Primero de Mayo de 1998:
A 150 años del primer toque
de clarín comunista
¡Proletarios de todos los países, uníos!

Del Comité del Movimiento Revolucionario Internacionalista

Obrero Revolucionario #955, 3 de mayo, 1998

A continuación, una declaración distribuida por el Buró de Información del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI):

En los años transcurridos desde 1848, cuando ante el horror de los gobiernos de la vieja Europa se publicó el primer programa comunista, el Manifiesto Comunista, la ciencia de la revolución ha avanzado a pasos agigantados hasta alcanzar el marxismo-leninismo-maoísmo (MLM), a través de muchas luchas y experiencias revolucionarias. Hoy día, las verdades fundamentales expuestas contundentemente por Carlos Marx y Federico Engels en dicho documento histórico de la Asociación Internacional de los Trabajadores, la Primera Internacional, son plenamente vigentes:

"Los comunistas consideran indigno ocultar sus ideas y propósitos. Proclaman abiertamente que sus objetivos solo pueden ser alcanzados derrocando por la violencia todo el orden social existente. Que las clases dominantes tiemblen ante una Revolución Comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ella más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar".

Es necesario que los oprimidos y proletarios de cada país formen un partido revolucionario--un partido comunista--y que forjen la más firme unidad política y orgánica en todo el mundo contra las potencias y estados reaccionarios del viejo mundo imperialista, y eso es tan urgente hoy como hace 150 años. Constituye una de las tareas clave del Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), que agrupa partidos y organizaciones maoístas de todo el mundo.

A los imperialistas les encanta hablar de la globalización de su sistema, como si fuera todopoderoso. Sus metas fundamentales son iguales en esta época moderna: exprimir jugosas ganancias del trabajo de los pueblos del mundo entero, ahora manchadas con la huella sangrienta de las "trasnacionales". De igual modo, la crisis se globaliza y aparecen grietas enormes en su imperio; muchas de ellas son demasiado grandes para remendar.

Fanfarroneaban acerca de las economías milagrosas de los Tigres Asiáticos y cacareaban que el tercer mundo puede "volverse rico" bajo su dominación. Pero la verdad del "desarrollo" imperialista se ve en los añicos de su país modelo, Corea del Sur, y en el desplome de la bolsa asiática, que escalofría a las cabezas de corporaciones desde Tokio hasta Nueva York. Así es la Mafia imperialista en la vida real. Si Corea del Sur, Tailandia, Indonesia y Filipinas quieren más "socorro", deben plegarse a las buenas o a las malas a las medidas del Banco Mundial/FMI, que los estrangulan y hacen más dependientes del imperialismo. Como las masas de Latinoamérica y Africa ya bien lo saben, lejos de traer seguridad económica, eso implica más miseria, desempleo y el despojo de los campesinos, y para las clases dirigentes mayor inestabilidad política.

En Europa oriental y Rusia, las grietas del sistema son abismos. En el lapso de unos cuantos años desde el colapso de los gobiernos de capitalismo de estado, las masas han conocido la pesadilla del capitalismo al estilo occidental.

Políticamente los imperialistas tienen grandes problemas para limpiar y defender su podrido orden social. ¿Cómo es que la clase dominante de Estados Unidos--el mayor productor y usuario de armas de destrucción masiva--habla de atacar a un país chico como Irak porque no permite la inspección de sus instalaciones militares? ¿Por qué piensan atacar a Irak por segunda vez si no es para lograr mayor control del petróleo del Oriente Medio y desplazar a sus rivales? ¿No se deben a eso las sanciones que impuso Estados Unidos (aunque digan que son las Naciones Unidas)? Dicen que el propósito es castigar a Saddam Hussein, pero el "rescate" que los gángsters imperialistas demandan podría ser más que los 200.000 muertos de la vez pasada. Además de que no se olvide quién manda en el mundo de hoy, esos viles mafiosos tienen otro motivo: dicen que hace falta "probar" sus nuevas bombas.

Piensan que el pueblo es tonto y pasivo, que no captamos que están masacrando a nuestros hermanos y hermanas de clase con el pretexto de "defender la democracia" y la "paz" regional, que no sabemos que su dominio existe gracias al terror. Pero eso se lo demuestra a diario al pueblo palestino el estado policial de Israel, con dinero de Estados Unidos. De igual modo, en los países (llamados) avanzados como Estados Unidos, construyen más cárceles que escuelas. En Alemania la clase dominante promulgó una nueva ley para expulsar de por vida a los extranjeros detenidos en manifestaciones que "insultan" al estado.

Fomentan el oscurantismo religioso tanto en los países oprimidos como en los imperialistas. Además, quieren intimidarnos con sus leyes democráticas, tecnología informática y armas para que pensemos que su imperio es invencible, para que perdamos confianza en nuestras luchas y nos paralicemos.

Sin embargo, millones de personas no se lo tragan, experimentadas y templadas por la heroica lucha de generaciones de nuestra clase que han rechazado el terrible destino que el imperialismo impone a la gran mayoría del pueblo del mundo. Es cierto que el terror y las ideas reaccionarias ponen obstáculos, pero las leyes sociales expresadas en las célebres palabras de Mao Tsetung--"Donde hay opresión, hay resistencia" y "Es justo rebelarse"--se reafirman todos los días, pues la lucha estalla vez tras vez, en los mismos lugares o en otros. A través de todo eso se destaca un hecho que las clases dominantes quieren ocultar a toda costa: los intereses comunes--inmediatos y fundamentales--de una sola clase, nuestra clase, el proletariado internacional, de plasmar en los hechos el llamamiento de hace 150 años de Marx y Engels: barrer la explotación y opresión de la faz de la Tierra.

De Chile a Indonesia, las masas se están alzando contra dictadores gastados; la sangre del pueblo regada por gángsters como Suharto y Pinochet corre a chorros por los brazos de sus amos imperialistas. La falta de un partido comunista en muchos países significa que las masas no tienen la dirección ni la capacidad llevar sus luchas hasta la liberación completa y cabal.

En Perú y Nepal, Guerras Populares iluminan el camino y confirman un punto muy vigente de Marx: la burguesía jamás dejará el poder pacíficamente. El rasgo más importante de esas guerras revolucionarias es que la dirección está a cargo de partidos marxista-leninista-maoístas: el Partido Comunista del Perú y el Partido Comunista de Nepal (Maoísta), ambos participantes del MRI. A pesar de grandes dificultades, el PCP sigue librando una guerra de 18 años contra la clase dominante reaccionaria del Perú y sus comandantes yanquis. En Nepal, los oprimidos, contando con la participación de muchas mujeres, se suman a la guerra popular, ahora en su tercer año. Esas Guerras Populares y las que preparan o libran fuerzas MLM en distintas partes del mundo representan el único camino a la revolución.

Que el toque de clarín ¡Proletarios de todos los países, uníos! retumbe el Primero de Mayo conforme a la tradición del internacionalismo proletario y la lucha de nuestra clase, sobre todo en este año, que cumple 150 años el Manifiesto Comunista.

¡Viva la Guerra Popular en Perú, Nepal y por todo el mundo!

¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!

¡Construyamos y fortalezcamos los partidos marxista-leninista-maoístas unidos en el MRI!

¡Potenciar al máximo la campaña de recaudar fondos para el MRI!

¡Viva el Movimiento Revolucionario Internacionalista!


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