Bush pide una guerra sin fin, sin límites y sin fronteras
Revolución #022, 13 de noviembre de 2005, posted at revcom.us
Bajo fuego por un escándalo que hasta la fecha ha desembocado en la acusación formal del brazo derecho del vicepresidente Dick Cheney, y bajo fuego tanto del público como de críticos de la clase dominante por la conducta de la guerra de Irak, en octubre Bush se lanzó a movilizar apoyo para la "guerra contra el terror" por medio de dos discursos: uno ante el Almuerzo de las Esposas de los Oficiales de las Fuerzas Armadas Conjuntas y otro ante la National Endowment on Democracy. El mensaje: la "guerra contra el terror" no tiene fronteras ni plazos, y no hay límites a los sacrificios que se pedirán de la población.
El senador John McCain, bombardero asesino que se ha quejado de que Bush no "vende" bien la "guerra contra el terror", aplaudió el discurso por decir claramente que "si no les damos duro en Irak nos atacarán en Nueva York".
Unos críticos dijeron que los discursos son una distracción de los "asuntos apremiantes" nacionales o internacionales. Eso no es cierto. De hecho, el discurso es un llamamiento más intenso, amplio y refinado a una guerra ilimitada y sin fin muy real contra el mundo.
Otros críticos señalaron, correctamente, que los discursos repiten las mismas mentiras trilladas sobre por qué Estados Unidos invadió y ocupó Irak. Por ejemplo, el discurso vuelve a repetir el cuento de que los suicidas del 11 de septiembre viajaron desde Irak.
Pero, repetimos, este discurso de Bush contiene algo peor y mucho más peligroso.
Guerra contra el mundo
El discurso de Bush no es solo una defensa de la invasión y ocupación de Irak; es mucho más que eso. Es un llamamiento a favor de más guerras, contra muchos más blancos,unos nombrados y otros "por nombrar". Es un llamamiento a mayores sacrificios de la ciudadanía que tendrá que mandar a sus hijos a matar y a morir con el fin de "parar el terrorismo".
¿Cuándo vamos a salir de Irak? No me pregunten eso, advierte Bush, esa no es la pregunta, ese no es el marco de referencia. Al contrario, dijo, hay que comparar la "guerra contra el terror" con las grandes luchas del "mundo civilizado" contra Hitler, y especialmente con la "guerra fría" contra la antigua Unión Soviética.1 No cuenten los miles de cadáveres, dice Bush. No cuenten los miles de millones de dólares. No me pregunten a qué países vamos a tener que invadir para obtener nuestra meta.
Esta guerra, Bush les dice a los soldados (tanto literalmente en el caso del discurso a las esposas de oficiales y, en un sentido más amplio, a su base de apoyo y críticos de la clase dominante), es una batalla global entre el bien y el mal, que durará, como ha dicho Dick Cheney, "generaciones".
Planes estratégicos
Muchos han oído, o sospechan, que los planes para invadir Irak estaban listos mucho antes del 11 de septiembre de 2001. Eso es cierto. El Memorando de Downing Street del servicio de inteligencia de Inglaterra lo dice claramente: Estados Unidos quiere tumbar el gobierno de Saddam Hussein y "está fabricando inteligencia y hechos con ese fin". Pero el plan en marcha es mucho más grande, más drástico y más peligroso que la ocupación de Irak.
El programa de una guerra sin restricciones de fronteras, gastos o estándares de conducta está en preparación desde hace décadas en los laboratorios bélicos de la clase dominante, desde los tiempos de la "guerra fría" entre los bloques nucleares encabezados por Estados Unidos y la URSS.2 El libro Rise of the Vulcans de James Mann analiza el concepto de dominación mundial de los neocons, como se les conoce por ser nuevos conservadores. Mann dice: "La suposición principal era que Estados Unidos no debe y no tiene que entrar en ningún acuerdo con ninguna de las grandes potencias del mundo".
Durante la "guerra fría", Estados Unidos confrontó a una superpotencia nuclear rival y la doctrina imperante dictaba formar una coalición con países como Francia y Alemania, así como China (una alianza que nunca les gustó a neocons de peso, como Paul Wolfowitz). Pero el colapso de la URSS presentó la oportunidad de "anular" las alianzas existentes, así como el peligro de que la desintegración del bloque soviético aflojara la cohesión del bloque de Estados Unidos. Se puede decir que los acontecimientos mundiales se plegaron a los neocons y su estrategia de no tener rivales. Wolfowitz y su equipo elaboraron en 1992 un documento titulado "1992 Defense Planning Guidance" (Orientación para la planificación de la defensa), que, como describe Rise of the Vulcans, propone: "la visión de Estados Unidos como única superpotencia mundial que conjura agresivamente posibles rivales". El principal autor de ese documento fue nada menos que el jefe de gabinete de Cheney: Scooter Libby (recién acusado).
Sin embargo, los planes de los neocons no se pudieron implementar plenamente durante buena parte de la década pasada. Estaban que echaban humo cuando Bush I decidió no ocupar Irak y tumbar a Saddam Hussein en la primera guerra del Golfo. Para ellos, el bombardeo masivo que dejó cientos de miles de muertos (así como las "sanciones" que mataron a cientos de miles de niños, con el respaldo de Clinton) fueron una oportunidad desperdiciada y le dejaron la puerta abierta a los rivales. Para ellos, la presidencia de Clinton fue una pérdida de tiempo, que no permitió ejercer dominación mundial de una manera más concentrada y beligerante. Pero con la "elección" de Bush II en 2000, finalmente abrieron las alas. Y cuando los sucesos del 11 de septiembre les dieron la excusa, pusieron en marcha no solo los planes para invadir a Afganistán y a Irak, sino para lanzar una guerra sin precedentes contra el mundo.
Control del petróleo del Medio Oriente
El punto clave de la "guerra contra el terror" es el control del Medio Oriente y las tumultuosas repúblicas de Asia Central, y con eso el control de las reservas de petróleo más estratégicas del mundo. El objetivo principal no es tener suficiente petróleo para los estadounidenses que tienen carros que desperdician mucha gasolina, sino tener mayor control estratégico de la región para impedir y prevenir el surgimiento de rivales mundiales o de potencias regionales díscolas.
Hoy el gobierno de Irán ocupa el primer lugar en la lista de gobiernos "terroristas". El control de Irán, una potencia regional con grandes reservas de petróleo, es esencial para asegurar el control del petróleo del Medio Oriente. Además, las tremendas dificultades que Estados Unidos ha tenido para armar una alianza de fuerzas capitalistas compradoras (serviles) en Irak ha permitido que Irán tenga mayor influencia en la región e incluso en Irak. Todo eso le crea presiones a Estados Unidos para que "cumpla la misión" en la región y reemplace al gobierno de Irán en la siguiente fase.
La ocupación de Irak nos permite ver cómo las maniobras de Estados Unidos para implementar sus ambiciosos objetivos crean nuevos peligros y nuevos problemas para los pueblos del mundo, y para Estados Unidos también. Con la invasión de Irak, un país que le estaba causando dolores de cabeza en la región hoy es un país que podría trastornar los planes estratégicos de Estados Unidos si se retira ahora. Por eso, y no por una supuesta preocupación altruista de violencia sectaria (que Estados Unidos provocó), es que gente como Brent Scowcroft (asesor de Bush I), que no estuvo de acuerdo con la invasión de Irak, ahora diga que "estamos atascados" en Irak y que "no podemos salirnos".
"El islam radical" y los rivales europeos
Por ahora la "guerra contra el terror" apunta principalmente contra fuerzas islámicas fundamentalistas relacionadas con los ataques terroristas contra Estados Unidos y sus intereses. Esas fuerzas tienen una base de apoyo y sus propios planes, entre ellos sacar a Estados Unidos de las partes del mundo donde tienen fuerza.3
Tales fuerzas son un problema para Estados Unidos en el Medio Oriente y otras partes, pero no tienen ni el capital ni los recursos ni las fuerzas armadas para crear un imperio de "España a Indonesia", como advierte Bush en su discurso. Donde esas fuerzas han tomado el poder, como los talibanes en Afganistán o los ayatolas en Irán, solo pueden ser capitalistas compradores, que dependen de otros países imperialistas para recibir tecnología, fuerza militar e inversiones capitalistas.4
Por otra parte, sí hay rivales rondando el Medio Oriente y otras regiones donde los imperialistas yanquis tienen problemas, como América Latina.5 En esta rivalidad las fuerzas islámicas fundamentalistas son una especie de comodín imponderable, que se expresa en maniobras tras bastidores sobre asuntos como el "programa nuclear de Irán" (el cual posibilitan y controlan las potencias europeas que tienen enormes inversiones en Irán). La edición del 22 de febrero de 2005 de USA Today cita a un vocero del gobierno iraní que dice que Europa ha invertido 100 mil millones de euros en Irán. Tal como sucedió con las inversiones rusas y francesas en la industria petrolera de Irak durante la actual guerra, las inversiones europeas en Irán podrían volverse humo si Estados Unidos decide invadir directamente.
El conflicto entre el capital europeo y el estadounidense se desenvuelve detrás de expresiones cifradas de "opciones diplomáticas vs. militares", "resolución contra el terrorismo vs. indecisión europea", rencillas sobre pactos y discusiones sobre "trabajar por medio de la ONU". Estos conflictos también se han expresado abiertamente. El reaccionario asesor de política exterior Richard Perle dice: "Hay importantes elementos en Francia y Alemania que no quieren que la política de Estados Unidos tenga éxito en Irak".
Todo esto ha creado una telaraña compleja de agresión e intriga en el Medio Oriente y una situación que por sí sola no conduce a nada bueno. Sin embargo, esta explosiva situación también presenta peligros para todas las fuerzas opresoras que son parte del remolino.
Democracia dominada por Estados Unidos al Medio Oriente
Uno de los principales temas del discurso de Bush es demostrar que Estados Unidos está llevando la democracia al Medio Oriente. Bush dijo: "Estamos alentando a nuestros amigos del Medio Oriente, como Egipto y Arabia Saudita, a tomar el camino de la reforma, a fortalecer sus propias sociedades". Esto no es simplemente hipocresía (ni la intención de salirles al paso a los europeos), sino la meta de imponer reestructuraciones fundamentales a las economías y gobiernos del Medio Oriente (a diferencia de los objetivos más restringidos que proponen los expertos relacionados con Bush I, como Scowcroft). De hecho, en otro discurso que dio el 25 de octubre para recaudar fondos para los republicanos, Bush aludió a la reestructuración y transformación de Japón después de la II Guerra Mundial como modelo de los cambios que se deben imponer en la región.
Ciertas reformas democráticas, como elecciones cuidadosamente vigiladas, la tolerancia de un poquito de disentimiento leal o la apertura de ciertas puertas para la mujer (como permitirles manejar un vehículo, lo cual no se permite en Arabia Saudita), facilitan la explotación de los recursos y de la mano de obra por el capital extranjero. Un elemento importante de eso es la imposición de normas culturales que permitan el establecimiento de bases militares de Estados Unidos y la infraestructura necesaria donde existe una fuerte influencia musulmana (como la prostitución en torno a las bases militares y otros "beneficios" de la modernización imperialista). ¡Todo esto crea tensión entre Estados Unidos y los gobiernos fieles de la región!
Naturalmente, la democracia que Estados Unidos imponga en el Medio Oriente no puede abarcar el derecho democrático a la autodeterminación nacional, a liberarse de la ocupación militar, de la explotación y el saqueo de corporaciones y bancos extranjeros manejados por Estados Unidos. A nadie se le permitirá votar a favor o en contra de eso.
Aunque Bush invoque la democracia, el disentimiento, la tolerancia y el imperio de la ley para justificar la "guerra contra el terror", existe una clara y obvia contradicción entre esas palabras y su plan de una teocracia intolerante y fundamentalista aquí mismo.
Bush también tiene que abordar otra contradicción muy aguda cuando dice una y otra vez en su discurso que la "guerra contra el terror" no es contra los musulmanes y, al mismo tiempo, moviliza su base de fascistas cristianos para apoyar la guerra. El subsecretario de Defensa dijo sobre el conflicto en Somalia (un país predominantemente musulmán) que "mi dios era más grande que el de ellos". Días después del 11 de septiembre Bush dijo que la guerra contra el "terror" era una "cruzada"6 (e inmediatamente dijo que eso no era lo que quería decir).
Mc World, jihad y otro mundo es posible
La "guerra contra el terror", una guerra sin fin contra el mundo, impone opresión y miseria y mucho más. Al hacerlo, suscita muchas formas de resistencia, aunque no todas sean progresistas o positivas. En esta situación, decir que los "otros" fundamentalistas son unos oscurantistas retrógrados y dar eso como excusa para no oponerse a nuestro gobierno fundamentalista, que es mucho más peligroso, es escurrirle el bulto al problema.
Harold Pinter, premio Nobel de Literatura, dijo con importante perspectiva que "
"El gobierno de Bush es la fuerza más peligrosa que jamás haya existido. Es más peligrosa que la Alemania nazi por la extensión y profundidad de sus actividades y sus intenciones en todo el mundo. Yo apoyo sin reservas el llamado a expulsar al gobierno de Bush".
Esa fuerza "más peligrosa" tiene terribles consecuencias para los pueblos del mundo. Requiere represión interna, como la Ley Patriota y la detención de ciudadanos sin entablarles cargos nada más porque el presidente lo manda. Pero también conlleva grandes riesgos para el gobierno. Oigamos el debate interno de la clase dominante y la advertencia que hace el coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe del estado mayor de Colin Powell:
"Yo diría que hemos tentado el desastre en Irak, en Corea del Norte, en Irán y en general con respecto a crisis internas como Katrina, Rita y desde antes, porque desde hace mucho tiempo que no hemos hecho las cosas bien. Y si algo muy grave, pero muy grave sucede, como por ejemplo que estalle una bomba nuclear en una importante ciudad estadounidense o que se presente una epidemia de grandes proporciones, entonces se va a destacar la ineptitud de este gobierno de una manera que va a hacer recordar la Declaración de Independencia. Vuelvan a leerla… ahí verán lo que dice sobre la necesidad del pueblo… de deshacerse de la ineptitud o de deshacerse de los que no hacen lo que el pueblo pide. Y si no ponemos las cosas en orden pienso que vamos a ver la posibilidad de que se presenten verdaderos peligros". (Plática del 19 de octubre ante la American Foundation)
El discurso de Bush "contra el terror" es una refutación de los argumentos de fuerzas de la clase dominante preocupadas porque les podría ir muy mal. Es un llamamiento a los fieles para una gran cruzada. Es una apelación a sectores fuera de su base de fanáticos. Es una nueva maquillada a la "guerra contra el terror" para presentarla como una guerra por la democracia, la liberación, la tolerancia (!) y el progreso. Es una forma de decir que las alternativas son lo que él propone o el "malvado radicalismo islámico… la jihad militante… el islamofascismo".
Todo esto resalta la importancia de acelerar la oposición contra la guerra y demandar el retiro inmediato de las tropas, y la importancia de la lucha para sacar corriendo al gobierno de Bush y todo lo que representa.
Definición de "terrorista"
Apliquen el criterio que Bush aplica en su discurso sobre la "guerra contra el terrorismo"para definir el "terrorismo" y ver a quién le queda como anillo su propia definición.
"Los terroristas" no tienen "noción alguna de humanidad común ni de las reglas de la guerra".Esto lo dice el representante del país que creó Guantánamo, Abu Ghraib, las cárceles secretas de tortura en Europa Oriental, que manda presos a torturar en otros países y cuyo secretario de Justicia ha dicho que las Convenciones de Ginebra que prohíben la tortura son "anticuadas" y pasadas de moda.
"Los terroristas" quieren "esclavizar a países enteros e intimidar al mundo".De hecho, en su discurso Bush dice que los "terroristas" quieren controlar una región que se extiende desde España a Indonesia, pero él quiere esclavizar e intimidar al mundo entero.
Los líderes "terroristas" tienen "riqueza y privilegio" y no se preocupan por los "pobres".Díganle eso a los vecinos de los barrios pobres inundados de Nueva Orleáns.
"Los terroristas" quieren conseguir "armas de destrucción masiva".Eso del líder del único país que ha usado armas atómicas para masacrar, que tiene un arsenal de más de 10,640 armas nucleares (más que los cuatro países siguientes que tienen armas nucleares combinados).
Podríamos seguir, pero esto debe ayudar al lector crítico a definir qué país y qué "líder mundial" encarna el terrorismo según su propia definición.
Con respecto al argumento de que existe una diferencia fundamental entre actos terroristas perpetrados por quienes no tienen países y los que sí lo tienen, dos puntos: en primer lugar, ¿por qué es peor un terrorista sin estado que un estado terrorista? Y si se insiste con ese tema, consideren que Estados Unidos apoyó a la contra en Nicaragua, a RENAMO en Mozambique, a los paramilitares en Colombia, a los Ton Ton Macoutes en Haití, y no olvidemos que Osama Bin Ladin fue aliado de Estados Unidos cuando le causaba problemas a la URSS en Afganistán.
Fuera de la hipocresía de que el mayor terrorista del mundo exhorte a una "guerra contra el terrorismo", veamos la cuestión de los países que son "el blanco" y los que son "aliados" en esta guerra. Una vez más lo haremos a partir de la definición de Bush, para dejar en claro que quién y qué se identifica como blanco no tiene nada que ver con las medidas represivas internas, el desarrollo de "armas de destrucción masiva", responsabilidad por el 11 de septiembre de 2001 ni ningún otro criterio que supuestamente hace necesaria la "guerra contra el terror". Como se ha señalado, Arabia Saudita, de donde procedieron la mayoría de los que llevaron a cabo los ataques del 11 de septiembre, es aliado en la "guerra contra el terror", mientras que Irak, que no tuvo nada que ver con el ataque, es el principal blanco de la guerra.
El discurso de Bush puso a Irán en las miras de la "guerra contra el terror" porque tiene un "programa para desarrollar misiles balísticos". Pero Paquistán (e India), a quien se le considera un modelo en la "guerra contra el terror", tiene un arsenal nuclear. La lista de gobiernos draconianos y represivos de la región que caben en la categoría de "aliados" en la "guerra contra el terror" es larguísima, e incluye a los tres países modelos que Bush destaca en su discurso: Egipto (con sus cámaras de tortura repletas de disidentes), Arabia Saudita (donde ejecutan a ladrones y adúlteros y donde pueden arrestar a la mujer que salga sin acompañante) y, otra vez, Paquistán, una dictadura militar con una fuerte influencia de fundamentalistas islámicos en el aparato de seguridad.
La única manera de comprender la aparente locura al azar de la lista de "terroristas" y "aliados terroristas" (que apunta no solo contra estados y movimientos supuestamente ligados a fundamentalistas islámicos, sino contra auténticos movimientos revolucionarios populares como la guerra popular de Nepal) es entender esto: "Los terroristas" y sus "patrocinadores" son todos los que le ponen obstáculos al imperialismo estadounidense, especialmente en la región estratégica del Medio Oriente.
Sobre la apuesta que le hizo Bill Maher a Richard Perle
En su programa "Real Time" de la cadena HBO, Bill Maher le propuso al neocon Richard Perle una apuesta: si Perle admite que Bush y su pandilla justificaron con mentiras la guerra de Irak, Maher contemplaría la idea de que llevar la democracia estadounidense a esa región del mundo es una meta justificable o por lo menos admirable.
Perle rechazó la apuesta. Pero Maher debe considerar que en el democrático Paquistán los niños trabajan de sol a sol; que el gobierno del democrático Afganistán está en manos de señores de la guerra que trafican opio; que en el democrático Irak reinan la muerte y la tortura. Esos son los "éxitos" que la democracia imperialista de Estados Unidos ha llevado a esa región del mundo.
NOTES:
1 Las repetidas invocaciones a la "lucha contra el comunismo" buscan principalmente inculcar un compromiso a una guerra de la magnitud y ámbito de la guerra fría. Pero, y esto es muy importante, también buscan pintar el cambio revolucionario, el socialismo y el comunismo con la brocha del terrorismo; Bush exige que los pueblos oprimidos y amantes de la libertad acepten su veredicto sobre la experiencia de la revolución comunista: que ha sido una "crueldad desvergonzada" y "fanatismo despiadado que llevó a los gulags, la Revolución Cultural y los campos de muerte". Analizar y refutar esas diatribas anticomunistas rebasa el objetivo de este artículo, pero el hecho de que sean un tema central del discurso de Bush para descartar toda opción menos la suya, debe invitar a los pensadores críticos a reexaminar sus propias ideas del comunismo. Para eso hay que empezar con las obras de Bob Avakian en revcom.us y del Proyecto Pongamos las Cosas en Claro, en thisiscomunism.org.
2 Si bien la URSS de los años 60, 70 y 80 se proclamaba "socialista", Mao Tsetung y los comunistas revolucionarios de China identificaron que era una sociedad en la que se restauró el capitalismo cuando Jruschov tomó el poder.
3 En vista de que esas fuerzas y Estados Unidos han tenido estrechos lazos (como cuando formaron una alianza para combatir a la URSS en Asia Central y otras partes), es imposible decir con absoluta certeza cuál es la naturaleza de dichas fuerzas y hasta qué punto todavía tienen relaciones. Lo que sí es cierto es que, en líneas generales, tienen serias contradicciones y conflictos con Estados Unidos.
4 Debido a la posición y al programa que tienen estas fuerzas, no pueden llevar a una auténtica resistencia, y mucho menos a una resistencia revolucionaria contra el imperialismo, e incluso sus formas de lucha son un reflejo de esos objetivos limitados y nada progresistas.
5 En el Medio Oriente y América Latina los europeos están copiando lo que el imperialismo yanqui hizo: aprovechar la oposición al colonialismo europeo en el siglo XIX para crear su propio "patio trasero" para explotar cuando terminó la época colonial.
6 Las cruzadas fueron una serie de guerras religiosas de siglos de los cristianos europeos contra los musulmanes en el Medio Oriente.