Pongamos las cosas en claro
Revolución #012, 21 de agosto de 2005, posted at revcom.us
Una y otra vez se ha repetido la mentira de que la Unión Soviética de Stalin era lo mismo que la Alemania de Hitler. Esa comparación le niega validez al socialismo, lo pinta como una pesadilla, cierra toda discusión... ¡y es totalmente falsa!
El nazismo (el fascismo alemán) fue una forma de gobierno capitalista caracterizada por extrema represión y terror abierto contra las masas, y el abandono de los mecanismos burgueses parlamentarios y electorales. Ideológicamente, el nazismo se basaba en la propiedad privada capitalista, el concepto de superioridad racial alemana/aria, el odio hacia los judíos (antisemitismo) y el anticomunismo.
La reorganización nazi de la economía alemana no cambió nada de su naturaleza capitalista: se basaba en la explotación y la expansión capitalista, y los grupos capitalistas industriales-financieros dominantes conservaron sus propiedades y el control económico.
En la época socialista de la Unión Soviética, de 1917 a 1956, la economía se basaba en la propiedad pública socialista. Las relaciones de explotación ya no imperaban en la sociedad (aunque no las eliminaron por completo). La economía se estructuró para satisfacer las necesidades del pueblo.
Los nazis, al llegar al poder, "reestructuraron" y "purificaron" la sociedad alemana: encarcelaron y asesinaron a comunistas, gitanos, homosexuales, "mestizos", drogadictos y otros elementos de la sociedad que consideraban una "contaminación" biológica y moral. Al final, ese programa llevó al genocidio de millones de judíos y otros sectores.
En contraste, un pilar del programa bolchevique era eliminar la opresión nacional en la Unión Soviética y establecer la igualdad de idiomas y culturas nacionales. El estado revolucionario tomó fuertes medidas inmediatas para combatir y arrancar de raíz el antisemitismo. Antes de la revolución, los judíos eran víctimas de pogromos (matanzas de parte de turbas campesinas a quienes les inculcaban ridículas mentiras antisemitas). La revolución socialista paró eso, y eliminó la discriminación en el empleo y la marginación obligatoria de los judíos a ciertas zonas.
El partido nazi propagaba un programa ultranacionalista de defensa de la sangre y las tierras alemanas, y la aniquilación de una supuesta "conspiración" judeo-comunista de dominación mundial. La ideología nazi de odio irracional hacia determinadas nacionalidades y de superioridad racista surgía del sistema económico del capitalismo, un sistema de horrible sufrimiento humano incluso en "tiempos de paz". El modo de pensar nazi despreciaba el pensamiento crítico, racional y científico (y se parece mucho a la mentalidad de los fascistas cristianos hoy en Estados Unidos). El "buen alemán" modelo era obediente, fiel seguidor de la autoridad y no cuestionaba nada.
Por el contrario, el comunismo se basa en un modo de pensar científico que capacita a las masas a entender el mundo y la sociedad en su movimiento y desarrollo. Parte de una perspectiva internacionalista de crear un mundo sin clases y libre de opresión y explotación. Un aspecto determinante de la sociedad socialista es la movilización de las masas para transformar conscientemente las relaciones e instituciones económicas, políticas y sociales hacia la creación de una sociedad sin clases, y revolucionar las ideas y valores tradicionales, que surgen de las distinciones de clases y las refuerzan.
En la Unión Soviética, las fuerzas de producción --confiscadas durante la revolución-- se pusieron al servicio de la sociedad (y no de la explotación). En el campo, se lanzó una revolución sin precedentes. El Partido Comunista dirigió a los campesinos, que vivían aislados y subyugados en la miseria, a librarse de la milenaria esclavización y las tradiciones oscurantistas, y a extirpar la vil explotación y la cruel opresión. Ese proceso fue muy dramático para las mujeres, antes tratadas como animales, que dieron grandes pasos hacia la igualdad.
¿El estado proletario de la Unión Soviética tomó medidas severas contra algunos sectores de la población? Sí, pero la dictadura del proletariado no se parece en nada al programa, orientación ni métodos de los nazis. Por ejemplo, muchos ideólogos y historiadores anticomunistas dicen que la colectivización del campo soviético durante los años 1920 y 1930 fue una campaña despiadada de expropiación y asesinato. En realidad, la colectivización fue una campaña para desarrollar un nuevo sistema de producción agrícola basado en la propiedad colectiva, y prendió la mecha de una lucha convulsiva contra siglos de autoridad, tradición y opresión en el campo.
Esa lucha se dirigió contra los kulaks, los campesinos ricos que tenían peones. No se dirigió contra ellos por razones de etnia, sino de clase, o sea, debido al poder económico e influencia que tenían en el campo. Los kulaks socavaban la colectivización y la nueva economía socialista: acaparaban cereales, creaban mercados negros para ganancia propia, mataban animales y organizaban a grupos de campesinos contra el gobierno. Durante ese período, muchos campesinos se estaban muriendo de hambre y, por eso, se confiscó la riqueza privada de los kulaks para sumarla a la propiedad social de las granjas colectivas. Muchos kulaks recibieron castigos, incluso el destierro. A veces no fue del todo justo, pero jamás se les hizo objeto de genocidio.
La orientación soviética hacia la colectivización y el modo de librar la lucha de clases en el campo no fueron intachables. Mao tenía muchas críticas del proceso. Se cometieron excesos, como usar la fuerza en situaciones donde la persuasión era más recomendable. Pero todo eso ocurrió en el contexto de una lucha feroz entre la revolución para beneficio de las masas y la contrarrevolución.
La clase dominante alemana, bajo dirección nazi, se lanzó a la guerra contra los gobiernos occidentales como parte de una lucha entre las potencias imperialistas por supremacía mundial. Las clases dominantes de Francia, Inglaterra y Estados Unidos también querían proteger y extender sus imperios capitalistas. Los nazis atacaron la Unión Soviética para aplastar una revolución socialista (anticapitalista) que daba inspiración a los oprimidos del mundo, y para controlar un vasto terreno dotado de una posición estratégica y muchísimos recursos naturales.
A los que comparan el comunismo y el nazismo les conviene olvidar que el punto decisivo de la II Guerra Mundial fue la derrota del ejército nazi por la Unión Soviética de Stalin. Más de 20 millones de soviéticos (y millones de comunistas) perdieron la vida durante la II Guerra Mundial. Stalin dirigió al pueblo soviético a defender la revolución contra la arremetida de los nazis y los imperialistas.
Los reaccionarios que dicen que el socialismo de la Unión Soviética (es decir, antes de la muerte de Stalin y la restauración del capitalismo) era igual que el nazismo en Alemania, lo hacen para decir que el capitalismo es el punto final de la historia, y que la explotación y la opresión son la cumbre de las aspiraciones de la humanidad. La gente progresista que repite dicha comparación sin cuestionarla debe investigar cuál es la verdad y darse cuenta de que está uniéndose, objetivamente, con reaccionarios totales para defender este sistema y rechazar una alternativa radical y real al capitalismo.
Constantemente nos bombardean con el mensaje de que "el comunismo ha muerto", que no funcionó y no puede funcionar, y que las revoluciones que conquistan el poder llevan a la tiranía. Un elemento de esta cruzada ideológica es tergiversar sistemáticamente las experiencias revolucionarias de la Unión Soviética y China, sobre todo la Gran Revolución Cultural Proletaria. Muchas veces, a esas mentiras y calumnias les ponen un barniz de objetividad.
El PCR ha iniciado el proyecto Pongamos las Cosas en Claro con el fin de
contar la verdad de esas revoluciones (sus grandes logros y victorias, al
igual que sus errores y deficiencias), y popularizar las obras y observaciones
de Bob Avakian que sintetizan dichas experiencias y sacan lecciones para hoy.
La campaña se centrará en las universidades y escuelas. Invitamos
a participar a todos los interesados.