Sacar corriendo al gobierno de Bush: Un momento crítico

Revolución #014, 18 de septiembre de 2005, posted at revcom.us

(Unos camaradas que militan en el movimiento para sacar corriendo al gobierno de Bush nos enviaron este artículo).

La sociedad fue como una pantalla dividida la semana pasada.

Por un lado, Bush en Louisiana, riéndose y contando chistes con sus amigotes; por el otro, miles de negros y pobres, arrastrados al Superdome, donde ni siquiera les dieron comida y algunos murieron.

Por un lado, la madre de Bush diciendo en Houston con satisfacción que con el huracán “no les fue mal” a los pobres; por el otro, los negros que trataban de salir caminando de la ciudad obligados a regresar a punta de fusil.

Por un lado, los capitalistas de bienes raíces, petróleo y construcción que merodeaban como buitres; se las aguaba la boca ante las perspectivas y planeaban cómo y para quiénes reconstruir Nueva Orleáns. Por el otro, las masas de negros que llevan generaciones en la ciudad y que ahora se encuentran esparcidos por todo el país sin trabajo, seguridad ni artículos de primera necesidad, y sin la promesa de poder regresar.

Una y otra vez, cuando se organizaron para ayudar a sus vecinos, las autoridades los mandaron parar y dispersarse, a veces a punta de fusil. Tildaron de “pandillas de saqueadores” y hasta de “tribus” a los que buscaban medicina, comida y agua para ayudar a los demás. Cuando se organizaron para llevar diesel para los generadores de un hospital que todavía tenía pacientes listos para cirugía, las autoridades se apoderaron del combustible y dejaron a los pacientes morir. Cuando un grupo de evacuados llegó al límite de la ciudad, los sheriffs de un suburbio blanco les bloquearon el paso, les dispararon encima de la cabeza y los obligaron a regresar a la zona inundada.

Por un lado, las babosadas de que “todos somos americanos”; por el otro, el desborde de racismo contra los que buscaban agua y comida y a los abandonados.

Millones lo vieron. Millones se indignaron. Millones se preguntaron por qué... y esta “historia de dos ciudades”, dos países, dos universos se sigue desenvolviendo. Si llevará a una “primavera de esperanza o a un invierno de desesperación” depende en gran medida de lo que nosotros, y ustedes, decidamos hacer.

¡No son aptos para gobernar y no se puede permitirles seguir gobernando!

El horror de Katrina se suma al implacable antagonismo del gobierno de Bush hacia los afroamericanos, a partir del robo de las elecciones de 2000. Se suma a su descrédito de los científicos ambientales y a la destrucción de las pocas reglas de protección ambiental que quedan. Se suma a los horrores en Irak y Afganistán, que llevan a cabo con gran brutalidad y justifican con mentiras. Se suma a las maniobras para meter en los tribunales jueces fascistas, “legalizar” la tortura y meter a la cárcel sin juicio ni abogados. Se suma al uso del estado para fomentar el fundamentalismo cristiano, negarle a la mujer el derecho al aborto y el control de la natalidad, demonizar a los gays y fomentar ignorancia e intolerancia en general. ¡Todo esto continúa sin parar!

El mundo no puede tolerar tres años más de esto.

Para millones de personas, se ha puesto en duda la legitimidad de este gobierno y del sistema en general y su supuesto “derecho a gobernar”. Las fuerzas e ideas que Bush representa se han debilitado políticamente. Estamos en un momento extraordinario, y hasta los comentaristas burgueses dicen podría hacer añicos el actual marco político y manera de pensar. Y en cuanto a sacar corriendo al gobierno de Bush, quiere decir dos cosas:

Primero, se ha agrandado la oportunidad para sacar corriendo a este odiado gobierno y parar esta locura. Si nos metemos de lleno en esto, existe la oportunidad de movilizar políticamente a millones de personas y formar una fuerza resuelta que pueda quitarle esta carga de encima al pueblo, de aquí y de todo el mundo, y cambiar el curso de la historia de una manera positiva.

Segundo, eso es lo que es: un momento. Si no lo aprovechamos, la situación no seguirá igual ni regresará a la normalidad. Casi con seguridad empeorará. Bush y Cheney y sus compinches hablan mucho del “mal”, pero estos monstruos son el colmo de la maldad por su afán de mantenerse en el poder y de usarlo para atacar al pueblo. Si no los sacamos corriendo, encontrarán la manera (quizá por medio de otro 11 de septiembre o algo igualmente horroroso) de recuperarse y reforzar su programa, y de reprimir y desquitarse de la oposición.

Las generaciones futuras no nos perdonarán si permitimos que esto pase.

Bush: El alma del capital

Este gobierno está librando una ofensiva de muchos frentes y no se puede responder a uno por uno. Tener como meta algo menos que sacarlo del poder no sirve.

Pero esto es solamente un comienzo. El sistema capitalista/imperialista que generó este gobierno seguiríá en pie.

El capitalismo ha causado todas las infamias que vimos en Nueva Orleáns: el criminal sistema de supremacía blanca atrapó a la gran mayoría de los negros en un infierno sin posibilidad de escapar, y los reprimió cuando intentaron huir; la ciega búsqueda de ganancias siempre triunfa sobre las necesidades de las masas e impidió la protección del medio ambiente; fomenta una mentalidad de insensibilidad hacia la vida humana y de “cada uno por su cuenta”.

Para las autoridades, que la gente se organizara y se cuidara mutuamente era peligroso, amenazador y hasta criminal. La protección de la propiedad privada y las reglas del orden establecido que se basa en la propiedad privada se imponen por la fuerza de las armas, incluso a costa de la vida de las masas.

Pero más criminal que eso es que es totalmente innecesario;la humanidad tiene la capacidad de dar trabajo significativo a todos, de cuidar el medio ambiente, de hacer preparativos para los desastres y de hacerlo de una manera cooperativa. La humanidad ha creado las fuerzas productivas (los recursos, la tecnología y el conocimiento) para hacer esto y mucho más. Pero en el capitalismo, estas fuerzas productivas son propiedad de un puñado de personas y solo se pueden usar para acumular más riquezas. Esto se ve por toda la sociedad, y especialmente en el poder estatal, que siempre sirve, refleja y refuerza (por medio del control de las instituciones y el monopolio de la violencia) los intereses de los capitalistas.

Bush representa un sector de los imperialistas que cree que los enormes cambios en la sociedad (en las relaciones internacionales, la economía, las relaciones sociales y la manera de pensar) están ejerciendo enormes presiones sobre el tejido social que requieren una forma de gobierno mucho más represiva, de hecho fascista.Su plan es imponerle a la sociedad una represión sin precedente en un período de gran trastorno y agitación, y muchos de sus partidarios quieren un fascismo teocrático. Si tienen éxito, las consecuencias serán graves para centenares de millones de personas aquí y por todo el mundo, y para el movimiento revolucionario. Por otro lado, el carácter radical y sin precedente de lo que están tratando de hacer plantea muchos riesgos para la clase dominante; causa incertidumbre y conflicto, y crea la posibilidad de una apertura revolucionaria de envergadura... si se desarrolla un movimiento que reconoce y aprovecha esa oportunidad cuando se presente.

Ahora el gobierno de Bush es una extrema concentración del sistema capitalista. Lo dirige, pero no es el sistema en su totalidad, y tenemos que decirles eso sin pelos en la lengua a los millones de personas que están entrando a la vida política. O sea, tenemos que hacer todo lo posible para sacar corriendo a este gobierno... pero no podemos ni por un momento contentarnos con eso y tenemos que concientizar a las masas del por qué.

¿Y si tenemos éxito?

Para que quede en claro, cuando hablamos de un “momento”, queremos decir ahora mismo, este otoño, y por medio de nuestras acciones tenemos que movilizar a millones de personas y crear una nueva dinámica en la sociedad en que las masas reclaman sin vacilación que se vaya este gobierno y realizan acciones más resueltas para lograr esa meta: toda una ola de agitación y una variedad de acciones este otoño, en que las grandes acciones del 2 de noviembre desempeñarán un papel crucial. Un indicador: lo que pase el 2 de noviembre tiene que estar en las primeras planas el 3.

Antes hablamos de las consecuencias de fallar, y de que incluso si tenemos éxito habrá que librar una batalla mayor para reemplazar todo el sistema.

¿Pero si logramos iniciar esa nueva dinámica y plasmarla en realidad? Incluso aquí debemos responder sobriamente. Primero, la convocatoria del 2 de noviembre dice que “los que roban elecciones y creen que están cumpliendo una ’misión’ divina lucharán hasta el final”. Y si se logra sacar corriendo al gobierno de Bush, no cabe duda de que las fuerzas del gobierno, de las fuerzas armadas y de la sociedad en general que comparten su programa pelearán como locos para reafirmar su posición y su programa. Así que, sí, solo será un comienzo.

¡Pero qué comienzo tan magnífico! Habría tres diferencias destacadas: Primero, un movimiento popular independiente le habrá infligido una gran derrota política al vil programa que está al mando, sacado corriendo a su principal representante y trastornado a toda la clase dominante. Segundo, habría un pueblo vigorizado políticamente y desatado a seguir luchando. Sí, la lucha sería más aguda, pero por primera vez sería una pelea de dos lados. Tercero, se redoblaría la cantidad de personas que debaten un futuro diferente, y que checan y abrazan una postura, programa y organización comunista revolucionaria (que tenemos que promover en medio de todo este trabajo).

Los próximos pasos

Ahora mismo hay mucho trabajo que hacer para lograr la meta inmediata de iniciar esa dinámica, de hacer que todos los días contribuyan a los preparativos del 2 de noviembre, y de unir a todos los que se pueda unir para apoyar el lema “¡El mundo no puede esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!”. Hay una enorme brecha entre el nivel de opinión pública y organización que se necesitará para lograr esto y lo que existe ahora mismo. Incluso con los avances que hemos logrado, estamos muy lejos de donde tenemos que estar y se requerirán medidas extraordinarias para hacerlo.

A los que abandonaron el trabajo o la escuela para trabajar en la campaña de Howard Dean (aunque su programa no cuadraba con lo que querían), ¡es hora de hacer sacrificios por algo en que realmente pueden tener confianza! Hay que cambiar la vida ya para lograrlo. Los fanáticos tienen que ir más allá de vitorear y abuchear; tienen que bajarse de las gradas a la cancha y ayudar a su equipo a salir victorioso.

A los que odian la guerra e hicieron todo lo posible para elegir a Kerry (aunque era partidario de la guerra), ¡es hora de dedicarse de todo corazón a las demandas y los valores que respetan!

A los que están abatidos por las imágenes de Katrina o las fotos de Abu Ghraib pero se consuelan pensando en las próximas elecciones, ¡no nos queda tiempo! No da resultados y no sirve. Hay que cambiar la vida para cambiar la historia de a de veras.

Hay cosas cruciales que todos los que leen estas palabras pueden hacer.

Primero, ¡las demandas de la Declaración del Partido Comunista Revolucionario del 31 de agosto se tienen que cumplir! (se puede bajar la declaración de revcom.us): que el gobierno dé alojamiento a los damnificados hasta que puedan regresar sin peligro a su casa; les permita refugiarse en hoteles, centros de convenciones y otros edificios; les permita comunicarse con familiares; les dé servicios médicos de emergencia e inicie medidas para impedir epidemias y sufrimiento innecesario; y no haga arrestos por “saqueo”. Que redoble los esfuerzos para rescatar a los sobrevivientes por todas partes. NO se puede permitir que muera más gente. Hay que dedicar todos los recursos necesarios y movilizar voluntarios. El gobierno no debe reprimir a los que tratan de ayudar o impedir que participen en el rescate; al contrario, debe ayudarlos. No se puede permitir que las compañías de seguro o bienes raíces, los monopolios de petróleo, etc., aprovechen la situación para sacar provecho, etc.

Segundo, hay que trazar los vínculos entre esto y la necesidad de sacar corriendo al gobierno de Bush. El afiche de “Se busca” en este número es muy popular; da en el blanco y populariza el 2 de noviembre, y tiene que aparecer por todo el país: en las preparatorias y universidades, en las calles y tiendas de barrios proletarios, etc. Docenas de miles de personas deben ponerse las camisetas de “Se busca” que se anuncian en este número. Esto en sí sería una muy importante declaración política al mundo entero y daría a conocer el 2 de noviembre.

Tercero, sigue la batalla para terminar la guerra de Irak. Hay que apoyar a los que buscan una retirada inmediata y, en particular, la manifestación del 24 de septiembre debe ser lo más potente que sea posible. La demanda de sacar corriendo al gobierno de Bush tiene que hacerse oír en estas manifestaciones y hay que entusiasmar a los participantes a ser organizadores del 2 de noviembre.

Cuarto, hay que organizar comités del 2 de noviembre por todas partes, ahora mismo, y especialmente en las universidades. Hay miles de cosas que hacer con urgencia, y hay millones de personas desorganizadas pero airadas que ansían hacer algo. ¡Hay que involucrarlas!

Quinto, el comunismo tiene que ser una fuerza mucho mayor en esta sociedad. Los que están entrando a la vida política necesitan captar que este sistema no tiene absolutamente ningún valor; que otra clase de sociedad es posible, dirigida por el proletariado; y que existe una dirección para alcanzarla. Esto solo se puede hacer con las obras de Bob Avakian, especialmente el DVD “Revolución”, la autobiografía “From Ike to Mao and Beyond” y este periódico, y con proyectos importantes como Pongamos las Cosas en Claro y la Gira 4CR.

Estamos en un momento poco usual. Como escribió Shakespeare:

Hay una marea en los asuntos de los hombres
que en su punto máximo dirige a la fortuna.
Si pasa, todo el viaje de la vida
está envuelto en bajíos y miserias.
¡Tenemos que aprovechar la marea y aprehender el momento!

“Una vez se ha penetrado en la conexión de las cosas, se viene abajo toda la fe teórica en la necesidad permanente del actual orden de cosas, se viene abajo antes de que dicho estado de cosas se desmorone prácticamente.”

Carlos Marx, 1868