Aprender a hacer la revolución:
Un proceso continuo de toda la vida

Bob Avakian, presidente del PCR,EU

Obrero Revolucionario #1106, 10 de junio, 2001, en rwor.org

¿Qué se necesita para ser comunista revolucionario y militante de una organización de vanguardia?

En primer lugar, es necesario comprender los principios básicos del materialismo dialéctico e histórico, y de la ciencia del marxismo-leninismo-maoísmo (MLM). Repito, comprender los principios básicos; no me refiero a una profunda comprensión teórica de los aspectos más complejos del MLM, sino a una comprensión básica del problema y la solución; de la posibilidad y la necesidad de hacer la revolución proletaria, tumbar el capitalismo y avanzar al comunismo en el mundo entero; y del hecho de que para dirigir la lucha revolucionaria se necesita una vanguardia que aplique la ideología revolucionaria científica del proletariado, el MLM. Y de eso se desprende la orientación básica de servir al pueblo, de acuerdo a sus necesidades fundamentales e intereses más elevados.

Esa orientación es fundamental para todo comunista revolucionario y militante de una organización de vanguardia. Hablando de Lenin, Mao dijo que lo más importante era que amaba al pueblo de todo corazón; dijo que eso era más importante que sus grandes aportes teóricos y estratégicos. ¿Por qué? Porque esa orientación es fundamental; de ahí partimos.

¿Qué significa amar al pueblo de todo corazón? No es hacer trabajo social. Implica captar lo que las masas necesitan, qué representa sus necesidades fundamentales e intereses más elevados. Pero para mantener esta orientación es necesario profundizar continuamente nuestra comprensión del MLM y aplicarlo en la práctica. Para amar al pueblo de todo corazón, y hacerlo plena y consecuentemente, es indispensable dirigirlo a transformar el mundo y a eliminar todas las relaciones de opresión y explotación por medio de la lucha revolucionaria.

Una vez que uno tenga esa orientación y comprensión básica, el resto es un proceso de práctica y aprendizaje durante toda la vida. Hacemos práctica y aprendemos todo el tiempo. Nadie sabe cómo hacer todo lo que tocará hacer para librar la revolución y avanzar al comunismo; si supiéramos eso, ya lo habríamos logrado.

Éntrarle a El capital de Carlos Marx

Para ilustrar que se trata de un proceso continuo de toda la vida, quisiera compartir mi propia experiencia con El capital. Cualquiera que haya intentado leerlo sabrá que es tenaz, muy complejo, muy pesado... en fin, ¡está cabrón! ¡Conste!

En la época de los 60, cuando nos dimos cuenta de que no existía un partido con la base teórica para hacer la clase de revolución que necesitamos, nos tocó unir a los mejores revolucionarios de varias luchas e incluso de varias organizaciones, y forjar un nuevo partido. Caímos en cuenta de que nos correspondía hacerlo y de que nadie lo iba a ser por nosotros. Claro, podíamos aprender de la revolución china y de la experiencia de la Revolución Cultural, y las aprovechamos al máximo. En ese tiempo leíamos con esmero la revista Pekín informa, que se publicaba en China semanalmente. Todos los revolucionarios--presos, luchando en las calles o donde fuera--leíamos Pekín informa; era nuestra guía, nuestro sustento. Pero los camaradas chinos no podían hacer la revolución por nosotros; nos tocaba a nosotros estudiar el MLM, aplicarlo y hacer la revolución aquí en Estados Unidos.

Cuando capté que nos tocaba hacer eso, dije: "¡Ni modo! Tendré que leer El capital", pues para tumbar el sistema hay que desmenuzarlo, hay que conocerlo. No es necesario que uno lea El capital antes de entrarle a la revolución ni incluso por mucho tiempo después. Por eso recalcamos que para ser comunista revolucionario se necesita una comprensión básica y no necesariamente un nivel teórico muy elevado. Pero sí es necesario que el partido, en el sentido colectivo, comprenda El capital.

Así que en un momento dado dije: ¡ni modo!, me toca leerlo. Y me ponía a leerlo. Pero es una obra inmensa; son tres tomos muy gruesos, cada uno tendrá unas 700 páginas. Me ponía a leer el primer capítulo sobre la mercancía y al rato decía: "¿Qué carajo es este estilo alemán tan rebuscado y toda la vaina?". (Lo leía en inglés, pero tiene un estilo alemán muy complicado y de lo más enredado). Pensaba: "¡Chin! Esto está grueso ". En tres o cuatro ocasiones me puse a leerlo: leía un par de páginas y terminaba tirando el libro contra la pared. Pero finalmente dije: "Habrá que seguirle, no hay de otra".

Cuando Mao dijo que no debemos escribir en "estilo de cliché del partido", algunos camaradas le preguntaron: "¿Y El capital? Tiene un estilo muy complicado. ¿Qué hacemos?". Mao respondió: seguir leyendo. Así que pensé que debía hacer lo mismo: seguir leyendo. Finalmente logré leer una parte del primer capítulo y al rato me cayó el veinte: empecé a captar la lógica y el método de Marx. Pero créanme, no fue fácil; siempre es una lucha leer El capital y más si uno se propone comprender a fondo lo que enseña sobre la naturaleza y dinámica del capitalismo, y la necesidad y posibilidad de tumbarlo. Jamás será fácil, pero sí se puede.

Por experiencia propia me di cuenta de que tocaba hacer algo, pero que no iba a ser fácil ni sería posible dominarlo de un solo golpe. En esa situación uno no debe darse por vencido, no debe decir: "No puedo con esto. No podré aportar nada a la revolución. Ni puedo leer El capital, ¿acaso podré ser comunista?". No, uno tiene que meterse a la lucha y aprender todo lo que pueda, y a la vez darle y darle para comprender la teoría, incluso aspectos teóricos muy difíciles, El capital o lo que sea. Así es el proceso de dominar la teoría y de resolver los problemas en la práctica; no es fácil, sobre todo al principio.

La filosofía y la realidad

Repito que se trata de un proceso continuo de toda la vida y con relación a eso quisiera que veamos el ejemplo de Materialismo y empiriocriticismo, una obra filosófica de Lenin, una obra importantísima del marxismo que se menosprecia totalmente en el mundo intelectual. Es decir, muchos doctores en filosofía echan sus rollotes sobre las teorías de Heidegger, Kierkegard, Sartre, Aristóteles, Platón y Lao Tsu, pero no saben ni jota de Materialismo y empiriocriticismo. Hay una ignorancia espantosa (o mejor dicho, lo ignoran a propósito). Sin embargo, es una de las obras filosóficas más importantes de la historia. Es importantísima para la filosofía y su aplicación a la ciencia; es muy pertinente a los problemas actuales de la ciencia y la filosofía; y es un arma muy valiosa para la lucha en la esfera ideológica y política que ayuda a preparar el terreno para derrotar a la clase dominante imperialista.

Lenin escribió la obra en medio de una crisis de la ciencia, "una crisis de la física", que ocurrió porque los físicos descubrieron que el átomo no era la partícula elemental de la materia sino que constaba de partículas más pequeñas como el electrón. Lenin señaló que dicho descubrimiento provocó una crisis porque si bien esos científicos eran materialistas, no eran materialistas dialécticos sino materialistas mecanicistas. Es decir, no analizaban las contradicciones internas de la materia. Para ellos lo importante era encontrar una partícula elemental y cuando resultó que el átomo no lo era, fue como si la materia se desvaneciera. (Eso tiene eco actualmente. Hace unos años, una revista de informática, creo que fue la revista Wired, escribió que el gran logro de finales del siglo 20 es que "la materia ha desaparecido". ¿Acaso el electrón no es materia? En realidad eso solo comprueba el idealismo total de esa gente).

Como Lenin señaló, los de la "crisis de la física" a principios del siglo 20 (o los que ahora afirman que "la materia ha desaparecido") no comprenden qué es la materia: es lo que existe objetivamente, ya sea un electrón o un átomo, y puede tomar la forma de energía o de masa. Lenin enseñó que desde el punto de vista filosófico la materia es lo que existe objetivamente e independientemente de la gente y sus percepciones. En los últimos 100 años, la ciencia ha seguido descubriendo partículas más pequeñas que el electrón, pero eso de ninguna manera refuta el materialismo. Todo lo contrario: afirma la validez del materialismo dialéctico en oposición al materialismo mecanicista.

Pero curiosamente, aunque Materialismo y empiriocriticismo es una obra magistral, contiene errores. Por ejemplo, en aquella época se creía que existía una clase de materia llamada "éter" y que ocupaba grandes zonas del espacio. Posteriormente, la investigación científica comprobó que no existe; no es una de las formas de materia en movimiento que existe en el espacio. Pero Lenin pensaba que sí. Sin embargo, ese hecho no resta validez a los principios fundamentales que plantea. Se equivocó sobre el éter. Nuestros líderes no son infalibles ni existe el conocimiento completo o final; no, se trata de un proceso continuo de elevar el conocimiento, pero hay que aplicar la concepción del mundo y la metodología del MLM para desarollar ese proceso plenamente, de una manera dinámica, creativa y con un espíritu crítico.

Ese es otro ejemplo de este proceso continuo: nuestra teoría revolucionaria sigue desarrollándose; si no fuera así, se convertiría en un dogma estéril e inservible. El proceso de la revolución sigue desenvolviéndose, es muy dinámico, como la realidad, que cambia constantemente. Como dijo Mao: "Lo importante es saber aprender". El punto de vista y método del MLM nos permite aprender y profundizar nuestros conocimientos. Existe una relación dialéctica entre el conocimiento y la práctica: no es posible separarlos; si uno domina correctamente la relación entre ambos, logrará avances en los dos renglones; es decir, logrará transformar la realidad, sobre todo por medio de la lucha revolucionaria, y logrará una mayor comprensión de la misma realidad. Valga repetir que el conocimiento y la práctica integran un proceso continuo que sigue desenvolviéndose toda la vida.

Combatir al enemigo y cambiar la realidad

Con relación a todo eso, me puse a pensar en la Gran Marcha de la revolución china. Cuando viajé a China en 1971, asistí a una charla sobre la historia de la revolución y nos explicaron que en las primeras etapas de la guerra revolucionaria tenían una base de apoyo en la zona de Chingkangshan. El gobierno de Chiang Kai-shek lanzó varias campañas de "cerco y aniquilamiento", o sea, procuraba cercar la base de apoyo y eliminar a las fuerzas revolucionarias.

En cuatro ocasiones las fuerzas revolucionarias aplicaron la estrategia y tácticas de Mao, y derrotaron esas campañas de "cerco y aniquilamiento". No defendieron sus posiciones con grandes destacamentos sino que hicieron que el enemigo las persiguiera. Como dijo Mao: atraer al enemigo para que penetre profundamente en la base de apoyo, hacer que nos persiga con el objetivo de despedazarlo; cuando sus fuerzas están dispersas, aniquilarlas una por una. Pero en la quinta campaña de "cerco y aniquilamiento", el ejército de Chiang Kai-shek logró asestar una derrota devastadora a los revolucionarios.

En la charla nos explicaron que en esa ocasión triunfó una línea opuesta a la de Mao: intentaron defender sus posiciones con grandes destacamentos, y los aplastaron. Al oír eso, pensé: claro, esa cuestión de estrategia es muy importante (a fin de cuentas, la línea es decisiva; ese es un principio básico), pero a veces la situación no es tan sencilla. Se me hacía que ese análisis era un tanto simplista. En esa campaña, Chiang Kai-shek atacó con un millón de soldados, asesores militares extranjeros, artillería, tanques, aviones y una táctica de "guerra de cuarteles fortificados". Es decir, su estrategia era cercar la base de apoyo y avanzar con enormes destacamentos, y en el camino construir cuarteles fortificados para concentrar las tropas. Avanzaron paso a paso, barriendo a las fuerzas revolucionarias y lograron cercar la base de apoyo por medio de esa estrategia de "envolverla" con los cuarteles fortificados.

Al analizar eso, dije: bueno, seguro que la otra línea no ayudó nada para derrotar esa estrategia del enemigo y causó pérdidas muy grandes, pero se me hace que a lo mejor ni la línea de Mao hubiera evitado una derrota en esa campaña dado el gran poderío del enemigo. Posteriormente, el propio Mao escribió en el ensayo "¿De dónde provienen las ideas correctas?" que a veces las fuerzas del progreso sufren reveses, pero no se debe a que sus ideas o su línea sean incorrectas sino a que, en la correlación de las fuerzas en lucha, no son momentáneamente tan poderosas como las reaccionarias.

Es decir, debido a varios factores, es posible que los reaccionarios sean más poderosos en una situación dada, aunque los revolucionarios se guíen por una línea fundamentalmente correcta y no cometan errores graves. (Mao también dijo que aunque las fuerzas revolucionarias fracasen temporalmente, han de triunfar tarde o temprano). Así que dije: "Bueno, no sé, y a lo mejor nunca sabremos, pero quizás no es tan sencillo como decir que en cuatro ocasiones se guiaron por la línea de Mao y triunfaron, pero en la quinta ocasión se guiaron por otra línea y los derrotaron". A lo mejor en ese momento (de acuerdo al principio sentado por Mao) las fuerzas reaccionarias eran mucho más poderosas y las fuerzas revolucionarias no podían derrotarlas ni con una línea correcta. No estoy seguro, desde luego, pero se me ocurrió que podría ser así. No quiero decir que la charla eran puras babosadas. Tampoco. Pero sí que no es tan sencillo. En muchos casos, simplemente no sabremos con seguridad.

Por ejemplo, cuando iniciaron la Gran Marcha no sabían cómo le iban a hacer. Tenían claro que necesitaban llegar a otra región para combatir a Japón, que acababa de invadir a China. Pero no sabían cómo iban a llegar ni sabían qué iba a pasar en el camino ni cómo iban a resolver los problemas que surgieran. No tenían todo planeado.

En el curso de la Gran Marcha perdieron el 90% de sus fuerzas, las diezmaron; a duras penas lograron terminar la marcha, pero lo lograron y eso les permitió emprender la tarea de combatir a los imperialistas japoneses, y ganarse a muchas fuerzas para esa lucha. Muchos campesinos ingresaron a sus filas y en el curso de librar la guerra de resistencia los revolucionarios cobraron muchísima fuerza. Pero, ¿acaso Mao tenía todo planeado? Lo dudo mucho.

Tampoco fue que emprendiera la Gran Marcha a ciegas. Tenía bases muy sólidas: la estrategia básica de la revolución china, la concepción del mundo y método básico que había que aplicar. Además, sabía que en esa etapa de la guerra revolucionaria había que combatir a Japón, y entendía la relación entre ese objetivo y la necesidad de avanzar a la fase siguiente de la lucha y, finalmente, a la victoria. Pero no tenía todo planeado, pues como todo, esa guerra se desenvolvía a través de un proceso de práctica, conocimiento, práctica otra vez y conocimiento de nuevo.

En uno de sus escritos (no las obras oficiales de Mao sino una colección de ensayos llamada "Mao espontáneo"), Mao dijo en su estilo tan peculiar: debemos agradecer a los japoneses por invadir a China. Estaba muy consciente de los salvajismos y el terrible sufrimiento que esa invasión causó para el pueblo chino, y la destrucción que implicó para el país, pero destacaba que la invasión y ocupación de China permitió a los revolucionarios unir a muchas más fuerzas, librar una guerra de resistencia y, a través de ella, cobrar muchísima fuerza y cambiar la correlación de fuerzas en todo el país. Al final de la guerra contra Japón, las fuerzas revolucionarias estaban muy fortalecidas, y tres años después derrotaron a las fuerzas de Chiang Kai-shek y liberaron todo el país.

Si Mao supiera de antemano cómo iba a desenvolverse la revolución de principio a fin, no tendría caso decir: "Debemos agradecerles a los japoneses por invadir". Pero una revolución de a de veras es muy compleja y muy dinámica, como se ve en este ejemplo. Hay factores imprevistos; a lo mejor se preveía que los japoneses invadieran pero no todas las particularidades ni el desenlace de esa invasión.

El proceso de la revolución es muy complejo y hay muchos imprevistos: ganamos una batalla y perdemos otra, los imperialistas lanzan una guerra en otra parte del mundo y como consecuencia dan más (o menos) respaldo a la clase dominante de un país dado donde se libra una revolución. Por eso decimos que la revolución es un proceso muy dinámico, un proceso de desarrollo continuo de toda la vida. No es que no tengamos las soluciones... sí tenemos las bases para resolver toda clase de problemas: el MLM. Pero toca aplicarlo de una forma concreta y dinámica. Es un proceso de conocimiento y práctica, de combatir al enemigo y, en un sentido global, de cambiar la realidad: de transformarla y de profundizar nuestra comprensión por medio del proceso de analizar esa experiencia y la experiencia de los pueblos de todo el planeta a lo largo de la historia. Para hacerlo, es necesario manejar correctamente la dialéctica entre el conocimiento y la práctica; por eso digo que es un proceso continuo de toda la vida.

Aparte de todo eso, para ser comunista revolucionario y militante de una organización de vanguardia se necesita un espíritu intrépido. ¿Cómo se adquiere esa intrepidez? No es cuestión de "fe ciega" sino de comprender y aplicar cabalmente el concepto y método materialista dialéctico, y la ciencia del MLM. Mao dijo: "Los materialistas consecuentes son intrépidos". No es que seamos intrépidos porque ignoramos la realidad sino todo lo contrario: la analizamos a fondo y tenemos un método y una concepción del mundo que nos permiten captarla, y comprenderla más y más profundamente a fin de transformarla según su naturaleza y en aras de los intereses más elevados del pueblo. Tal es la relación dialéctica entre el espíritu intrépido que necesitamos, y la comprensión y aplicación del MLM.


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