Cómo el cuidado colectivo de los niños liberó a la mujer en la China maoísta
Li Onesto
Obrero Revolucionario #957, 17 de mayo, 1998
Cuando se reúne un grupo de mujeres para hablar sobre sus problemas, siempre se conversa de los quehaceres del hogar y del cuidado de los niños. La división de las tareas en la sociedad hace que casi siempre la mujer se encargue de cuidar a los niños. Y como saben perfectamente muchas mujeres trabajadoras, eso quiere decir que tienen ``DOS TRABAJOS'': después del trabajo asalariado tiene que atender a los niños y los quehaceres del hogar.
Esta división de las tareas en la sociedad oprime a la mujer. Mantiene a muchas mujeres aisladas en la casa haciendo tareas que entorpecen la mente y agotan el cuerpo. Limita cuánto pueden hacer en la vida y cuánto pueden contribuir a la lucha revolucionaria. La mujer que pasa una gran parte de su tiempo cuidando a sus hijos no puede contribuir plenamente a la sociedad. La mujer no se emancipará hasta que acabemos con esa opresiva división del trabajo.
El problema de ``quién se encarga de los hijos'' es un asunto muy importante entre hombres y mujeres. Muchas mujeres pasan toda la vida peleando con su compañero para que ayude con las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Esta es una lucha que se da por todo el mundo. A las mujeres pobres que consiguen un trabajo de sueldo mínimo, no les alcanza para pagar para que les cuiden sus hijos y por eso muchas tienen que dejarlos con su madre. Las mujeres de la clase media emplean criadas, que casi siempre son inmigrantes que trabajan por salarios bajos y sin beneficios. Y cada vez más oímos decir que la mujer, aunque haga un trabajo importante, ante todo ``tiene que ser mamá''.
Esta situación es insoportable. Esta opresiva división de tareas sociales entre el hombre y la mujer es un problema histórico a nivel mundial.
En la sociedad capitalista la vida de la familia es privatizada. Después del trabajo, millones de mujeres en millones de hogares hacen la misma rutina de siempre: compran, cocinan, limpian, lavan ropa y acuestan a los hijos. Se fatigan en trabajos que hacen solas, cuando muy bien podrían colectivizarse y hacerse de una manera socializada.
Es un desgaste de los recursos humanos. Para el proletariado internacional es un gran problema, porque mientras exista esa situación, la mitad de la humanidad no podrá contribuir plenamente al desarrollo de la sociedad. Por eso enarbolamos la consigna: ``Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución''.
Todo eso nos debe hacer reflexionar: ¿habrá otra manera de organizar la sociedad para resolver esos problemas?
¡Sí la hay! En la China revolucionaria, Mao Tsetung dirigió al pueblo en la construcción de un Ejército Rojo y en 1949 tomó el Poder y empezó la construcción de la nueva sociedad socialista por más de 25 años. Mao comprendió que la revolución debe liberar a la mujer de los quehaceres cotidianos y del cuidado de los niños. De no resolverse ese problema, la mitad de la sociedad no podría participar, plenamente y con igualdad, en la construcción de una nueva sociedad socialista, libre de toda opresión. Con ese punto de vista maoísta las masas populares de China encontraron una VERDADERA solución a los problemas del cuidado de los niños.
Hoy, la clase dominante de Estados Unidos dice que hay que ``recuperar los valores tradicionales de la familia''. Pero en la China revolucionaria las mujeres tuvieron que luchar CONTRA todos los ``valores tradicionales de la familia'' que las habían oprimido por miles de años.
Este relato de cómo se resolvieron en la China revolucionaria de Mao los problemas del cuidado de los niños es muy pertinente para quienes hoy están luchando para lograr cambios revolucionarios radicales. Demuestra que cuando el pueblo se deshace del sistema actual y conquista el Poder, puede resolver problemas que el capitalismo jamás podrá resolver. Y demuestra que solo la revolución maoísta puede liberar a la mujer.
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En la vieja China, la antigua filosofía de Confucio gobernaba todos los aspectos de la vida y la tradición era una de las principales formas de oprimir a la mujer. Se la consideraba inferior al hombre en todo. El único papel que tenía era servir a su esposo y darle muchos hijos.
Desde el comienzo, Mao declaró que la liberación de la mujer era una parte integral de la revolución. En las zonas liberadas por el Ejército Rojo antes de 1949, hubo mucha lucha contra las tradiciones feudales que oprimían a la mujer. Muchas mujeres del campo y de las ciudades se unieron a la revolución.
Cuando los comunistas tomaron el Poder a nivel nacional en 1949, la mujer recibió el derecho a ser dueña de la tierra igual que el hombre, así como el derecho a trabajar y participar en el manejo de la sociedad. Pero por toda la sociedad existían ideas atrasadas. Así que la movilización de la mujer para que desempeñara un papel pleno y con igualdad en la construcción del socialismo no fue fácil y no ocurrió inmediatamente.
El Partido Comunista recalcó la importancia de que la mujer ``salga del hogar'' y participe en la vida económica y política de la comunidad. Pero hubo mucha resistencia a eso de parte de los hombres y de otros familiares, como las suegras que querían que las esposas de sus hijos se quedaran en casa y cuidaran a los hijos. Ese fue un problema inmediato que encaró la revolución.
En el campo, donde vive la mayoría de la población, así como en las ciudades, se establecieron asociaciones para la mujer que las ayudaban a luchar con los maridos, padres y suegras que querían conservar las opresivas relaciones familiares. Por ejemplo, si el esposo no dejaba trabajar a la mujer ni participar en reuniones políticas, la asociación organizaba una delegación para ir a hablar con él para que cambiara su manera de pensar. Si la mujer quería salir de noche a una reunión política, se le pedía al esposo que cuidara los hijos.
En la vieja China hubiera sido imposible conseguir que un esposo dejara ir a la mujer a una reunión política y que cuidara los hijos. Así que cuando los hombres se responsabilizaban de cuidarlos, daban un gran paso adelante. Pero no se podía resolver el problema general si se concebía únicamente como un problema individual de cada pareja. En vista del peso de la tradición, la mujer estaba destinada a cuidar los hijos la mayor parte del tiempo, si se seguía considerando un asunto privado de la familia.
Para resolver el problema de veras, tenía que participar la sociedad entera; había que socializar el cuidado de los niños, junto con los otros quehaceres del hogar que tenía que hacer cada familia individual. La socialización de las tareas del hogar fue una parte importante de la construcción de la nueva sociedad en la que todos trabajaban y vivían en mutua cooperación.
ABORDAR EL PROBLEMA DEL CUIDADO DE NIÑOS DE UNA MANERA COLECTIVA
A principios de los años 50 se estableció una red de centros para el cuidado de los niños en barrios y aldeas. Tenían cuartos para que las madres pudieran alimentar a sus recién nacidos durante las horas de trabajo y tenían guarderías para los menores de siete años que no habían empezado la escuela.
Las organizaciones de los barrios, las fábricas, las escuelas o las cooperativas campesinas se encargaban de organizar los centros de cuidado de niños y las guarderías. En las escuelas enseñaban a enfermeros y maestros a cuidar niños. En la mayoría de las ciudades, la Federación de Mujeres inició una serie de clases para enseñar el cuidado colectivo de los niños. Al principio no había suficientes centros para cuidar niños en el campo, o eran demasiado pequeños y no tenían mucha experiencia. Pero con el Gran Salto Adelante de 1958-59, la situación cambió en gran medida.
El Gran Salto Adelante fue un enorme movimiento popular que inició Mao. Fue un gran paso adelante en el desarrollo económico, especialmente en el campo, donde movilizaron a los campesinos para desarrollar la agricultura y pequeñas industrias locales. Cambió tradiciones y modos de pensar esclavizadores. La liberación de la mujer fue un tema central en esa campaña. Se establecieron granjas colectivas y enormes comunas que contaban con docenas de miles de campesinos. Con todo eso, la familia dejó de ser el centro de la vida y, a medida que la vida económica se socializaba, se fueron estableciendo las bases para socializar otras cosas, como el cuidado de los niños.
La socialización del cuidado de los niños fue algo nuevo para China, y el Partido Comunista tuvo que envolver a las masas de mujeres para establecer las guarderías y los jardines de infantes. De no haber sido así, no hubiera podido tomar en cuenta las necesidades y preocupaciones de las mujeres. A su vez, ellas no estarían muy dispuestas a dejar sus hijos en una institución que se había creado sin su participación. Además, no se hubiera movilizado a las masas de mujeres para luchar contra las ideas y costumbres atrasadas que había que atacar para "sacar del hogar" a la mujer.
Después de un poco de investigación en un barrio o aldea, los líderes del Partido Comunista reunían a las mujeres para platicar sobre sus problemas y preocupaciones. Juntos organizaban centros para cuidar los niños según las necesidades de la comunidad. Repartían tareas y decidían el método de pago. Después de establecer el centro, se reunían con frecuencia para resolver los problemas de los padres o del personal del instituto.
En una aldea tuvieron problemas consiguiendo trabajadores para la guardería; la mayoría de las mujeres preferían ir a trabajar en el campo con los hombres. Tanto las mujeres como los hombres menospreciaban la tarea de cuidar los niños, y las ancianas no eran capaces de cuidar solas todo un cuarto de traviesos niños y bebés. Esta aldea resolvió el problema enviando jóvenes solteras a aprender el cuidado colectivo de niños. Luego, con la ayuda de ancianas, se encargaban de pequeñas guarderías. Como parte de su trabajo, las ancianas contaban a los niños sobre el pasado, sobre la opresión del pueblo en la vieja sociedad.
La socialización del cuidado infantil liberó a millones de mujeres para participar en la construcción del socialismo. En 1952, la cantidad de guarderías en fábricas, minas, organizaciones estatales y escuelas era 22 veces mayor, en comparación con 1949. La situación mejoró durante la década de los 50 (y especialmente durante el Gran Salto Adelante) y también se socializaron otras tareas del hogar como cocinar, la costura y moler cereales. Para 1959 se calcula que en las zonas rurales había casi cinco millones de guarderías y jardines de infantes, más de 3,5 millones de comedores populares y gran cantidad de molinos de harina y costurerías.
En las ciudades las organizaciones de vecinos organizaron centros de servicios colectivos, entre los cuales había ``guarderías públicas'' y comedores populares. Algunos eran bastante grandes, a los que asistían centenares de familias; otros eran más sencillos y asistían docenas de familias. Los padres trabajadores recogían a sus hijos después del trabajo y los podían llevar a comer en los comedores populares o llevar la comida a la casa. En otras ciudades se establecieron servicios de ``comida a domicilio'' para los enfermos o para los que tenían que quedarse en la casa cuidando a niños enfermos.
En las fábricas, las guarderías tenían diferentes sistemas: de medio día, de día entero, de 24 horas y semanales. El horario dependía del horario de la fábrica. Estaban situadas lo más cerca posible al trabajo.
En la China socialista se prestó mucha atención al establecimiento de guarderías. Prueba de eso es lo rápido que se extendieron. Por ejemplo, en la ciudad capital de Pekín en 1959 había 1250 jardines de infantes y guarderías que cuidaban a 62.000 niños. ¡En 1960 había 18.000 guarderías y jardines de infantes que cuidaban a 600.000 niños!
Junto con la enorme expansión del cuidado colectivo de niños, también se establecieron en Pekín 12.000 comedores populares, más de 1200 servicios de reparaciones y 3700 centros de servicios, donde se podía dejar ropa para remendar o para lavar. También se abrieron centros donde se podía dejar a los hijos un rato mientras se hacían compras, se veía una película o se asistía a clases.
LA REVOLUCION CULTURAL ERRADICA MAS PROFUNDAS CADENAS TRADICIONALES
En 1966 Mao lanzó la Gran Revolución Cultural Proletaria, cuyo propósito era tumbar del poder a los líderes del Partido Comunista que querían regresar al capitalismo. A todo nivel social se movilizó a las masas para luchar sobre el destino de la sociedad: ¿seguir construyendo el socialismo y combatiendo las desigualdades y diferencias de clase, o regresar a la pesadilla capitalista donde la ley del más fuerte y el dinero lo deciden todo?
La Revolución Cultural atacó todas las antiguas tradiciones y costumbres de la sociedad de clases. La lucha contra la opresión de la mujer fue una parte importante de esta ``revolución dentro de la revolución''.
Los que querían el capitalismo, querían parar la revolución a medio camino; no querían desarmar la estructura familiar tradicional y promovían ideas atrasadas contra la mujer. Los altos funcionarios del partido que ``seguían el camino capitalista'', como Lin Piao, pupularizaban ideas confucianas, como el ``autodominio y retorno a los ritos'', o sea, la idea de que todos deben aceptar su ``puesto'' en la jerarquía social, así como la idea de que la mujer solo debe de preocuparse de la familia y los hijos. Lanzaron críticas contra las guarderías, diciendo que no se cuidaba bien a los niños y que antes de colectivizar el cuidado de los niños había que desarrollar la economía.
Esos altos funcionarios movilizaron sectores de la sociedad que promovían ideas atrasadas y tradicionales contra la mujer. Sabotearon el trabajo de socializar las tareas del hogar y el cuidado de los niños. Pero a pesar de ellos, se logró mucho en la colectivización de las tareas del hogar por toda China.
La socialización del trabajo del hogar y del cuidado de los niños en la China revolucionaria no fue pareja en las ciudades y el campo. En 1971, el 90% de las mujeres chinas trabajaban fuera del hogar pero la colectivización del cuidado de los niños estaba rezagada. En las ciudades, un 50% de los niños entre uno y tres años podía ir a una guardería, mientras que el otro 50% era cuidado en la casa, principalmente por los abuelos. En el campo, el porcentaje de niños en guarderías colectivas era menor.
La socialización del cuidado de los niños fue parte de la lucha de clases en China y un gran paso hacia la emancipación de la mujer. Las ``cosas nuevas socialistas'', como el cuidado colectivo de los niños, fueron el resultado de tremenda lucha ideológica y política. Además, cuando la mujer salió del hogar y se unió a la lucha para transformar la sociedad, desafió y rompió con miles de años de tradición. Bajo la dirección de Mao, millones de personas obraron conscientemente para eliminar todas las desigualdades y formas de opresión. Y las cosas nuevas socialistas que se forjaron por medio de esa lucha, como la colectivización del cuidado de los niños, fueron grandes logros y avances históricos.
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