Bob Avakian
Obrero Revolucionario #1151, 19 de Mayo, 2002, posted at http://rwor.org
La ley, al igual que el terrorismo, es "lo que dispongamos" esta es una parte de una charla grabada de Bob Avakian, presidente del PCR,EU, tras los acontecimientos del 11 de septiembre y en el marco de la guerra de Estados Unidos, en primera instancia contra Afganistán.
En un número especial del OR (No. 1143) salieron otras partes de esta charla, titulada "Los grandes retos de la nueva situación". Se puede conseguir en la Neta del OR en rwor.org o en las librerías de Libros Revolución. Esta entrega es parte de una serie de material adicional de la charla.
El gobierno de Estados Unidos hace alarde de superioridad, de que en este país reina la libertad y el derecho. "Tenemos un gobierno de leyes y no de hombres", dicen. Pero con la escalada de represión y medidas de corte fascista, están chocando con contradicciones muy agudas. Por ejemplo, se otorgan el derecho de oír las conversaciones de los acusados de terrorismo con sus abogados, lo cual manda al traste el concepto de juicio imparcial. ¿Acaso es posible que el acusado tenga un juicio imparcial cuando el gobierno oye las conversaciones de la defensa y los argumentos que presentará ante el tribunal? Claro, dicen que ese derecho se aplicará únicamente a conversaciones en que los acusados traman nuevos delitos. ¡Háganme el favor! Supongamos que acusan a fulano de un "acto terrorista". Se reúne con su abogado y dice: "Soy inocente y mengano lo puede comprobar, puesto que estuve con él y no en el lugar de los hechos". ¿Qué le pasará a mengano? Lo presionarán, lo intimidarán y hasta lo desaparecerán. La experiencia demuestra que esto es lo que pasa con testigos que pueden perjudicar los planes del gobierno o comprobar que sus acusaciones son falsas o pruebas fraguadas. Así que el derecho que el gobierno se ha otorgado de oír esas conversaciones perjudicará el derecho a un juicio imparcial (que no es que exista del todo).
Esto va de la mano con la mentalidad que han cultivado muy calculadamente (y que cultivaron muy especialmente en el caso de O.J. Simpson) de que todo acusado es culpable y los abogados defensores son unos embusteros, gente mala que hace fechorías y aprovecha puntos técnicos de la ley (traducción: las garantías constitucionales) a favor de sus clientes. Esta fue la postura de Edwin Meese, el secretario de Justicia del gobierno de Reagan, quien llegó al extremo de decir: "Bueno, si esos tipos fueran inocentes, no los hubiéramos acusado y no estarían ante el tribunal". Si se acepta y aplica esa noción, elimina el fundamento del sistema judicial. De hecho, por mucho tiempo y en gran medida la "suposición básica" del "ciudadano común" -y de los jurados- , sobre todo en casos que el gobierno considera importantes, es que lo más seguro es que el acusado sea culpable y, por eso, le toca demostrar su inocencia. Es decir, precisamente lo contrario del principio que supuestamente rige el proceso judicial penal: que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario fuera de toda duda razonable.
Veamos el ejemplo de O.J. Simpson. Se dice que no lo declararon inocente sino "no culpable". Pero si el sistema judicial se basa en el principio de que uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario, fuera de toda duda razonable, ¿no es lo mismo decir "no culpable" que "inocente"? Se supone que dicho principio es un pilar del sistema judicial. Está bien que cada cual tenga su opinión sobre el caso de O.J. Simpson, a quien juzgaron por homicidio (y obviamente yo no sé qué es lo que realmente sucedió), pero supuestamente él, como cualquiera, tenía derecho a que lo consideraran inocente de las acusaciones que le imputaron hasta que se demostrara lo contrario.
Pero en realidad no es así. Mi padre, que fue juez del tribunal superior de San Francisco por muchos años, nos contó que una vez durante la selección de los jurados (la fase en que los abogados hacen una serie de preguntas a los posibles jurados para determinar si serán justos e imparciales), el abogado de la defensa le preguntó a una señora: "¿Usted comprende el principio de presunción de inculpabilidad?". Y respondió: "Creo que sí". Siguió el abogado: "Entonces comprende que mi cliente es inocente hasta que se demuestre lo contrario". "Sí, comprendo", respondió. El abogado dijo: "Mejor dicho, si el fiscal no logra demostrar que es culpable fuera de toda duda razonable, ¿usted está dispuesta a declararlo inocente?". "Sí", respondió la señora, "lo haré". "Entonces", dijo el abogado, "si no está convencida de que se ha demostrado que es culpable fuera de toda duda razonable, ¿usted permitirá que salga en libertad, que salga por esa puerta?". "De acuerdo", dijo la señora, "¿pero qué tal si lo vuelve a hacer?".
Estas ideas las han venido inculcando por muchos años, pero en los últimos años han lanzado una campaña sistemática para borrar el principio de que uno es inocente hasta que se demuestre que es culpable. Ahora quieren dar otro paso gigantesco con los tribunales militares que Bush establecerá, en los cuales él, como comandante en jefe de las fuerzas armadas, será el fiscal supremo y unos oficiales militares serán los jueces. Han tenido que maquillar esos tribunales un poco para que parezca que respetarán el proceso legal establecido, pero Bush y compañía siguen diciendo abiertamente que eliminarán o destriparán muchos derechos y garantías judiciales. Así como han dicho que el terrorismo es lo que ellos digan, el proceso legal establecido es lo que ellos dispongan.
Un ejemplo de esto: Cheney ha dicho que los terroristas no deben tener los mismos derechos que los demás. Siguiendo esa lógica, una vez que la rama ejecutiva (el presidente en su capacidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas) declare que un individuo es terrorista, pierde los derechos que la Constitución supuestamente le garantiza (garantías que deben amparar no solo a los ciudadanos sino a todos los habitantes del territorio estadounidense). Si se acepta esa lógica, se borra la distinción entre acusar y condenar; si se acepta que ellos definan el terrorismo, y que tan pronto le pongan la etiqueta de terrorista a un individuo no tenga garantías constitucionales, se acepta, de hecho, que la ley es lo que ellos dispongan y que la Constitución la interpreten ellos (dice lo que digan, y no dice lo que no digan). De repente se viene abajo toda la fachada de que Estados Unidos es un sistema o un país gobernado por leyes y no por hombres, porque básicamente están diciendo que es un "gobierno de hombres". Es abiertamente el gobierno de la clase dominante y su cúpula política, quienes deciden qué es la ley, qué es la Constitución, quiénes tienen derechos y quiénes no.
Curiosamente hay dos preguntas importantes (y seguramente hay muchas más) que la prensa jamás menciona, es decir, jamás le hace seriamente a Bush. Primero, durante la campaña electoral, le hubieran preguntado sobre la evolución. Bush habló en la Universidad Bob Jones, una institución reaccionaria y abiertamente racista de fundamentalistas cristianos, y tiene asesores fundamentalistas cristianos como Ralph Reed y otros que dicen que la evolución no es un hecho científico y, en cambio, fomentan las "verdades de la Biblia". Pero jamás le preguntaron: "Señor Bush, ¿considera usted que la evolución es una simple teoría o un hecho científico?". (Aparentemente, hace poco sí se lo preguntaron y dijo: ¡"Aún no sabemos definitivamente"! ¡Qué barbaridad que el jefe de gobierno del país "líder de la gran civilización occidental" no sostenga -o no diga públicamente- que la evolución es un hecho científico!) Que yo sepa, la prensa jamás le preguntó sobre el tema durante la campaña electoral, aunque evidentemente era muy pertinente, dado que los fascistas cristianos, y especialmente gente con muchas conexiones e influencia como Pat Robertson (y su estudiante Ralph Reed, asesor de Bush) arremeten contra la evolución y en Kansas las escuelas intentaron prohibir su enseñanza.
Y lo que es más pertinente e importante actualmente es que ni antes ni después del 11 de septiembre la prensa le ha preguntado: "Señor Bush, ¿qué es el terrorismo? Por favor, defina el terrorismo para que el pueblo de Estados Unidos y el mundo entero tengan bases objetivas para evaluar las ofensivas que usted lanza contra los terroristas, es decir, para determinar si lo que hace concuerda con los criterios que ha planteado". ¿Acaso no es una pregunta muy obvia? ¿Qué es el terrorismo? Evidentemente, la respuesta es: el terrorismo lo definimos nosotros (y por consiguiente aunque parezca que ciertos actos son terroristas, no lo son si nosotros decimos que no). (Cuando el Comité Judicial del Senado le preguntó al secretario de Justicia, John Ashcroft, sobre el particular el 6 de diciembre pasado, dijo: "Desde 1983, Estados Unidos ha señalado que los terroristas son los que por motivos políticos cometen violencia premeditada contra civiles". Sin embargo, el hecho es que la prensa no ha pedido seriamente que el gobierno defina el terrorismo, y obviamente no señala las enormes discrepancias acerca de los "terroristas" que hay que atacar y quienes no lo son).
Es claro por qué la prensa burguesa no les ha preguntado seriamente a Bush ni a otros representantes del gobierno esto: porque si lo hiciera y si divulgara esa definición de terrorismo, serviría, como demuestra la definición de Ashcroft, para subrayar que Estados Unidos y sus aliados son terroristas, y que los yanquis son los más grandes terroristas del planeta.
Todo esto destaca que la lógica o "principio" básico que guía a la clase dominante en este momento es que el "terrorismo", la ley, las garantías constitucionales y el proceso legal establecido son "lo que nosotros dispongamos". No debemos exagerar la situación concreta en ningún momento, pero la cita de Martin Niemoeller* es muy pertinente porque tampoco debemos mirar pragmáticamente lo que están haciendo sin tomar en cuenta la dirección, las tendencias y la lógica que ellos mismos plantean. ¿Cuál es esa lógica? Y como dice una obra de Richard Pryor: "¿Cuál es la conclusión lógica de la lógica?". ¿Adónde lleva? Es muy importante comprender eso y ponerlo al descubierto para despertar una gran oposición a esta ofensiva y para destacar la naturaleza de la dictadura burguesa en todas sus formas y manifestaciones.
*"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada". El pastor Martin Niemoeller, 1945, al hacer una balance del surgimiento de los nazis en Alemania.
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