Obrero Revolucionario #910, 8 de junio, 1997
Un período de gran transición como este por fuerza tendrá gran desequilibrio y convulsión; ya ha sido así y lo seguirá siendo, en Estados Unidos y el resto del mundo. Las manifestaciones y efectos generales de esto--económica, social, política e ideológicamente--en las diferentes clases, capas y grupos sociales son muy llamativos.
Por ejemplo, algo muy importante y que tendrá un gran impacto en las nacionalidades oprimidas, y en particular en los negros, es el recorte de programas sociales del gobierno, de fondos federales para las ciudades, etc.. Es obvio que estos recortes están hundiendo más en la destitución y la angustia a importantes sectores del proletariado básico, especialmente a las mujeres, la juventud y muchos ancianos.
Una de las cosas que puede que no se reconozca ni sopese muy bien, pero que sí es una parte muy importante del ambiente político y la situación objetiva, es que el recorte de programas gubernamentales, así como los ataques a la acción afirmativa, afectarán profundamente a las capas medias negras y de otras nacionalidades; bajarán su posición social, pues dependen en gran medida de "trabajos públicos", en particular de administración municipal.
Creo que fue James Baldwin quien dijo que los negros conscientes en Estados Unidos siempre están en un estado de ira. Pienso que lo mismo se aplica a las mujeres conscientes de la opresión y degradación a que las somete el sistema. Hoy esa opresión es sumamente pronunciada, ya sea en la misoginia descarada que caracteriza tanta de la cultura dominante y de la "vida social", como en el afán de imponer a la brava la "moral tradicional", o sea, la opresión patriarcal tradicional de la mujer, en Estados Unidos (y otros países). Además, siempre he pensado que lo que Baldwin dijo se aplica más, en el sentido más profundo, a los comunistas, a los proletarios conscientes de clase, porque todo nos da ira. Muchas veces, para los que no comprenden eso es difícil andar con nosotros. No ven por qué todo nos da ira, no comprenden que cuando uno es consciente todo se ve más nítidamente. Pero incluso espontáneamente, si uno vive en el ghetto o es negro y está consciente de su historia, de su esclavitud, tiene la percepción muy fuerte, alimentada por la realidad, de que siempre que parece que uno está saliendo adelante, jugando según las reglas, cambian las pinches reglas.
Eso se vio clarito en un episodio de "Nightline Town Hall Meeting" de Ted Koppel en Los Angeles sobre el veredicto que declaró a O.J. Simpson inocente en el primer juicio, el juicio criminal. Se vio en algo que dijo Bone (a quien Koppel presentó como un ex pandillero del Sur Centro de Los Angeles).
En ese mismo programa, Tammy Bruce, del capítulo de Los Angeles de la Organización Nacional para la Mujer (diría de paso que NOW hizo muy bien al expulsarla de la dirección nacional) estaba vomitando racismo, ni siquiera disimulado, para atacar ese veredicto, el del primer juicio. Una cosa es pensar, o incluso sentir que es muy probable que Simpson cometiera esos asesinatos, pero otra cosa es cerrar los ojos y no ver que es muy posible que fuera acusado injustamente, y además no querer aceptar el hecho, en vista de todo, de que el veredicto de inocente fue el único correcto y justo; y es peor unirse al coro de los que quieren fomentar el racismo descarado.
Bueno, después de escuchar los comentarios de Bruce y de otros, Bone dijo: "Qué curioso, a mí siempre me han dicho que uno tiene que trabajar con el sistema, que el sistema judicial hará justicia si uno le da la oportunidad; que uno debe aceptar el veredicto del sistema judicial; y ahora, que para mí por fin dio buenos resultados, me vienen con que hay que cambiarlo".
Ese comentario contiene mucha verdad. Se puede aplicar a la economía, al sistema judicial, a la segregación o a cualquier fenómeno social. Por ejemplo, durante la II Guerra Mundial y especialmente después, muchos negros emigraron a las ciudades del Norte (y secundariamente, a los centros urbanos del Sur); fue una emigración enorme. Estaban haciendo lo que se supone que se puede hacer en Estados Unidos, lo que dice la mitología de la Estatua de la Libertad y todo ese rollo: que uno consigue un trabajo inicial, trabaja duro, suda la gota gorda, sale adelante y luego los hijos avanzan más, y toda esa cháchara. ¡Pero no los negros!, ya sea en la vivienda o en el trabajo.
A los negros los encajaron en los peores trabajos y los segregaron en los ghettos, y ahí siguen. Se les ha impedido, sistemáticamente, a la fuerza y con otros medios, salir de ahí. Inclusive los negros que, debido a su trabajo e ingreso, llegaron a la "clase media", no escapan de la segregación (ni de la "resegregación" en los suburbios), la discriminación, los constantes insultos y ataques racistas, y la brutalidad policial. (A los negros, tener uno de los "beneficios" de la clase media, como un carro relativamente caro, no los protege necesariamente de la brutalidad policial; más bien podría ser el "motivo" para que un policía los ataque.)
Quiero volver a lo que decía de los recortes de los programas sociales y el "fin de la era del big government", o sea los recortes a los fondos públicos, así como los ataques a la acción afirmativa. Eso tiene consecuencias desastrosas porque elimina la llamada red de seguridad social para las masas básicas. Pero además en gran medida, en una medida importante, está minando la posición de la clase media negra (y podría disminuir su tamaño), que surgió en gran parte en respuesta a lo que ocurrió en los años 60 y que se ha sustentado en gran medida con fondos públicos, fondos del gobierno federal y, hasta cierto punto, los programas de acción afirmativa.
Uno de los principales caminos que le han abierto a la clase media negra para salir adelante durante este período ha sido el de la administración pública, ya sea en trabajos municipales, programas de welfare, agencias de servicios sociales, etc. Ha sido una importante base material para la existencia y el progreso relativo de sectores significativos de la clase media negra (e incluso para la creación de nuevos sectores). Ahora, todo eso está muy amenazado y minado, con importantes implicaciones.
Es una especie de espada de doble filo: ataca a dos sectores negros, a la clase media y al proletariado básico. Y todo eso tiene muchas manifestaciones políticas e ideológicas. La Marcha de un Millón de Hombres Negros es un ejemplo. Naturalmente, cuando se junta tanta gente, la clase media no es la única fuerza representada, aunque sí fue una parte importante de la multitud. Creo que los recortes de los programas federales son un aspecto central de la realidad que está influyendo en ellos y los inclinó a participar en esa Marcha. Les ha hecho ver más claramente lo precaria que es su propia situación, y sentir frustración e ira ante las infamias del programa de la clase dominante que encarna el lema "se acabó la era del big government".
Creo que a esto también se debe un mayor énfasis en la religión. Bueno, mi firme posición es que "todo eso de dios y tal tiene que desaparecer"; mejor dicho, que tenemos que buscar la forma correcta para confrontar y polemizar (y en general librar lucha ideológica) contra la ideología religiosa con la que nos están empapando, mas sin romper ni perjudicar la unidad que podemos y debemos construir con muchas fuerzas, inclusive con fuerzas que en este momento tienen creencias religiosas. Pero también tenemos que comprender por qué las masas y, desde mi punto de vista, especialmente las capas privilegiadas negras, le están entrando más a la religión. Yo creo que esto tiene que ver con una percepción de que su situación es más vulnerable y precaria, con una sensación de que no importa que uno sea basquetbolista profesional, artista, músico o simplemente administrador público, mañana podría estar en otra situación, una situación de la que ha luchado por escapar toda la vida. Pienso que algunas de estas manifestaciones ideológicas, como el deseo de que existiera un dios que lo resolviera todo, se deben en parte al carácter de este período y a los ataques que padece la gente.
Es importante entender esto. Como escribí en otra ocasión, cuando estalló la guerra del Golfo y empezaron los intensos bombardeos de Irak, esos salvajes bombardeos, me decía a mí mismo: sería más fácil si existiera Alá o Jah o algo capaz de parar todo eso. ¡Es más difícil tener que resolver todo esto solos!
Así que se puede ver la fuerza de atracción de todo eso. Se necesita mucho materialismo para no dejarse arrastrar por esa corriente y aceptar que ninguna intervención extraterrestre o sobrenatural va a desarmar a los imperialistas; que Jesús, Jah, Yahvé o Alá no nos van a salvar de este horrible sistema. Por más que deseáramos que así fuera, no es posible. Nosotros mismos tendremos que encargarnos de hacerlo, aquí mismo, en la realidad material de este mundo. La ironía es que esa misma realidad material, y en particular el efecto que el sistema imperialista está teniendo en la sociedad y la gente, es lo que a corto plazo está jalando a mucha gente hacia las creencias, esperanzas y sueños de la religión.
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