¿Quién alimenta a quién?

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #886, 8 de diciembre, 1996

¿Quién alimenta a quién? Esa es una de las cosas que más se tapa y tergiversa hoy. "Los capitalistas crean trabajos" es un dicho común y aceptado. Bueno, esa es una inversión completa de la realidad. Los capitalistas acumulan capital, y lo hacen apoderándose de la riqueza que produce el proletariado (y otra gente trabajadora, pero esencialmente el proletariado).

Recuerdo que eso es algo que se me grabó en la mente la primera vez que leí El capital, cuando empecé a comprender lo que decía Marx. Creo que en el tercer o cuarto intento logré pasar las primeras cinco páginas del tomo 1 de El capital. Empezaba a leer y me detenía; decía: "¡Carajo, esto es imposible! Este estilo `germánico'... ¡¿Quién carajos entiende esto?!". Pero sabía que para hacer lo que tenemos que hacer tendríamos que leer El capital y comprenderlo. Los que nos dimos cuenta de lo que había que hacer lo leímos; no digo todos, y no todos al mismo tiempo, pero los que vimos que nadie más iba a hacer lo que había que hacer hicimos un esfuerzo para comprenderlo y seguir aprendiendo de la práctica.

Así que, después de leerlo un poco más, llegué a una parte que me pareció sumamente importante. Siempre se oyen pendejadas sobre los "hombres de negocios que empezaron de la nada" o que se hicieron "millonarios por su propia cuenta"; gente que dice: "Claro, tengo empleados, pero yo fui el que tomó la iniciativa, yo fui el que trabajó todos los días para ahorrar dinero y abrir una cuenta bancaria; yo fui quien hizo todo el trabajo preparatorio y puso en marcha el negocio; con mi dinero, con el dinero que ahorré, puse todo esto en marcha". Eso se oye todo el tiempo. Así que una de las cosas que me impactó al leer El capital fue la parte donde Marx dice con respecto a eso: no importa de dónde venga el capital inicial que se invierte en un negocio, en cualquier negocio; una vez que se ha invertido y transformado en capital (o sea, una vez que se ha comprado la maquinaria, se ha alquilado o comprado la tierra, el edificio, la materia prima y se ha empleado a los trabajadores), ese dinero inicial ya está gastado. Ese dinero ya no existe como dinero; el capital (o capital en potencia) que representa ese dinero ha sido transformado en materia prima, maquinaria, edificios y salarios; ese dinero está gastado y solo hay una manera de recuperarlo. La única manera de recuperarlo es explotando a los trabajadores. Ese es un punto muy importante que recalca Marx.

Solo se recupera ese dinero curtiendo a los trabajadores, pues ya está gastado y esa es la única manera de recuperarlo. Y si se quiere expandir e invertir más (o sea, seguir con la dinámica del capitalismo), la única manera de hacerlo es curtiendo a los trabajadores. Eso es fundamental; no importa cuánto uno ha ahorrado, eso no importa nada; no importa si son 10 centavos o 10 millones de dólares, solo son ahorros. Ese dinero ahorrado solo empieza a "generar dinero" cuando se transforma en capital para explotar a los trabajadores. Esa es la única manera. Si se invierte, desaparece; y cuando se recupera, no es porque el capitalista lo ha recuperado él mismo; lo ha recuperado la gente que él ha explotado. Así que eso es muy importante y hay que explicarlo más: quién alimenta a quién y cuál es la verdadera base de la sociedad.

Les hemos dado de comer
mil años

La canción "Les hemos dado de comer mil años y todavía no tenemos qué comer" dice una profunda verdad esencial. Las masas tienen que entender eso: no se dan cuenta de que han alimentado a todos esos explotadores y parásitos por mil años. Si espontáneamente ven algo de eso, es apenas una idea imprecisa, superficial, no algo que comprenden bien o a fondo. Muchas masas, especialmente las desempleadas, no tienen la menor idea de eso. Otras capas sociales también tienen una concepción patas arriba de cómo es el mundo, y hay que enderezársela, pero lo mismo sucede con las masas proletarias. Tienen que comprender QUIEN-durante décadas y siglos-ha alimentado a quién. Tienen que comprender la esencia de eso, y espontáneamente no lo ven porque ha sido tapado y confundido. En cierta medida, la propia realidad social que las rodea no las deja ver eso. Pero si uno mira la situación desde un punto de vista histórico y pregunta: "¿Quién carajos ha alimentado a quién?", queda claro.

Hay que comprender las diferentes maneras en que eso se expresa. Si uno está aquí ya sea porque fue secuestrado de Africa; por los efectos de la hambruna en Irlanda en el siglo 19 y el robo de tierras por terratenientes ingleses; o porque en México ya no se puede ganar la vida cultivando café como resultado de la reestructuración de la producción y de la monopolización de las tierras por los grandes terratenientes que imponen los imperialistas: sea cual sea el camino que nos haya traído a Estados Unidos, todos compartimos una realidad fundamental de "quién alimenta a quién". ¡Jamás hay que permitir que esos chupasangres de traje y corbata digan que ellos han estado alimentando a las masas por mil años! Eso es algo muy importante y algo que las masas populares tienen que comprender, como lo tienen que comprender también otras capas sociales para quienes es aún más nublado y confuso, y que tienen una percepción más empañada e incluso invertida de la situación.

Ahora bien, es importante decir que esto no debe llevarnos a buscar "proletarios puros" (que cumplan, a la letra, la definición clásica del proletariado). Hay muy poca gente así. Así que no debemos buscar el "proletariado clásico" tal como lo definió Marx el siglo pasado, que incluso ya entonces no era "100 por 100 puro", libre de mezclas, interpenetración e influencias de otras clases. (Con frecuencia, los proletarios, en el sentido más clásico y literal, eran semiproletarios que se ganaban la vida del trabajo asalariado por un lado y, por el otro, del cultivo y trabajo artesanal casero a pequeña escala.) Esa mezcla, interpenetración e influencia entre proletarios y otras "capas populares", en particular el campesinado, se vio en la revolución rusa. Fue un fenómeno significativo. Así que no debemos buscar "proletarios puros", libres de contactos o influencias de otras clases, tanto en un sentido material como en un sentido ideológico.

Juntando fuerzas

Para mí, una de las cosas MUY importantes que debemos sintetizar de todo esto es la importancia y base objetiva de juntar las fuerzas de diferentes sectores del "verdadero proletariado" y de las masas básicas: la juventud, las nacionalidades oprimidas, los que trabajan y los que están permanentemente desempleados, mujeres y hombres, etc., etc. Mejor dicho, podríamos mirar los efectos de la "desproletarización" (el desempleo crónico y las cosas en que se han metido los proletarios), podríamos ver cómo se manifiestan las contradicciones entre las masas y recalcar los aspectos negativos.

Por ejemplo, recuerdo que en su libro Do or Die, Leon Bing habla sobre un pandillero negro. Describe cómo pasa buena parte del día mirando a los trabajadores mexicanos ir y regresar de la fábrica. Es un tipo que nunca ha trabajado y, me imagino, que la mayoría de sus amigos tampoco han trabajado. Es algo interesante y lo observa, a distancia, pero con cierta objetividad. Por otro lado, a veces esas contradicciones entre las masas son más antagónicas. Los mexicanos dejan atrás su familia para venir a Estados Unidos; viven de a 12 en un apartamento; tienen dos o tres trabajos para poder enviar algo a la familia. Puede que vivan cerca, e incluso que se mezclen con chavos negros, pero espontáneamente no comprenden por qué esos chavos no trabajan, por qué andan en actividades criminales y esto y lo otro. Los inmigrantes que ya tienen más tiempo aquí y que tienen hijos que se meten en lo mismo empiezan a entenderlo. Aquí lo importante es ver cómo las masas se miran pero no se ven, y eso es algo que la clase dominante ve y aprovecha para fomentar antagonismos.

Bueno, una de las cosas que tenemos que hacer es usar el método que recomendaba Mao: combinar todas las fuerzas positivas. Los diferentes sectores del proletariado tienen ciertas debilidades, pero también tienen puntos fuertes. El trabajo socializado tiene puntos fuertes; ayuda a comprender por qué se necesitan la cooperación y la disciplina. También tiene puntos débiles; ejerce ciertas influencias conservadoras. Naturalmente, las personas que nunca han trabajado-que viven en condiciones más explosivas, individualizadas y carentes de la cohesión que se da en la producción socializada-tienen ciertas debilidades. Al mismo tiempo, eso también tiene sus puntos fuertes. Por ejemplo, como mencioné anteriormente (OR, No. 885), está el aspecto destructivo de la pobreza, que tenemos que aprender a canalizar y dirigir a favor de los intereses fundamentales del proletariado, para transformarlo en un elemento destructivo revolucionario. La clase entera tiene que abordar el problema de combinar todas las fuerzas positivas, de juntar las fuerzas que podamos combinar y sintetizar de cada una de las situaciones de las diferentes capas del proletariado.


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