Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar
Revolución #1, 1° de mayo, 2005, posted at revcom.us
11 de abril de 2005. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. A continuación presentamos un análisis del nuevo gobierno; la semana entrante analizaremos la situación militar.
¿Recuerdan las elecciones de enero de 2005 que supuestamente traerían un "nuevo día" para Estados Unidos en Irak? De nuevo, el más poderoso imperio del mundo no ha obtenido los resultados deseados. Las elecciones no crearon un gobierno estable, no hicieron caer la resistencia armada ni operaron ningún cambio decisivo en el frente militar.
Como tardaron más de dos meses en repartir los puestos principales del gobierno, se ve la estrecha base del mismo (una alianza de títeres yanquis y ladrones) y la probabilidad de que continúen las riñas intestinas. Hasta ahora, han nombrado al presidente, dos vicepresidentes, el primer ministro y dos vice primeros ministros, y el presidente de la asamblea y dos vicepresidentes de la misma. Representan lo peor de la sociedad. El puesto de vice primer ministro no tiene base jurídica, pero lo inventaron para redondear la alianza de gángsteres. La elección del gabinete, el último paso de la formación del gobierno, será reñida.
Los ocupantes impusieron por anticipado una Ley Administrativa de Transición, para garantizar que los políticos elegidos no perjudicaran los intereses yanquis. Estipula que el gobierno se elige por una mayoría de dos tercios de la asamblea, no una mayoría simple, a fin de reforzar la posición de los partidos kurdos, que son los defensores más abiertos de la ocupación, en las negociaciones con los partidos chiítas, cuya victoria ya estaba amarrada cuando programaron las elecciones. (La ley también requiere una mayoría de dos tercios para cambiar las reglas básicas, así que en la práctica garantizan la aplicación de los órdenes yanquis.)
Los partidos se pelearon largo rato antes de acordarse el reparto del botín. Nunca tomaron en cuenta los intereses del pueblo. Realizaron las principales negociaciones a puertas cerradas y no admitieron a visitantes y prensa a las audiencias de la asamblea. Mientras debatían, la realidad se impuso: cayeron morteros sobre la zona verde yanqui donde se alberga el gobierno títere.
Los líderes de la asamblea y del nuevo gobierno se eligieron en orden inverso de importancia. La primera elección, del presidente de la asamblea, destapó las riñas entre estos criminales sobre la necesidad de atraer a los sunitas, quienes en gran mayoría boicotearon las elecciones. Decidieron reservar el puesto para un sunita, así que eligieron a Hajim Al-Hassani, integrante del Partido Islámico Iraquí sunita que por casualidad vivió casi toda su vida de adulto en Estados Unidos. Cuando el partido se retiró del gobierno provisional títere en 2004 tras el ataque a Faluya, Hassani renunció al partido a fin de no perder su puesto de ministro de Industria y encargado de privatizaciones.
Pero Hassani tiene relativamente poco poder, es un títere de los títeres. Su superior es el nuevo presidente, Jalal Talabani, jefe de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), un servilísimo vendido a Estados Unidos. El ministro del Exterior turco, Abdulla Gul, le felicitó y lo llamó "uno de los políticos de Irak en que Turquía más confía". Es para reflexionar que un representante de un gobierno que hace mucho tiempo ha sido enemigo jurado del pueblo kurdo, ensalce a un político kurdo. Gul habló del compromiso de Talabani con la "integridad de Irak", y no con la autodeterminación (el derecho a la autonomía o a la independencia) que quiere la abrumadora mayoría de la población kurda de Turquía. El gobierno militar turco dependiente de ! Estados Unidos teme bárbaramente esta posibilidad por su potencial impacto en su propia población kurda extremadamente oprimida. El gobierno iraní también favorece a Talabani, con el cual tiene lazos hace tiempo que perjudican a los kurdos iraníes.
Hizo un trato con Massoud Barzani, jefe del rival Partido Democrático Kurdo (PDK) con que una vez rompió y criticó por "tribal": a cambio de apoyar la postulación de Talabani a la presidencia, al PDK le tocaría gobernar el Kurdistán iraquí.
Salió a relucir la desconfianza mutua e intereses rivales de estos reaccionarios: cuando Talabani fue a vivir en un antiguo palacio de Saddam en Bagdad, trajo a tres mil de sus propios peshmergas kurdos como escolta personal.
En teoría, el verdadero hombre fuerte del nuevo gobierno es el primer ministro, aunque eso está en veremos. Mientras que Talabani hablaba en una ceremonia que anunciara la elección final acordada en las negociaciones, de repente no pudo decir el nombre de Ibrahim al-Jaafari y dejó el podio. Hizo lo mismo en una entrevista televisiva estadounidense dos días después: lo llamó "Zarqawi", el presunto jefe de la filial de Al Qaeda en Irak.
Jaafari es un líder del Partido Dawa islámico, el primer partido religioso chiíta de Irak, formado en 1958 para combatir al entonces poderoso movimiento comunista. Desde el nacimiento de la República Islámica de Irán en 1979, el gobierno iraní y los servicios militares y de inteligencia lo han protegido. Aunque Talabani y Jaafari son rivales, tienen algo en común: son amigos de Israel. Talabani es casi un aliado abierto de Israel, cuyos comandos tienen permiso de operar en el Kurdistán iraquí, tal como ha documentado detalladamente el reportero investigativo estadounidense Seymour Hersh. Sus lazos con el Estado sionista pasan por las fuerzas de la República Islámica de Irán (RII) que lo respaldan. Irán ha tenido lazos secretos con Is! rael desde los primeros años de la RII. La relación salió a la luz por primera vez durante el escándalo Irán-Contra del gobierno de Reagan y, de nuevo, la semana pasada cuando el presidente iraní Mohammad Katami estrechó la mano del presidente israelí en el entierro televisado del papa.
Los dos vicepresidentes de Jaafari son Abdul Mahdi, integrante del chiíta Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak (CSRII), el mayor partido chiíta del país, formado directamente por la RII y Ghazi al-Yawar. Mahdi es el ex ministro de Finanzas que propuso entregar la paraestatal petrolera a inversionistas extranjeros, o sea, en sus propia palabras, "a los inversionistas estadounidenses y a las empresas estadounidenses y, desde luego, a las compañías petroleras". Yawar, ex presidente de Irak bajo el anterior gobierno títere, es el jeque de una de las tribus más poderosas del país e importante empresario.
Luego, nombraron a dos vice primeros ministros: el consentido de la CIA, Ahmad Chalabi, que estará a cargo de los asuntos de seguridad y un funcionario de un partido kurdo. El proyanqui clon de Saddam, Iyad Allawi, también aceptó integrarse al nuevo gobierno en un puesto todavía no definido; demandó cuatro puestos de gabinete para su gente a pesar de que su partido perdió en las elecciones. Al comienzo se negó a renuncia a su actual posición de primer ministro interino, pero luego cedió a cambio de inmunidad contra una investigación de corrupción. Estados Unidos quiere tener a Allawi y otros antiguos baazistas laicos en puestos importantes, sobre todo en las fuerzas armadas, pero tal vez no sea posible hacerlo sin la correlación de f! uerzas concertada mediante el acuerdo, por temporal y frágil, que amarraron los partidos kurdos y chiítas. Son profundos los odios entre los tipos nombrados a los altos puestos del nuevo gobierno.
Según algunos observadores, como la figura más fuerte del nuevo gobierno proviene del Partido Dawa, un grupo fundamentalista islámico que anteriormente Estados Unidos tildaba de "terrorista", los intereses estadounidenses peligran con la nueva correlación de fuerzas, pues no es lo que Estados Unidos buscaba obtener de las elecciones. La situación tiene potenciales complicaciones y peligros para Estados Unidos. Hasta ahora, éste y la RII han trabajado muy de cerca para pacificar la resistencia. A Moqtada Sadr, el joven clérigo chita iraquí que encabezó el levantamiento contra la ocupación en 2004, le recomendó Akbar Hashemi Rafsanjani, ex presidente de la RII y el político de mayor peso de Irán, que ordenara que sus seguidores depusie! ran las armas y se unieran al proceso electoral. Si bien Estados Unidos busca un cambio de gobierno en Irán, también quiere que algunas figuras de confianza del actual gobierno se integren en el nuevo.
Los ocupantes confiaron en que el gran ayatola Alí al-Sistani, el verdadero jefe de la Alianza Iraquí Unida a que pertenecen ambos partidos chiítas, hiciera funcionar las elecciones de acuerdo a sus deseos. Sistani no siguió la filosofía del ayatola Jomeini, fundador de la RII: el "quietismo", es decir, que los países como Irak deberían ser islámicos en términos sociales y jurídicos pero sin la intervención directa del clero en la política. Por eso, tuvo gran influencia bajo Saddam. Saddam lo mandó perseguir y en un momento encarcelar, pero mandó asesinar a otros ayatolas. En términos de la Biblia cristiana, Sistani es un hombre! que sigue el principio "dad pues al César lo que es del César", o sea, reconocer la supremacía de quien detente el poder político en los hechos. Los lazos de Sistani con Irán van en ambos sentidos, así que también ahí tiene influencia, sobre todo en la oposición religiosa. De otro lado, su "quietismo" no ha impedido que meta mano en la política de los chiítas y amarre cotos de poder.
Juan Cole, especialista mesooriental de la Universidad de Michigan, explicó el pensamiento de Sistani en el Washington Post (15 de agosto de 2004): "Sistani sostiene que los chiítas cometieron un error estratégico en 1920 cuando se sublevaron contra el gobierno colonial británico tras la I Guerra Mundial. Los británicos pidieron el apoyo de la minoría sunita y la colocó en el Poder el resto del siglo. Sistani sostiene que con paciencia, la mayoría chiíta podrá subir al Poder en Irak por la vía electoral de modo que no moleste al gobierno estadounidense". Es probable que Estados Unidos no tenga mejor opción que Sistani para aglutina! r el gobierno y legitimarlo. Los imperialistas yanquis saben que no es posible establecer un gobierno neocolonial en el Medio Oriente ni en otra parte, tal como el gobierno ultrarreaccionario que trabajan para formar en su propio territorio, sin usar la religión como sostén político e ideológico de peso.
Uno de los asuntos más espinosos a resolverse es a quién le tocará el Ministerio de Petróleo. Los partidos chiítas ya controlan la compañía petrolera Sur, dueña de vastos yacimientos. Operan con relativa autonomía sin mucha interferencia o demandas tributarias del gobierno central. Los partidos kurdos quieren controlar la ciudad de Kirkuk y los extensos yacimientos de la compañía petrolera Norte. Kirkuk, una ciudad kurda según los nacionalistas kurdos, tuvo una población turcomana hasta los años 1950 según otras fuentes. Saddam Hussein intentó sacar a los kurdos y turcomanos y meter a árabes a su servicio; hoy, los dos partidos kurdos están sacando a los árabes y turcomanos!, formando su propia base y afianzando su control del oro negro. Los ministerios de Defensa y del Interior son premios importantes.
Otro asunto de peso es el papel oficial del islam en el nuevo gobierno y en qué medida la ley islámica (sharia) estará al mando. Por definición, adoptar la sharia quiere decir reconocer la autoridad de Sistani. En un buena parte del país en que las milicias fundamentalistas islámicas aplican esta ley, las mujeres son vilmente oprimidas. Dondequiera que se haya establecido el gobierno islámico en el país, se ha dado este fenómeno: en los cinturones de miseria de la capital en del sur, donde la milicia de Sadr predomina y en Faluya y otros lugares durante los meses en que los guerrilleros gobernaban.
La institucionalización oficial de la opresión de la mujer será un gran paso atrás. Será un buen indicador de que el gobierno que se construye bajo la bota yanqui no tiene nada de democrático y destapará la naturaleza de la alianza que busca Estados Unidos en el gobierno neocolonial: una combinación de las clases y fuerzas más retrógradas y conflictivas del país, de líderes de clan y tribales (árabes y kurdos) y autoridades religiosas ligadas a la feudalidad, y grandes capitalistas dependientes de Estados Unidos y sus peleles. El gobierno yanqui permite que estos hombres olviden su propia subyugación a cambio de poder abusar de las mujeres. En términos ideológicos y sociale! s, el patriarcado es un elemento importante de la reconstrucción de la clase de sociedad que Estados Unidos necesita.
Este fenómeno también se manifiesta en la política oficial: una orgía de las figuras rivales que trafican con los sentimientos nacionales y religiosos de sus "seguidores" y a la vez prosiguen sus propios intereses como explotadores aliados con la ocupación.
Los principios básicos del nuevo gobierno no representan la voluntad de la ciudadanía. Primero los ladrones en cuestión fraguaron un acuerdo y luego celebraron elecciones para legitimarlo. Con los puestos de presidente del parlamento, presidente y primer ministro reservados de antemano para un sunita, un kurdo y un chiíta, respectivamente, el modelo de la "democracia" iraquí es El Líbano, donde se reparten los puestos del gobierno de manera similar a fin de conservar la alianza reinante entre líderes de clan y capitalistas compradores aliados con ellos. El Consejo de Gobierno iraquí de 25 integrantes elegido por Estados Unidos en 2003 también se organizó con cuotas para cad! a grupo religioso y étnico, que indica que el objetivo estadounidense desde el comienzo era libanizar a Irak.
El nuevo gobierno es producto de relaciones de poder entre títeres contendientes, que sin duda cambiarán al cambiar la correlación de poder entre sí, y de las relaciones entre los títeres y los ocupantes que tienden a echarlos cuando no cumplan. Por las agudas contradicciones de intereses entre las fuerzas en el gobierno y la contradicción entre el pueblo y la ocupación, que es la contradicción fundamental que condiciona el desarrollo de las demás, es poco probable que el nuevo gobierno sea estable.
Con o sin elecciones, con el nuevo gobierno o no, Estados Unidos y su aliado (Inglaterra, pues hoy ningún otro país tiene un papel militar de importancia en Irak) no han dejado de pisotear a la población iraquí y jamás dejarán de hacerlo mientras siga la ocupación. Aunque la resistencia consta de diversas corrientes políticas e ideológicas y en algunos casos de una mezcla de muchas ideas, y esas ideas son muy importantes, la resistencia de la ciudadanía a la humillación nacional es lo que impulsa el desarrollo del proceso.
Puede convertirse en su contrario el éxito relativo de Estados Unidos (el de haber celebrado elecciones en medio de la resistencia armada y el boicot). Un clérigo chiíta que hoy vive en Estados Unidos escribió en el Denver Post: "Sin excepción, los iraquíes con que hablé dentro y fuera de Irak vieron en las elecciones del domingo, primero, un voto por la retirada inmediata de las fuerzas ocupantes y, segundo, un voto por asumir el control de la vida cotidiana, que ha empeorado como resultado de la ineficacia de la Casa Blanca en Irak".
El periodista independiente Dahr Jamail escribió desde Bagdad el 1§ de febrero: "Cada iraquí con quien hablé y que votó dijo que pensaba que la asamblea nacional que se formará pronto traería el fin de la ocupación". Estamos a mediados de abril, aún no se termina de formar el gobierno y el fin de la ocupación no está a la vista.
Antes de las elecciones, los seguidores de Sistani corearon con frecuencia: "°No, no, no a Estados Unidos! °Sí, sí, sí a las elecciones!" El 9 de abril, el segundo aniversario del derrocamiento de Saddam Hussein, decenas de miles, y cientos de miles de personas según algunas fuentes, se tomaron la plaza Firdus de la capital, convocadas por el líder chiíta Moqtada al-Sadr y líderes religiosos sunitas. Corearon: "°No a Estados Unidos, no a la ocupación!" y quemaron monigotes de Saddam, George W. Bush y Tony Blair.
Desde el inicio de la ocupación se ha duplicado la cantidad de niños que pasan hambre en Irak, según un informe redactado para la Comisión de Derechos Humanos de la ONU por Jean Zeigler, renombrado especialista y luchador contra el hambre en el mundo. Dijo que más de una cuarta parte de los niños de Irak no tiene suficiente de comer y casi 8% se está muriendo de hambre.
En los últimos meses se ha duplicado la cantidad de iraquíes presos bajo la ocupación, a 10.400. O sea, de ninguna manera se está disminuyendo el conflicto entre la ocupación y el pueblo.
Es peligroso mentir al pueblo y las condiciones de la ocupación obligan a resistir.