Momento crítico para actuar

Gobierno de Bush:
Bajo fuego al ataque

Revolutión #021, 6 de noviembre de 2005, posted at revcom.us

El gobierno de Bush está en aprietos: en grandes aprietos.

Eso hace que este momento sea sumamente prometedor y sumamente peligroso. Esta encrucijada aumenta enormemente el impacto de lo que hagamos… o de lo que no hagamos.

La semana pasada presenciamos un remolino de acontecimientos. En la guerra de Irak murió el soldado estadounidense número 2000 (encima de miles y miles de iraquíes), y hubo protestas en cientos de ciudades por todo el país. Al mismo tiempo, dos figuras de peso de la clase dominante le lanzaron fuertes críticas a Bush por el modo en que ha conducido la guerra: Brent Scowcroft (asesor de política exterior del gobierno de Bush padre) y Lawrence Wilkerson (exjefe del estado mayor de Colin Powell). El jueves, Bush tuvo que retirar la nominación de Harriet Miers para magistrada de la Suprema Corte. El viernes, Irving "Scooter" Libby, un pez gordo del gobierno, fue acusado de cinco delitos mayores por decir mentiras para justificar la guerra de Irak.

¿Por qué está pasando esto? ¿Qué intereses de clase operan en todo este remolino? ¿Y qué significa para el pueblo?

Ambiciones extremas

Tenemos que reconocer que Bush llegó al poder con un plan radical de transformar la sociedad estadounidense: su lugar en el mundo y su "contrato social". Los que pusieron a Bush en el poder (y recordemos que se robaron las elecciones descaradamente) querían que Estados Unidos tuviera mucha más libertad para dominar el planeta. Para alcanzar eso y mantener la estabilidad en el país, necesitaban y querían un orden fascista: un orden apuntalado ideológica y socialmente por un cristianismo extremo y cerrado. El fin de la guerra fría, los grandes cambios que ha desatado la globalización, los cambios de ideas que causaron las luchas de los años 60 y las transformaciones socioeconómicas de los años 90, así como muchos otros factores, crearon mucha incertidumbre e inestabilidad, y los imperialistas vieron la necesidad de imponer su voluntad con puño de hierro.

Esto ha llevado a una reestructuración radical del modo de imponer la dominación imperialista, en este y en otros países. Por ejemplo, esta no es en absoluto la primera vez que los militares y espías de este país han torturado presos. ¡Pero SÍ es la primera vez que el presidente ha proclamado que tiene el derecho de ordenar torturas! (También es significativo que hayan corrido del ejército a los que no pueden tolerar la tortura sistemática). Tampoco es la primera vez que la religión desempeña un papel prominente en la vida pública. Pero SÍ es la primera vez que a los candidatos a la Suprema Corte los tienen que aprobar fanáticos religiosos y que el "juez modelo" del presidente (Anthony Scalia) dice que la legitimidad del gobierno se basa en la "voluntad de dios", no en el consentimiento de los gobernados. (Aunque "el consentimiento de los gobernados" es un mito, el hecho de que un magistrado de la Suprema Corte no diga que es la fuente de legitimidad del gobierno es significativo… y no augura nada bueno). Los ejemplos sobran.

Bush no hace esto principalmente por perversidad ni ignorancia, sino porque representa a un sector de los imperialistas (el sector dominante) que cree que es vital imponer esas "nuevas normas" para conservar el predominio en el extranjero y conservar la estabilidad en el país. Él y otros están convencidos de que esa es la única forma de representar los intereses del sistema en un momento de grandes cambios imprevisibles. Él no es la totalidad del sistema ni es todo el problema; pero es su principal representante, y los cambios que representa serán muy malos para el pueblo y para la lucha por un futuro mejor.

La nominación de Miers

En un artículo publicado hace unos meses, Bob Avakian comenta que Bush y Cheney tienen que conjugar en el gobierno una serie de fuerzas políticas diversas y contradictorias.1 Los fascistas cristianos son la fuerza motriz dominante, pero no son la totalidad; dentro del gobierno hay otras fuerzas que representan otros intereses y programas, y pelean entre sí de distintos modos. Bush por lo general ha mantenido esos conflictos en secreto, pero con la nominación de Miers salieron a la luz pública. Cuando pasó la tormenta, los fascistas cristianos estaban más atrincherados.

Esencialmente, Bush les dijo: "Miren, tengo problemas con Irak y Katrina, y ‘orita no quiero una gran pelea política por los candidatos a la Suprema Corte. Pero yo soy uno de ustedes, saben que pueden confiar en mí, y a mí me parece que Miers sirve. Échenme una mano con esto, ¿no?". Los fascistas cristianos contestaron: "Nel. Queremos alguien que pise fuerte como Scalia, que diga abiertamente que va a transformar toda la estructura judicial a nuestro gusto, y no nos importa que se arme un alboroto en el Senado; es más, mucho mejor. Que quede bien claro que va a haber grandes cambios en la sociedad y que más vale que todos se vayan acostumbrando".

Los sucesos de esta semana traen a la mente la caracterización de los fascistas cristianos que ha planteado Bob Avakian: "monstruos que exigen que les den de comer". Como para subrayarlo, Paul Weyrich, uno de sus principales arquitectos y estrategas, dijo: "Si no nos presentan un buen candidato, o sea, si es otro candidato desconocido y no estamos familiarizados con su filosofía judicial, bueno, se acabará la coalición de Bush". El hecho de que Bush claudicara ante los teócratas sin pelear demuestra lo que poderosos que son hoy. Más aun, demuestra cuánto hemos recorrido el camino a la teocracia… y cuánto más lo recorreremos y lo rápido que llegaremos si no hacemos algo radical al respecto.

El ataque a los neocons

Otro gran elemento del eje Bus-Cheney han sido los neoconservadores, o neocons. Volvamos a recurrir a un artículo de Bob Avakian: "Bush I… Bush II… y el desenvolvimiento de situaciones extremas". En líneas generales, Bush padre representa el imperialismo "de costumbre", con gobiernos abiertamente autoritarios y asesinos para mantener el statu quo. Pero los neocons sueñan con una transformación mucho más vasta del mundo. En particular, quieren reestructurar el Medio Oriente con gobiernos que a) tengan algunos mecanismos de democracia (aunque seguirán bajo la bota de Estados Unidos, lo que da una idea de las "limitaciones" de la democracia que tienen en mente) a fin de canalizar y contener mejor las fuerzas y el descontento que ha desencadenado en tales países la modernización, y b) cooperen más abiertamente con Israel (y se le subordinen) para mantener la dominación estadounidense de la región.

Brent Scowcroft, Lawrence Wilkerson y otros similares se opusieron a la invasión de Irak no porque era totalmente injusta y brutal. Al fin y al cabo, Scowcroft fue uno de los estrategas de la guerra de Irán e Irak de los años 80 (¡que cobró un millón de vidas!) y de la guerra contra Irak en 1991. Lo que les preocupaba era que las extremas ambiciones de los neocons podían perjudicar los intereses imperialistas en una variedad de dimensiones. Scowcroft se pronunció contra la guerra de Irak antes de que empezara, pero después se calló hasta que fue patente que los planes y sueños de los neocons se estaban estrellando contra las realidades de la sociedad iraquí y la resistencia del pueblo. Ahora, él y Wilkerson (como dedicados y conscientes servidores del imperialismo) objetan que la guerra de Irak "nos ha expuesto al desastre".

Tenemos que ver esto muy claramente: los cambios que piden son sumamente pequeños y están definidos por los mismos intereses imperialistas. Quieren conservar las tropas en Irak para dominarlo. Pero quieren que eso sea parte de una combinación estratégica diferente y quieren limitar las ambiciones de transformar radicalmente las estructuras sociales de los estados del Medio Oriente. Desde el punto de vista de los que están bajo la bota de Estados Unidos, ni Bush I ni Bush II es mejor: los dos son peores. Y desde el punto de vista de los pueblos del mundo, incluida la gran mayoría de la gente de Estados Unidos, lo único aceptable es la retirada inmediata de Irak.

Hay que señalar que Libby (acusado esta semana) es un importante neoconservador y era una figura muy poderosa del gobierno. En palabras de un reportero, era el "alma de Cheney", es decir, el cerebro y el capataz de las posiciones neoconservadoras en la camarilla de Cheney… posiciones que Cheney desarrolla e impone en el gobierno. Por el momento es asunto de especulación cómo, por qué y quiénes desgraciaron a Libby, pero para el pueblo es importante sacar la verdad a flote y evitar que "den por concluido" este patrón de mentiras, engaños, fraude, censura, intimidación y castigo. De todas formas, no es descabellado pensar que los conflictos internos sobre la guerra y la mejor manera de defender los intereses imperialistas entraron en juego.

Lo que todo esto significa

Unas cuantas lecciones de estas semanas:

Primera: el gobierno de Bush es poderoso y resuelto, pero no es todo -poderoso. Al gobierno (y al sistema que representa) se le presentan grandes dificultades para reestructurar sus formas de dominación, en el mundo y en el país. La resistencia popular, si es fuerte,puede sacar a la superficie las grietas y los conflictos internos del gobierno. La retirada de Miers, la acusación y renuncia de Libby, y las críticas a la guerra provienen de grandes presiones centrífugas del campo republicano, y crean serias dificultades para Bush. Y esas dificultades, si las aprovechamos y si luchamos para sacarlo corriendo a él y a todo lo que representa, pueden crear más grietas y permitir que el pueblo "se libere" en el pensamiento y las acciones.

Segunda: Bush y sus allegados no van a retroceder. Los fascistas cristianos están empeñados en seguir adelante con su proyecto, aunque la gran mayoría del país claramente no quiere vivir en una teocracia fascista, por más que tenga "adornos democráticos". En cuanto a la guerra de Irak, el propio Bush está dando una serie de discursos por el país para justificarla en términos amplios, para "fortalecer su base" y "presentar los argumentos" a favor de continuar la salvaje y sangrienta ocupación.

Tercera: si no salimos a la calle en una potente resistencia, empezando el 2 de noviembre, el gobierno de Bush puede remendarse y posiblemente salir más fuerte. Pero, si por el contrario, aprovechamos esta crisis del gobierno para demostrar más convincentemente por qué tenemos que sacarlo corriendo; y si, como dice un análisis muy agudo del website worldcantwait.org, 2 aprovechamos esto "para forjar, con mucha más fuerza, un movimiento de resistencia para hacer eso, empezando con gran ímpetu el 2 de noviembre (el primer aniversario de la ‘reelección de Bush’)", puede surgir la posibilidad de un futuro totalmente diferente y mucho mejor. El ensayo continúa:

"Es crucial entender que las crecientes dificultades y crisis del gobierno de Bush, y su respuesta a todo esto, subrayan la urgente necesidad y la creciente posibilidad de sacarlo corriendo, por medio de la movilización de millones que saben en lo más profundo de su ser que tienen que cambiar el curso de la historia, y se están dando cuenta de que pueden, mediante su propia histórica acción política independiente. Como dice la conclusión de la convocatoria para el 2 de noviembre:

"‘La neta: la historia está repleta de luchas justas que triunfaron contra enemigos superiores. Pero también está llena de ejemplos de gente que se mantuvo al margen, esperando pasivamente que pasara la tormenta, y quedó ahogada por horrores que no se imaginó. El futuro no está escrito. EL FUTURO QUE NOS TOQUE DEPENDE DE NOSOTROS’".

¡El mundo no puede esperar! ¡Hay que sacar corriendo al gobierno de Bush!
¡Movilízate para el 2 de noviembre!

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