Bob Avakian
Obrero Revolucionario #907, 18 de mayo, 1997
Quisiera hablar de la cuestión del relativismo y los criterios, o desde otro ángulo, de la verdad objetiva y los intereses de clase. Primero, cuando se habla de criterios, es necesario hacer y contestar la pregunta: ¿cuáles criterios, en representación de qué relaciones sociales y qué intereses de clase? En mis ensayos sobre la moralidad, en particular la crítica al libro de William Bennett The Book of Virtues, expliqué que los defensores de la "moralidad tradicional", como Bennett, cuentan con la fuerza de la costumbre y la "inercia" del orden establecido, y con el "temor supersticioso" a las autoridades, al Estado y a otras instituciones e ideas dominantes de la sociedad, que este infunde en las masas. Partiendo de todo eso, pretenden que sus "valores" y "moralidad" sean universales y trascendentales, como si fueran en verdad los únicos valores y moralidad, cuando en verdad son la expresión del punto de vista y los intereses de una clase y de un sistema social, que son reaccionarios, históricamente obsoletos, moribundos, putrefactos y decadentes.
Por ejemplo, en The Book of Virtues, Bennett presenta la "perseverancia" como una de las virtudes "trascendentales". Cuenta cuentitos sobre la perseverancia, y en particular sobre quienes perseveran trabajando duro, aunque sufran una cruel explotación, y cosas por el estilo. Al hablar de esto, mencioné que Mao citó el cuento "El viejo tonto que removió la montaña" para ilustrar que el Partido Comunista de China tenía que perseverar en la guerra popular prolongada y ganarse a las masas en el curso de la guerra, y que con el tiempo las masas se pasarían de lleno al lado del partido y que, con ellas, al final éste podría triunfar en la guerra revolucionaria y podrían quitarse de encima las montañas de la opresión. Y ahí hice una pregunta muy retórica: ¿habla Bennett de este tipo de perseverancia? Lo dudo. Por eso la pregunta: ¿perseverancia al servicio de qué, de qué sistema, qué intereses de clase, qué relaciones sociales? La perseverancia no es una virtud abstracta, universal, que siempre y en toda situación quiere decir lo mismo; y la manera en que la usa gente como Bennett siempre y en toda situación está al servicio del orden establecido y de las relaciones opresivas y explotadoras que esa gente defiende.
Por otro lado están nuestra moralidad y valores, es decir, la moralidad y los valores comunistas, en directa oposición a los del orden establecido, y en el sentido más amplio está nuestra ideología en oposición a la del mismo. Estas distintas moralidades, valores e ideologías representan puntos de vista e intereses de clase muy diferentes y contendientes. Nuestra ideología y moralidad se expresan de forma concentrada en las "4 todas": la abolición de todas las diferencias de clase, de todas las relaciones de producción en que éstas descansan; de todas las relaciones sociales que acompañan esas relaciones de producción; y la revolucionarización de todas las ideas que surgen de esas relaciones sociales.
Nuestra moralidad, y nuestra ideología en general, deben manifestarse de manera constante en una lucha revolucionaria que concuerde esas "4 todas" y lleve a alcanzarlas. Aparte de ver que nuestra moralidad se opone de plano a la de ellos, es importante ver que nuestra moralidad tiene cierta universalidad en esta época (si bien no de una forma "trascendental", eterna); o sea, no está divorciada del desarrollo histórico, de las condiciones materiales y de las relaciones sociales. Nuestra moralidad tiene esa universalidad por el hecho de que corresponde al tránsito de la actual época burguesa a la época del comunismo mundial, que es el gran salto que la humanidad debe y puede dar en esta época. Así, nuestra moralidad y criterios tienen cierta universalidad.
La moralidad y los valores de la burguesía en esta época no tienen tal universalidad precisamente porque lo que se necesita en esta época es tumbar e ir más allá del modo de producción burgués y de todas las relaciones sociales y las ideas, incluidos la moralidad y los valores, que acompañan ese modo de producción. La moralidad, los valores y los criterios de la burguesía son obsoletos, al igual que su sistema. Son reaccionarios, al igual que su sistema.
En síntesis, por un lado todas las moralidades y criterios son relativos, pues no hay ningún sistema único de criterios y moralidad que se pueda aplicar en toda época histórica y a cada formación social: hay diversos criterios y moralidades que corresponden a distintas épocas y diferentes formaciones sociales. Por otro lado, ante lo que está "a la orden del día" en esta época, decimos sin vacilación que nuestra moralidad y criterios son superiores a los de la burguesía y otras clases explotadoras. Nuestra moralidad y criterios representan la ruptura radical con todas las formas de explotación, con todas las divisiones de la sociedad entre opresor y oprimido, y con todas las ideas que acompañan tales divisiones explotadoras y opresoras.
Esta visión se opone a las nociones y suposiciones del fenómeno general de la "política de grupo", que al parecer hoy día es una tendencia de relativo peso en Estados Unidos y en otros países. Este fenómeno reduce todo a segmentos cada vez más y más pequeños (o "subsegmentos") de la sociedad, cada uno con sus propios intereses y "agenda", aparte o en oposición a otros "grupos". Todo eso va de la mano con cierto punto de vista filosófico, es decir, la filosofía del relativismo, que pregona que cada grupo tiene su propio punto de vista y afirma tener su "propia verdad", su propio "centrismo". Eso se opone a la clase de política que se requiere para abordar en concreto las grandes contradicciones de la sociedad y para transformarla al servicio de los intereses de las masas populares, y fundamentalmente al servicio de los intereses de la humanidad. Lo que se requiere es una política que se base en intereses más amplios y que aborde la dirección de la sociedad en conjunto.
Todo esto nos lleva a lo que dijo Mao en sus "Intervenciones en el Foro de Yenán sobre literatura y arte"; dice que el marxismo (o el marxismo-leninismo-maoísmo, como diríamos hoy) "abarca pero no reemplaza" varias áreas o campos de las ciencias y las artes. ¿Qué quiere decir "abarcar pero no reemplazar"?
Veamos los dos aspectos que forman esta unidad de contrarios (abarcar... pero no reemplazar) y analicémoslos en sí y en su correlación. ¿Qué quiere decir que el marxismo "abarca" estos campos o áreas? Según Mao, quiere decir que los dogmáticos (y los idealistas en general) son perezosos y no investigan, o no investigan minuciosa y detenidamente, y que los materialistas dialécticos pueden adquirir conocimientos concretos por medio de trabajo e investigación dura y de la aplicación sistemática del punto de vista y la metodología científicos y correctos. Con nuestro punto de vista y metodología científicos, no existe ninguna esfera de la práctica que no podamos conocer. O, con otras palabras de Mao, ninguna forma de la práctica se escapa al dominio del materialismo dialéctico e histórico. No existe ninguna actividad del ser humano que no podamos analizar y sintetizar con la aplicación del materialismo dialéctico e histórico, ni tampoco existe nada en la naturaleza cuyo movimiento y desarrollo refute al materialismo dialéctico (o sea una "excepción"). Es decir, se puede aplicar y es necesario aplicar nuestra ideología (nuestra posición, punto de vista y método) a todos los fenómenos del universo, sean de la naturaleza o de la sociedad, sean del pensamiento o de donde sean. Todo eso es el aspecto de "abarcar".
El aspecto "pero no reemplazar" nos lleva de nuevo a que los dogmáticos (y los idealistas en general) son perezosos. Es necesario trabajar (y, como señaló Mao, trabajar es luchar) para aplicar en la práctica nuestra posición, punto de vista y método a un campo particular; para usar esa posición, punto de vista y método como guía para bregar con fenómenos particulares de ese campo, que tienen sus propias "leyes" (o su propia contradicción y movimiento particular). Para comprender un área particular de conocimiento, es necesario hacer investigación en esa área.
En la China socialista, bajo la dictadura del proletariado, se manifestó muy agudamente este problema: ¿era posible que las masas dieran dirección a los expertos en campos como las ciencias y la producción? En la Revolución Cultural, esto llegó a ser el eje de una intensa lucha y debate que se planteó así: ¿qué es más importante, ser "rojo" (comunista) o ser experto? La línea revolucionaria, que defendía la dictadura del proletariado y reconocía la necesidad de capacitar continuamente a las masas para dominar toda esfera de la sociedad, decía que lo rojo era el aspecto principal (defender y aplicar la posición, punto de vista y método comunistas), que eso era lo esencial, lo más importante. Incluso las masas que no tienen conocimientos especializados en un área pueden dirigir a quienes tienen esos conocimientos. Pero eso no quiere decir (y Mao y quienes seguían su dirección no lo sostenían) que no más hay que ser rojo. No. Decían que hay que ser rojo y experto: rojo primero y ante todo, pero también experto. Decían que si uno no sabe nada de un campo y tiene la responsabilidad de dirigir en ese campo, debe conocerlo, aprender a conocerlo aplicando el marxismo a ese campo particular. Por eso, Mao subrayó que lo importante es ser buen aprendiz, y que lo que no se sabe, se puede aprender.
Digamos que uno tiene la responsabilidad de dirigir en un campo científico y que alguien llega y le dice: "Estamos haciendo experimentos con el átomo de berilio, ¿qué te parecen los resultados de este experimento?" No se le puede decir así no más: "Ve a estudiar Sobre la contradicción de Mao, pues eso te explicará todo lo que necesitas saber". Eso no basta para dar dirección en ese campo. Uno puede sentarse con otros y leer Sobre la contradicción, o puede leer esa obra solo o sola para ver cómo aplicarla concretamente a la forma de materia en movimiento que está estudiando (en este caso, el átomo de berilio). Y en general es muy importante hacer esto. Pero hay que ir más allá y aplicarlo en los hechos al experimento en cuestión, y hay que usar el MLM como guía para aprender las leyes particulares (de física, química, etc.) con relación al experimento.
El mismo principio es válido para el arte. ¿Cómo crear arte y literatura revolucionaria? ¿Nada más poner actores y actrices en el escenario que griten consignas sobre el materialismo dialéctico? ¡Quién va a ir a ver eso! Nadie, o no por mucho tiempo, a menos que se integre algo así con mucha creatividad en una síntesis artística de mayor nivel. Y a mi parecer, no creo que se puedan hacer muchas obras artísticas con repeticiones de consignas. Por ejemplo, si se montara una obra artística, sea canción, rap, teatro, cine o poema, que repitiera sin fin "el MLM abarca pero no reemplaza varios campos del conocimiento", no pienso que le interesaría mucho a nadie, y con razón.
Todos los campos del conocimiento y la actividad, sea arte, física, economía política u otra cosa, requieren de trabajo y lucha para aprender y aplicar los principios o "leyes" que corresponden a esos campos, y hacerlo de manera dinámica. Así es como se puede avanzar en esferas particulares, y en general. Así es como lo rojo puede dirigir a lo experto, es decir, que personas, incluidas las masas básicas, que se armen con el MLM y lo apliquen, pueden dirigir a especialistas en un campo particular y, que en cualquier momento dado, tienen conocimientos más amplios en un campo particular.
Veamos cómo el principio (la unidad de contrarios) "abarca pero no reemplaza" se aplica a otra esfera crucial: la doctrina militar y la guerra. Permítanme poner esto muy en claro (y espero que todos tengan claridad al respecto, pero en caso de que alguien no la tuviera): cuando lleguemos al punto en que sea hora de lanzar la insurrección armada y en general de librar una guerra revolucionaria para tumbar el dominio del capital y establecer y consolidar el dominio del proletariado, ¡no vamos a tirarle libros a la burguesía! Eso nos lleva a lo que dijo Marx: que "las armas de la crítica no pueden, claro está, reemplazar la fuerza de las armas". En otras palabras, si bien es importante criticar al otro lado, de fondo hay que ir al campo de batalla y pelear con armas de verdad. En lo fundamental, las armas son más poderosas que la crítica. Marx no decía que la crítica, o la lucha ideológica en general, no importara, sino que al final de cuentas, la crítica no va a llevar al derrocamiento revolucionario que se requiere. La fuerza material tiene que enfrentar y derrotar a la fuerza material; la guerra revolucionaria de las masas tiene que derrotar a la guerra contrarrevolucionaria de los imperialistas y los reaccionarios.
Tampoco vamos a salir a corear consignas contra el ejército burgués al librar la guerra revolucionaria. Vamos a librar una guerra popular de verdad, y en los Estados Unidos eso quiere decir IA/GC (insurrección armada seguida de una guerra civil), con armas reales y fuerzas militares reales guiadas por una doctrina militar concreta. Aprenderemos a hacer la guerra en el curso del mismo combate, pero eso no quiere decir corear consignas y tirar libros al enemigo.
Bueno, eso es otro ejemplo de "abarcar pero no reemplazar". Nuestra posición y metodología abarcan la ciencia militar, pero no la reemplazan. Hay que estudiar la guerra. Hay que aprender de las experiencias de guerras revolucionarias y en especial de guerras revolucionarias de esta época, dirigidas por el proletariado; además, hay que estudiar lo que dicen los historiadores burgueses (y otros) sobre la historia militar. No basta con decir: "Son burgueses, tienen un punto de vista burgués y por ende no podemos aprender nada de ellos". Puede que hayan hecho muchas observaciones, incluso con su punto de vista y metodología, pero no las pueden sintetizar al mismo nivel que nosotros. Por lo tanto, tenemos que ponernos a analizar y sintetizar lo que podamos sintetizar, incluso de obras de gente que aplica el punto de vista e ideología del enemigo. Aquí también se aplica el "abarcar pero no reemplazar". Tenemos que defender y aplicar constantemente este punto de vista y metodología, pero tenemos que aplicarlos concretamente a varias esferas particulares. No hay esfera en que no haya que aplicarlo concretamente, y no hay esfera en que no se aplique.
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