada abunda, por ejemplo en las maquiladoras, de Tailandia al distrito de la costura de Los Angeles. Repito, incluso los excluidos y "marginados" de la producción por el sistema desempeñan un papel importante en la producción capitalista. Necesitamos estudiar, investigar y comprender más a fondo precisamente cómo desempeñan ese papel con relación al proceso general de acumulación y a los esfuerzos del capital por sacar máximas ganancias, con todas las transformaciones que se están operando. Y, naturalmente, necesitamos entender más concretamente y más a fondo su potencial y papel con relación a la lucha revolucionaria para tumbar el dominio del capital y establecer el dominio del proletariado y avanzar hacia la meta final, el comunismo a nivel mundial.
* "Predicando desde un púlpito de huesos: Lo que no dice `Virtudes' de William Bennett, o necesitamos moral, pero no la moral tradicional", y "Acabar con el `pecado' o, necesitamos moral, pero no la moral tradicional (Parte 2)". Partes de esos ensayos y una serie titulada "¿Qué es la moral comunista?" salieron en el Obrero Revolucionario entre el 28 de enero de 1996 y el 12 de mayo de 1996.
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