Trabajadores nepaleses en la zona de guerra yanqui
Les mienten, los explotan y los hacen trabajar como esclavos en Irak
Revolución #024, 27 de noviembre de 2005, posted at revcom.us
La familia de Ramesh Khadeka, un joven nepalés de 19 años, pidió prestados 2,000 dólares para enviarlo a Jordania, donde la compañía Morning Star le prometió un trabajo de cocinero. Pero en realidad, a Ramesh y otros 11 nepaleses los enviaron a trabajar en Irak, donde un grupo fundamentalista islámico los ejecutó el 31 de agosto de 2004.
A raíz del horripilante asesinato de esos trabajadores, que se vio en video por todo el mundo, se supo que en Irak hay montones de trabajadores extranjeros asociados con la guerra, y que muchos han llegado con engaños.
KBR (subsidiaria de Halliburton) ha firmado contratos con el gobierno estadounidense por miles de millones de dólares. Por su parte, KBR tiene contratos con unas 200 compañías, que tienen miles de empleados de países pobres. Este elaborado sistema reduce el costo para las grandes compañías y les permite lavarse las manos sobre las malas condiciones de trabajo. Estados Unidos sanciona a los países que realizan tráfico de seres humanos. Pero en septiembre de 2005, el presidente Bush decidió no imponerle sanciones a Kuwait y Arabia Saudita debido a su papel en la "guerra contra el terrorismo".
Las compañías militares particulares hacen el 20% del trabajo de las fuerzas de ocupación; hay por lo menos 35 en Irak, que emplean unos 5,000 paramilitares extranjeros y más de 20,000 iraquíes. Otros 10,000 a 15,000 empleados de todo el mundo son choferes y trabajadores de mantenimiento, entrenamiento, comunicaciones e inteligencia. La mayor compañía es, ¿adivinan? Halliburton. Como otras compañías, muchas veces Halliburton es una intermediaria: las fuerzas de ocupación la contratan y Halliburton subcontrata a otra compañía.
KBR, una subsidiaria de Halliburton, tiene proyectos por $12 mil millones y a su vez subcontrata a compañías que llevan empleados de muchos países. Estos preparan la comida, lavan la ropa y limpian los baños para las fuerzas estadounidenses. Trabajan al lado de ellas y se exponen a muchos peligros. KBR dice que unos 35,000 de sus 48,000 empleados no son estadounidenses y que les paga de $65 a $112 a la semana.
¡En Nepal el ingreso anual promedio es $270! El gobierno depende de los mil millones de dólares anuales en remesas que mandan los nepaleses que trabajan en el extranjero. Hace poco el Chicago Tribune publicó dos artículos sobre el cruel sistema de contratar trabajadores en Nepal, la mayoría indocumentados (Cam Simpson y Aamer Madhani, 9-10 de octubre de 2005). Divulgaron que:
- KBR ha firmado contratos con el gobierno estadounidense por miles de millones de dólares.
- Por su parte, KBR tiene contratos con unas 200 compañías, muchas del Medio Oriente.
- Esas compañías tienen miles de empleados de "terceros países", especialmente países pobres.
- Agentes del Medio Oriente llevan a los trabajadores a países vecinos de Irak y los entregan a los subcontratistas de KBR. (Un agente informó que recibe de $300 a $500 por cada trabajador nepalés).
- Muchas veces los reclutadores del sur de Asia les mienten a los trabajadores sobre su destino (les dicen que van a Jordania en vez de Irak, por ejemplo) y preparan documentos falsos para el gobierno.
Este elaborado sistema reduce el costo para las grandes compañías y les permite lavarse las manos sobre las malas condiciones de trabajo.
Estados Unidos sanciona a los países que realizan tráfico de seres humanos. Pero en septiembre de 2005, el presidente Bush decidió no imponerle sanciones a Kuwait y Arabia Saudita debido a su papel en la "guerra contra el terrorismo".
Esclavitud
David Pinney, del grupo CorpWatch, ha escrito acerca de las condiciones de trabajo de estos trabajadores ("Using Asia’s Poor to Build U.S. bases in Iraq", truthout.org, 3 de octubre de 2005). Dice: "Muchas veces los ciudadanos de esos países viven en remolques atestados y esperan en temperaturas de más de 40 grados que les den una porquería para comer. Muchos no tienen servicios médicos y realizan trabajos pesados los siete días de la semana, 10 horas o más diarias, sin pago por horas extras. Pocos tienen equipo de seguridad ni protección para morteros y cohetes. Durante los frecuentes ataques contra las bases, los estadounidenses se ponen cascos y chaquetas a prueba de bala, pero a los trabajadores extranjeros solo los protegen las camisas que llevan y los remolques donde duermen".
Una ex supervisora de KBR, Sharon Reynolds, que pasó 11 meses en Irak, dijo que una vez no les pagaron durante cuatro meses, que no les pagan cuando están enfermos y que no les dan zapatos ni ropa adecuados. Agregó: "Parece un campo de concentración".
A Ramil Autencio, contratado por MGM Worldwide Manpower and General Services en Filipinas, le dijeron que iba a trabajar en el hotel Crown Plaza de Kuwait y recibir $450 al mes. Pero lo mandaron a Irak, donde trabajaba 11 horas al día moviendo peñascos para fortalecer las bases estadounidenses, primero en la base Anaconda y luego en la ciudad de Tikrit. Dijo: "Solo comíamos las sobras de los estadounidenses. Si no quedaba nada, no comíamos nada". En febrero de 2004, Autencio huyó con docenas de compañeros de trabajo.
En mayo de 2005, la BBC informó que unos 300 filipinos iniciaron una huelga de hambre en una base yanqui en Bagdad contra las condiciones de trabajo. Unos 500 trabajadores de India, Sri Lanka y Nepal se sumaron a la protesta.
Explotan la necesidad
Las compañías y los reclutadores explotan la pobreza de los campesinos y trabajadores de Nepal. El alcance de este tráfico de seres humanos es enorme. En abril de 2003, el presidente de la Asociación de Empleados Nepaleses en el Extranjero informó que había de 450,000 a 500,000 nepaleses trabajando en los países del golfo Pérsico. En ese entonces no había ninguno en Irak; 12,000 trabajaban en Kuwait, 70,000 en Qatar y 350,000 en Arabia Saudita.
Un año después, en agosto de 2004, cuando a los 12 nepaleses los secuestraron y ejecutaron, el Kathmandu Post informó que miles de nepaleses entraban a Irak por Kuwait, Jordania y los Emiratos Unidos Árabes: 17,000 en ese momento y 35,000 en camino.
Cuando el gobierno de India prohibió a sus ciudadanos ir a Irak tras varios secuestros, unos 15,00 nepaleses estaban esperando en Mumbai (India). Los reclutadores los abandonaron. No podían recuperar el dinero que les pagaron y vivían como presos en unas pensiones de donde no les permitían salir hasta pagar. Un trabajador dijo que le pagó 45,000 rupias (mil dólares) a un agente en Mumbai y que los demás le pagaron hasta 150,000 rupias ($3,300).
El Tribune investigó la historia de los 12 hombres ejecutados en Irak. Un agente de su aldea los llevó al representante de la compañía Moon Light Consultant, que los envió a un intermediario en Amman, Jordania. El agente de KBR, que iba a llevarlos a una base estadounidense, nunca llegó.
Tres de ellos, compañeros de la aldea de Mahendranagar, llenos de pánico, llamaron a sus familias. Los agentes jordanos les exigieron el salario de dos meses y que aceptaran la mitad del sueldo prometido. Las familias, que pidieron prestados $3,500 cada una para mandarlos, les dijeron que tenían que ir a trabajar en Irak.
En un video que los secuestradores enviaron al Ministro de Relaciones Extranjeras de Nepal, 10 de los trabajadores le echaron la culpa a la compañía Moon Light por engañarlos. Cuando la noticia de las ejecuciones llegó a Nepal, hubo grandes protestas callejeras. Atacaron las oficinas de las aerolíneas Quatar Airways, Gulf Air y otras que transportan trabajadores al extranjero, y saquearon las oficinas de Moon Light y otras 350 agencias de trabajo.
Las familias de los ejecutados recibieron $14,000 cada una del gobierno, gran parte de lo cual destinaron a pagar la deuda.
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Hoy la guerra popular maoísta controla el 80% del campo de Nepal. En la base de apoyo de Rolpa, la guerrilla ha movilizado a docenas de miles de personas a construir la "Carretera de los mártires". Varios periodistas burgueses han dicho, cínicamente, que son trabajos forzados. No son capaces de captar que la gente esté dispuesta a caminar días enteros para hacer trabajo voluntario, incluso si la carretera no pasa directamente por su aldea. No entienden lo importante que es una carretera para los campesinos pobres que viven en el atraso. Pero en Irak, docenas de miles de nepaleses experimentan una verdadera esclavitud como empleados de las fuerzas de ocupación.