El bloqueo del Plan B
Revolución #027, 19 de deciembre de 2005, posted at revcom.us
Las píldoras anticonceptivas de emergencia (también conocidas por su nombre comercial, Plan B) son una innovación importante. Si una mujer tiene relaciones sexuales sin protegerse, puede tomarlas hasta tres días después para prevenir un embarazo (básicamente se trata de una dosis más alta de anticonceptivos normales). Se calcula que al facilitar la compra de esas píldoras, se podrían prevenir hasta 1.2 millones de embarazos cada año.
Y eso es exactamente lo que la Administración Federal de Drogas (FDA) ha bloqueado una y otra vez, año tras año.
Los anticonceptivos de emergencia han existido desde 1998, pero para conseguirlos hay que superar un montón de obstáculos: buscar un médico, hacer la cita, buscar una farmacia que tenga las píldoras... todo en tres días. Para muchas mujeres, eso es imposible. Y no debe ser así, porque no existe ninguna razón médica para venderlos solo con receta.
Por años, la FDA ha prohibido la venta del Plan B sin receta, lo que en la práctica impide que millones de mujeres lo consigan. La FDA ha persistido en eso a pesar de que casi todos sus asesores científicos certificaron que las píldoras no presentan riesgos a la salud. Un informe del mes pasado de la General Accounting Office (la agencia que contabiliza los gastos federales) sacó a la luz que altos funcionarios de la FDA maniobraron para bloquear su aprobación.
¿Por qué atacan un anticonceptivo que no es peligroso y es muy necesario, por razones que no tienen que ver con la ciencia ni la medicina?
Porque los anticonceptivos de emergencia permiten que una mujer evite un embarazo no deseado... y podrían usarlos millones de mujeres que ahora no tienen más remedio que tener el bebé. El Plan B impide que un óvulo fertilizado se implante en el útero. Para los fascistas cristianos y otros derechistas, la mujer no es más que un útero ambulante e impedir que reciba un óvulo fertilizado es inaceptable.
Para ellos, la mujer es una "máquina para producir bebés" y el Plan B es una forma de aborto. Eso demuestra, por un lado, la irracionalidad anticientífica de su lógica de que "la vida comienza al momento de la concepción". El óvulo fertilizado que está listo para implantarse son unas 100 células que miden unos .099 milímetros de diámetro. ¡NO es un bebé!
Por otro lado, los ataques contra el Plan B nos hacen ver que para los fundamentalistas bíblicos, no solamente es pecado el aborto, sino también el control de la natalidad. El Plan B tiene dos mecanismos adicionales: cambia la mucosidad del cuello del útero, lo que no permite que el espermatozoide llegue al óvulo; y puede hacer que la mujer no ovule. Ahí se ve que los fundamentalistas cristianos no pararán con la prohibición del aborto, pues para ellos cualquier cosa, inclusive el control de la natalidad, que le da a la mujer control de la reproducción es pecado.
El libro Contempt: How the Right is Wronging American Justice, de Catherine Crier, señala que antes del año 1961 y del fallo sobre Griswold vs.Connecticut de la Suprema Corte, ¡era ilegal vender drogas de control de la natalidad a mujeres solteras! La escritora cristiana reaccionaria Mary Pride, autora de Beyond Feminism, lo expresa claramente:
"Existe una alternativa a toda esa maquinación y planificación de cuántos bebés tener y cuándo. Se reduce a tres palabras: confiar y obedecer. Si Dios quiere planificar mi familia... ¿por qué debo yo perturbar su plan con ideas mías?".
Muchos estados ya tienen leyes que permiten a los farmacéuticos no dispensar anticonceptivos si su "conciencia" se lo dicta. Grupos derechistas como el Center for American Law and Justice están abogando por más leyes de "conciencia" y defendiendo a los farmacéuticos que se niegan a dispensar el Plan B (y a veces les quitan la receta a las clientas).
Esa es la clase de moral que la FDA impuso con sus ataques a los anticonceptivos de emergencia. Tales ataques continuarán si no desafiamos y derrotamos a los fascistas cristianos.