Revolución #020, 30 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Este mensaje está en la página web de worldcantwait.org:
Los residentes de Nueva Orleáns vivían en un lugar donde un desastre natural era de esperarse. Por años el gobierno federal sabía que habría inundaciones ahí en el caso de un huracán de categoría tres o mayor. Ese día llegó a finales de agosto. Los líderes municipales tenían una sola opción a su alcance: la evacuación de la ciudad para evitar la catastrófica pérdida de vida y sufrimiento que Katrina conllevaría.
Pero unos residentes quedaron atrás, porque no tenían transporte, adónde irse o dinero para pagar hoteles y comida mientras esperaban regresar. La única persona con la autoridad, el poder y los recursos para llevarlos a un lugar seguro, se hallaba en el estado vecino... de vacación.
Cuando era demasiado tarde ya para responder y rescatar a gente que no podía salvarse a sí mismas... el presidente fue a inspeccionar los daños.
El presidente Bush decidió abandonar a su suerte a los pobres de Nueva Orleáns. El autoproclamado juez de quién es capaz de gobernar otros países, quedó sentadito con los brazos cruzados y permitió la muerte de solo-Dios-sabe cuánta gente. Si eso hubiera pasado en Irán, al día siguiente sin duda lo habríamos encontrado planeando la campaña "Operación Libertad Iraní". De la Casa Blanca habríamos escuchado un sinfín de exclamaciones de ultraje por la falta de moral y derechos humanos. Sin embargo, George W. Bush no pide disculpas de la gente que abandonó en Nueva Orleáns; solo pide que "no juguemos quién tiene la culpa".
Esto no es un juego. En vez de tomar acción al darse cuenta del peligro inminente que corrían sus conciudadanos, el presidente Bush continuaba en su rancho en Texas y solo se dignó acortar su vacación cuando la indignación y las críticas de los políticos, la prensa y el público llegaron a ser tan fuertes que no le quedaba otra opción. En un espectáculo de la cadena NBC, televisado en vivo, esa indignación llegó a su punto álgido cuando la estrella de rap Kanye West declaró inesperadamente y con emoción: "Ya han pasado cinco días... Estados Unidos arregla las cosas para ayudar a los pobres, los negros, y los menos favorecidos con la mayor lentitud posible".
Sin embargo, la negligencia criminal había ocurrido mucho antes. Presenciamos lo que es probablemente el mayor desastre evitable de la historia del país. La ironía es que los residentes que Bush dejó morir en la inundación de Nueva Orleáns son padres y abuelos de los jóvenes que manda a morir en los desiertos de Irak. Bush dijo que a raíz del desastre, nosotros los estadounidenses podremos empezar un "diálogo" sobre nacionalidad y pobreza. Como todos sabemos, ese diálogo no se ha entablado. En una nación que declaró que todos se crearon iguales y que la libertad y la justicia priman sobre todo, no debemos tolerar ni permitir jamás lo que les pasó a la gente pobre de la región del Golfo.
Miércoles, el 2 de noviembre, estudiantes por todo el país realizarán un paro para demostrarle al presidente que es inaceptable su fría indiferencia al bienestar de los pobres. Esperamos que nuestros compañeros estudiantes de la Universidad Columbia respondan a este llamado sumándose a la protesta.