Redoblar la lucha en defensa
de Mumia Abu-Jamal

Una declaración de Carl Dix

Obrero Revolucionario #982, 15 de noviembre, 1998

Es hora de redoblar nuestra lucha para impedir que el Estado ejecute a nuestro camarada y hermano Mumia. Como en agosto de 1995, nuestra lucha es lo principal para impedir que lo maten. La decisión del 29 de octubre de la Suprema Corte de Pensilvania, que rechazó la apelación de su condena injusta, es una infamia que amenaza su vida; muestra que el gobierno se ha comprometido a matar a este revolucionario. Tenemos que responder con una resistencia diversa, resuelta y URGENTE.

No permitiremos que el sistema nos robe esta vida, a la cual ya le ha robado 17 años. El complot contra Mumia concentra TODA LA HISTORIA y la REALIDAD ACTUAL de los negros, a quienes ha jodido la estructura de poder capitalista de este país. La suya es la historia de todo hombre, mujer y niño negro que ha sufrido a manos de los tribunales, jueces, policías y medios racistas en Amérikkka.

No se puede permitir que silencien o maten a revolucionarios como Mumia por sus creencias; hay que defenderlos. Mumia ha sido una voz inquebrantable a favor de la justicia y la liberación de TODAS las víctimas de la pesadilla amerikkkana. Lo que ha vivido es un ejemplo de cómo el gobierno reprime a la oposición política, especialmente a los revolucionarios que aman a los del fondo de la sociedad y que son amados por ellos. De la misma manera que los esclavistas ejecutaban a los esclavos rebeldes para impedir que infectaran a los demás con sus palabras de libertad, los actuales gobernantes de este país quieren ejecutar a Mumia para callarlo.

Mumia se ha dedicado de todo corazón al pueblo y nosotros le responderemos de igual manera. Desde que tenía 15 años y militaba en el Partido Pantera Negra, y durante todos los años que ha pasado en la mazmorra más asquerosa de Amérikkka (el pabellón de los condenados a muerte), jamás le ha vuelto las espaldas a las masas. La neta es que tenemos que lanzarnos con todo el alma a la lucha para parar la ejecución y conseguir la libertad de nuestro compañero.

En este momento especial quiero decirles a los jóvenes rebeldes: Mumia les ha dado mucho amor y mucha inspiración a ustedes, la nueva generación que el sistema ha criminalizado. Su corazón late sobre todo por ustedes. Su fuerza ha armado a muchos de ustedes con nuevas esperanzas y sueños de un futuro mejor. Lo que le pase a Mumia tendrá graves consecuencias para el mundo que van a heredar. En la lucha para salvar la vida de Mumia, han visto cómo se plasman estas esperanzas y sueños cuando gente de todas las razas y capas sociales se une para combatir el sistema. En 1995, saborearon el poder del pueblo cuando nuestra justa lucha impidió que lo ejecutaran, ¡10 días antes de la fecha de ejecución! Es hora de que se haga oír y sentir su fiera energía rebelde; es hora de redoblar nuestra lucha. Vivimos uno de esos momentos históricos, cuando la nueva generación de combatientes tiene que tomar las cosas en sus propias manos y marcar el rumbo del porvenir.

El ensordecedor silencio de los medios ante la decisión de la corte no deja duda alguna de lo que el sistema quiere hacer: matarlo a sangre fría sin siquiera mencionarlo. Un aspecto de nuestra meta inmediata es romper el silencio para que millones de personas sepan quien es Mumia. La lucha para parar la ejecución tiene que ser tan poderosa que el gobierno se vea obligado a anular la decisión de los tribunales de Pensilvania para no tener que encarar la indignación y furia de millones de personas. Tenemos que convertir nuestros barrios, escuelas y lugares de trabajo en centros de lucha para que millones de personas se enteren de la historia de Mumia y de lo que está en juego, y para que participen en esta batalla por la justicia.

¿Qué clase de sistema maltrata y atormenta a un compañero valiente y bondadoso por tantos años, e impide que se haga justicia a pesar de todas las evidencias que prueban que es inocente y que es víctima de un complot? Uno al que no le importa un comino la verdad o la justicia, y que ni siquiera acata sus propias leyes. Es un sistema desalmado que desde el comienzo ha explotado y maltratado a millones de seres humanos y que no merece seguir existiendo. Es un sistema odioso que nunca cambiará y al que tiene que tumbar una revolución armada de las masas.

Para llegar al punto en que podamos acabar con este sistema, no podemos permitir que aplaste nuestras esperanzas. No podemos permitir que el opresor asesine a nuestros héroes y dirigentes revolucionarios. Cuando el sistema nos arroja el guante, como ha hecho en el caso de Mumia, tenemos que responder descarrilando sus planes. Esta es la única manera de fortalecer y organizar al pueblo para que en el futuro pueda enfrentarse al sistema y tener las mejores posibilidades de ganar.


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