El mundo es un ghetto:
Se necesita una revolución

Obrero Revolucionario #958, 24 de mayo, 1998

A continuación, pasajes del discurso del 1º de Mayo de Carl Dix, el vocero nacional del Partido Comunista Revolucionario, en Chicago.

Estamos reunidos hoy para celebrar el 1º de Mayo, el día revolucionario de nuestra clase, la clase trabajadora de todo el planeta. El 1º de Mayo, nosotros--los esclavos resueltos a no ser esclavos ya más--reafirmamos nuestra misión histórica de eliminar el sistema capitalista chupasangre de la faz de la Tierra de una vez por todas y de construir un mundo totalmente nuevo sobre las cenizas de esta porquería. En este día medimos el avance de la revolución mundial y trazamos planes concretos para alcanzar nuestra meta.

Este 1º de Mayo mandamos un saludo revolucionario muy especial a nuestros queridos camaradas de Nepal, Perú y Filipinas, que transitan por el sendero rojo de la guerra popular maoísta. Y extendemos un abrazo a todos los obreros y campesinos revolucionarios del mundo que, al igual que nosotros, luchan por plasmar el sueño de un mundo mejor.

Para hacerlo, se necesita organización. Nuestro enemigo, la clase capitalista, tiene organización y nosotros también la tenemos: el centro político embrionario de la revolución mundial, el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) fundado en 1984, que agrupa a partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas de distintas partes del mundo. Este año tenemos la tarea muy concreta de fortalecer esta importante organización del proletariado revolucionario internacional.

Estamos celebrando el 150 aniversario del Manifiesto Comunista y es justo que el MRI retome su llamado: "¡Obreros de todos los países, uníos!", un llamado que va mucho más allá de la simple solidaridad y establece la revolución mundial como punto de partida de nuestra lucha por eliminar la injusticia y el sufrimiento que nos rodea, pues hoy día se necesita una revolución dirigida por nuestra clase, el proletariado. Solo así podemos hacer realidad un mundo que acabe con la explotación de los pueblos y recursos de muchas naciones por las naciones ricas; con la opresión, el racismo, el machismo y las clases elitistas; un mundo donde la gente común lucha y trabaja en común por una vida mejor para todos. Ese mundo, compañeras y compañeros, es el comunismo....

Si bien nuestra clase perdió el poder en la Unión Soviética en los años 50 y en China en 1976, no nos desmoralizamos. No hay por qué desmoralizarnos. El capitalismo demoró centenares de años en afincarse en el poder y, hay que recordar, que en ese caso se trataba de un sistema de explotación y opresión que reemplazó a otro. En cambio, el comunismo es una ruptura mucho más radical con el pasado porque elimina la explotación y opresión, así como la división de la sociedad en clases antagónicas, de una vez por todas en el mundo entero. Es de esperarse que nuestra revolución se desenvuelva a través de un complejo proceso de avances y reveses, seguido por nuevos avances. Nuestro movimiento se parece a un niño que empezó a caminar muy bien, pero luego luego le dieron duro y se cayó. Les aseguro que ese niño se levantará, va a caminar de nuevo. Es más, va a correr, va a trepar montañas y ¡acabará por asaltar los cielos y hacer la revolución! Los ideales de nuestra clase, expresados en el Manifiesto Comunista, son muy superiores a los ideales decadentes e históricamente obsoletos del capitalismo. Además, son más realistas porque corresponden a este momento de la historia humana, y a lo que es posible y necesario para liberar a la humanidad del sistema capitalista de te chingo o me chingas.

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Este sistema es un fracaso rotundo y una catástrofe total para la inmensa mayoría de la gente del planeta.... El que busca "humanizar" al capitalismo quiere domesticar a una bola de pirañas. ¡Imposible!

Hoy, los imperialistas hablan mucho de la globalización, quieren que nos traguemos el cuento de que todo el mundo va a hacerse rico porque puede comprar acciones, usar la Internet y tener un teléfono celular, etc., etc. ¡Puras mentiras! ¿Quieren saber la neta de la globalización? Pues, hablemos de Nike, que obviamente es una corporación global. Trasladó sus operaciones a Corea del Sur porque eso aumentaba sus ganancias; allí podía explotar más a la fuerza de trabajo, pues pagaba menos. Pero, una vez allí, vio nuevas oportunidades; así que se salió de ese país y se estableció en Tailandia, donde pagaba 70 centavos la hora, y luego en Indonesia, donde pagaba 40 centavos. Después se fue a Vietnam, donde se paga 20 centavos, y más adelante a China, donde el salario es de 14 centavos la hora. La mayoría de los obreros son jovencitas de 14 años para arriba. Llegan del campo a la ciudad, buscando trabajo. Como todo capitalista, Nike tiene una sed de nuevos países donde pueda exprimirle jugosas ganancias a la clase obrera. Phil Knight, el mero mero de Nike, tiene 6 billones de dólares y es el sexto billonario del mundo. En cambio, ¡una obrera vietnamita trabaja tres meses para ganar el dinero que cuesta un par de tenis Nike!

La globalización ha creado un mundo donde los obreros y oprimidos estamos más interconectados, porque estamos juntos en la ruina y la miseria pero, sobre todo, porque tenemos un enemigo y un futuro comunes. El capitalismo impone sus valores de competencia, pues obliga a los obreros y oprimidos a luchar entre sí para sobrevivir, y siembra chovinismo en las naciones opresoras. Hasta vamos a la guerra por ellos y matamos a obreros de otras tierras. Pero, a pesar de todo, lo que tenemos en común es mucho más fuerte que lo que nos divide. Por eso, nos anima tanto la lucha de otros pueblos contra la opresión. Los obreros y oprimidos de cualquier país tenemos más en común con nuestros hermanos y hermanas de clase de otros países que con los capitalistas del propio país.

A veces nos topamos con algún amigo que no está convencido de esta verdad. Dice: "No, güey, no tengo nada en común con esos, pero mi paisano, ese sí es mi cuate". ¡Vaya!, debemos decirle, entonces cuando te despiden, vete con el capitalista y dile que te dé trabajo porque son paisanos; ¿a poco te va a salir? O debemos decirle al amigo ese: ¿Qué tal si este mes no pagas renta y le dices al dueño: "Oye, somos parte de la misma nación. Permíteme quedarme"? A ver si esa unidad funciona. Si no me creen, hagan la prueba; es decir, dejen de pagar renta y a ver si el dueño les regala el departamento porque son paisanos.

La globalización--el hecho de que apretando una tecla de computadora los capitalistas trasladan sus inversiones de un país a otro con el afán de exprimir ganancias--ha suscitado una emigración sin precedentes: cada año, 75 millones de personas salen de los países pobres en busca de trabajo. Hace cinco años, la ONU informó que 100 millones de personas vivían en países extranjeros. Durante la década pasada, llegaron a Estados Unidos 10 millones de inmigrantes (con y sin documentos). El imperialismo produce tremendas presiones económicas en los países oprimidos; por eso, cada año, de 20 a 30 millones de campesinos llegan a las ciudades buscando cómo vivir. Se están creando enormes ciudades donde millones sobreviven pepenando en los basureros; en Lima, Perú, un basurero en las afueras de la ciudad se convirtió en una villa miseria con 10.000 habitantes en seis meses. Todo eso da un significado más profundo a la vieja canción del grupo musical Guerra "El mundo es un ghetto".

Pero juntar a millones de pobres y oprimidos de todo el planeta hace que el sistema sea muy vulnerable. Vimos un ejemplo muy claro con la Rebelión de Los Angeles en 1992. Empezó porque los policías salieron libres después de golpear a Rodney King; esa fue la chispa que prendió la pradera. Primero, el coraje del pueblo negro se desbordó y, en poco tiempo, todo el mundo estaba en la calle. La mayoría de los arrestados fueron latinos pero también participaron asiáticos y blancos. Es más, la Rebelión de Los Angeles incitó protestas y rebeliones en más de 150 ciudades por todo el país y despertó entusiasmo en el mundo entero, pues la gente se animó mucho al ver que las masas se alzaron aquí en "las entrañas de la bestia". Todo eso pone de manifiesto una gran verdad: aunque tengamos diferente aspecto y hablemos distintas lenguas, todos entendemos el idioma de la opresión y el bello canto de la resistencia. La gran Rebelión de Los Angeles demostró contundentemente el potencial del proletariado para unir a todos los que nada tenemos a levantarnos contra el opresor común, y en el proceso ganar el apoyo de las clases medias, también víctimas de este brutal sistema.

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En su mensaje del 1º de Mayo, Bob Avakian, el Presidente del PCR, dice: "Cada vez más se oye decir a los oprimidos `Esto jamás cambiará, jamás dejarán de hacer lo que están haciendo, van de mal en peor. Si lo que quieren es guerra, guerra les daremos!'. Sí. Pero hagámoslo bien y hagámoslo en serio. Hagámoslo para ganar, y tengamos bien en claro lo que significa ganar". Lo que quiere decir nuestro líder, el Presidente Avakian, es que una revolución de a de veras tiene que ser una revolución proletaria, una revolución dirigida por la clase obrera y su partido....

Es de suma importancia que aquí mismo, en las entrañas de la bestia imperialista más poderosa, existe un partido participante del MRI desde su fundación en 1984. Me refiero al PCR, un partido que hace todo su trabajo desde la perspectiva de preparar el terreno para la revolución en este país como parte de la revolución mundial.

El Presidente Avakian dice: "Hagámoslo cuando las condiciones hayan madurado, cuando la situación sea lo más favorable para la revolución. Preparémonos para eso. Cuando venga la hora, que ha de venir, tenemos que estar listos. Tenemos mucho trabajo que hacer para estar listos. Y el trabajo que hagamos puede acelerar la llegada de esa hora".

Hoy día millones de personas están hartas con lo que pasa en esta sociedad: el embate de la derecha, el racismo y el sexismo; los ataques contra pobres e inmigrantes; la criminalización de los jóvenes; la brutalidad policial y la represión; los cierres de fábricas y reducciones de planta; la polarización entre los que tienen de todo y los que nada tenemos; los ataques contra el derecho al aborto. Mucha gente sabe muy bien que la clase dominante aprovecha los temores de la clase media (debido a su posición cada día más insegura) para fomentar histeria acerca de la delincuencia con el fin de atacar a los pobres. La resistencia a lo que ¡Rehusar & Resistir! justamente llama "la política de crueldad" está cobrando fuerza y es notable que los jóvenes estén en el centro de la batalla: en apoyo a presos políticos, por ejemplo, la manifestación Jericó y la lucha por parar la ejecución de Mumia Abu-Jamal; en las protestas contra la brutalidad policial con la Coalición 22 de Octubre; y en la lucha por el derecho al aborto. Aquí en Chicago, los jóvenes están participando de lleno en la lucha contra el desmantelamiento de la vivienda pública.

Toda esa ola de resistencia asesta golpes contundentes contra el sistema, y se necesita mucho más de eso. Pero es necesario ir más allá de la resistencia porque, por sí sola, jamás acabará con este criminal sistema chupasangre. Necesitamos un movimiento revolucionario. El PCR lucha hombro a hombro con el pueblo contra los ataques de hoy pero, como dice el Manifiesto Comunista, en el movimiento de hoy siempre tenemos presentes los intereses del futuro. Cuando los revolucionarios nos unimos con el pueblo en lucha contra el sistema, construimos organización, forjamos unidad entre diferentes razas y capas sociales, bregamos para que el pueblo capte su propia fuerza, es decir, la fuerza que nos brinda unidad y lucha. Enseñamos al pueblo que el problema es el sistema y la única auténtica solución es la revolución.

Todo eso--entender nuestra fuerza, tanto como la debilidad y vulnerabilidad del enemigo; forjar organización, unidad y criterios revolucionarios--es importante para contrarrestar los ataques de hoy y seguir luchando. Y va a ser sumamente importante cuando llegue la hora, cuando el sistema esté en profunda crisis y las masas ya no aguanten más, es decir, cuando llegue el momento de lanzar el ataque revolucionario. Como dice el Presidente Avakian, esa hora ha de venir y debemos prepararnos porque sería un crimen perder la oportunidad de acabar del todo con este podrido sistema a través de la revolución.

Tenemos que estar listos cuando llegue la hora y, para eso, se necesita un partido de vanguardia marxista-leninista-maoísta que pueda fusionar el gran descontento de distintos sectores del pueblo en un movimiento capaz de hacer la revolución. Contamos con tal vanguardia, el PCR. Todos los que están hartos de este sistema y el sufrimiento que impone al pueblo--todos los que ansían el día en que ya no tengamos que vivir así; cuando podamos alzarnos, hacer la revolución y barrer este sistema inmundo de la faz de la Tierra--deben unirse al PCR: trabajen con nuestro partido, ingresen a nuestras filas, ayuden a construirlo como parte de los preparativos para las grandes tormentas revolucionarias que se vislumbran en el horizonte.

En particular, quisiera dirigirme a los jóvenes porque en todo movimiento revolucionario consecuente los jóvenes deben estar en las primeras filas. Es muy bueno que tengamos un partido como el PCR y que contemos con camaradas experimentados que luchamos hombro a hombro con los jóvenes contra el enemigo, brindando nuestra experiencia y conocimientos. Pero a nuestra generación no le va a tocar hacer la revolución, sino a ustedes. Ustedes la van a hacer. Así fue en los 60, cuando mi generación forjó un movimiento revolucionario que sacudió al sistema imperialista. Ahora les toca a ustedes, tienen el deber de avanzar más allá de lo que hicimos nosotros, pues esta vez no podemos conformarnos con sacudir al sistema simplemente; hay que tumbarlo y esa responsabilidad ahora les corresponde a ustedes.

Es muy positivo que la nueva generación cuente con muchos luchadores valientes que no temen entrarle a la pelea, pero hay que acelerar la lucha y darle mucho más duro al enemigo. Hay que zafarse de la trampa de pelear entre ustedes mismos y, para lograr eso, es preciso unirse contra el verdadero enemigo. Si tienen ganas de hacer todo eso, lo bueno es que cuentan con una gran ventaja que nosotros no teníamos: existe un partido, un partido que tiene experiencia de lucha. Pueden trabajar con él, unirse a él. Nuestra vanguardia revolucionaria nos puede dirigir a luchar contra los ataques del sistema, como parte del proceso de alistarnos para la revolución. Repito, ustedes cuentan con algo que nosotros no teníamos, algo sumamente valioso e importante.

El PCR es nuestro partido, un partido que está resuelto a ganar y que tiene bien claro lo que eso significa. Sabe tomar el pulso del pueblo y determinar cuándo llegue el momento preciso de lanzarnos. Es capaz de navegar las vueltas y revueltas del camino a la revolución en un país como este y de forjar las alianzas que necesitamos para tener una posibilidad real de ganar. Asimismo, nuestro partido ha elaborado una estrategia para combatir el poderío militar de los imperialistas....

Nuestra revolución es la ruptura más radical y cabal con las relaciones de propiedad e ideas tradicionales, así que no es de extrañarse que sea un proceso complejo de avances y reveses. El hecho es que es la única revolución que corresponde al desarrollo histórico de la sociedad y al futuro; es el único camino para salir de la horrible pesadilla de hoy. Como dijo Mao Tsetung: ¡Las perspectivas son brillantes, pero el camino tiene vueltas y revueltas!


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