Entrevista de Revolución
Frank O'Gorman sobre la prohibición del Vaticano de sacerdotes gay
Revolución #027, 19 de deciembre de 2005, posted at revcom.us
La entrevista de Revolución: Una sección especial para que nuestros lectores se familiaricen con las opiniones de importantes figuras del arte, el teatro, la música y la literatura, la ciencia, el deporte y la política. Los entrevistados expresan sus propias opiniones, naturalmente, y no son responsables de las ideas que aparecen en Revolución o en nuestra página web.
Frank O’Gorman es un cristiano gay, graduado del Seminario Hartford, miembro de Dignity/USA, y organizador de People of Faith CT, una organización religiosa progresista de Connecticut ( www.faithCT.org). Hace poco lo entrevistamos. Hablamos sobre la proclamación del Vaticano que prohíbe que los homosexuales sean sacerdotes.
Revolución: ¿Puedes describir la posición del nuevo documento del Vaticano hacia los sacerdotes gay?
Frank O’Gorman: El documento reafirma la posición del Vaticano de que no se debe admitir ni mujeres ni hombres gay a seminarios católicos romanos, ni ordenarlos. Permite la admisión al seminario y la ordenación de hombres que afirmen que no han sentido atracción hacia otros hombres por tres años y que no participan en organizaciones ni en la cultura gay.
R: ¿Cuáles son las implicaciones sociales de esto? ¿Qué relación tiene con otras medidas conservadoras y derechistas de la iglesia católica, y de la sociedad en general?
FO: Esta prohibición de admisión al seminario y de ordenación es violencia espiritual contra la mujer y contra el hombre gay. Deshumaniza a los homosexuales en general y por lo tanto fomenta un ambiente social propicio para el prejuicio, la discriminación y en última instancia la violencia. La jerarquía eclesiástica tiene en las manos la sangre de mujeres y homosexuales. La prohibición es parte de una agenda derechista extrema de negarles existencia, reconocimiento y derechos a los homosexuales.
R: Los inspectores del Vaticano van a ir a los 229 seminarios de Estados Unidos. Se ha dicho que esto es una "cacería de brujas". ¿Cómo lo ves tú?
FO: Donde haya espiritualidad, habrá homosexuales. Los homosexuales han sido líderes espirituales en todas las culturas y en todos los tiempos. Las inspecciones de seminarios son pogromos contra los homosexuales. Puede que no sean tan extremos como los pogromos de los nazis contra los homosexuales, pero tienen el mismo prejuicio. La expresión "cacería de brujas" es muy apta porque las brujas eran, por lo general, lesbianas cuya expresión sexual desafiaba las normas sociales de feminidad. Los sacerdotes gay también desafían las normas sociales de masculinidad. De fondo, este documento del Vaticano es un ataque a lo femenino. Va contra la mujer en general y los gays en particular: hombres que reconocen el aspecto femenino de su psique humana.
R: ¿Qué nos puedes decir sobre el lenguaje de la declaración del Vaticano, especialmente cuando dice: "tendencias homosexuales que sean solo una manifestación de un problema transitorio…" que se tienen que "superar claramente por lo menos tres años antes de la ordenación de diácono"?
FO: La orientación/atracción sexual es parte intrínseca de la personalidad humana. No es transitoria. El Vaticano premia la represión de la orientación sexual, lo que crea hombres que se odian, deprimidos y amargados.
R: El documento también dice que los que "apoyan la tal cultura gay" no se pueden ordenar. Un funcionario del Vaticano ha dicho que no se permitirá que los seminaristas participen en programas de solidaridad con los gays, como desfiles, ni seminarios que tratan la homosexualidad de una "forma positiva". ¿Qué opinas al respecto?
FO: El rechazo propicia la dolencia. Las conclusiones del Vaticano sobre los homosexuales parten de la premisa incorrecta de que la homosexualidad es una aberración. Por eso, la participación en la cultura gay, que afirma la homosexualidad como parte del arco iris de diversidad humana, es muy alarmante para el Vaticano.
R: ¿Qué piensas del argumento de que la iglesia católica está haciendo esto por la "crisis" de abuso sexual de los curas?
FO: La crisis o el escándalo de la iglesia fue que los obispos transfirieron, a sabiendas, pedófilos de una parroquia a otra y siguieron abusando de niños y niñas; y después la iglesia hizo callar a las víctimas para llegar a un acuerdo de indemnización.
R: ¿Puedes hablar un poco más de la acusación de que el problema del abuso sexual en la iglesia católica se debe a la homosexualidad de los curas?
FO: La pedofilia, u obligar a un niño a tener relaciones sexuales, es abuso sexual. En la iglesia católica unos curas pedófilos abusaron de niñas, y otros de niños. La pedofilia es una forma de enfermedad mental; la orientación sexual no lo es. El crimen y el escándalo es que los pastores católicos protegieron a los lobos sexuales y obligaron a las ovejas a guardar silencio.
R: Cuéntanos cómo ha sido la reacción a la declaración del Vaticano. ¿Qué protestas se están organizando? Has dicho que esas protestas no son "lo suficientemente radicales". ¿Qué quieres decir?
FO: Radical quiere decir llegar a la raíz. Toda protesta que no diga que el patriarcado, el sexismo, la misoginia, el heterosexismo y el autoritarismo del Vaticano son pecado, no es radical. La posición del Vaticano contra la mujer y los homosexuales se ha vuelto más agresiva en los últimos 20 años. El poder jerárquico no concede nada a las buenas. Los católicos tienen que prepararse para utilizar las herramientas de la resistencia no violenta para que nuestras demandas trastornen el sistema de opresión. El diálogo sin acción es inútil.
R: ¿Qué más quieres decirles a nuestros lectores?
FO: La carta del Vaticano sobre los gays en el sacerdocio contradice un tema central del cristianismo: la creencia de que Cristo (la divinidad) reside en toda persona. El sexismo y el heterosexismo son una afrenta a Cristo. El movimiento de Cristo abarcaba toda clase de gente. Simplemente dijo: "Seguidme", sin limitar la invitación a los hombres heterosexuales. El movimiento de Cristo era tan diverso e igualitario que San Pablo dijo: No hay ni judío ni griego, hombre ni mujer, esclavo ni libre. ¡Todos son uno en Cristo Jesús!