De la zona del huracán, “Estoy harta de que me traten como perro”

Revolución #015, 25 de septiembre de 2005, posted at revcom.us

Un corresponsal de Revolución envió este despacho basado en entrevistas y observaciones hechas en Louisiana.

Una noche en Baton Rouge, cuando el sol caía sobre el ancho río Mississippi, hablé con BHD, una señora de Nueva Orleáns.

Ella me decía que tengo que aceptar a Jehová y yo le mostré la parte del video de Bob Avakian que presenta el ateísmo.

Afuera se celebraba un servicio religioso; de hecho era algo continuo a la entrada del centro para los damnificados. En eso me di cuenta de que a pesar de que creía en dios hablaba con mucho rencor y amargura sobre los ministros de ahí.

Me dijo que ella y su compañero pasaron varios días en un albergue de una iglesia bautista conservadora.

"Iba en el bus un día cuando una señorita me pregunta: ‘¿Eres de Nueva Orleáns?’, y yo le contesté que sí. Se me saltaron las lágrimas. Estoy tratando de recuperarme y empiezo a darme cuenta que Nueva Orleáns ya no existe.

"Mi papá me dijo hace años que ‘Nueva Orleáns es un pantano y que si no se hace algo al respecto, vamos a tener problemas que no te imaginas’. Pienso en mi mamá, a quien enterré el año pasado, y el ataúd flotando por la calle Airline. Siento muchas cosas. Piensan que estoy deprimida, y es posible que lo esté, pero ahora estoy brava.

"Quisiera preguntarle al Sr. Bush, ¿qué tiene de malo Baton Rouge? ¿Qué tiene de malo la gente de Nueva Orleáns? ¿Por qué no hemos recibido la ayuda que necesitamos? ¿Por qué nos abandonaron? ¿Qué diablos está pasando? ¿Por qué estamos a una hora de donde llegó el huracán, nos comen los bichos a la noche, con ropa ajena y viviendo como vagabundos? No es mi culpa, no es nuestra culpa. Puede que no sepa leer o escribir muy bien, pero mi vida estaba en orden, y ahora ya no la tengo.

"Hablo del corazón, ¿sabes desde cuándo he querido decir esto?

"El otro día mi compañero y yo estábamos viendo las noticias aquí en Baton Rouge, y yo me enojé. Él me dijo: ‘¿Ya ves cómo te está mirando ese policía?’. Pero sabes qué, no tenemos miedo.

"Todo mundo quiere echarle la culpa a Bush, ¿pero por qué es que nadie hace lo que se debe hacer? ¿Por qué no puede hacer él el trabajo? ¿Por qué no podemos recuperarnos? La situación va a empeorar, me refiero a toda esta gente con niños y familias. Yo le preguntaría a Bush, ¡¿es que no te importa, o qué?!

“La gente de la iglesia es muy sangrona. Lo miran a uno como si fuera basura si es de Nueva Orleáns. A mí no me gusta, a nadie le gusta”.

*****

Baton Rouge queda a 50 millas de Nueva Orleáns. Es una ciudad conservadora, profundamente marcada por el racismo desde los tiempos de la esclavitud. Muchos sospechan de los de Nueva Orleáns y especialmente de los negros.

Tras la inundación, la población de Baton Rouge se duplicó con la llegada de los damnificados. Muchos individuos y comunidades les abrieron la puerta de su casa.

Por otra parte, corrían rumores racistas de robos y crimen. Los almacenes que venden armas de fuego las vendieron todas.

Se habla en tono hostil de que los damnificados no son bienvenidos, que no se debe matricular a sus hijos en las escuelas, que no se debe permitir que se queden. Dicen que la presencia de negros pobres, desesperados, sin dinero y sin hogar podría cambiar para siempre a Baton Rouge.

Esas inquietudes han escalado con los informes de que los barrios pobres de Nueva Orleáns podrían ser arrasados para siempre, que cuando al fin se reconstruya la ciudad es posible que no haya lugar para los de abajo.

Muchos de los que viven en albergues sienten que no importa adónde vayan a parar no serán bienvenidos, y que desde ya se les considera peligrosos, problemáticos y hasta pecadores que están recibiendo el castigo de dios.

*****

BHD me dijo:

"Soy de Carrollton y el canal se inundó terriblemente. Ahora estoy aquí sin saber cuándo podré regresar. Pero te voy a decir una cosa, si esa hubiera sido una ciudad de medio millón de blancos, no los hubieran dejado ahogarse. ¡Jamás!

"Organicémonos, saquemos el agua de Nueva Orleáns. Pongamos a la gente a trabajar y démosles un techo. Ayúdennos a todos para que empecemos a vivir otra vez y hacer las cosas que la gente hace.

"Mi compañero me dijo, y esto podría parecer una locura, pero con todo lo que está sucediendo en el mundo hoy uno nunca sabe, así que me dijo que ‘quieren sacar a todos los negros de Nueva Orleáns’.

"El señor de la iglesia nos quiere mandar a otra parte que no sea Nueva Orleáns. Nosotros le dijimos que queremos regresar y él se enojó. Mi compañero está averiguando si hay trabajo en Nueva Orleáns; es carpintero y es nuestro hogar.

"El señor de la iglesia dice que van a sacar a todos los negros de Nueva Orleáns. ¡Él usó otra palabra para referirse a nosotros! Cuando decidan reconstruir Nueva Orleáns no nos van a dejar regresar.

"Podría parecer una locura, pero sabemos de lo que son capaces: mira lo que les hicieron a los esclavos, y las cosas no han cambiado mucho. De veras, mira cómo tratan a los negros hoy.

"No comprendo cómo esa gente de Baton Rouge todavía tiene tanto prejuicio en el corazón. No me refiero a todo mundo, sino a los que dicen que nos están cuidando. ¡Es una iglesia! No nos hacen caso cuando decimos algo e ignoran lo que estamos pasando. Piensan que soy una vieja chocha y que debería sentirme ‘agradecida’.

"Estoy brava y me siento humillada, ¡y ellos se portan como si fueran buenos cristianos! Lo hacen por ellos mismos, no por nosotros. No son muy diferentes de los policías y soldados que andan por ahí, solo que quieren que recemos con ellos.

"No tengo por qué rezar con ellos.

"Temo que me vayan a echar a la calle, pero estoy harta de que me traten como perro. No me hace falta que recen por mí.

“El gobernador nos pidió a todos que rezáramos, y yo sí rezo, pero ahora necesitamos mucho más que rezar”.