Revolución #017, 9 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Tras el huracán Katrina, las autoridades dispersaron por todo el país como ganado a los damnificados negros y pobres; ahora los relegan a trabajos mal pagados y el Departamento de Seguridad de la Patria los vigila. Los han marginado y reprimido, y los han calumniado para quitarles apoyo popular.
Desde el primer momento se montó una campaña incesante de ataques contra miles de negros que buscaban cómo subsistir. Los medios de comunicación, los altos funcionarios, los políticos y Bush fomentaron un hostil racismo al ventilar historias horripilantes de fechorías y atrocidades que supuestamente estaban cometiendo los negros de Nueva Orleáns.
El sistema los metió en condiciones infernales en el Superdome, y el noticiero Fox y la policía circularon versión tras versión de niños violados y asesinados y de "hampones" que atracaban.
Todas eran MENTIRAS.
El New York Times, el Guardian y otros periódicos dijeron que NO HABÍA PRUEBA ALGUNA de violaciones o asesinatos de niños.
David Carr del New York Times escribió el 19 de septiembre que "muchas leyendas urbanas que salieron a flote --que violaron sistemáticamente a niñas o que le cortaron el cuello a un niño de siete años-- siguen siendo, hasta la fecha, puros cuentos".
Howard Witt del Chicago Tribune escribió que recibió mucha información infundada, incluso de funcionarios públicos, y montones de rumores.
El jefe de policía, Eddie Compass, dijo en el programa televisivo Oprah: "Ahí [en el Superdome] había niños, violaron niños". Sin embargo, la noche anterior le había dicho al Guardian: "No se ha corroborado ningún caso de violación".
La propagación de esas mentiras se maquinó.
Carr señaló que a los tres días del huracán, Lexus Nexus (una base de datos de información noticiosa) decidió concentrarse en violaciones, asesinatos, alboroto y violencia entre los damnificados. Muchas de esas "noticias" eran rumores sin fundamento y mentiras descaradas, pero las repetían una y otra vez.
Bush contribuyó al ambiente racista hablando de "cero tolerancia" para saqueadores y, en los primeros minutos de su "Discurso a la Nación", de "gente abandonada a la merced de criminales sin piedad...".
También Barbara Bush: "Me dicen, y eso me da un poco de miedo, que todos [los damnificados negros] quieren quedarse en Texas... mucha gente aquí en el estadio, pues es gente desfavorecida y estar aquí les cae muy bien".
Bill O’Reilly, de la cadena de TV Fox, denigró a los negros: "Mucha, muchísima gente pobre de Nueva Orleáns... no se iba a ir de ninguna manera. Son drogadictos y no iban a dejar su pinchazo. Son hampones, como quiera que los llamen". El noticiero Fox todavía clama que los "saqueos" fueron el mayor problema de Nueva Orleáns tras el huracán.
El general de brigada Gary Jones, de la Guardia Nacional de Luisiana, no se quedó atrás en atacar a los damnificados. Dijo: "Haremos de este lugar una Somalia en escala pequeña... Vamos a reconquistar la ciudad. Montaremos una operación de combate para controlar la ciudad" ( Army Times, 2 de septiembre).
¿Qué efecto tiene pintar a los negros como infrahumanos y anunciar, como hizo Bush, que "el Departamento de Seguridad de la Patria está realizando una inscripción de los damnificados en albergues, iglesias o casas particulares"?
Pregúntenle a Brian Murph.
Cuando el gobierno transportó a más de 100 damnificados al estado de Rhode Island, la policía estatal investigó los antecedentes de cada cual. Resultó que Brian Murph tenía una orden de arresto por robo y otros delitos; lo esposaron y se lo llevaron (Associated Press, 23 de septiembre).
Este no fue un caso aislado. Está ocurriendo en ciudades por todo el país. Las autoridades estatales y municipales examinan los antecedentes, pero no siempre de todos los damnificados. Muchas veces investigan solamente a los que buscan ayuda de las organizaciones de beneficencia, quienes son pobres y negros.
Ahora informan que muchos desplazados tenían "antecedentes criminales", una noticia que alimenta más el ambiente racista contra los negros víctimas del huracán.
Unos damnificados han dicho que el gobierno los está tratando de la misma manera que trata a la gente de Irak. Vale recordar este incidente:
Una "noticia" muy sonada antes del bombardeo e invasión de Irak en 1991 fue que las tropas iraquíes habían sacado a 312 bebés de las incubadoras de un hospital kuwaití y los habían dejado en el piso a morir. La "noticia" atizó la campaña de pintar el gobierno de Irak como irremediablemente malvado para justificar la invasión estadounidense. Se repitió mil veces en los periódicos, la tele y la radio. ¡Pero era una invención! Cuando salió la verdad al final, Irak estaba devastado por muchas semanas de bombardeos y 200,000 iraquíes estaban muertos. (Vean "El cuento de las incubadoras: Guión y producción de Estados Unidos y Kuwait", OR No. 944, 15 de febrero de 1998).
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El sistema no ha perdido ni una oportunidad de difamar a los negros de Nueva Orleáns, pero la realidad es que la gran mayoría se organizaron para darse ayuda mutua. Miremos, por ejemplo, el grupo "Soul Patrol", una docena de vecinos que organizaron campamentos, llevaron suministros a los que estaban en zonas inundadas y salvaron a centenares de personas; o los muchos jóvenes negros, supuestos "saqueadores" y "hampones", que recibieron elogios de sus mayores por conseguirles alimentos y artículos de primera necesidad.
La propaganda agresiva y racista contra los negros tiene en el fondo un vil propósito. Los blancos que se han dejado embaucar con eso deben despertarse, ¡y pronto! Los que ven la realidad deben seguir sacándola a la luz y oponiendo resistencia en toda forma posible.