by A. Brooks
Revolución #020, 30 de octubre de 2005, posted at revcom.us
Como señalé antes, dios no siempre expresa directamente su filosofía de conquista; a veces sus capitanes hablan por él. Esto lo vemos en Números, 14, donde Josué tranquiliza a los israelitas que regresan asustados de un misión de reconocimiento del enemigo: "...ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis". (Números, 14) Este pasaje trae a la mente la lógica de los estrategas de guerra que critica Bob Dylan en la canción "With God on Their Side" (Con dios de su lado): que los conquistadores justifican toda clase de atrocidades con el pretexto de que lo hacen en nombre de dios.
A lo largo de Números, se ve que los seguidores de dios aprenden bien lo que les ha enseñado. Cuando los cananeos capturan a unos israelitas en la invasión de Canáan, "Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades". (Números, 21) A continuación dice: "Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades". (Números, 21)
Más adelante encontramos otro caso en que los seguidores de dios implementan su "política exterior" exactamente como él lo hubiera hecho: los israelitas piden permiso de pasar por la tierra de los amorreos y no lo reciben. Entonces, Números dice: "Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra... y todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas". (Números, 21)
El pasaje de la Biblia que más aplaude la conquista cruel y despiadada seguramente es Números, 31. Pero antes de llegar a él, veamos lo que dice Números, 25, donde, una vez más, dios desata su terrible furia contra su pueblo porque unos israelitas se acostaron con una mujer de Madián. Cuando dios se entera, desata una plaga y mata a 24,000 israelitas.
Números, 31 describe la "venganza" contra la mujer de Madián que sedujo a los israelitas y contra toda su comunidad. Es un pasaje tan brutal y depravado que, si no estuviera en la Biblia, los fascistas cristianos seguro se lamentarían de que es "inmoral" y corrompe a la juventud. Pero la violencia está bien si se comete en nombre de dios.
"Y pelearon contra Madián, como Jehová lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón... Y los hijos de Israel llevaron cautivas a las mujeres de los madianitas, a sus niños, y todas sus bestias y todos sus ganados; y arrebataron todos sus bienes, e incendiaron todas sus ciudades, aldeas y habitaciones. Y tomaron todo el despojo, y todo el botín, así de hombres como de bestias". (Números, 31)
Pero como dice el dicho, la cosa empeora. Moisés, ese agente compasivo de dios y liberador de la humanidad, se enfurece por la destrucción y muerte que causaron los ejércitos de dios... porque no fue suficiente."Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor... Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente". (Números, 31)
Este pasaje debería borrar las dudas de que los libros mosaicos contienen una violencia repugnante aprobada por dios. En este pasaje se comete genocidio contra todo un pueblo, pero Moisés (por medio de quien dios se comunica) se enfurece porque no mataron a todas las mujeres y niños (menos las vírgenes, que serán parte del botín como concubinas o esclavas sexuales).
En Deuteronomio (un libro supuestamente escrito por Moisés, que supuestamente hablaba por dios) encontramos un pasaje en que ordena a sus tropas: "Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo, y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra en guerra con él. Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los pueblos debajo de todo el cielo,los cuales oirán tu fama, y temblarán y se angustiarán delante de ti". (Deuteronomio, 2) ¡Moisés se jacta de que sus tropas invadan y cometan atrocidades!
Esa actitud se repite un poco más adelante, en un pasaje en que Moisés recuerda: "Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños. Y tomamos para nosotros todo el ganado, y los despojos de las ciudades". (Deuteronomio, 3)
Deuteronomio, 9 repite de nuevo que la inferioridad de los conquistados justifica toda atrocidad contra ellos. Moisés le explica al pueblo escogido: "No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti". (Deuteronomio, 9) Moisés ni se esfuerza por negar que se trata de la ocupación y destrucción de los pueblos que habitan la "tierra prometida"; por el contrario, explica que es necesario someterlos por su "impiedad". Pensemos por un momento en la historia de genocidio del gobierno estadounidense contra los amerindios y su justificación. ¿Algún parecido?
La próxima semana: La cuarta parte (C) documenta las justificaciones de eliminar a los que no son el "pueblo escogido".